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Interaccionismo Simbólico

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Interaccionismo Simbólico

Este elemento es una ampliación de los cursos y guías de Lawi. Ofrece hechos, comentarios y análisis sobre este tema.

✅ Ciencias Sociales y Humanas » Inicio de la Plataforma Digital » I » Interaccionismo Simbólico

Definición de Interaccionismo Simbólico en Ciencias Sociales

[rtbs name=”home-ciencias-sociales”]Una perspectiva sociológica que enfatiza la forma en que las sociedades se crean a través de las interacciones de los individuos. A diferencia de las perspectivas de consenso (funcionalista estructural) y de conflicto, no enfatiza la idea de un sistema social que posee estructura y regularidad, sino que se centra en la forma en que los individuos, a través de sus interpretaciones de las situaciones sociales y la negociación conductual con otros, dan significado a la interacción social. George H. Mead (1863-1931), uno de los fundadores del interaccionismo simbólico, vio la interacción como la creación y recreación de los patrones y estructuras que dan vida a la sociedad, pero más recientemente ha habido una tendencia a argumentar que la sociedad no tiene una realidad objetiva aparte de la interacción individual. Este último punto de vista ha sido criticado por ignorar el papel de la cultura y la estructura social para dar forma, dirección y significado a la interacción social.

Revisor: Lawrence

Interaccionismo Simbólico en Sociología

Un enfoque teórico, desarrollado por G. H. Mead, que hace hincapié en el papel de los símbolos y el lenguaje como elementos centrales de toda interacción humana.

Las conferencias de Mead (1863-1931), publicadas póstumamente y que constituyen la sustancia del libro “Mind, Self, and Society”, representan importantes afirmaciones sobre la relación entre individuo y sociedad. Mead sostenía que el yo surge en la interacción social con los demás a través de la comunicación simbólica. Su trabajo se convirtió en la base de la escuela de pensamiento en sociología conocida como interaccionismo simbólico. En esta selección, Mead explica el surgimiento del yo mediante la exploración de las actividades de “juego y diversión” de los niños, así como el modo en que las personas llegan a inferir la perspectiva de los demás y de la sociedad más amplia en la que viven. La traducción es mejorable.

El yo y la sociedad de George Herbert Mead

“El yo, como aquello que puede ser un objeto para sí mismo, es esencialmente una estructura social, y surge en la experiencia social. Una vez que el yo ha surgido, en cierto sentido se proporciona a sí mismo sus experiencias sociales, por lo que podemos concebir un yo absolutamente solitario. Pero es imposible concebir un yo que surja fuera de la experiencia social. Cuando ha surgido, podemos pensar en una persona en confinamiento solitario por el resto de su vida, pero que todavía se tiene a sí misma como compañera, y es capaz de pensar y conversar consigo misma como se había comunicado con los demás. Ese proceso al que acabo de referirme, de responder a uno mismo como otro lo hace, participando en la propia conversación con los demás, siendo consciente de lo que se dice y utilizando esa conciencia de lo que se dice para determinar lo que se va a decir allí, es un proceso con el que todos estamos familiarizados. Estamos continuamente siguiendo nuestro propio discurso a otras personas por una comprensión de lo que estamos diciendo, y utilizando esa comprensión en la dirección de nuestro discurso continuo. Estamos descubriendo lo que vamos a decir, lo que vamos a hacer, diciendo y haciendo, y en el proceso estamos controlando continuamente el propio proceso. En la conversación de los gestos, lo que decimos suscita una determinada respuesta en el otro y eso, a su vez, cambia nuestra propia acción, de modo que nos desviamos de lo que empezamos a hacer debido a la respuesta que da el otro. La conversación de los gestos es el inicio de la comunicación. El individuo llega a mantener una conversación de gestos consigo mismo. Dice algo, y eso llama a una cierta respuesta en sí mismo que le hace cambiar lo que iba a decir. Uno empieza a decir algo, supondremos que algo desagradable, pero cuando empieza a decirlo se da cuenta de que es cruel. El efecto sobre sí mismo de lo que está diciendo lo comprueba; hay aquí una conversación de gestos entre el individuo y él mismo. Entendemos por discurso significativo que la acción es una acción que afecta al propio individuo, y que el efecto sobre el propio individuo forma parte de la realización inteligente de la conversación con los demás. Ahora, por así decirlo, amputamos esa fase social y prescindimos de ella por el momento, de modo que uno habla consigo mismo como lo haría con otra persona. [sc name=”home-sociologia”][/sc]

