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Cambio

Este elemento es un complemento de los cursos y guías de Lawi. Ofrece hechos, comentarios y análisis sobre este tema.

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Introducción: Cambio

Concepto de Cambio en el ámbito del comercio exterior y otros afines: El trueque o permuta de una cosa por otra.Entre las Líneas En términos de banca es la operación por medio de la cual una persona cede a otra los fondos que tiene en un punto diferente de aquél en el que se recibe. Valor relativo de las monedas de dos países.

Cambio

Cambio en el Derecho Español

Cambio a finales del Siglo XX

En el Diccionario Jurídico Espasa, Cambio se define como:

Es la transformación de un activo o de una moneda distinta En otra acepción, es la negociación mediante la cual se ceden a un tercero fondos que se poseen en un punto distinto del lugar donde se efectúa la negociación.

Una moneda solamente posee el poder liberatorio o curso forzoso en la zona de soberanía de la autoridad que la emita: no se puede generalmente pagar a un acreedor extranjero mediante remesa en su propia moneda El intermediario que se necesita viene constituido por los sistemas bancarios de ambos países Los bancos llevan a cabo, además, por medio de sus sucursales o de organismos corresponsales, las operaciones de cambio de las monedas fiduciarias (billetes), o sea, el cambio manual Estas transacciones, aunque son las más conocidas por el gran público, representan solo una parte ínfima de las operaciones de cambio, las cuales se efectúan fundamentalmente en moneda escritural, mediante asientos en los libros de los bancos del deudor y del acreedor [JMCR]

Más sobre Cambio

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A continuación se examinará el significado.

¿Cómo se define? Concepto de Cambio en Economía

[rtbs name=”home-economia”]Significado de cambio: Precio que alcanza un valor en bolsa. Precio que tiene una determinada moneda en relación a otra moneda extranjera. A la relación existente entre ambas se le llama tipo de cambio.(1)

Cambio en el Ámbito Económico-Empresarial

En el Contexto de: Cambios

Véase una definición de cambio en el diccionario y también más información relativa a cambio.

