La clase privilegiada en África son los gobernantes tradicionales, la élite política, los ejecutivos de las corporaciones estatutarias, los altos funcionarios y los altos ejecutivos de negocios. Las bases teóricas de los crímenes de la clase privilegiada en Nigeria son la teoría de la tensión, el hedonismo (como escribió Beccaria 1764/1872), la codicia, el poder, el miedo a caer del cénit de la riqueza y el poder, y el engrandecimiento personal en el consumo conspicuo. El tipo de crímenes de la clase privilegiada en África Occidental es muy diverso, e incluye evasión de impuestos, adjudicación fraudulenta de contratos gubernamentales, obstrucción de la justicia, adjudicación de contratos sobrevalorados por los líderes de los departamentos gubernamentales, ataques terroristas contra los opositores políticos, asesinato de opositores políticos, violación forzada de mujeres adultas y violación de estatuas por parte de altos funcionarios del gobierno y políticos, arrestos extorsivos por parte de la policía, soborno y corrupción en el poder judicial, lavado de dinero, etc. El dinero mal habido conduce al consumo conspicuo. En el consumo conspicuo, las generaciones jóvenes del país son engañadas. Esto sucede cuando algunos individuos de clase privilegiada gastan su dinero mal habido en bares ruidosos y fiestas callejeras, como lo hacen en Nigeria y otros países de África Occidental, o cuando los jefes ejecutivos de las corporaciones vuelan en sus jets privados a Washington, D.C. para pedirle al Congreso de los Estados Unidos que les dé dinero de algunos contribuyentes estadounidenses para que construyan sus industrias automovilísticas, que habían arruinado en el consumo conspicuo y la acumulación primitiva. Obviamente, los jóvenes desfavorecidos de las sociedades en esas situaciones verán la vida como llena de hacer dinero por todos los medios, y como un comportamiento aprobado. Sin lugar a dudas, los crímenes de la clase privilegiada se presentan a la generación más joven como una socialización en una desviación total.