La enseñanza a los bachilleres no satisfacía a Hegel, y la “Ciencia de la Lógica” vino a facilitarle la salida en tanto le proporcionó una fama que no le había conseguido la “Fenomenología del Espíritu”. Como fruto de la “Ciencia de la Lógica”, le llega la invitación para trasladarse a la Universidad de Heidelberg. Hegel la acoge gustoso y, según nos informan Bonsiepen y Lucas, «imparte ya lecciones sobre la ‘Enciclopedia de las ciencias filosóficas’ durante su primer semestre de docencia, es decir, en el semestre de invierno 1816/17. En el siguiente semestre, los alumnos pudieron ya disponer de la primera edición de la Enciclopedia de las ciencias filosóficas». Se había cumplido, por tanto, el viejo proyecto de Jena, temporal mente desplazado por la redacción y publicación de la “Ciencia de la Lógica”.
El sistema de la “Enciclopedia de las ciencias filosóficas en compendio” de 1817, el primero publicado, fue ya el definitivo en la medida en que fue llevado a cabo por aquella primera versión. (Tal vez sea de interés más investigación sobre el concepto). Juicio acertado, creemos, en la medida en que Hegel no alteró el modo general dialéctico-especulativo de ordenar la totalidad, pero que deja en suspenso el análisis y valoración de las diferencias particulares que las ediciones posteriores incorporan. Todavía, antes de abandonar Heidelberg, Hegel publicó una recensión del tercer volumen de las obras completas de Jacobi que había aparecido el año anterior. En esta recensión, Hegel adopta una actitud favorable hacia este autor, muy distinta de la que había adoptado en 1802 y 1807. Antes de la muerte de este autor, ocurrida el año 1819, había tenido lugar un amigable encuentro de ambos filósofos. No sería extraño, pues, que el nuevo papel asumido por la tesis jacobiana del conocimiento inmediato de Dios se aso ciara, como causa o como efecto, a un cierto tinte general que cobra el nuevo texto y que viene a destacar la conexión entre filosofía y religión de una manera ciertamente distinta de cómo esta relación había sido tratada en la “Enciclopedia de las ciencias filosóficas en compendio” de Heidelberg. Esta nueva coloración del texto favoreció indudablemente el sesgo que más adelante tomó la llamada derecha hegeliana y fue también aprovechada por Haym para interpretar que la ida de Hegel a Berlín significó la traición de los ideales más laicos de su juventud para dar paso a una cierta acomodación a los tiempos de la restauración. (Tal vez sea de interés más investigación sobre el concepto). El segundo capítulo de grandes cambios, además de determinar en muy buena parte el crecimiento material del libro, significó que el nuevo texto de la “Enciclopedia de las ciencias filosóficas en compendio” podía considerarse como una cierta realización del proyecto de continuar después de la “Ciencia de la Lógica” la prevista escritura (su redacción) “in extenso” de las dos partes restantes del sistema.
Así lo dio a entender Hegel, poco antes de morir, en una nota que añadió a la 2.” edición de la “Ciencia de la Lógica”. «En el lugar del proyecto de una segunda parte, mencionado después, que debía con tener el conjunto de las otras ciencias reales de la filosofía, he dado a la luz desde entonces la ‘Enciclopedia de las ciencias filosóficas’ que el año pasado alcanzó su tercera edición». Este asunto, sin embargo, no es del todo claro, porque si esta nota se interpreta demasiado literalmente, se impone entonces decir que en la “Enciclopedia de las ciencias filosóficas en compendio” de 1827 y 1830 refluye el proyecto de escribir el sistema con todo detalle. Pero entonces sería también verdad que la “Enciclopedia de las ciencias filosóficas en compendio” habría perdido el carácter de compendio, cosa que Hegel está lejos de pensar.
Consideraciones éstas que no borran la impresión, a pesar de todo, de que la “Enciclopedia de las ciencias filosóficas en compendio” en sus dos versiones berlinesas ha venido a cobrar un cierto carácter híbrido, a mitad de camino entre compendio y tratado. Sin embargo, a pesar de este propósito de mayor brevedad, introduce en los parágrafos siguientes de la “Enciclopedia de las ciencias filosóficas en compendio” un cambio muy visible. La sociedad civil, como titular principal de los derechos de la particularidad, cobra también en la “Enciclopedia de las ciencias filosóficas en compendio”, a partir de 1827, el importante puesto que le había ya concedido la “Líneas básicas de la Filosofía del Derecho” en 1821. Este último libro, por tanto, a la zaga de las lecciones orales, había modificado la distribución de esta materia en la “Enciclopedia de las ciencias filosóficas en compendio” de Heidelberg, y el cambio que ahora se introducía en la “Enciclopedia de las ciencias filosóficas en compendio” B debe verse como una simple transferencia de la mutación ya cuajada en la “Líneas básicas de la Filosofía del Derecho”.
En efecto, mientras la “Enciclopedia de las ciencias filosóficas en compendio” A estaba aún disponible en las librerías, podía considerarse suficiente como guion general de las clases sobre materias distintas de la teoría política, pero la versión de la eticidad que ofrecía aquella “Enciclopedia de las ciencias filosóficas en compendio” A no le resultaba satisfactoria a Hegel desde las primeras lecciones de Berlín, máxime en un ambiente saturado de debate constitucional. Las clases sobre «derecho natural y ciencia política» ocuparon siempre un puesto muy relevante en la docencia de Hegel. Desde el momento de su llegada a Berlín, ya a lo largo del primer semestre, impartió un curso sobre esta materia junto con el curso sobre la “Enciclopedia de las ciencias filosóficas en compendio” en general. Hoy sabemos además que Hegel había emprendido desde muy pronto la reforma de esta parte de su sistema.
Por lo que se refiere a las variaciones observables al final de la “Enciclopedia de las ciencias filosóficas en compendio” hay que decir en primer término que resultan más difíciles de explicar. Ahora bien, las dos redacciones de este parágrafo, a pesar de sus diferencias, destacan ya la circularidad del sistema completo en tanto que en ambos se expresa con claridad que la filosofía, en la cima del espíritu absoluto, regresa a lo lógico. Habiéndose, pues, cerrado el círculo total, este parágrafo es de suyo el último. Sobre el significado de la inclusión del texto de Aristóteles como colofón de la “Enciclopedia de las ciencias filosóficas en compendio” no diremos nada aquí porque es cuestión muy discutible.
Sólo apuntaremos la posibilidad de que con esta cita se insinúe la identidad de las auténticas filosofías con la filosofía sin más. En este punto final se contemplaría ahora, en el lugar sistemático que le corresponde, aquella identidad que, de manera muy escolar, se había anticipado en los §§ 13 y 14 de la introducción. (Tal vez sea de interés más investigación sobre el concepto). Hegel creyó entonces poder revisar y corregir el texto rápidamente, porque no abrigaba la intención de introducir grandes cambios. De los cambios introducidos en 1830 destaquemos sobre todo la reinserción de los tres silogismos finales con una redacción más elaborada de la que habían conocido en Heidelberg. Estas correcciones parecen indicar que el autor de la “Enciclopedia de las ciencias filosóficas en compendio” siente ahora la necesidad de expresar en cada paso de su discurso la clase específica de determinación a la que se refiere el texto y hacerlo así más concreto.