Cambio en Relación a este Tema

En este contexto, a efectos históricos puede ser de interés lo siguiente: [1] El tema de cambio o movimiento es como una constante a través de las distintas partes de la filosofía.[sc name=”filosofia”][/sc]Desde el punto de vista lógico, el logos discurre pasando de la potencia al acto. Desde un punto de vista de la Filosofía de la Naturaleza, su objeto es de modo primordial el ente móvil. Y desde un punto de vista psicológico, dentro de ese mismo marco de la Filosofía de la Naturaleza, hay que tener en cuenta el propio dinamismo de todo ser vivo.Si, Pero: Pero no sólo esto, sino que, aunque la entidad se nos revela metafísicamente como inmutable, el movimiento nos pone en la pista del llamado vértice de la Metafísica: la Teología natural. Por el movimiento podemos llegar a la demostración de la existencia de Dios. «Prima et manifestior», dice Tomás de Aquino, es la vía que parte del movimiento o c., «ex parte motus».
Basten estas precisiones como indicación de la trascendencia del tema.
1. Cambio y movimiento.Entre las Líneas En Aristóteles (Phys., III,1, 201a210), y en S. Tomás de Aquino encontramos la . definición del movimiento como: «Acto de un ente en potencia en cuanto está en potencia». Conviene ya desde el principio señalar esta reduplicación del término in potentia que aparece en esta definición del movimiento. A diferencia de los actos estáticos, cuyas potencias están en función de la realidad, pues la potencia supone el acto, ya que para ser algo en potencia hay que ser algo en acto (la nada no tiene potencia para nada), el acto dinámico que es el movimiento, sólo es comprensible en la medida en que, en tanto que acto, está precisamente en función de su potencio. Un móvil está en acto de moverse porque continúa estando en potencia de moverse.Si, Pero: Pero esto supone, evidentemente, la necesidad de echar mano aquí del genial descubrimiento aristotélico que es el concepto de ente en potencia.
El ente en potencia,como explicación del movimiento que había quedado descartado por la ontología de Par ménides, supone en principio esto: la potencia, el ente en potencia, es algo en función de un ente en acto. Para ser algo en potencia hay que ser algo en acto. Acto y potencia se excluyen mutuamente respecto a la misma cosa.Si, Pero: Pero en la génesis misifa del movimiento es el acto el que está en función de una potencia. El ente en potencia se mueve como a caballo entre el ente y el noente de Parménides. Ese ente en potencia, que es un poder ser lo que todavía no se es, no es reductible ni al puro ente, ni al puro noente de Parménides, porque es el poder ser de un sujeto.
Pero ese noser todavía, que va implicado en la propia esencia del ente en potencia, no es un puro no ser, sino que es el noser de’ algo que a su vez es algo. No es ni ente, ni noente. Es una noción irreductible con la cual va a contar Aristóteles para explicar el movimiento o cambio desde un punto de vista cosmológico, y que, sacada de ese sentido temporal gire tiene en la Filosofía de la Naturaleza, va a servir también para explicar la finitud y la pluralidad de los entes que no consisten en su propio ser, es decir, que son contingentes. Concepto, por cierto, que, sirviendo para explicar la mutabilidad con un matiz cronológico, como un poder ser lo que todavía no se es, y para explicar la finitud, como un poder tener la existencia, pero no serla, hace comprensible los dos olvidos fundamentales de Parménides: el movimiento y la finitud de los seres que no consisten en su propio existir.
Pero esta distancia que, en principio, señala el ente en potencia aristotélico, respecto a la ontología de Parménides, no supone tampoco, pues se trata de una síntesis superadora, caer en el extremo opuesto: en el dogma de la absoluta y sustantiva mutabilidad de Heráclito.
Aunque el movimiento sea explicable a partir del concepto de ente en potencia, esto no significa subrayar la sustantividad del movimiento como en el caso de Heráclito.Entre las Líneas En este sentido Aristóteles afirma que .«el movimiento no está fuera de las cosas» (Phys., III,1,200b32). El movimiento no es algo sustante y sustantivo, sino que es siempre y fundamentalmente algo de un ente, que es el ente móvil.Si, Pero: Pero por bajarse en su génesis y en su intelección el concepto de ente en potencia, acontece que el movimiento se nos revela como un acto imperfecto. Imperfecto porque es siempre un acto híbrido de potencialidad; imperfecto porque el móvil, en tanto que móvil, se mueve por no haber saturado su poder cinético. «Motus est actos imperf ectus», anota S. Tomás de Aquino en el Comentario a la Física de Aristóteles, tomando pie de la frase «todo movimiento es algo imperfecto» (Aiet., XI,6,1048b29).
