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Filosofía del Tiempo

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Filosofía del Tiempo

Este elemento es una ampliación de los cursos y guías de Lawi. Ofrece hechos, comentarios y análisis sobre este tema.

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Duración

En su acepción más general designa el intervalo de tiempo que circunscribe la existencia de alguna cosa o acontecimiento. Aristóteles la definió como la totalidad de un intervalo que, si se aplicase al tiempo en su globalidad, coincidiría con la eternidad, entendida como prolongación indefinida del tiempo. Para los racionalistas cartesianos, la duración equivalía a la persistencia de las cosas en su realidad, y el tiempo sería la medida de la duración. (Tal vez sea de interés más investigación sobre el concepto). Locke concibió la duración como una generalización de la experiencia interna, de la misma manera que la extensión es, según él, la generalización de la experiencia externa de la distancia. Por su parte, Leibniz consideró la duración como unida a la medida del tiempo pero, en contra de Locke, sustentó que, aunque la sucesión de percepciones despierta en nosotros la idea de duración, no la constituye. Para él, la duración está relacionada con la medida de los movimientos periódicos uniformes (…). De manera semejante, como cantidad mensurable a partir de la permanencia, la concibió Kant en la primera de las analogías de la experiencia, donde afirma que “la existencia según diferentes partes de la serie temporal solo puede adquirir una magnitud a través de lo permanente. Esta magnitud recibe el nombre de duración” (ver referencia). Desde otra perspectiva, Mircea Eliade distingue entre una duración propia del tiempo profano y otra propia del tiempo sagrado. Según Eliade, el hombre religioso conoce intervalos “sagrados” que no participan de la duración temporal que les precede y les sigue, que tienen una estructura totalmente diferente y otro “origen”, pues es un tiempo primordial santificado por los dioses.

La duración real

Es en la filosofía de Henri Bergson donde la noción de duración (durée réelle) adquiere su mayor importancia. De hecho, toda la filosofía bergsoniana gira alrededor de este concepto. Según Bergson la duración es el tiempo auténtico, que nada tiene que ver con la noción general de tiempo usada en la vida cotidiana y en la ciencia (para un examen del concepto, véase que es la ciencia y que es una ciencia física), que es un tiempo espacializado, reducido a una sucesión de instantes idénticos.

Indicaciones

En cambio, la duración es un dato inmediato de la conciencia que se manifiesta como una fluencia en la que no hay la posibilidad de una sucesión de estados, ya que toda sucesión implicaría una ubicación en el espacio. Esta idea, surgida como un dato inmediato de la conciencia, es utilizada por Bergson para reformular toda la filosofía, ya que nosolamente el hombre se percibe a sí mismo como duración (idea fundamental que desarrolla en Ensayo sobre los datos inmediatos de la conciencia y en Materia y memoria 1896), sino que también la realidad entera es duración (élan vital), idea que desarrolla en La evolución creadora.Entre las Líneas En Las dos fuentes de la moral y la religión, Bergson también se basa en su concepción de la duración para explicar el progreso de la sociedad humana, y en El pensamiento y el movimiento (especialmente en el apartado titulado Lo posible y lo real), Bergson se basa también en su concepto nuclear de la duración y en el concepto de lo virtual para reformular las nociones de posibilidad y de realidad. La duración es el objeto propio de la intuición, que es el método propio de la filosofía bergsoniana, que aspira a aprehender lo espiritual en su plenitud y pureza, de la misma manera que el intelecto es capaz de hacerlo con lo material.