Este proceso de abstracción no puede llevarse a cabo indefinidamente. Uno busca inevitablemente una audiencia, tiene que derramarse ante alguien. En la inteligencia reflexiva se piensa para actuar, y para actuar únicamente para que esta acción siga siendo parte de un proceso social. El pensamiento se convierte en preparatorio de la acción social. El proceso mismo de pensar es, por supuesto, una simple conversación interior que se desarrolla, pero es una conversación de gestos que en su finalización implica la expresión de lo que uno piensa a un público. Uno separa el significado de lo que va a decir a los demás del discurso real y lo prepara antes de decirlo. Lo piensa, y quizás lo escribe en forma de libro; pero sigue siendo una parte de la relación social en la que uno se dirige a otras personas y al mismo tiempo se dirige a sí mismo, y en la que uno controla la dirección a otras personas por la respuesta dada a su propio gesto. Que la persona se responda a sí misma es necesario para el yo, y es este tipo de conducta social el que proporciona el comportamiento dentro del cual aparece ese yo. No conozco ninguna otra forma de conducta que la lingüística en la que el individuo sea un objeto para sí mismo, y, por lo que veo, el individuo no es un yo en el sentido reflexivo a menos que sea un objeto para sí mismo. Es este hecho el que da una importancia crítica a la comunicación, ya que ésta es un tipo de conducta en la que el individuo se responde a sí mismo.

▷ En este Día: 18 Abril de 1857: El Juicio del Siglo
Nace el abogado defensor, orador, polemista y escritor estadounidense Clarence Darrow, entre cuyas destacadas comparecencias ante los tribunales figura el juicio Scopes, en el que defendió a un profesor de secundaria de Tennessee que había infringido una ley estatal al presentar la teoría darwiniana de la evolución.

Nos damos cuenta en la conducta y la experiencia cotidiana de que un individuo no quiere decir mucho de lo que hace y dice. A menudo decimos que ese individuo no es él mismo. Salimos de una entrevista con la constatación de que hemos omitido cosas importantes, que hay partes del yo que no entraron en lo que se dijo. Lo que determina la cantidad de yo que entra en la comunicación es la propia experiencia social. Por supuesto, una buena parte del yo no necesita expresarse. Mantenemos toda una serie de relaciones diferentes con distintas personas. Somos una cosa para un hombre y otra cosa para otro. Hay partes del yo que sólo existen para el yo en relación consigo mismo. Nos dividimos en toda clase de yos diferentes con referencia a nuestros conocidos. Hablamos de política con uno y de religión con otro. Hay toda clase de yos diferentes que responden a toda clase de reacciones sociales diferentes. Es el propio proceso social el que es responsable de la aparición del yo; no existe un yo aparte de este tipo de experiencia….

…La unidad y la estructura del yo (completo) refleja la unidad y la estructura del proceso social en su conjunto; y cada uno de los yoes elementales que lo componen refleja la unidad y la estructura de uno de los diversos aspectos de ese proceso en el que el individuo está implicado. En otras palabras, los distintos yos elementales que constituyen o se organizan en un yo completo son los distintos aspectos de la estructura de ese yo completo que responden a los distintos aspectos de la estructura del proceso social en su conjunto; la estructura del yo completo es, pues, un reflejo del proceso social completo. La organización y unificación de un grupo social es idéntica a la organización y unificación de cualquiera de los yoes que surgen dentro del proceso social en el que ese grupo está comprometido, o que está llevando a cabo.

