Empezamos por situar los usos contemporáneos del escepticismo medioambiental y climático en el contexto histórico y, a continuación, pasamos a hablar de los principales actores implicados en el negacionismo del cambio climático. Hemos ofrecido una rápida visión general del papel que desempeñan la industria, los grupos de reflexión conservadores, los científicos contrarios, los políticos conservadores y los medios de comunicación conservadores a la hora de cuestionar la ciencia climática dominante como medio para oponerse a las políticas diseñadas para reducir las emisiones de carbono. Argumentamos que lo que une a estos actores, incluso cuando sus papeles individuales han evolucionado con el tiempo, es un fuerte compromiso con los principios básicos del conservadurismo, en particular la fe en el libre mercado y la oposición a las regulaciones gubernamentales. A continuación, pasamos a analizar la estrategia y las tácticas empleadas por la maquinaria de negación, señalando que la fabricación de la incertidumbre es el enfoque estratégico que une las tácticas específicas. Al reflexionar sobre la evolución de la ciencia del clima y la formulación de políticas en las últimas décadas, creemos que la maquinaria negacionista ha logrado un éxito considerable, especialmente en Estados Unidos, pero también a nivel internacional. La preocupación pública por el calentamiento global y el apoyo a la elaboración de políticas climáticas en Estados Unidos son bajos en comparación con otros países, lo que contribuye a la inacción del gobierno estadounidense. Además, la falta de liderazgo estadounidense en materia de cambio climático y la oposición frontal a la elaboración de políticas internacionales durante la Administración de George W. Bush y de Dondald Trump han sido obstáculos importantes para el progreso internacional. Por último, importantes figuras de Estados Unidos (como Exxon Mobil, grupos de reflexión conservadores y destacados científicos contrarios) han contribuido a difundir la negación del cambio climático en otras naciones. Sin embargo, a pesar de las afirmaciones del senador Inhofe en sentido contrario, las pruebas que apoyan el cambio climático antropogénico y que señalan los problemas que plantea siguen fortaleciéndose, como se refleja en las evaluaciones del IPCC. Estas pruebas son cada vez más aceptadas no sólo por la mayoría de los gobiernos, sino también por una parte importante de los intereses empresariales, especialmente el sector de los seguros, muy vulnerable a los impactos del calentamiento global. Esto parece presagiar un avance en la política climática internacional. Sin embargo, mucho dependerá de Estados Unidos. Los esfuerzos de la Administración Obama y de un Congreso demócrata por desarrollar una política nacional -y contribuir a una política internacional eficaz- para lograr la reducción de las emisiones de carbono encontraron una intensa resistencia. No es de extrañar que la oposición a Obama estaba liderada por la maquinaria negacionista, y que todos sus principales componentes trabajen febrilmente para derrotar cualquier medida destinada a reducir las emisiones de carbono.