a) la duración real como dato inmediato de la conciencia: tiempo y duración

Por una parte, la concepción general acerca de los estados de conciencia que en general nos proporciona la psicología de inspiración positivista está falseada por una errónea concepción del tiempo, según la cual nos percibimos como una conciencia en la que se agrupan percepciones, recuerdos, vivencias, etc., como un espacio íntimo accesible a cada cual.Si, Pero: Pero el tipo de explicación de esta psicología, así como del positivismo en general, está basado en el modelo de las ciencias físicas y matemáticas que, a su vez, se basan en una concepción del tiempo que lo desprovee de su auténtica cualidad. El tiempo de las matemáticas, que es el tiempo introducido en las ecuaciones de la mecánica, no es el tiempo real, sino una mera abstracción fruto de una previa espacialización: una mera sucesión de instantes estáticos, indiferentes a las diferencias cualitativas y recíprocamente externos. Dicha concepción espacializada del tiempo es la que está en la base de las nociones de intensidad que los psicólogos quieren cuantificar (se puede cuantificar un estímulo, pero no una sensación, según Bergson), y surge de la mera abstracción matemática y de la simplificación efectuada por el entendimiento, que es víctima de la tendencia esclerotizadora del lenguaje, que solo es capaz de articularse a partir de unidades discretas que tienden a la espacialización. (Tal vez sea de interés más investigación sobre el concepto).Entre las Líneas En las ecuaciones de la física el parámetro t que representa al tiempo es reversible, pero en la vida real de la conciencia domina la irreversibilidad. La realidad, tal como nos la muestra la auténtica experiencia (los datos inmediatos de la conciencia) es, en cambio, que el conocimiento de nuestra conciencia tiene características no espaciales. Los contenidos de nuestra conciencia -sensaciones, sentimientos, pasiones, esfuerzos- se captan de un modo peculiar: aparentemente, están como yuxtapuestos y diferenciados, cada uno con su singularidad y, mediante la inteligencia, los pensamos como dispuestos espacialmente; se trata de una penetración de lo exterior en el interior, de lo que es espacio-temporal en lo que es internamente vivido. Pero, en lo profundo de la conciencia, en el yo interior, los estados de conciencia se funden y organizan en una unidad que no es espacial, sino que posee las características de la duración. (Tal vez sea de interés más investigación sobre el concepto).

▷ En este Día de 25 Abril (1809): Firma del Tratado de Amritsar
Charles T. Metcalfe, representante de la Compañía Británica de las Indias Orientales, y Ranjit Singh, jefe del reino sij del Punjab, firmaron el Tratado de Amritsar, que zanjó las relaciones indo-sijas durante una generación. Véase un análisis sobre las características del Sijismo o Sikhismo y sus Creencias, una religión profesada por 14 millones de indios, que viven principalmente en el Punjab. Los sijs creen en un único Dios (monoteísmo) que es el creador inmortal del universo (véase más) y que nunca se ha encarnado en ninguna forma, y en la igualdad de todos los seres humanos; el sijismo se opone firmemente a las divisiones de casta. Exatamente 17 años antes, la primera guillotina se erigió en la plaza de Grève de París para ejecutar a un salteador de caminos.

Desde la perspectiva reduccionista, se tiende a percibir los estados de conciencia como si guardasen entre sí una cierta distinción, a semejanza de las cosas que requieren espacio para diferenciarse (aunque en la conciencia -según Bergson- no hay espacio). De ahí que dichos estados de conciencia sean considerados desde la perspectiva de la multiplicidad numérica.

Indicaciones

En cambio, desde la perspectiva de los datos inmediatos de la conciencia, se pierde esta multiplicidad numérica y solo queda una multiplicidad cualitativa que el hombre percibe en una sucesión continua que enlaza el presente con el pasado, y en la que no se descomponen las vivencias sino que se armonizan entre sí, como sucede, dice Bergson, con las notas de una melodía: es la duración, que es a la vez el tiempo real de la conciencia, tal como lo experimentamos profundamente por medio de la intuición, y diferente del tiempo espacializado de las ciencias físicas. Esta insistencia bergsoniana en distinguir entre dos tipos de multiplicidad (una multiplicidad cuantitativa espacializante y una multiplicidad cualitativa), le conduce a efectuar un análisis de la noción de número y es la que está en la base de la concepción de la diferencia en el pensamiento de Gilles Deleuze. La superación del estrecho punto de vista del mecanicismo y del positivismo implica también pensar dos clases distintas de orden para superar los falsos problemas engendrados por la espacialización de la conciencia. Aquella misma tendencia espacializadora del entendimiento, inscrita en el lenguaje y que está en la base de los modelos de explicación de las ciencias, engendra los dualismos materia-espíritu, determinismo-libertad, ser-nada, etc., que desde aquél punto de vista aparecen como irresolubles. Es especialmente conocido el análisis que efectúa Bergson del falso problema (y su disolución) que enfrenta las nociones de ser y nada .

