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Orden de San Benito

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Orden de San Benito

Este elemento es una expansión del contenido de los cursos y guías de Lawi. Ofrece hechos, comentarios y análisis sobre este tema.

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Orden de San Benito en Relación a Historia de la Iglesia

En este contexto, a efectos históricos puede ser de interés lo siguiente: [1] HISTORIA. 9. Las benedictinas. Aunque la regla de S. Benito (véase, si se desea, más sobre este último termino en la plataforma general) se escribió sólo para hombres, desde los primeros tiempos de la expansión de la orden b., se aplicó también a las mujeres que deseaban consagrarse a buscar la perfección cristiana según el espíritu de los monjes benedictinos Así surgieron las primeras comunidades femeninas benedictinos Aunque es imposible precisar cuándo y en qué circunstancias tuvo lugar este fenómeno, las tradiciones de la orden se remontan hasta S. Escolástica (véase, si se desea, más sobre este último termino en la plataforma general), la hermana de S. Benito, cuya vida es un modelo de existencia consagrada a Dios desde la juventud.
El hecho es que consta la existencia de monasterios benedictinos femeninos desde el siglo VII.Entre las Líneas En Inglaterra, los más antiguos fueron los dos de Kent: Folkstone (630) y Thanet (670). Otras fundaciones importantes fueron las de Whitby (657), Ely (673), Coldingham (673), Barking (675), Wilton (800) y Ramsey (967). Según los escritores contemporáneos, estas monjas estaban muy interesadas en los estudios teológicos, escriturísticos y patrísticos y se distinguían en el arte de ilustración de manuscritos.
En Alemania, el primer convento parece ser el de Nonnberg, en Salzburgo, fundado por S. Ruperto, ca. el a. 700. S. Bonifacio (véase, si se desea, más sobre este último termino en la plataforma general), en colaboración con su prima S. Lioba, fundó los de Tanberbischofsheim, ÍCitzingen, Ochsenfut y Schornsteim. S. Lioba y sus compañeras anglosajonas trajeron al continente el interés de las monjas por el estudio, interés que tomó cuerpo especialmente en el convento de S. Hildegarda en Rupertsberg y en el convento de Helfta en el que más tarde vivió S. Gertrudis (véase, si se desea, más sobre este último termino en la plataforma general). Entre otras grandes místicas alemanas benedictinos merecen especial mención S. Matilde de Magdeburgo y S. Matilde de Hackeborn.
En Francia, donde se seguían las reglas de S. Cesáreo (véase, si se desea, más sobre este último termino en la plataforma general) y S. Columbano (véase, si se desea, más sobre este último termino en la plataforma general), se introdujo ca. 629 la regla b., mezclada con la de S. Columbano, en los conventos de Remiremont, Santa María de Soissons y San Marcial de París. El concilio de Aquisgrán del a. 817 hizo obligatoria la regla benedictinos para todos los monasterios femeninos del Imperio. Uno de los más famosos monasterios benedictinos franceses de la Edad Media fue el de NotreDame de Angers (1028) con gran número de prioratos bajo su jurisdicción.
En Italia hay conventos benedictinos desde el tiempo de los lombardos. Entre ellos el de S. Aureliano en Pavía (714), S. Salvador y S. Julia en Brescia (753), siglo Víctor en Meda (s. VIII), S. María del Valle en Cividale (s. VIII).
En España, Portugal y países escandinavos se establecieron conventos benedictinos femeninos a partir del siglo XI.
Toda la rama femenina de la orden siguió paralelamente a la de varones, las vicisitudes históricas y las reformas medievales. La reforma de Cluny se aplicó a las mujeres por el sexto Abad, S. Hugo, en el monasterio de Marcigny. Del mismo modo fueron apareciendo las benedictinos cistercienses (véase, si se desea, más sobre este último termino en la plataforma general), camaldulenses (véase, si se desea, más sobre este último termino en la plataforma general), vallumbrosanas y olivetanas. También los movimientos de reforma de los siglo XIV y XV dieron lugar a ramas femeninas.
En la actualidad, las congregaciones b., si se exceptúan algunos casos, como la congregación de Bursfeld, la cistercienle y alguna otra, no son tales en el sentido propio de los b., sino agrupaciones de conventos con el solo vínculo de una misma observancia. Los conventos están o bajo la exclusiva dirección de una abadía o bajo la jurisdicción del ordinario del lugar. Esto último es lo más frecuente. El Annuario Pontificio 1970 nos suministra los datos estadísticos actuales (la primera cifra dentro del paréntesis indica el número de conventos y la segunda el de religiosas). Con casas autónomas: benedictinas (2277.534); benedictinos de la Adoración Perpetua del Santísimo Sacramento (471.695); camaldulenses (6125); olivetanas (995); vallumbrosanas (592); cistercienses bernardas (952.263); cistercienses trapenses (381.752). Congregaciones centralizadas: benedictinos de la Adoración Perpetua (6428); Congregación de S. Benito (1662.183); Congregación de S. Gertrudis (1962.409); Congregación de S. Escolástica (212.550); benedictinos de la Divina Providencia (81492); benedictinos misioneras (901.447); benedictinos misioneras de la Reina de los Apóstoles (14255); benedictinos de Nuestra Señora del Calvario (6160); olivetanas (9477); benedictinos de Priscila (345); benedictinos de la Povidencia (35329); benedictinos del Sagrado Corazón de Montmartre (216); benedictinos de Santa Gertrudis (11145); benedictinos bernardas cistercienses d’Esquermes (8216).Entre las Líneas En total, 1.075 casas con 23.818 religiosas. [rbts name=”historia-de-la-iglesia”]