El movimiento es un acto imperfecto porque no tiene condición de fin, sino que por el contrario es siempre para un fin: la forma o el lugar que tras el cambio ocupa el móvil.Si, Pero: Pero es imperfecto fundamentalmente por ese hibridismo de actualidad y potencialidad. El movimiento es acto parcial cuando no se ha realizado plenamente; sólo es acto total cuando ya no hay c.
Esta dialéctica de la movilidad que supone una actualidad y una potencialidad a simultaneo no significa que el movimiento sea una especie de sucesión de actos fijos. No se trata de inmovilizar el movimiento. Esa inmovilidad del movimiento que conseguimos de manera científica, en el sentido de la ciencia positiva, al pensar el movimiento, y que ha sido criticada claramente por Bergson en La pensée et le mouvant, es en último término consecuencia de lo que en el propio Bergson se llama razón científica frente a la intuición filosófica. Ya es viejo el adagio de que el movimiento es el «acto que no puede componerse de actos fijos, ni de ningún modo reducirse al acto fijo».
El movimiento es algo sucesivo donde no hay solución de continuidad.Si, Pero: Pero este acto sucesivo es imperfecto en el sentido en que es enérgeia (actividad, actualización), es imperfecto precisamente por oposición al acto estático, acto perfecto cuya potencialidad está en función de su misma actualidad, a la entelequia (actualidad o perfección resultante de una actualización).
No es lo mismo evidentemente el hecho de que un ser esté en potencia de incrementar, p. ej., una cualidad, en un plano estático, al hecho de que un ser esté ya en acto del real incremento de esa misma cualidad.Si, Pero: Pero esa enérgeia, imperfecta, todavía no es, no supone, frente a la entelequia, relativamente perfecta, la infinita distancia que existiría entre la imperfección del acto del movimiento y aquella absoluta perfección que, más que acto perfecto por tener la potencia en función de sí mismo, sería, por carecer de toda potencialidad, acto metafísicamente puro.
2. El cambio como acto y potencia. La simbiosis de actualidad y potencialidad, acto parcial y potencia parcial, coincidiendo en la sucesividad misma del movimiento, no hay que pensarla en el sentido hegeliano de que el movimiento sea la contradicción andando. El movimiento es un acto parcial y una potencia parcial, pero no respecto a lo mismo, porque el móvil ha actualizado la potencia en lo que ya se ha movido, y continúa en potencia de lo que le queda por moverse. El movimiento del que aquí se habla, es naturalmente un cambio sucesivo. No se trata del movimiento metafísico (creación y aniquilación), cambio instantáneo, que supone una omnipotencia (véase en esta plataforma: CREACióN), sino del movimiento estrictamente físico, que ni incluso cabe distinguir del c., porque entiendo por movimiento la mutabilidad en general, por consiguiente todo cambio físico, sin entrar ahora, pues no es el momento, en una discusión de hermenéutica filológica.
Esa sucesividad del movimiento, por la cual se presenta como un continuo fluyente a diferencia del continuo estático y espacial (véase en esta plataforma: CONTINUO), se reviste de una singular paradoja que no lleva, por supuesto, a admitir la eternidad del movimiento, como podría aparecer en su pura formulación filosófica. Esa paradoja es la que viene expresada en la frase «omne quod movetur, movebatur et movebitur», todo lo que se mueve, se movía y se moverá. Esto es absolutamente evidente. Supongamos que un móvil M se traslada horizontalmente del lugar A al B, en el sentido de izquierda a derecha, siendo C el punto medio entre A y B. Para poder decir que M se mueve ha tenido que recorrer una cierta distancia. Esto es evidente, pues de lo contrario permanecería en reposo. Supongámoslo ya en el punto cambio Pero como la distancia AC es divisible, por serlo toda distancia, el encontrarse en C es justo porque ya se ha movido. Y como en el punto intermedio de su movimiento, o en cualquier otro de su trayectoria, si no está ya en la meta, al móvil le falta recorrer todavía una distancia futura, que también es divisible, si se mueve y no está en la meta, o sea, si no está en reposo, es que todavía se moverá. De aquí que «omne quod movetur, movebatur et movebitur».Si, Pero: Pero esto no significa más que esto otro: que en una movilidad continua, sucesiva, movilidad si se quiere lineal, que es para Aristóteles el ejemplo por antonomasia a que se reduce todo movimiento, en lugar de hablar de un primer instante de movimiento y un último instante del mismo, hay que hablar de un último instante de reposo antes del movimiento y un primer instante de reposo, el que se adquiere tras la plena actualización del movimiento, cuando el movimiento está deshecho. Esto lleva al tema de los instantes extrínsecos e intrínsecos del movimiento.