b) la duración y la memoria

En Materia y memoria Bergson aborda la relación mente-cuerpo a partir de la noción de la duracion, y sustenta que la memoria recoge y conserva todos los aspectos de la existencia, y que es el cuerpo, y especialmente el cerebro, el medio que permite recobrar los datos mnémicos haciendo aflorar recuerdos de forma concomitante a percepciones, o de forma más libre en los sueños.Entre las Líneas En cualquier caso, la concepción de la memoria en Bergson es radicalmente nueva: según él, no vamos del presente al pasado, de la percepción al recuerdo, sino del pasado al presente, del recuerdo a la percepción. (Tal vez sea de interés más investigación sobre el concepto). El cerebro no es, pues, el órgano del pensamiento y de la memoria o su depositario, sino solamente un instrumento que permite traducir los recuerdos en movimientos, y enlazar lo psíquico con lo corporal. Mientras la dimensión psíquica es propiamente la totalidad de lo vivido, pura espontaneidad y creatividad, el cuerpo se centra en lo presente y está orientado hacia la acción. (Tal vez sea de interés más investigación sobre el concepto). Esta doble actividad se vincula, por una parte a la duración real (lo espiritual) y, por otra parte, al tiempo espacializado (lo material).

c) el aspecto ontológico de la duración: la evolución creadora

El aspecto ontológico de la duración (también la realidad es duración, tiempo verdadero -no espacializado- que se manifiesta como “evolución creadora”) se manifiesta especialmente en los procesos evolutivos de los seres vivos, que son expresión de un élan vital, impulso creador.Entre las Líneas En la realidad no hay cosas, sino acciones, y todo se debe a la acción del impulso vital, que es la actualización de lo virtual (opuesto a lo meramente posible), y que engendra la imprevisible novedad.Entre las Líneas En este sentido, y en cuanto que todo es duración, invención, impulso, energía creadora, todo es conciencia. Todas las características del ser vivo son también características de la conciencia: “continuidad en el cambio, conservación del pasado en el presente, verdadera duración” (ver`bergson’)).Entre las Líneas En contra del evolucionismo de Darwin (Charles Robert Darwin, 1809-1882; véase “darwinismo social” y “selección natural”), al que todavía considera una explicación mecanicista de la vida, y en contra también de las tesis finalistas (ver texto bergson), Bergson sustenta la “evolución creadora” como explicación de los procesos evolutivos.

Ver Crítica de la razón pura B226-A138 (Alfaguara, Madrid 1988 6ª ed. p. 216).

Bergson, Henri-Louis (1859-1941)

Filósofo vitalista y espiritualista francés. Nació en París, de madre inglesa y padre exiliado polaco de origen judío. Cuando era joven demostró aptitudes tanto para las disciplinas humanísticas como para las científicas (ganó varios concursos de matemáticas), pero decidió estudiar filosofía en la École Normale Supérieure, con E (examine más sobre todos estos aspectos en la presente plataforma online de ciencias sociales y humanidades). Boutroux y L. Ollé-Laprune. Ejerció como profesor de enseñanza secundaria en varios Liceos: en Angers, en el Liceo Blaise Pascal de Clermont-Ferrand y en París.