El fenómeno de la disociación de la personalidad se debe a la ruptura del yo completo y unitario en los yoes que lo componen y que corresponden respectivamente a los diferentes aspectos del proceso social en el que la persona está involucrada y dentro del cual ha surgido su yo completo o unitario; estos aspectos son los diferentes grupos sociales a los que pertenece dentro de ese proceso….

… El carácter peculiar que posee nuestro entorno social humano le pertenece en virtud del carácter peculiar de la actividad social humana; y ese carácter, como hemos visto, se encuentra en el proceso de comunicación, y más concretamente en la relación triádica en la que se basa la existencia del sentido: la relación del gesto de un organismo con la respuesta ajustada que le da otro organismo, en su capacidad indicativa de señalar la culminación o la resultante del acto que inicia (el significado del gesto es, pues, la respuesta del segundo organismo a él como tal, o como gesto). Lo que, por así decirlo, saca al gesto del acto social y lo aísla como tal -lo que lo convierte en algo más que una fase inicial de un acto individual- es la respuesta de otro organismo, o de otros organismos, a él. Dicha respuesta es su significado, o le da su sentido. La situación social y el proceso de comportamiento se presuponen aquí por los actos de los organismos individuales implicados en ellos. El gesto surge como un elemento separable… … Nuestros símbolos son todos universales. No puedes decir nada que sea absolutamente particular; cualquier cosa que digas que tenga algún significado es universal. Dices algo que suscita una respuesta específica en cualquier otra persona, siempre que el símbolo exista para ella en su experiencia como lo hace para ti. Existe el lenguaje de la palabra y el lenguaje de las manos, y puede existir el lenguaje de la expresión del rostro. Uno puede registrar la pena o la alegría y convocar ciertas respuestas. Hay personas primitivas que pueden mantener conversaciones elaboradas sólo con la expresión del rostro. Incluso en estos casos, la persona que se comunica se ve afectada por esa expresión, al igual que espera que otra persona se vea afectada. El pensamiento implica siempre un símbolo que suscita en el otro la misma respuesta que suscita en el pensador. Ese símbolo es un universal del discurso; es universal en su carácter. Siempre suponemos que el símbolo que utilizamos es uno que provocará en la otra persona la misma respuesta, siempre que forme parte de su mecanismo de conducta. Una persona que dice algo se dice a sí misma lo que dice a los demás; de lo contrario, no sabe de qué está hablando….

▷ Lo último (2024)
Lo último publicado esta semana de abril de 2024:

… Lo esencial de la comunicación es que el símbolo despierte en uno mismo lo que despierta en el otro individuo. Debe tener ese tipo de universalidad para cualquier persona que se encuentre en la misma situación. Hay una posibilidad de lenguaje siempre que un estímulo pueda afectar al individuo como afecta al otro. En el caso de una persona ciega como Helen Keller, se trata de una experiencia de contacto que puede darse a otro como se da a ella misma. Es a partir de ese tipo de lenguaje que se construyó la mente de Helen Keller. Como ella misma ha reconocido, no fue hasta que pudo entrar en comunicación con otras personas a través de símbolos que pudieran suscitar en ella las respuestas que suscitan en otras personas, que pudo conseguir lo que llamamos un contenido mental, o un yo.

Otro conjunto de factores de fondo en la génesis del yo está representado en las actividades del juego.

Entre los pueblos primitivos, como he dicho, la necesidad de distinguir el yo y el organismo fue reconocida en lo que denominamos el “doble”: el individuo tiene un yo semejante a una cosa que es afectado por el individuo como afecta a otras personas y que se distingue del organismo inmediato en que puede dejar el cuerpo y volver a él. Esta es la base del concepto de alma como entidad separada.

En los niños encontramos algo que responde a este doble, a saber, los compañeros invisibles e imaginarios que muchos niños producen en su propia experiencia. Organizan de esta manera las respuestas que reclaman en otras personas y que reclaman también en ellos mismos. Por supuesto, este juego con un compañero imaginario es sólo una fase peculiarmente interesante del juego ordinario. El juego en este sentido, especialmente la etapa que precede a los juegos organizados, es un juego a algo. Un niño juega a ser madre, a ser maestro, a ser policía; es decir, está adoptando diferentes papeles, como decimos….