El movimiento es una sucesión que se mece por unos puntos intrínsecos de comienzo del movimiento, es el primer ser de la cosa en tanto que móvil. El instante extrínseco de comienzo es el último noser de la cosa en tanto que móvil. El instante intrínseco de acabamiento es el último ser de la cosa en tanto que móvil. Y el instante extrínseco de acabamiento es el primer noser de la cosa en tanto que móvil.
El movimiento es «actos mobilis in quantum est mobile», es el acto del móvil en tanto que móvil. Justo por eso es también acto imperfecto. Antes de moverse el móvil está en potencia respecto a dos actos: 1) el acto perfecto, la entelequia, que es el término del movimiento; acto relativamente perfecto, como se ha dicho antes, por estar infinitamente distanciado del acto puro; 2) el acto imperfecto que es el mismo movimiento. Cuando el móvil empieza a moverse, empieza a actualizar, no sólo la potencia que tenía para llegar cumplidamente a la meta, sino la potencia que tenía para el mismo acontecer del movimiento. Ha quedado señalado más arriba que, según Aristóteles, el movimiento es «actos imperfectus», es imperfecto como acto. S. Tomás de Aquino, en la Exposición de los libros metafísicos de Aristóteles, después de explicar por qué el movimiento es acto imperfecto en tanto que acto, dice textualmente: «actos imperfectus et imperfecti», el movimiento no es sólo algo imperfecto en tanto que acto, sino que es algo que afecta fundamentalmente a lo imperfecto. Es decir, que el cambio es un síntoma, una cifra de imperfección. Esto se torna evidente si tenemos en cuenta el concepto de privación, que es esencial a la propia estructura física del movimiento.
Cuando (Met. XII,2) Aristóteles nos dice que el noser se entiende en tres sentidos o acepciones, está pensando en la nada, el noser absoluto; en el ente en potencia, como a caballo entre el ser pleno y el puro noser, y, finalmente, está pensando el Estagirita, y esto es lo que interesa subrayar aquí, en el concepto de privación. A continuación el filósofo va a recordar algo que ya estaba en las fórmulas de los libros físicos, y es que el movimiento supone, no sólo una estructura hilemórfica, en un sentido muy amplio, que vale para explicar el cambio sustancial e incluso el cambio accidental (donde también puede hablarse de la composición de materia y forma como estructura de potencia y acto), sino que la privación. Es fundamental para la intelección y para la posibilidad misma del movimiento. Cambiar es adquirir algo que no se tenía o perder algo que se tenía. Es decir, que un ser que no esté privado de nada, si se permite la expresión, no puede ser en absoluto, ni física ni metafísicamente, sujeto de movimiento. El movimiento es acto de lo imperfecto porque supone o una pérdida o una ganancia. Un ser que ya tuviera todo lo que se puede tener, que fuera todo lo .que se puede ser, no necesitaría, en modo alguno, la moción. De aquí que ese ser, que nos revela la Teología metafísica, un ser que no tiene potencia, en el sentido pasivo de la palabra, sino que es acto puro, estará exento del movimiento, y le será imposible su realización..Si, Pero: Pero el movimiento evidentemente supone no sólo un móvil, como queda dicho, sino un motor. Precisamente por causa eficiente se entiende aquello de lo que primariamente procede el movimiento. Se prescinde ahora de la posibilidad de seres que se muevan a sí mismos, los seres vivos, porque tampoco suponen tales seres no poder estar excitados por motivos externos a su propia subjetividad. Hay, en suma, en el movimiento estos tres factores:
1) Un sujeto que tiene la virtud activa, es decir, un motor o kinetikón.
2) Un sujeto que es el movimiento, sujeto que es portador del movimiento o kinetón.
3) El movimiento, la mutabilidad como afección o accidente de un ser, algo que inhiere siempre en un sujeto, frente a la tesis heraclítea. Movimiento o kínesis.
El acto o la operación del que mueve o motor es lo que se llama actio. Aquí no se habla de actio, en el sentido de la acción inmanente o vital, cualidad que estudia la psicología con el nombre de operatio, sino de la acción trascendente.