Detalles

Los años de estancia en Clermont-Ferrand fueron definitivos para la maduración de sus tesis y para la continuación de la recepción de la influencia tanto del empirismo (véase) inglés (especialmente de Hume) y del evolucionismo de H. Spencer, como del espiritualismo francés de Maine de Biran, J. Lachelier y Ravaison (a quien más tardeBergson sustituyó como miembro de la Academia de Ciencias Morales y Políticas con el discurso La vida y la obra de Ravaison). También, durante los años de estancia en Clermont-Ferrand, Bergson empezó a manifestar su interés -aunque siempre muy cauto-, por los fenómenos parapsicológicos (posteriormente fue miembro del Instituto General Psicológico de París y Presidente de la British Society for Psychical Research de Londres).

En 1889, año en que abandonó Clermont-Ferrand para instalarse en París (donde fue profesor en los liceos Louis le Grand y Henri IV), obtuvo el doctorado en filosofía con sus dos tesis: Quid Aristoteles de loco senserit, (tesis en latín) y especialmente con el Ensayo sobre los datos inmediatos de la conciencia, obra que causó gran impacto, y que se publicó el mismo año 1889. Tras la publicación de su segunda gran obra, Materia y memoria, en 1896, y La risa, en 1900, obtuvo una cátedra en el Collège de France, donde sus conferencias alcanzaron gran fama.Entre las Líneas En 1907 publica su tercera gran obra: La evolución creadora.Entre las Líneas En 1914 fue aceptado como miembro de la Academia francesa y en 1928 recibió el premio Nobel de literatura. Durante la primera guerra mundial, y en los años posteriores, obtuvo varios encargos diplomáticos, y viajó por varios países dando conferencias filosóficas (Londres, Nueva York, Madrid…). Su última obra, Las dos fuentes de la moral y de la religión, apareció en 1932. Murió en París, al año siguiente a la ocupación de los nazis. Pese a haberse acercado muchísimo al catolicismo en los últimos años de su vida, quiso morir como judío, como dijo en su testamento, para participar de la suerte de los que habían de ser perseguidos.

▷ Lo último (abril 2024)

La filosofía de Henri Bergson

La filosofía bergsoniana se inscribe en el contexto de la crítica al positivismo, a la psicología asociacionista y al neokantismo, y aparece como continuadora de un cierto espiritualismo, pero destaca especialmente su enfoque vitalista y su interés por el evolucionismo. Tuvo también muchas conexiones con el pragmatismo, especialmente con el de su amigo William James (muy influenciado por Bergson, especialmente en su concepción del stream of thought) y con la concepción utilitarista de la ciencia.

Aviso

No obstante, no puede hablarse propiamente de discípulos de Bergson, quizás con la excepción de Edouard Le Roy, que continuó su línea de pensamiento en el Collège de France.

El bergsonismo, que llegó a ser una moda intelectual, influyó también sobre Maritain, sobre algunas corrientes fenomenológicas (sobre Scheler especialmente), sobre el existencialismo y sobre varias corrientes estéticas (sobre Proust, pariente de Bergson, y sobre Antonio Machado, por ejemplo). La discusión entre Bergson y Einstein a raíz de la publicación de Duración y simultaneidad (1922), ejerció una fuerte influencia sobre A. N. Whitehead y sobre H. Poincaré.

Basado en la experiencia de varios autores, mis opiniones y recomendaciones se expresarán a continuación (o en otros lugares de esta plataforma, respecto a las características y el futuro de esta cuestión):

Polemizando con el trasfondo filosófico dominante en su época, Bergson elabora su idea fundamental, la de la duración: no solamente el hombre se percibe a sí mismo como duración (durée réelle, idea fundamental que desarrolla en Ensayo sobre los datos inmediatos de la conciencia y en Materia y memoria 1896), sino que también la realidad entera es duración y élan vital (idea que desarrolla en La evolución creadora). De esta manera, la noción de duración es el núcleo de la filosofía bergsoniana, y corrobora lo que el mismo Bergson afirmaba sobre todos los grandes filósofos, a saber, que cada uno de ellos solo ha tenido una gran idea que ha ido desarrollando en su obra.

