Ética Aplicada
«Ética aplicada» y «filosofía aplicada» se utilizan a veces como sinónimos, pero la filosofía aplicada puede utilizarse de forma más amplia para abarcar también campos como el derecho, la educación, el arte o la inteligencia artificial. La diferencia es que estas áreas incluyen problemas filosóficos – metafísicos y epistemológicos – que no son estrictamente éticos, mientras que la ética aplicada se centra más estrechamente en las cuestiones éticas. Sin embargo, muchas de las cuestiones que trata implican de hecho otros aspectos de la filosofía. La ética médica, por ejemplo, puede plantear cuestiones metafísicas sobre la naturaleza de la «persona» o la definición de la muerte, y cuestiones conceptuales sobre la verdad y la confianza. El ámbito público incluye también una serie de cuestiones para la sociedad plural, como la etnia o el género en relación con la discriminación, la comprensión cultural y la tolerancia; más ampliamente aún, puede extenderse a cuestiones de interés también para la filosofía política, como el terrorismo y la ética de la guerra. En todas estas cuestiones, la preocupación de la ética aplicada no es sólo proporcionar una perspectiva ética personal, sino también ofrecer directrices para las políticas públicas. La ética aplicada incluye también el área de la ética profesional; examina los dilemas y retos éticos a los que se enfrentan los trabajadores del ámbito de la salud -médicos, enfermeras, consejeros, psiquiatras, dentistas- y un amplio abanico de trabajadores de otras profesiones, como abogados, contables, gestores y administradores, gente de negocios, policías y agentes del orden. En todos o en cualquiera de estos ámbitos pueden surgir cuestiones éticas específicas, como la confidencialidad, la revelación de la verdad o los conflictos de intereses, y la mayoría de las profesiones tratan de codificar sus planteamientos y proporcionar orientación a sus miembros.