▷ En este Día de 25 Abril (1809): Firma del Tratado de Amritsar
Charles T. Metcalfe, representante de la Compañía Británica de las Indias Orientales, y Ranjit Singh, jefe del reino sij del Punjab, firmaron el Tratado de Amritsar, que zanjó las relaciones indo-sijas durante una generación. Véase un análisis sobre las características del Sijismo o Sikhismo y sus Creencias, una religión profesada por 14 millones de indios, que viven principalmente en el Punjab. Los sijs creen en un único Dios (monoteísmo) que es el creador inmortal del universo (véase más) y que nunca se ha encarnado en ninguna forma, y en la igualdad de todos los seres humanos; el sijismo se opone firmemente a las divisiones de casta. Exatamente 17 años antes, la primera guillotina se erigió en la plaza de Grève de París para ejecutar a un salteador de caminos.

Benedictinos (Orden de San Benito) en Relación a Historia de la Iglesia

En este contexto, a efectos históricos puede ser de interés lo siguiente: [1] (Nota: esto es una continuación del texto sobre benedictinos (véase) que se haya en otra parte de esta plataforma online). No faltaron movimientos de reforma. Tres santos italianos, de carácter muy parecido, dan origen a tres nuevas ramas benedictinas: S. Silvestre Guzzolini (m. 1267), a los silvestrinos; San Pedro Morrone (m. 1296), Papa durante algún tiempo con el nombre de Celestino V (véase en esta plataforma: PEDRO CELESTINO, SAN), a los celestinos; el benedictinos Bernardo Tolomei (m. 1348), a los olivetanos (de Monte Oliveto). Características comunes a las tres reformas son la austeridad de vida, la extrema pobreza, una fuerte centralización y cierta tendencia al eremitismo. Lgs silvestrinos no tenían abades, sino priores vitalicios; los celestinos y los olivetanos introdujeron los abades temporales, innovación que fue imitada en los siglos posteriores.
En los monasterios tradicionales, se empezó a hablar de salir de su aislamiento y agruparse de algún modo para defenderse mejor de los enemigos comunes. El ejemplo del Cister estaba bien patente: sus capítulos generales tenían verdadera eficacia. Ya en 1131 los abades de la provincia eclesiástica de Reims habían resuelto reunirse anualmente para tratar de reforma. Se conocen también otras reuniones similares en otros puntos. Celoso de la restauración monástica, Inocencio III (véase, si se desea, más sobre este último termino en la plataforma general) promovió estas asambleas periódicas de prelados, que el IV cono. de Letrán sancionaba, en 1215, imponiendo a todo el monacato benedictino los llamados capítulos provinciales, esto es, la reunión, cada tres años, de todos los prelados de una misma región; sus decisiones debían observarse por todos los monjes allí representados; los capítulos, además, debían elegir visitadores, cuya misión era recorrer y reformar todos los monasterios de la provincia. Pero, pese al apoyo de los sucesores de Inocencio III, la nueva institución acabó por fracasar casi en todas partes, menos en Inglaterra.
En el siglo XIV, Benedicto XII, monje cisterciense, estimuló la reforma benedictina con la publicación de la bula Summi Magistri, generalmente llamada Benedictina (1336), legislación cuidada y prudente que completa lo dispuesto por el IV Concilio de Letrán. Recuerda la obligación de celebrar los capítulos provinciales, que regula minuciosamente; divide la Cristiandad en 32 provincias monásticas, cuyos límites fija con precisión; se ocupa de puntos importantes de la observancia regular y, particularmente, de los estudios, ordenando, entre otras cosas, que se mande a las universidades un monje de cada 20.Si, Pero: Pero los desvelos del Papa dieron poco fruto. Por entonces hacía estragos la encomienda. Prelados seculares, reyes y señores laicos gozaban canónicamente de los bienes de los monasterios como si fueran religiosos profesos.