«El acto del que mueve se llama acción, pero el acto del que es movido se llama pasión». La acción es lo propio del movimiento, del motor; la pasión es lo propio del móvil. Y si el motor mueve según la naturaleza, también el móvil se mueve según su propia esencia. Con otras palabras: si «el obrar sigue al ser», también puede decirse que «el ser movido sigue al ser». Y si ahora reducimos a una imagen gráfica lo que va dicho en torno al movimiento, y volvemos al ejemplo del móvil M que se mueve de A a B, hay que decir que antes del movimiento (imaginemos un movimiento lineal) el móvil está en potencia total de c., en potencia de estar en el lugar B y en acto de estar en el lugar A. Después del movimiento el móvil está en acto total de c., pues ha realizado la mutación, pero no sólo está en acto total de cambio sino que precisamente porque ha realizado la mutación se encuentra en acto de estar en B; su potencia, tanto la que tenía para cambiar cuanto la que tenía para conseguir la meta del cambio, está plenamente saturada. Pero, ¿qué acontece en un punto de la trayectoria? P. ej., en el punto intermedio cambio Ocurre aquí que el móvil está en acto parcial y en potencia parcial al mismo tiempo. Está en acto parcial porque se está moviendo; está en potencia parcial porque no ha terminado de moverse. Esta explicación gráfica es la que hace posible la comprensión de la fórmula aristotélica que define el movimiento y según la cual éste es el acto de un ente en potencia en cuanto está en potencia.
Pero sin quitarle ni ponerle nada a esta fórmula del Estagirita, sí cabe decir que la implicación del acto y potencia en el movimiento es tan íntima que si bien es cierto que el acto está en función de la potencia de moverse, no es menos cierto que la potencia para continuar moviéndose está en función del acto de moverse. Y, entonces, parafraseando a Aristóteles, se puede decir que hay potencia para moverse en un ente en acto de moverse, en cuanto está en acto de moverse.
3. El cambio sustancial. El movimiento, tal como aquí lo hemos explicado, no quedaría suficientemente entendido si no pensáramos en la fundamental paradoja del mismo. Una paradoja descubierta por el pensamiento griego, pensamiento tremendamente paradójico por tremendamente metafísico, y que se podría formular así: cambiar no es cambiar del todo. Es decir, el cambio supone la permanencia. Que haya algo permanente y persistente, algo que no cambia en el ser que cambia es una condición ineludible para la propia génesis y para la propia intelección del cambio Esta paradoja del pensamiento griego hace juego con otras de ese mismo pensamiento, como la de que la ciencia supone los primeros principios, que si todo hubiera de ser demostrado nada se terminaría de demostrar, es decir, que la ciencia supone la nociencia. Éste es el momento de hacer un análisis no en el pensamiento clásico, del que ya hemos hablado, sino en el plano de la Filosofía moderna y actual de ese no cambiar todo dentro del c., expresión de la paradoja del movimiento.
Kant.Entre las Líneas En la Crítica de la razón pura (A 182, B 224) Kant formula lo que él llama el «principio de la permanencia de la sustancia»: «En todo cambio de lds fenómenos permanece la sustancia, y el quantum de la misma no aumenta ni disminuye en la naturaleza». La prueba de esta primera analogía de la experiencia, un tanto sutil, merced al fenomenismo e idealismo que la inspira, se basa en el hecho de que todos los fenómenos son en el tiempo, en el cual, como sustrato, pueden ser representadas tanto la simultaneidad como la sucesión. El tiempo permanece y no cambia, luego en los fenómenos debe hallarse el sustrato que representa el tiempo en general. Debe haber en los fenómenos una especie de correlato de la permanencia del tiempo.Si, Pero: Pero el sustrato es la sustancia, luego la sustancia es permanente en el fenómeno. Más todavía: según Kant, no podríamos saber, en la aprehensión de lo múltiple del fenómeno, si ese múltiple, reductible a síntesis por la posibilidad de conversión de lo múltiple en objeto de conocimiento, es simultáneo o sucesivo, de no haber en su base algo que existe siempre, es decir, algo que queda y permanece.
Preguntaron a un filósofo, recuerda Kant, «¿Cuánto pesa el humo?». Y el filósofo contestó: «Del peso de la madera quemada restad el peso de la ceniza sobrante, y tendréis el peso del humo». Suponía, pues, que aun en el fuego no perece la materia, o sea, la sustancia, sino que sólo se modifica la forma.