Por una parte, la concepción general acerca de los estados de conciencia que nos proporciona la psicología al uso (Bergson se enfrenta con las concepciones de Weber, Fechner y la psicología de inspiración positivista) está falseada por una errónea concepción del tiempo, según la cual nos percibimos como una conciencia en la que se agrupan percepciones, recuerdos, vivencias, etc., como un espacio íntimo accesible a cada cual.Si, Pero: Pero el modelo de explicación de esta psicología, así como del positivismo en general, está basado en el modelo de las ciencias físicas y matemáticas que, a su vez, se basan en una concepción del tiempo que desprovee a este de su auténtica cualidad. El tiempo de las matemáticas, que es el tiempo introducido en las ecuaciones de la mecánica, no es el tiempo real, sino una mera abstracción fruto de una previa espacialización: una mera sucesión de instantes estáticos, indiferentes a las diferencias cualitativas y recíprocamente externos. Dicha concepción espacializada del tiempo (a la que Bergson contrapone la duración real) es la que está en la base de las nociones de intensidad que los psicólogos quieren cuantificar (se puede cuantificar un estímulo, pero no una sensación, según Bergson), y surge de la mera abstracción matemática y de la simplificación efectuada por el entendimiento, que es víctima de la tendencia esclerotizadora de un lenguaje, que solo es capaz de articularse a partir de unidades discretas que tienden a la espacialización. (Tal vez sea de interés más investigación sobre el concepto).Entre las Líneas En las ecuaciones de la física, el parámetro t, que representa al tiempo, es reversible, pero en la vida real de la conciencia domina la irreversibilidad. La realidad, tal como nos la muestra la auténtica experiencia (los datos inmediatos de la conciencia) es, en cambio, que el conocimiento de nuestra conciencia tiene características no espaciales. Los contenidos de nuestra conciencia -sensaciones, sentimientos, pasiones, esfuerzos- se captan de un modo peculiar: aparentemente están como yuxtapuestos y diferenciados, cada uno con su singularidad y, mediante la inteligencia, los pensamos como dispuestos espacialmente; se trata de una penetración de lo exterior en el interior, de lo que es espacio-temporal en lo que es internamente vivido. Pero, en lo profundo de la conciencia, en el yo interior, los estados de conciencia se funden y organizan en una unidad que no es espacial, sino que posee las características de la duración. (Tal vez sea de interés más investigación sobre el concepto). La aparente yuxtaposición y diferenciación de los estados de conciencia, tal como los describe la psicología asociacionista, por ejemplo, es fruto de una distorsión operada por influjo del lenguaje y de la inteligencia, que están orientados a la acción y deforman la realidad espacializándola y anquilosándola en unidades discretas y estáticas. Esta tesis de la irreductibilidad de lo superior, es decir, la conciencia, a lo inferior, es decir, la sensación corporal; o lo que es lo mismo, la irreductibilidad del espíritu a materia, es la que emparenta a Bergson con las tesis espiritualistas.

Desde la perspectiva reduccionista, se tiende a percibir los estados de conciencia como si guardasen entre sí una cierta distinción a semejanza de las cosas que requieren espacio para diferenciarse (aunque en la conciencia no hay espacio). De ahí que dichos estados de conciencia sean considerados desde la perspectiva de la multiplicidad numérica.

Indicaciones

En cambio, desde la perspectiva de los datos inmediatos de la conciencia, se pierde esta multiplicidad numérica y solo queda una multiplicidad cualitativa que el hombre percibe en una sucesión continua que enlaza el presente con el pasado, y en la que no se descomponen las vivencias, sino que se armonizan entre sí, como sucede, dice Bergson, con las notas de una melodía: es la duración, que es a la vez el tiempo real de la conciencia, tal como lo experimentamos profundamente por medio de la intuición, y diferente del tiempo espacializado de las ciencias físicas. Esta insistencia bergsoniana en distinguir entre dos tipos de multiplicidad (una multiplicidad cuantitativa y espacializante y una multiplicidad cualitativa), le conduce a efectuar un análisis de la noción de número y es la que está en la base de la concepción de la diferencia en el pensamiento de Gilles Deleuze. La superación del estrecho punto de vista del mecanicismo y del positivismo implica también pensar dos clases distintas de orden para superar los falsos problemas engendrados por la espacialización de la conciencia. Aquella misma tendencia espacializadora del entendimiento inscrita en el lenguaje, y que está en la base de los modelos de explicación de las ciencias, engendra los dualismos materia-espíritu, determinismo-libertad, ser-nada, etc., que desde aquel punto de vista aparecen como irresolubles. Es especialmente conocido el análisis que efectúa Bergson del falso problema (y su disolución) que enfrenta las nociones de ser y nada.

