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Conferencia de Yalta

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Conferencia de Yalta

Este elemento es un complemento de los cursos y guías de Lawi. Ofrece hechos, comentarios y análisis sobre este tema.

🙂 ▷ Ciencias Sociales y Humanas » Inicio de la Plataforma Digital » C » Conferencia de Yalta
Para varias generaciones de estudiantes de política exterior, el término “Yalta” era una palabra clave para un Presidente Roosevelt enfermo que se convirtió en la esclavitud comunista de Polonia y otras naciones de Europa del Este. La prueba innegable era que el dictador soviético Joseph Stalin trató muchos de los “acuerdos” minuciosamente alcanzados por FDR, Stalin y Winston Churchill en la ciudad de Crimea en febrero de 1945 como “promesas” sin valor que debían ser arrugadas y tiradas a la basura.

Los líderes y las sociedades democráticas deben estar dispuestos a pagar un precio por su estrecha participación con aquellos que no comparten sus valores. Y, de hecho, se pagó un alto precio por lo que pasó en Yalta.

En retrospectiva – siempre un buen punto de vista desde el que examinar la historia – el escenario de Yalta estaba predestinado. El Ejército Rojo ya dominaba una amplia franja de Europa del Este, y el apetito de Stalin por más territorio parecía insaciable. No estaba de humor para regatear el botín (véase qué es, su concepto; y también su definición como “booty” en el derecho anglosajón, en inglés) que tenía en sus manos, declarando: “Esta guerra no es como en el pasado; quienquiera que ocupe un territorio también le impone su propio sistema social”. Así es como procedió a hacerlo, sin mirar a los pueblos que subyugó bajo el comunismo.

Así, tenemos a Stalin aceptando alegremente las negociaciones sobre el Estado polaco de la posguerra que incluiría tanto a sus comunistas elegidos a dedo como a una delegación no comunista que favorecía las elecciones libres que conducían a la democracia.[rtbs name=”democracia”] Cuando este último grupo llegó a Varsovia, bajo un salvoconducto, la policía secreta soviética los llevó rápidamente a la cárcel; varios fueron fusilados. Demasiado para la “palabra de honor” de Stalin.

Parte de la literatura insiste en que el registro no muestra ninguna señal de que la condición física de Roosevelt obstaculizara su actuación. (Tal vez sea de interés más investigación sobre el concepto). Tal vez.Si, Pero: Pero hay que tener en cuenta varios factores. Su presión sanguínea se disparó de 186/108 a 260/150 entre marzo y noviembre de 1944. Los médicos trataron de restringirlo a una “jornada laboral” de cuatro horas (él se negó). La tos seca y los dolores abdominales le dificultaban el sueño.

▷ En este Día de 24 Abril (1877): Guerra entre Rusia y Turquía
Al término de la guerra serbo-turca estalló la guerra entre Rusia y el Imperio Otomano, que dio lugar a la independencia de Serbia y Montenegro. En 1878, el Tratado Ruso-Turco de San Stefano creó una “Gran Bulgaria” como satélite de Rusia. En el Congreso de Berlín, sin embargo, Austria-Hungría y Gran Bretaña no aceptaron el tratado, impusieron su propia partición de los Balcanes y obligaron a Rusia a retirarse de los Balcanes.

España declara la Guerra a Estados Unidos

Exactamente 21 años más tarde, también un 24 de abril, España declara la guerra a Estados Unidos (descrito en el contenido sobre la guerra Hispano-estadounidense). Véase también:
  • Las causas de la guerra Hispano-estadounidense: El conflicto entre España y Cuba generó en Estados Unidos una fuerte reacción tanto por razones económicas como humanitarias.
  • El origen de la guerra Hispano-estadounidense: Los orígenes del conflicto se encuentran en la lucha por la independencia cubana y en los intereses económicos que Estados Unidos tenía en el Caribe.
  • Las consecuencias de la guerra Hispano-estadounidense: Esta guerra significó el surgimiento de Estados Unidos como potencia mundial, dotada de sus propias colonias en ultramar y de un papel importante en la geopolítica mundial, mientras fue el punto de confirmación del declive español.

Entonces, ¿por qué Roosevelt arriesgó su vida viajando por medio mundo? Sus principales objetivos eran dos: persuadir a Stalin para que entrara en la guerra del Pacífico, que esperaba evitaría el derramamiento de sangre de una invasión de las islas natales japonesas y persuadir a Stalin para que se uniera a las Naciones Unidas.