Detalles

Los abades comendatarios, en general, se limitaban a apoderarse de las rentas de sus abadías, dejando a los monjes sólo una pequeña parte. La encomienda, sin duda, constituyó la peor de las plagas que azotaron los monasterios benedictinos, pero no la única. Puede recordarse el hambre de 1315-17, la gran peste de 1348-49, el gran Cisma de Occidente y la guerra de los Cien Años. Todo parecía obstaculizar la restauración benedictina.
5. Las Congregaciones. A partir del siglo XV, la historia benedictina se caracteriza por la progresiva proliferación de congregaciones, en su mayor parte de reforma, que acaban por repartirse entre sí la totalidad de los monasterios.Entre las Líneas En los países germánicos, puede mencionarse ante todo la reforma de Kastl (Baviera), iniciada ya en el siglo XIV por Otón Nortweiner y fomentada más tarde por el cono. de Constanza (1414). Su fin era restaurar la disciplina. Pero, como descuidaba toda organización externa, no duró más de un siglo. Muchos de sus monasterios fueron heredados por las congregaciones de Melk y de Bursfeld. La reforma de Melk (Austria), comenzada por Nicolás Seyringer (m. 1425), tenía un carácter meramente
religioso: su único empeño era la difusión y cumplimiento de sus estatutos, asegurar la observancia regular y la santificación de los monjes. Produjo, entre otros frutos, una notable pléyade de escritores espirituales.
Mucho más importante que las de Kastl y Melk fue la Congregación de Bursfeld (monasterio de Sajonia). Iniciada por Juan Dederoth, llamado también de Münden, en la primera mitad del siglo Xv, e inspirada por Juan Rode, abad de S. Matías de Tréveris, impulsada por el Concilio de Basilea y protegida por el card. Nicolás de Cusa, llegó a poseer unos 200 monasterios, esparcidos por los vastos territorios de las actuales Alemania, Austria, Dinamarca, Holanda y Bélgica, y perduró hasta la secularización de 1802. Su constitución era muy tradicional: federación y no unión, monasterios autónomos, abades vitalicios. Su capítulo general anual y sus visitadores sólo pretendían ayudar a mantener la observancia, compendiada en tres libros oficiales: el Ceremoniale, el Ordinarius divinorum y los Recessus u ordenaciones de los capítulos generales. Entre sus numerosos hombres ilustres destaca sobre todo el abad Tritemio de Sponheim (m. 1516), hombre polifacético y maestro espiritual de la congregación.
En los países latinos, se crearon diversas congregaciones benedictinas. La primera fue fundada por Ludovico Barbo, abad de S. Justina de Padua (m. 1443). De ahí que se llamara de S. Justina hasta que ingresó en ella el monasterio de Montecassino (1504); desde entonces es conocida con el nombre de Casinense. Erigida canónicamente en 1419, llegó a agrupar todos los monasterios de Italia y se distinguió por una fuerte centralización, por un gobierno de tendencia decididamene democrática y por el frecuente cambio de superiores. La obra de Barbo tuvo gran influencia en el resto del monacato benedictino.
En España, existieron dos congregaciones: la llamada Congr. Claustral y la de S. Benito de Valladolid. La Congregación Claustral fue simplemente la prolongación de los capítulos provinciales que se celebraron ejemplarmente en las provincias de Tarragona y Zaragoza; sus monasterios, algunos muy ilustres durante la Edad Media, como Ripoll (véase, si se desea, más sobre este último termino en la plataforma general), S. Cugat y S. Juan de la Peña, estaban situados en Cataluña y Aragón; pero llevó una vida lánguida, pues sus monjes y abades se opusieron rotundamente a toda renovación.

