Hace referencia a la obra “Ariel” (1900) del ensayista uruguayo José Enrique Rodó (1871-1917), en la que usando los personajes de Shakespeare en La tempestad representaba en Ariel el espíritu, mientras en Calibán simboliza los bajos instintos. La obra es una suerte de meditación, dirigida a la juventud, encuadrada en el género del ensayo literario, que el “maestro Próspero” realiza al pie de la estatua de Ariel, su númen inspirador. En su acepción básica arielismo es una doctrina de superación individual, tendiente a estimular en la juventud las virtudes del estudio, el trabajo, la voluntad, el entusiasmo, y ante todo el idealismo (entendido en el sentido literal del término).