… Si contrastamos el juego con la situación de un juego organizado, observamos la diferencia esencial de que el niño que juega en un juego debe estar dispuesto a adoptar la actitud de todos los que participan en ese juego, y que estos diferentes papeles deben tener una relación definida entre sí. Si tomamos un juego muy sencillo como el del escondite, todos, a excepción del que se esconde, son personas que están cazando. Un niño no necesita más que la persona que es cazada y la que está cazando. Si un niño está jugando en el primer sentido, simplemente sigue jugando, pero no hay una organización básica adquirida. En esa primera etapa pasa de un papel a otro según le lleve el capricho. Pero en un juego en el que participan varios individuos, el niño que adopta un papel debe estar preparado para adoptar el papel de todos los demás. Si se mete en una bola nueve, debe tener las respuestas de cada posición implicada en la suya. Debe saber lo que van a hacer los demás para poder llevar a cabo su propio juego. Tiene que asumir todos estos roles. No tienen que estar todos presentes en la conciencia al mismo tiempo, pero en algunos momentos tiene que tener tres o cuatro individuos presentes en su propia actitud, como el que va a lanzar la pelota, el que va a cogerla, etc. Estas respuestas deben estar, en cierta medida, presentes en su propia composición. En el juego, pues, hay un conjunto de respuestas de esos otros, organizadas de tal manera que la actitud de uno llama a las actitudes apropiadas del otro.

Esta organización se materializa en las reglas del juego. Los niños se interesan mucho por las reglas. Crean reglas sobre la marcha para ayudarse a sí mismos a salir de las dificultades. Parte del disfrute del juego consiste en conseguir estas reglas. Ahora bien, las reglas son el conjunto de respuestas que exige una determinada actitud. Puedes exigir una determinada respuesta en los demás si adoptas una determinada actitud. Estas respuestas también están en ti mismo. Ahí tienes un conjunto organizado de respuestas como el que he mencionado, que es algo más elaborado que los roles que se encuentran en el juego. Aquí sólo hay un conjunto de respuestas que se suceden indefinidamente. En esta etapa hablamos de un niño que todavía no tiene un yo plenamente desarrollado. El niño responde de forma bastante inteligente a los estímulos inmediatos que le llegan, pero no están organizados. No organiza su vida como nos gustaría que lo hiciera, es decir, como un todo. Sólo hay un conjunto de respuestas del tipo de juego. El niño reacciona a un determinado estímulo, y la reacción está en él mismo que se llama en los demás, pero no es un yo completo. En su juego tiene que tener una organización de estos roles; si no, no puede jugar el juego. El juego representa el paso en la vida del niño de tomar el papel de otros en el juego a la parte organizada que es esencial para la conciencia de sí mismo en el sentido pleno del término….

Basado en la experiencia de varios autores, mis opiniones y recomendaciones se expresarán a continuación:

… La diferencia fundamental entre el juego y el juego es que en este último el niño debe tener la actitud de todos los demás implicados en ese juego. Las actitudes de los otros jugadores que el participante asume se organizan en una especie de unidad, y es esa organización la que controla la respuesta del individuo. La ilustración utilizada fue la de una persona jugando al béisbol. Cada uno de sus actos está determinado por su suposición de la acción de los demás que están jugando. Lo que hace está controlado por el hecho de ser todos los demás de ese equipo, al menos en la medida en que esas actitudes afectan a su propia respuesta particular. Obtenemos entonces un “otro” que es una organización de las actitudes de los implicados en el mismo proceso.

La comunidad organizada o el grupo social que da al individuo su unidad de sí mismo puede llamarse “el otro generalizado”. La actitud del otro generalizado es la actitud de toda la comunidad. Así, por ejemplo, en el caso de un grupo social como un equipo de pelota, el equipo es el otro generalizado en la medida en que entra -como proceso organizado o actividad social- en la experiencia de cualquiera de sus miembros individuales.