Para lograr el primer objetivo, Roosevelt concedió alegremente a Stalin el control de amplias franjas de territorio que por derecho deberían haber ido a su “aliado”, Chiang Kai-shek de China.Entre las Líneas En cuanto a los polacos, FDR accedió a que se le quitaran grandes extensiones de sus fronteras (véase qué es, su definición, o concepto jurídico, y su significado como “boundaries” en derecho anglosajón, en inglés) orientales y occidentales. Aunque parte de la literatura tiene mucho que elogiar sobre los procedimientos en Yalta, culpa tanto a FDR como a Churchill por acordar “redibujar las fronteras (véase qué es, su definición, o concepto jurídico, y su significado como “boundaries” en derecho anglosajón, en inglés) internacionales y reasentar por la fuerza a millones de personas sin consultar a los gobiernos y naciones implicados”.

Una de las concesiones más cínicas y sangrientas a Stalin fue el retorno forzoso a la URSS de los soldados del Ejército Rojo cautivos de los alemanes y de las hordas de civiles desplazados. Para Stalin, la captura era como una traición, y los soldados sabían que se enfrentaban a la prisión o a la muerte cuando regresaban.

Dado que el oficial del Departamento de Estado Alger Hiss estaba con la delegación de los Estados Unidos, en un papel relativamente menor, hace tiempo que persisten las sospechas sobre si tuvo algo que ver con las concesiones que FDR hizo a Stalin (consulte más sobre estos temas en la presente plataforma online de ciencias sociales y humanidades). Basándose en los documentos soviéticos que obtuvo la literatura sobre el tema, la respuesta es “no”. Stalin y otros no parecían estar al tanto de Hiss. Una explicación es que Hiss espiaba para la GRU, el servicio de inteligencia del Ejército Rojo, mientras que Yalta estaba bajo el control de su rival, la NKVD. (Parece que el Sr. Hiss, en los años de posguerra, probablemente fue un agente soviético).

Pero la inteligencia dio a los soviéticos una clara ventaja en Yalta. La infame red de espías de los Cinco de Cambridge -piense en Kim Philby- envió a Moscú documentos sobre la posición británico-estadounidense respecto a Polonia. El traidor-diplomático británico Donald Maclean, destinado en Washington, mantuvo a Moscú informado de las estrategias de negociación de los Estados Unidos. Sus documentos se consideraban a menudo tan importantes y urgentes que en lugar de ser enviados a Moscú por correo diplomático eran codificados y enviados por cable.

Los documentos soviéticos revelaron una buena cantidad de “reescritura de la historia”, siempre en beneficio de Stalin. Por ejemplo, aunque en Yalta Stalin era un firme defensor del “desmembramiento” de Alemania después de la guerra, asignaba la culpa a Occidente, no deseando irritar a sus súbditos de Alemania Oriental.

Para estar seguros, Churchill no sale con las manos totalmente limpias. Quería que Alemania quedara despojada, diciendo: “Al eliminar las fábricas y el equipo de Alemania, Rusia nos haría un servicio, ya que pondría fin a las exportaciones alemanas, que podrían ser reemplazadas por las británicas”. (Visto de cerca, la diplomacia puede tener un fuerte parecido con la fabricación de salchichas).

Basado en la experiencia de varios autores, mis opiniones y recomendaciones se expresarán a continuación (o en otros lugares de esta plataforma, respecto a las características y el futuro de esta cuestión):

La mayor parte de la delegación americana salió de Yalta con un ánimo exuberante. El confidente de FDR Harry Hopkins habló del “amanecer de una nueva era por la que todos habíamos estado rezando y hablando durante tantos años”. El Secretario de Estado Edward Stettinius afirmó que los soviéticos “hicieron mayores concesiones” que los Estados Unidos o Gran Bretaña.

Pero unos meses más tarde, Averell Harriman, que había servido como embajador en Moscú, advirtió sin rodeos al nuevo presidente, Harry S. Truman, que “Stalin está rompiendo sus acuerdos” y que había una nueva “invasión bárbara de Europa”.

Aunque se puede argumentar que las conversaciones de Yalta fueron esenciales para llevar la guerra a una conclusión exitosa, no de debe obviar la evaluación de Harriman.

Datos verificados por: Chris

Conferencia de Yalta (Historia)

Conferencia de Yalta, reunión celebrada durante la II Guerra Mundial en el palacio de Livadiya, situado en las proximidades de la ciudad de Yalta, enclavada en la costa meridional de la península de Crimea (en la actualidad perteneciente a Ucrania) y que tuvo lugar desde el 4 hasta el 11 de febrero de 1945. A ella asistieron el presidente de Estados Unidos, Franklin Delano Roosevelt, el primer ministro británico, Winston Churchill, y el máximo dirigente de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), Iósiv Stalin. Marcó el momento de mayor coordinación militar entre los aliados después de que hubiera tenido lugar una reunión de características similares en Teherán catorce meses antes.Entre las Líneas En ella se reelaboró la estrategia militar aliada y se trataron diversos asuntos políticos referentes al futuro de las relaciones internacionales (más detalles sobre relaciones internacionales y las tensiones geopolítica (más detalles sobre relaciones internacionales y las tensiones geopolíticas en nuestra plataforma)s en nuestra plataforma) una vez que finalizara la contienda.