Si en La evolución creadora Bergson disuelve el pseudoproblema de la contraposición entre ser y nada, en Los datos inmediatos de la conciencia utiliza la idea de duración para resolver otro de estos problemas: el de la libertad. [rtbs name=”libertad”] En esta obra muestra que la negación de la libertad, es decir, el determinismo, es fruto de aquella concepción asociacionista de la conciencia que ha combatido. Desde el punto de vista asociacionista se tiende a pensar que son los odios, simpatías, etc., los que nos impulsan a actuar, como si estos estados de conciencia existiesen en nuestro interior e interactuasen entre sí de forma mecanicista. Pero, según Bergson, el origen de nuestras acciones es el yo profundo, interior, el sujeto de la duración, donde no hay diferenciación de motivos, sentimientos, decisiones, sino que cada uno de ellos, dice, retomando una frase de Platón, representa al alma entera, y decir que el alma se determina por cualquiera de estos sentimientos es, pues, lo mismo que reconocer que se determina por sí misma.

En Materia y memoria aborda la relación mente-cuerpo (examine más sobre todos estos aspectos en la presente plataforma online de ciencias sociales y humanidades). Bergson sustenta que la memoria recoge y conserva todos los aspectos de la existencia, y que es el cuerpo, y especialmente el cerebro, el medio que permite recobrar los datos mnémicos haciendo aflorar recuerdos de forma concomitante a percepciones, o de forma más libre en los sueños.Entre las Líneas En cualquier caso, la concepción de la memoria en Bergson es radicalmente nueva: según él no vamos del presente al pasado; de la percepción al recuerdo, sino del pasado al presente, del recuerdo a la percepción (ver texto (`textos’,`deleuzerecuerdopercepcion’)). El cerebro no es, pues, el órgano del pensamiento y de la memoria o su depositario, sino solamente un instrumento que permite traducir los recuerdos en movimientos, y enlazar lo psíquico con lo corporal. Mientras la dimensión psíquica es propiamente la totalidad de lo vivido, pura espontaneidad y creatividad, el cuerpo se centra en lo presente y está orientado hacia la acción. (Tal vez sea de interés más investigación sobre el concepto).

La “evolución creadora”

En la Evolución creadora Bergson extiende la noción de duración que ha elaborado en sus dos grandes obras anteriores. Ahora la duración no constituye solamente el ser de la conciencia; la realidad exterior también es duración, siempre cambiante. Esta extensión y generalización de la duración, surgida del análisis de la propia conciencia, la efectúa Bergson sobre las bases del evolucionismo de Spencer, elaborando un evolucionismo cosmológico.

Al igual que la conciencia, que es una creación continua de sí misma (tesis en la que Bergson recibe el influjo del empirismo (véase) británico), también la existencia en general consiste en un proceso de autocreación indefinida. Y de la misma manera que la psicología positivista y mecanicista fragmenta la conciencia real en unidades discretas y yuxtapuestas en el espacio, la ciencia también espacializa la realidad y la fragmenta en cosas yuxtapuestas espacialmente distintas para estudiar susrasgos comunes, dentro de una visión mecanicista. El conocimiento de la realidad se obtiene, por consiguiente, con la ciencia y con la filosofía: la ciencia alcanza solo el aspecto material del mundo, según el cual las cosas se disponen en el espacio, recurriendo a los métodos analíticos y espacializadores de la inteligencia; mientras que la filosofía capta el espíritu, la realidad en cuanto es conciencia, duración, recurriendo a la intuición que define como “la simpatía por la cual nos trasladamos a lo interior de un objeto para coincidir con lo que tiene de único y por consiguiente de inexpresable”.