Si el individuo humano dado ha de desarrollar un yo en el sentido más completo, no le basta con tomar las actitudes de otros individuos humanos hacia sí mismo y hacia los demás dentro del proceso social humano, y traer ese proceso social como un todo a su experiencia individual meramente en estos términos: debe también, del mismo modo que toma las actitudes de otros individuos hacia sí mismo y hacia los demás, tomar sus actitudes hacia las diversas fases o aspectos de la actividad social común o conjunto de empresas sociales en las que, como miembros de una sociedad organizada o grupo social, están todos comprometidos; y debe entonces, generalizando estas actitudes individuales de esa sociedad organizada o grupo social mismo, como un todo, actuar hacia los diferentes proyectos sociales que en un momento dado está llevando a cabo, o hacia las diversas fases más amplias del proceso social general que constituye su vida y del que estos proyectos son manifestaciones específicas. Esta captación de las amplias actividades de un conjunto social dado o de la sociedad organizada como tal dentro del campo experiencial de cualquiera de los individuos implicados o incluidos en ese conjunto es, en otras palabras, la base esencial y el prerrequisito del desarrollo más completo del yo de ese individuo: sólo en la medida en que adopta las actitudes del grupo social organizado al que pertenece hacia la actividad social organizada y cooperativa o el conjunto de tales actividades en que ese grupo como tal está comprometido, desarrolla un yo completo o posee el tipo de yo completo que ha desarrollado. Por otra parte, los complejos procesos y actividades cooperativos y los funcionamientos institucionales de la sociedad humana organizada sólo son posibles en la medida en que cada individuo involucrado en ellos o que pertenece a esa sociedad puede adoptar las actitudes generales de todos los demás individuos con referencia a estos procesos y actividades y funcionamientos institucionales, y al conjunto social organizado de relaciones e interacciones experienciales así constituido, y puede dirigir su propio comportamiento en consecuencia.

Es en la forma del otro generalizado que el proceso social influye en el comportamiento de los individuos que participan en él y lo llevan a cabo, es decir, que la comunidad ejerce el control sobre la conducta de sus miembros individuales; porque es en esta forma que el proceso social o la comunidad entra como un factor determinante en el pensamiento del individuo. En el pensamiento abstracto el individuo toma la actitud del otro generalizado hacia sí mismo, sin referencia a su expresión en ningún otro individuo en particular; y en el pensamiento concreto toma esa actitud en la medida en que se expresa en las actitudes hacia su conducta de aquellos otros individuos con los que está involucrado en la situación o acto social dado. Pero sólo adoptando la actitud del otro generalizado hacia sí mismo, en una u otra de estas formas, puede pensar en absoluto; porque sólo así puede ocurrir el pensamiento -o la conversación internalizada de gestos que constituye el pensamiento-. Y sólo a través de la toma por parte de los individuos de la actitud o actitudes del otro generalizado hacia ellos mismos se hace posible la existencia de un universo de discurso, como ese sistema de significados comunes o sociales que el pensamiento presupone en su contexto.