El 11 de febrero, los participantes en la Conferencia emitieron la denominada Declaración de Yalta, en la que expresaron su propósito de ‘destruir el militarismo alemán y el nacionalsocialismo, y asegurar que Alemania no pueda perturbar la paz del mundo jamás’, además de ‘someter a todos los criminales de guerra a la justicia para un rápido castigo y una exacta reparación de las destrucciones provocadas por los alemanes’. Se aprobó la decisión de dividir Alemania en zonas de ocupación que serían administradas a través de una comisión de control central, con sede en Berlín, y se acordó invitar a Francia a hacerse cargo de la administración de una zona de ocupación y participar en la comisión de control. Se decidió crear una comisión de reparaciones de guerra que operaría en Moscú. Asimismo, se comunicó que en el mes de abril tendría lugar en la ciudad estadounidense de San Francisco una conferencia para la fundación de la Organización de las Naciones Unidas.

Con respecto al establecimiento del orden futuro de la Europa liberada, la declaración señalaba que los países signatarios deseaban ayudar a los antiguos estados vinculados por medio de políticas colaboracionistas a las potencias del Eje a formar gobiernos provisionales interinos mediante la celebración de elecciones libres. Se confirmó que la URSS conservaría la zona oriental de Polonia y los integrantes de la reunión reconocieron que, a modo de compensación, Polonia recibiría importantes concesiones territoriales en el norte y el oeste, a expensas de Alemania.

También se estableció en Yalta un acuerdo importante, del que se tuvo noticia posteriormente, en el que se recogía una declaración de guerra por parte de la URSS a Japón en un plazo (véase más en esta plataforma general) inferior a noventa días después del final de la guerra en Europa. Tras la derrota de Japón, la URSS recibió la isla de Sajalín y las islas Kuriles, además de privilegios especiales en la zona continental del territorio chino. El texto de los acuerdos adoptados en Yalta se hizo público en 1947.

Más Información

Los objetivos de esta reunión, tendentes a la consecución de la coexistencia pacífica una vez que finalizara la guerra mediante el reparto (véase qué es, su definición, o concepto, y su significado como “distribution” o “sharing” en el contexto anglosajón, en inglés) de esferas de influencia, no lograron hacerse efectivos cuando esa misma división originó la Guerra fría, en parte motivada por la formación de bloques a que condujeron los principios sancionados en Yalta.[1]

La conferencia de Yalta (Historia)

En esos momentos, los ejércitos soviéticos se encontraban en el río Oder, a 60 km al este de Berlín. Habían aniquilado la línea alemana del Vístula y se aproximaban a la costa del Báltico, al este de Danzig (en la actualidad Gda-sk), en enero de 1945; hacia el 3 de febrero ya controlaban la zona del Oder. Stalin iba a reunirse con Roosevelt y Churchill en Yalta (Crimea) desde el 4 al 11 de febrero, y tenía en su poder toda Polonia y Berlín.Entre las Líneas En el transcurso de la Conferencia de Yalta, Stalin aceptó declarar la guerra a Japón en un plazo (véase más en esta plataforma general) de tres meses, que comenzaría a partir de la rendición de Alemania, a cambio de ciertas concesiones territoriales en Extremo Oriente.

Los estadounidenses y los británicos no estaban de acuerdo en la forma en la que proceder contra Alemania. Durante un encuentro celebrado en Malta poco antes, Montgomery había propuesto que se lanzara un rápido y único ataque, llevado a cabo por el ejército del general británico, desde el norte de Alemania hasta Berlín. Deseaban que la mayor parte de los suministros aliados le fueran asignados a Montgomery, lo que significaba que los estadounidenses solo desempeñarían una labor defensiva.Entre las Líneas En el plan de Eisenhower, que finalmente prevaleció, se daba prioridad a Montgomery, pero los ejércitos de Estados Unidos también participaban en la acción.[2]

Consideraciones Jurídicas y/o Políticas

[rtbs name=”politicas”]

Historia Política, Militar y Jurídica

Recursos

[rtbs name=”informes-jurídicos-y-sectoriales”][rtbs name=”quieres-escribir-tu-libro”]

Notas y Referencias

  1. Información sobre la conferencia de yalta de la Enciclopedia Encarta
  2. Información sobre conferencia de yalta de la Enciclopedia Encarta

Véase También

Otra Información en relación a Conferencia de Yalta

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4 comentarios en «Conferencia de Yalta»

  1. La mayor contribución de algún investigador a la historia de Yalta fue la adquisición de documentos soviéticos relacionados con la conferencia. Tenga en cuenta que aunque su libro es una lectura fascinante, salpicada de recuerdos de “yo estuve allí” de todas partes, estamos tratando con una historia diplomática intrincada. Así que no esperen pasar por este trabajo en una sola noche.

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