El aspecto ontológico de la duración (también la realidad es duración, tiempo verdadero -no espacializado- que se manifiesta como “evolución creadora”), se manifiesta especialmente en los procesos evolutivos de los seres vivos, que son expresión de un élan vital, impulso creador.Entre las Líneas En la realidad no hay cosas, sino acciones, y todo se debe a la acción del impulso vital, que es la actualización de lo virtual (opuesto a lo meramente posible), y que engendra la imprevisible novedad.Entre las Líneas En este sentido, y en tanto que todo es duración, invención, impulso, energía creadora, todo es conciencia. Todas las características del ser vivo son también características de la conciencia: “continuidad en el cambio, conservación del pasado en el presente, verdadera duración” .Entre las Líneas En contra del evolucionismo de Darwin (Charles Robert Darwin, 1809-1882; véase “darwinismo social” y “selección natural”), al que todavía considera una explicación mecanicista de la vida, y en contra también de las tesis finalistas, Bergson sustenta la “evolución creadora” como explicación de los procesos evolutivos. Para ilustrar esta hipótesis estudia la formación evolutiva de diversos órganos, en especial dedica su atención a los procesos de formación del ojo en los moluscos y en los vertebrados. La semejanza que muestran (“complejidad de estructura y simplicidad del funcionamiento”), siendo fruto de líneas evolutivas tan divergentes, no se explica recurriendo a un evolucionismo darwinista, pero en cambio puede explicarla la hipótesis de un impulso vital común. La evolución de las especies es fruto del impulso vital originario, mientras que la materia es el impulso vital degradado, su reflujo o aspecto reactivo ante el impulso creador activo que debe vencer su inercia.

Además, en la evolución se manifiestan dos grandes líneas filéticas distintas: la que origina el triunfo del instinto -en los insectos, por ejemplo-, y la que genera el triunfo de la inteligencia, capaz de fabricar instrumentos artificiales y dominar la tierra. El hombre ha desarrollado al máximo la inteligencia y nuestra especie se ha constituido como homo faber, pero esta misma inteligencia, orientada a la acción y a la supervivencia, entendida como dominación de la tierra, crea sus propias barreras a otro estadio superior, el de la intuición. (Tal vez sea de interés más investigación sobre el concepto). La inteligencia permite la formación de conceptos, crea esquemas y categorías vacías, y engendra el lenguaje. Procediendo de una necesidad de adaptación a la vida y de solución de problemas prácticos, la inteligencia está todavía demasiado atada a sus grandes logros: la abstracción, la técnica y la ciencia.Si, Pero: Pero la ciencia no es realmente cognoscitiva, sino práctica y utilitaria (examine más sobre todos estos aspectos en la presente plataforma online de ciencias sociales y humanidades). Bergson defiende una concepción del conocimiento científico que, por una parte, le acerca a las tesis de los defensores del pragmatismo, como su íntimo amigo William James y, por otra parte, se asemeja a la mantenida por los filósofos vitalistas, como Nietzsche, por ejemplo.

La ciencia fracciona lo real en unidades discretas y la convierte en estática. Como el cine, cuya sensación de movimiento es la irreal yuxtaposición de fotogramas estáticos. Esta estatificación de lo real permite su cómodo etiquetado lingüístico en conceptos también estáticos y fácilmente cuantificables.

Aviso

No obstante, si la inteligencia, surgida como superación del instinto en una etapa de la evolución biológica, es capaz de mantener su vinculación con la conciencia pero, a la vez, recuperar lo instintivo, entonces surge la intuición, que permite un conocimiento más profundo que el suministrado por la inteligencia, y que hace posible la superación de las barreras interpuestas por un lenguaje incapaz de fundirse con lo real.