El individuo humano autoconsciente, entonces, toma o asume las actitudes sociales organizadas del grupo o comunidad social dado (o de alguna sección del mismo) al que pertenece, hacia los problemas sociales de varios tipos que enfrenta ese grupo o comunidad en un momento dado, y que surgen en conexión con los correspondientes y diferentes proyectos sociales o empresas cooperativas organizadas en las que ese grupo o comunidad como tal está comprometido; y como participante individual en estos proyectos sociales o empresas cooperativas, gobierna su propia conducta en consecuencia. En política, por ejemplo, el individuo se identifica con todo un partido político y adopta las actitudes organizadas de todo ese partido hacia el resto de la comunidad social dada y hacia los problemas a los que se enfrenta el partido dentro de la situación social dada; y, en consecuencia, reacciona o responde en términos de las actitudes organizadas del partido en su conjunto. Así, entra en un conjunto especial de relaciones sociales con todos los demás individuos que pertenecen a ese partido político; y del mismo modo entra en otros conjuntos especiales de relaciones sociales, con otras clases de individuos respectivamente, siendo los individuos de cada una de estas clases los demás miembros de alguno de los subgrupos organizados particulares (determinados en términos socialmente funcionales) de los que él mismo es miembro dentro de toda la sociedad o comunidad social dada. En las comunidades sociales humanas más desarrolladas, organizadas y complicadas -las desarrolladas por el hombre civilizado- estas diversas clases o subgrupos socialmente funcionales de individuos a los que pertenece cualquier individuo (y con los otros miembros individuales de los que entra así en un conjunto especial de relaciones sociales) son de dos tipos. Algunas de ellas son clases o subgrupos sociales concretos, como los partidos políticos, los clubes, las corporaciones, que son todas unidades sociales realmente funcionales, en términos de las cuales sus miembros individuales se relacionan directamente entre sí. Las otras son clases o subgrupos sociales abstractos, como la clase de los deudores y la clase de los acreedores, en términos de los cuales sus miembros individuales están relacionados entre sí sólo más o menos indirectamente, y que sólo más o menos indirectamente funcionan como unidades sociales, pero que ofrecen o representan posibilidades ilimitadas para la ampliación y ramificación y enriquecimiento de las relaciones sociales entre todos los miembros individuales de la sociedad dada como un todo organizado y unificado. La pertenencia de un individuo determinado a varias de estas clases o subgrupos sociales abstractos hace posible su entrada en relaciones sociales definidas (aunque sean indirectas) con un número casi infinito de otros individuos que también pertenecen o están incluidos en una u otra de estas clases o subgrupos sociales abstractos que atraviesan las líneas de demarcación funcionales que dividen las diferentes comunidades sociales humanas entre sí, e incluyen a miembros individuales de varias (en algunos casos de todas) dichas comunidades. De estas clases o subgrupos sociales abstractos de individuos humanos, la más inclusiva y extensa es, por supuesto, la definida por el universo lógico del discurso (o sistema de símbolos universalmente significativos) determinado por la participación e interacción comunicativa de los individuos; ya que, de todas esas clases o subgrupos, es la que reclama el mayor número de miembros individuales y la que permite que el mayor número concebible de individuos humanos entre en algún tipo de relación social, por indirecta o abstracta que sea, una relación que surge del funcionamiento universal de los gestos como símbolos significativos en el proceso social humano general de la comunicación.

▷ Noticias internacionales de hoy (abril, 2024) por nuestros amigos de la vanguardia:

He señalado, pues, que hay dos etapas generales en el desarrollo pleno del yo. En la primera de estas etapas, el yo del individuo está constituido simplemente por una organización de las actitudes particulares de otros individuos hacia él y hacia los demás en los actos sociales específicos en los que participa con ellos. Pero en la segunda etapa del desarrollo completo del yo del individuo, ese yo está constituido no sólo por una organización de estas actitudes individuales particulares, sino también por una organización de las actitudes sociales del otro generalizado o del grupo social en su conjunto al que pertenece. Estas actitudes sociales o grupales se introducen en el campo de la experiencia directa del individuo y se incluyen como elementos en la estructura o constitución de su yo, del mismo modo que las actitudes de otros individuos particulares; y el individuo llega a ellas, o logra tomarlas, por medio de la organización posterior, y luego la generalización, de las actitudes de otros individuos particulares en términos de sus orientaciones e implicaciones sociales organizadas. Así, el yo alcanza su pleno desarrollo organizando estas actitudes individuales de los demás en las actitudes sociales o grupales organizadas, y convirtiéndose así en un reflejo individual del patrón sistemático general de comportamiento social o grupal en el que él y los demás están involucrados, un patrón que entra como un todo en la experiencia del individuo en términos de estas actitudes grupales organizadas que, a través del mecanismo de su sistema nervioso central, toma hacia sí mismo, al igual que toma las actitudes individuales de los demás.