▷ En este Día de 9 Mayo (1502): El último viaje de Cristóbal Colón
Tal día como hoy de 1502, el navegante y almirante Cristóbal Colón, considerado durante mucho tiempo el “descubridor” del Nuevo Mundo, zarpó de Cádiz (España) en su cuarto y último viaje, con la esperanza de encontrar un pasaje hacia Asia. (Imagen de Wikimedia)

Basado en la experiencia de varios autores, mis opiniones y recomendaciones se expresarán a continuación (o en otros lugares de esta plataforma, respecto a las características en 2024 o antes, y el futuro de esta cuestión):

Una Conclusión

En conclusión, dice Kant, esta permanencia no es otra cosa que el modo de representarnos la existencia de las cosas. Nada extraña esta conclusión, dado que la multiplicidad del fenómeno viene informada objetivamente, como objeto de ciencia (para un examen del concepto, véase que es la ciencia y que es una ciencia física), por las estructuras subjetivas del cognoscente. Con expresión paradójica, según Kant, sólo lo permanente, o sea, la sustancia, se altera, lo mudable no sufre alteración sino c., puesto que unas determinaciones acaban y otras empiezan.
Lo que se altera es lo permanente; es el alterarse de algo permanente. Lo que acontece es que aquí la sustancia es una categoría. Hay, pues, una proyección, como la habrá en la aplicación del principio de causalidad, que criticará Fichte, de la categoría de sustancia, como correlato permanente, en los fenómenos del permanecer del tiempo, que es una estructura a priori de la sensibilidad.
Interesa subrayar la relación que esto tiene con la célebre tesis o teorema de la refutación del idealismo: «La mera conciencia, empíricamente determinada, de mi propia existencia, demuestra la existencia de los objetos en el espacio fuera de mí». ¿En qué espacio? ¿No es el espacio una forma a priori de la sensibilidad? La misma pregunta cabría hacer en relación con la sustancia que permanece en el c., y que no es más que una categoría del entendimiento. Citar a Kant en este punto no es tanto por el valor intrínseco que tienen sus palabras, sino porque se trata de un texto sobre el que meditara hace unos años, no un idealista trascendental, sino un materialista trascendental: Nicolai Hartmann.
Hartmann.Entre las Líneas En la Philosophie der Natur, Hartmann, al analizar el movimiento como fenómeno físico fundamental de la espaciotemporalidad, que como tal vez es sólo movimiento espacial, afirma lo siguiente: «El movimiento es el continuo recorrer lugares colindantes del espacio, en la secuencia igualmente continua de los lugares del tiempo».Si, Pero: Pero :como esto nos llevaría a las aporías de Zenón de Elea, hay que decir que el movimiento es antes, y por naturaleza, justamente el mismo transitar deslizándose de un punto a otro. Esto es, categorialmente, del todo posible, porque tanto el segmento espacial como el segmento temporal, son continuos. A la infinitud de los puntos del espacio, corresponde la infinitud de los puntos del tiempo, en un segmento limitado. Con ello resulta posible el fluyente deslizarse del movimiento.Si, Pero: Pero en el proceso, en la mutabilidad, permanece idéntico algo, en lo que pueden cambiar los estados del cambio Hay una simbiosis, una dialéctica de alteración y persistencia. Siempre se ha pensado que la sustancia es lo inalterable, pues lo que persiste no podría alterarse. Para Hartmann la ideación kantiana enseña de hecho lo inverso: justamente lo persistente es lo único que podría alterarse, y sólo en y por su alteración, se revela su persistencia.Entre las Líneas En esto consiste la dialéctica de la alteración. Un ente no puede volverse de otra forma más que si sigue siendo el mismo ente.