▷ Lo último (abril 2024)

Basado en la experiencia de varios autores, mis opiniones y recomendaciones se expresarán a continuación (o en otros lugares de esta plataforma, respecto a las características y el futuro de esta cuestión):

Pormenores

Por el contrario, la Congregación de S. Benito de Valladolid, llamada también posteriormente de España e Inglaterra, fue una de las más eminentes en los siglo XVI-XVIII.
El monasterio de S. Benito de Valladolid, fundado en 1390 por Juan I de Castilla, se distinguió desde el principio por una austeridad y separación del mundo realmente extraordinarias, pues sus monjes hacían voto de perpetua clausura. Sus prelados lograron imponer sus costumbres y, si era posible, su jurisdicción a unos pocos monasterios a lo largo del siglo XV; pero fue el generoso apoyo de los Reyes Católicos lo que les permitió apoderarse de abadías como Sahagún, Montserrat (véase, si se desea, más sobre este último termino en la plataforma general) y S. Millán de la Cogolla, y, por último, formar una congregación (1500). Por desgracia, no se dio a ésta una constitución del gusto de todos los que la formaban, lo que originó grandes y largas luchas entre los monasterios sometidos y el de Valladolid, deseoso de conservar su hegemonía a toda costa.

Otros Elementos

Además, el primer rigor fue debilitándose poco a poco.

Puntualización

Sin embargo, la congregación vallisoletana conservó casi hasta los últimos años de su existencia un notable nivel de vida religiosa y produjo una pléyade de varones ilustres: personajes tan virtuosos como García de Cisneros (véase, si se desea, más sobre este último termino en la plataforma general), Sebastián de Villoslada, Juan de Castañiza y José de S. Benito; teólogos y canonistas, como Antonio Pérez, José Sáenz de Aguirre, Juan Bautista Lardito y otros muchos; escrituristas, como Pedro Vicente Marcilla y Jerónimo Lloret; espirituales, como el mencionado Cisneros y Pedro Alonso de Burgos; historiadores, como Prudencio de Sandoval y Antonio de Yepes, autor de la primera historia general de la Orden de S. Benito; polígrafos de la talla de Feijoo (véase, si se desea, más sobre este último termino en la plataforma general) y Martín Sarmiento; y todavía podrían mencionarse grandes predicadores, científicos, literatos, músicos famosos, grandes hombres de gobierno y más de 80 obispos. Los benedictinos vallisoletanos administraban más de 200 parroquias, sostenían gran número de instituciones benéficas, regían cátedras en cuatro universidades, una de las cuales, Irache, era de su propiedad. Influyeron, además, notablemente en la formación de la Congregación de Portugal y de la nueva Congregación inglesa, integrada en su mayor parte por benedictinos de la Gran Bretaña que habían profesado y se habían formado en monasterios españoles.
El cisma inglés y la reforma protestante fueron un duro golpe para los monasterios benedictinos. La Contrarreforma impuso definitivamente el sistema de agruparlos en congregaciones. Incluso en Francia, donde anteriormente sólo hallamos la de ChezalBeniolt, se formaron diversas uniones monásticas. Las congregaciones benedictinas aprobadas por la Santa Sede desde el Concilio de Trento hasta la Revolución francesa son las siguientes: la de Mélida, formada por los monasterios de Dalmacia (1548); Exentos de Flandes (1564); portuguesa (1566); Exentos de Francia (1580); de Estrasburgo (1602); de Suabia (1603); de SanntVanne (1604); Soc. de Bretaña (1607); Congr. de SanntDenis (1607); suiza (1608); inglesa (1619); de San Mauro (1621); de Allobroges (1621); austriaca (1625); belga (1627); claustral .(1640); de Salzburgo (1641); cluniacense reformada (1661); bávara (1684); de Augsburgo (1687), y castrocasinense, integrada por monasterios polacos (1700).Entre las Líneas En 1701, fue erigida la Congregación mequitarista, destinada a propagar y mantener el catolicismo en Armenia. Desde el siglo XVI todos los monasterios benedictinos de Hungría formaban un cuerpo compacto en torno a la abadía de Pannonhalma; la unión llegó a ser tan estrecha que todos los monjes acabaron por ser miembros de una sola e inmensa abadía.
Entre estas congregaciones las hubo de todas clases: de tipo federal o centralizado, de gran austeridad de vida o de muy poca, de existencia lánguida y efímera o de gran pujanza. Sólo unas pocas lograron subsistir hasta hoy. La inmensa mayoría o sucumbieron antes o perecieron al golpe de la Revolución y de la secularización qué progresivamente se impuso en todos los países de Occidente. De los 1.500 monasterios benedictinos que cubrían Europa en tiempos del Concilio de Constanza, sólo unos 30 sobrevivieron a la caída de Napoleón.
6. La restauración del siglo XIX. El cansancio, la vida holgada, la falta de espíritu religioso, las dispensas de actos regulares, el peculio y, en muchas partes, el jansenismo y el racionalismo fueron las lacras más comunes entre los benedictinos de los siglo XVIII-XIX.Si, Pero: Pero de sus filas salieron hombres íntegros e intrépidos que emprendieron la restauración. Ésta empezó en ciertos países cuando en otros todavía tenía que consumarse la supresión de los monasterios. Así, en Suiza, Hungría, Italia e Inglaterra, donde por fin se establecieron los benedictinos ingleses expulsados de Francia por la Revolución. Las congregaciones suiza, húngara, casinense e inglesa lograron sobrevivir.