El juego tiene una lógica, de modo que tal organización del yo se hace posible: hay un fin definido que debe obtenerse; las acciones de los diferentes individuos están todas relacionadas entre sí con referencia a ese fin, de modo que no entran en conflicto; uno no está en conflicto consigo mismo en la actitud de otro hombre del equipo. Si uno tiene la actitud de la persona que lanza la pelota, también puede tener la respuesta de atrapar la pelota. Ambas están relacionadas, de modo que favorecen el propósito del propio juego. Se interrelacionan de forma unitaria y orgánica. Hay, pues, una unidad definida que se introduce en la organización de los otros yoes cuando llegamos a una etapa como la del juego, frente a la situación del juego en la que hay una simple sucesión de un papel tras otro, situación que es, por supuesto, característica de la propia personalidad del niño. El niño es una cosa en un momento y otra en otro, y lo que es en un momento no determina lo que es en otro. Ese es tanto el encanto de la infancia como su insuficiencia. No se puede contar con el niño; no se puede suponer que todas las cosas que hace van a determinar lo que hará en cualquier momento. No está organizado en un todo. El niño no tiene un carácter definido, ni una personalidad definida.

El juego es entonces una ilustración de la situación de la que surge una personalidad organizada. En la medida en que el niño toma la actitud del otro y permite que esa actitud del otro determine lo que va a hacer con referencia a un fin común, se está convirtiendo en un miembro orgánico de la sociedad. Está asumiendo la moral de esa sociedad y se está convirtiendo en un miembro esencial de la misma. Pertenece a ella en la medida en que permite que la actitud del otro que toma controle su propia expresión inmediata. Se trata de una especie de proceso organizado. Lo que se expresa en términos de juego, por supuesto, se expresa continuamente en la vida social del niño, pero este proceso más amplio va más allá de la experiencia inmediata del propio niño. La importancia del juego radica en que se encuentra enteramente dentro de la propia experiencia del niño, y la importancia de nuestro tipo moderno de educación es que se lleva lo más lejos posible dentro de este ámbito. Las diferentes actitudes que el niño asume están tan organizadas que ejercen un control definitivo sobre su respuesta, como las actitudes en un juego controlan su propia respuesta inmediata. En el juego obtenemos un otro organizado, un otro generalizado, que se encuentra en la naturaleza del propio niño, y encuentra su expresión en la experiencia inmediata del niño. Y es esa actividad organizada en la propia naturaleza del niño que controla la respuesta particular la que da unidad, y la que construye su propio yo.

Lo que ocurre en el juego ocurre en la vida del niño todo el tiempo. Continuamente adopta las actitudes de los que le rodean, especialmente los papeles de los que en cierto sentido le controlan y de los que depende. Al principio, entiende la función del proceso de forma abstracta. Pasa de la obra al juego en un sentido real. Tiene que jugar el juego. La moral del juego se apodera del niño más que la moral más amplia de toda la comunidad. El niño pasa al juego y el juego expresa una situación social en la que puede entrar completamente; su moral puede tener un mayor dominio sobre él que la de la familia a la que pertenece o la de la comunidad en la que vive. Hay toda clase de organizaciones sociales, algunas bastante duraderas y otras temporales, en las que el niño está entrando, y está jugando una especie de juego social en ellas. Es un período en el que le gusta “pertenecer”, y entra en organizaciones que surgen y desaparecen. Se convierte en algo que puede funcionar en el conjunto organizado, y así tiende a determinarse en su relación con el grupo al que pertenece. Este proceso es una etapa sorprendente en el desarrollo de la moral del niño. Lo convierte en un miembro consciente de la comunidad a la que pertenece.

