La forma corporativa de organización de negocios a menudo ha sido criticada porque sus ganancias se gravan dos veces como resultado del hecho de que están sujetos tanto al impuesto sobre la renta de las sociedades cuando se ganan como al impuesto sobre la renta personal cuando se pagan como dividendos a individuos accionistas. Algunos autores consideran que esta crítica se basa en una idea errónea porque las unidades económicas se gravan como pago por su consumo de bienes públicos. Dado que la Corporación y sus accionistas son unidades económicas separadas, cada uno -sostienen- tiene que pagar impuestos, y el ingreso de unidades económicas es una base apropiada para asignar el costo (o coste, como se emplea mayoritariamente en España) de los bienes públicos. Además, otros autores creen que el actual sistema tributario corporativo reduce la experiencia de los accionistas de riesgo empresarial al reducir la variabilidad de los ingresos corporativos.