Indicaciones

En cambio, fracasaron los intentos de restaurar las congregaciones que hubo en Francia; fue un sacerdote secular, Prosper Guéranger (véase, si se desea, más sobre este último termino en la plataforma general), quien dio origen a la moderna Congr. de Francia al emprender la restauración del priorato de Solesmes en 1833.Entre las Líneas En 1860 se erigía la nueva Congregación de Baviera.Entre las Líneas En 1863, los hermanos Mauro y Plácido Wolter, que iban a recibir el influjo de Guéranger, abrían el monasterio de Beuron (Suabia); en torno a Beuron se formó la congregación homónima.
En España, los benedictinos exclaustrados no fueron capaces de resucitar ni la Congr. Claustral, ni la de S. Benito de Valladolid; sólo lograron restaurar los monasterios de Montserrat (véase, si se desea, más sobre este último termino en la plataforma general), Samos (véase, si se desea, más sobre este último termino en la plataforma general) y Valvanera, que más tarde fueron incorporados a la Congregación de Subiaco. Silos (véase, si se desea, más sobre este último termino en la plataforma general) debe su restauración a los benedictinos franceses de Ligugé. Lazcano fue fundado por los monjes de Belloc, abadía igualmente francesa. Dos monjes exclaustrados de la congregación vallisoletana, Rosendo Salvado y José Serra, fundaron la abadía de Nueva Nursia, en Australia (1867).
Un monje de Metten, Bonifacio Wimmer, implantó el monacato benedictino en Estados Unidos (1846), dando origen a la floreciente Congr. AmericanoCasinense. La Congr. HelvetoAmericana nació en torno a los monasterios de S. Meinrad y Conception, fundados por monjes suizos.
Fruto de un cisma reformador en el seno de la Congr. Casinense, la Congr. de Subiaco, llamada hasta hace poco Casinense de la Primitiva Observancia, fue erigida en 1872.Entre las Líneas En 1884, se erigió la de S. Otilia, cuyo centro se encuentra en el monasterio bávaro del mismo nombre; dedicada al apostolado misional, conoció una rápida expansión.Entre las Líneas En 1889, León XIII agrupó los monasterios austriacos en dos congregaciones: la de la Inmaculada Concepción y la de S. José (se puede estudar algunas de estas cuestiones en la presente plataforma online de ciencias sociales y humanidades). Fundada en 1827, la Congr. del Brasil había quedado reducida a la mínima expresión cuando, en 1895, el monje belga Gerardo van Caloen emprendió su restauración. La renovación benedictinos del siglo Xix culminó, en cierto modo, con la confederación de las congregaciones que tuvo lugar en 1893 y de la que hemos tratado arriba.
7. Los benedictinos en el siglo XX.Entre las Líneas En el siglo XX continúa el periodo de resurgimiento y expansión.