Este es el proceso por el que surge la personalidad. He hablado de ello como un proceso en el que el niño asume el papel del otro, y he dicho que tiene lugar esencialmente mediante el uso del lenguaje. El lenguaje se basa predominantemente en el gesto vocal mediante el cual se llevan a cabo las actividades de cooperación en una comunidad. El lenguaje en su sentido significativo es ese gesto vocal que tiende a suscitar en el individuo la actitud que suscita en los demás, y es este perfeccionamiento del yo por el gesto que media en las actividades sociales lo que da lugar al proceso de tomar el papel del otro. Esta última frase es un poco desafortunada porque sugiere una actitud del actor que en realidad es más sofisticada que la que está implicada en nuestra propia experiencia. En este sentido, no describe correctamente lo que tengo en mente. Vemos el proceso definitivamente en una forma primitiva en aquellas situaciones en las que el juego del niño toma diferentes roles. Aquí, el hecho mismo de que esté dispuesto a pagar dinero, por ejemplo, despierta la actitud de la persona que recibe el dinero; el proceso mismo está llamando en él las actividades correspondientes de la otra persona involucrada. El individuo se estimula a sí mismo a la respuesta que está llamando en la otra persona, y luego actúa en cierto grado en respuesta a esa situación. En el juego, el niño representa definitivamente el papel que él mismo ha suscitado en sí mismo. Es lo que da, como he dicho, un contenido definido en el individuo que responde al estímulo que le afecta como a otro. El contenido del otro que entra en una personalidad es la respuesta en el individuo que su gesto suscita en el otro….

… Hasta ahora he destacado lo que he llamado las estructuras sobre las que se construye el yo, el marco del yo, por así decirlo. Por supuesto, no somos sólo lo que es común a todos: cada uno de los yoes es diferente de los demás; pero tiene que haber una estructura común como la que he esbozado para que podamos ser miembros de una comunidad. No podemos ser nosotros mismos a menos que seamos también miembros en los que hay una comunidad de actitudes que controlan las actitudes de todos. No podemos tener derechos a menos que tengamos actitudes comunes. Lo que hemos adquirido como personas conscientes de sí mismas nos convierte en miembros de la sociedad y nos da un yo. Los yoes sólo pueden existir en relaciones definidas con otros yoes. No se puede trazar una línea fija entre el propio yo y el de los demás, ya que el propio yo sólo existe y entra como tal en nuestra experiencia en la medida en que el yo de los demás también existe y entra como tal en nuestra experiencia. El individuo posee un yo sólo en relación con el yo de los demás miembros de su grupo social; y la estructura de su yo expresa o refleja el patrón general de comportamiento de este grupo social al que pertenece, al igual que la estructura del yo de todos los demás individuos que pertenecen a este grupo social….

… El yo no es tanto una sustancia como un proceso en el que la conversación de los gestos se ha interiorizado dentro de una forma orgánica. Este proceso no existe por sí mismo, sino que es simplemente una fase de toda la organización social de la que el individuo forma parte. La organización del acto social se ha importado al organismo y se convierte entonces en la mente del individuo. Sigue incluyendo las actitudes de los demás, pero ahora altamente organizadas, de modo que se convierten en lo que llamamos actitudes sociales y no en roles de individuos separados. Este proceso de relacionar el propio organismo con los demás en las interacciones que se producen, en la medida en que se importa a la conducta del individuo con la conversación del “yo” y el “mí”, constituye el auto…. … El “yo” es la respuesta del organismo a las actitudes de los demás; el “mí” es el conjunto organizado de actitudes de los demás que uno mismo asume. Las actitudes de los demás constituyen el “yo” organizado, y entonces uno reacciona hacia eso como “yo”.”

Revisor: Robert

Recursos

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Traducción al Inglés

Traducción al inglés de Interaccionismo Simbólico: Symbolic Interactionism

Véase También

MICRO-PERSPECTIVA

Bibliografía

  • Información acerca de “Interaccionismo Simbólico” en el Diccionario de Ciencias Sociales, de Jean-Francois Dortier, Editorial Popular S.A.
▷ Esperamos que haya sido de utilidad. Si conoce a alguien que pueda estar interesado en este tema, por favor comparta con él/ella este contenido. Es la mejor forma de ayudar al Proyecto Lawi.

3 comentarios en «Interaccionismo Simbólico»

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