En Las dos fuentes de la moral y la religión, Bergson aplica también la teoría del impulso vital creador a la esfera de la moral y la religión. (Tal vez sea de interés más investigación sobre el concepto). La organización social humana es también fruto de la evolución. (Tal vez sea de interés más investigación sobre el concepto). A diferencia de la organización social de muchos insectos u otros animales sociales, la sociedad humana no está totalmente determinada por el instinto, sino que depende de la libre elección. (Tal vez sea de interés más investigación sobre el concepto).Entre las Líneas En esta libre elección surgen la religión y la moral como guías para la acción. (Tal vez sea de interés más investigación sobre el concepto).Entre las Líneas En las sociedades primarias, la fuerza dominante es la de una religión dominadora que impone a los individuos férreas constricciones para garantizar la adquisición de hábitos morales fundamentales.Si, Pero: Pero el desarrollo del cristianismo y de la ciencia permiten la creación de sociedades más abiertas y no violentas, aunque la industrialización también engendra una sociedad orientada hacia la satisfacción de meras necesidades materiales que engendra guerras e injusticias. Todo este proceso mana de dos fuentes: la sociedad y el impulso amoroso. La primera, como hemos dicho, da origen a la “moral cerrada”, la que impone el grupo social humano (presión social); es la moral que se manifiesta en las obligaciones y costumbres sociales y en las religiones constrictivas.

Indicaciones

En cambio, la “moral abierta” es la que se origina en la libertad y el amor, en el impulso amoroso (élan ‘amour); es propia de la humanidad en general, no de un determinado grupo humano, y se manifiesta en aquellos valores humanos que han ensalzado los sabios de Grecia, los profetas bíblicos y las grandes figuras de las religiones.Entre las Líneas En el hombre coexisten las dos morales porque el individuo ha de participar de la moral del grupo, pero necesita también la moral superior de la libertad y el amor. De la misma manera, también se dan dos clases de religión: la estática y la dinámica. La primera es una religión inferior, llena de mitos y fábulas, proviene de la función fabuladora que el hombre desarrolla en su evolución con una finalidad de supervivencia y para hallar la tranquilidad ante el miedo y los peligros que la inteligencia, orientada a la supervivencia de la especie, le pone de manifiesto. Es una religión estática, inferior, natural. La segunda es la religión superior, que prescinde de los mitos y los cultos repetitivos y vacíos. Es una religión dinámica que coincide con el impulso vital creador y se manifiesta en el misticismo que asegura la seguridad y la serenidad del hombre de una manera superior: llegando a la unión con Dios. La plena realización de este ideal expresado en el misticismo constituiría un verdadero nuevo salto evolutivo.

Fuente: Diccionario de filosofía.[sc name=”filosofia”][/sc]1996-99. Empresa Editorial Herder S.A., Barcelona. Autores: Jordi Cortés Morató y Antoni Martínez Riu.

Recursos

[rtbs name=”informes-jurídicos-y-sectoriales”][rtbs name=”quieres-escribir-tu-libro”]

Véase También

Bibliografía

La energía espiritual, 1919.
El pensamiento y lo moviente, 1934. (Es una colección de diversos ensayos, entre los que destacan: Introducción a la metafísica (1903), La intuición filosófica (1911), Lo posible y lo real (1930), La percepción del cambio (1911), Posición de los problemas (1930), y un estudio sobre el pragmatismo (definido en términos generales, se refiere a las disputas metafísicas que buscan aclarar el significado de los conceptos e hipótesis identificando sus consecuencias prácticas; las ventajas del pragmatismo en la política son que permite un comportamiento de las políticas y las afirmaciones políticas que se configura de acuerdo con las circunstancias y los objetivos prácticos, más que con los principios u objetivos ideológicos) de W. James de 1911.)
El pensamiento y lo moviente, La Pléyade, Buenos Aires 1972.
La evolución creadora, Espasa-Calpe, Madrid 1973.
La risa, Espasa-Calpe, Madrid 1973.
Introducción a la metafísica, Siglo Veinte, Buenos Aires 1979.
La energía espiritual, Espasa-Calpe, Madrid 1982.

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