Detalles

Las estadísticas son elocuentes.Entre las Líneas En 1905, los monasterios eran 155 y los religiosos 5.940; en 1935, 190 y 10.356, respectivamente; en 1965, 225 y 12.070.
En 1965, la Confederación estaba integrada por las siguientes congregaciones: Casinense (10 monasterios y 198 religiosos), de Inglaterra (12 y 599), de Hungría (3 y 245), de Suiza (6 y 559), de Baviera (11 y 459), del Brasil (6 y 222), de Francia (21 y 1.078), AmericanoCasinense (20 y 2.045), de Beuron (9 y 631), de Subiaco (35 y 1.907), HelvetoAmericana (16 y 972), de Austria (14 y 512), de Santa Otilia (14 y 1.311), de Bélgica (erigida en 1920, 14 y 751), Eslava (Checoslovaquia, 7 y 106) y Olivetana (21 y 263). Esta última, considerada como una rama de los b., ingresó en la Confederación en 1960. Después de 1965, obtuvieron su admisión en la misma las restantes ramas, a excepción de los cistercienses, considerados como una orden aparte: los camaldulenses (véase, si se desea, más sobre este último termino en la plataforma general), los valumbrosanos y los silvestrinos. Últimamente, se formó la Congr. de Holanda, compuesta de cuatro monasterios que se separaron de la Congr. de Francia. Siete monasterios están bajo la jurisdicción inmediata del abad primado: el Colegio de San Anselmo (Roma), San Matías de Tréveris, la Dormición (Jerusalén), Le Bouveret (Suiza), Chevetogne (Bélgica), Elmira (Estados Unidos) y Binicanella (España).
En España existen actualmente los siguientes monasterios su¡ iuris: Montserrat, Samos, Silos, Valvanera, Lazcano, El Paular, Santa Cruz del Valle de los Caídos y Binicanella. Algunos. de ellos poseen dependencias: Leyre, Montserrat de Madrid, S. Clodio, Monforte de Lemos, Estíbaliz y El Miracle.
8. Actividades. Los benedictinos no han tenido ni tienen una actividad específica común, a no ser que se considere tal el culto divino que se esmeran en ofrecer todos los días. S. Benito sólo supone que sus seguidores son monjes, esto es, hombres dedicados a servir a Dios en la clausura de un monasterio, cantando las divinas alabanzas, meditando las Escrituras, orando y trabajando en cualquier labor que pueda compaginarse con su peculiar género de vida.
Los benedictinos medievales roturaron las tierras, copiaron manuscritos, cultivaron las ciencias y las artes. Su relevante contribución a la conservación de la cultura antigua y a la formación de la moderna es generalmente reconocida. Esta tradición cultural fue continuada en los tiempos más recientes. Baste citar el ejemplo luminoso de la Congr. de S. Mauro, con sus ediciones patrísticas, sus colecciones de autores medievales, sus obras históricas, etc. (véase en esta plataforma: PATRÍSTICA II, 2). Actualmente, mientras unos se dedican a la formación de la juventud en colegios y otros trabajan en el ministerio parroquial o en las misiones, no faltan quienes publiquen estudios o fuentes de patrología, Eturgia, espiritualidad, historia, etc. La colaboración benedictina a la restauración litúrgica y especialmente del canto gregoriano es conocida. Tampoco tienen los benedictinos una escuela filosófica o teológica propia.Entre las Líneas En general, han sido partidarios del tomismo. El intento español de fundar una escuela anselmiana y el francés de crear una teología benedictina no han llegado a triunfar. [rbts name=”historia-de-la-iglesia”]

Recursos

Notas y Referencias

  1. Basado parcialmente en el concepto y descripción sobre benedictinos (orden de san benito) en la Enciclopedia Rialp (f. autorizada), Editorial Rialp, 1991, Madrid

Véase También

Bibliografía

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Recursos

Notas y Referencias

  1. Basado parcialmente en el concepto y descripción sobre orden de san benito en la Enciclopedia Rialp (f. autorizada), Ediciones Rialp, 1991, Madrid, España

Véase También

Bibliografía

Annuario Pontificio 1970, 1147, 11551157; PH. SCHMITZ, Les bénédictines, en DHGE 7, 12061234; S. HILPISCH, History of Benedictine Nuns, Collegeville (Minnesota) 1958; VARIOS, Benedictines sisters, en New Catholic Encyclopedia, 2, Nueva York 1967, 295299.

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