Cambiar no es cambiar del todo. Incluso en el cambio más físicamente fundamental (el cambio sustancial) hay, para Aristóteles, la permanencia de la materia prima, como elemento común a todos los seres de la f iris. Lo mismo, pues, si el proceso corre o se detiene, hay, en todo caso, algo persistente, en el proceso persisten las cosas: La sustancia no está fuera del proceso, sino en él. La sustancia no es, según esta concepción de Hartmann, el proceso mismo, sino algo que, situado dentro del proceso, resiste a éste. El persistir de la una no es el persistir del otro, sino un persistir que, en el fluir del proceso, se impone eri contra suya. La sustancia es precisamente lo persistente, ese «etwas bleibend», algo permanente, de que habla Nicolai Hartmann.
Esta paradoja de cambio y persistencia, descubierta por el Estagirita, pero perennizada a través de los grandes sistemas filosóficos, incluso aquellos que olvidan la materia prima, se descubre mejor si hacemos un paralelismo entre el cambio sustancial y el cambio accidental. Hay en el primero una estructura hilemórfica, de materia y forma. El ser que ha cambiado sustancialmente, el ser que mudó su esencia para convertirse en otro ser, no ya en un alter como acontece por la alteración, sino en un aliud, no surge de la nada. Cuando acontece cualquier cambio sustancial «generatio unius, corruptio alterius», la generación de una cosa implica la corrupción de otra (Aristóteles, Peri genet., I,4,318b14), no se trata de que el ser que se corrompe sea aniquilado y el ser que se genera sea creado a partir de la nada, sino que se trata, y ésta es la única forma de explicar la unidad del c., de una dualidad de estados en los cuales algo cambia, pues de lo contrario no
podrían entenderse los extremos del cambio en un sistema unitario. No sería, de lo contrario, un c., sino en todo caso una serie de c., que nos llevaría a un problema ciego para dar razón de la experiencia.
Esa estructura de permanencia y c., en la existencialidad del movimiento sustancial, no es más que la estructura de materia prima y forma sustancial. La materia, que es potencia pura; la forma, que es acto primero, configurador, informador de la potencia. Materia y forma hacen de potencia y acto. La materia, como materia prima o potencia pura es el elemento permanente en el cambio sustancial; la forma, como acto primero, como forma sustancial, es el elemento cambiable en la mutación.Entre las Líneas En las mutaciones accidentales, locativa, cuantitativa y cualitativa (lo que Aristóteles llama propiamente movimiento o kínesis) frente al cambio sustancial, o metabolé, evidentemente lo que permanece es la sustancia. La sustancia actúa de potencia, es como un elemento material, porque puede hablarse, en sentido analógico, de una estructura hilemórfica en el cambio accidental. La sustancia como potencia, como materia segunda, se combina con los accidentes que, como actos segundos, como formas accidentales juegan un papel actualizador respecto a la potencialidad de la sustancia.
Hay, pues, tanto en el cambio sustancial como en el movimiento accidental, una dualidad de elementos permanentes y cambiantes. Permanencia de la materia prima en el cambio sustancial, permanencia de la sustancia en el movimiento accidental; mutabilidad de la forma sustancial en el cambio sustancial, mutabilidad de las formas accidentales en el movimiento accidental. He aquí la paradoja de la permanencia como condición intrínseca del movimiento y del c.

Recursos

Notas y Referencias

  1. Basado parcialmente en el concepto y descripción sobre cambio en la Enciclopedia Rialp (f. autorizada), Editorial Rialp, 1991, Madrid

Véase También

Bibliografía

ARISTÓTELES, Física, libro 3; N. HARTMANN, Filosofía de la Naturaleza, México 1960; W (consulte más sobre estos temas en la presente plataforma online de ciencias sociales y humanidades). BARRETT, Aristotle’s Analysis of Movement, 1938: E. FINK, Zur ontologischen Frühgeschichte von Raum, Zeit, Bewegung, 1957; P. HOENEN, Cosmología, Roma 1956; J. RiVAÜD, De la matare á l’esprit, II, 1946; F. CUBELLS, El acto energético en Aristóteles, Valencia 1961.

Recursos

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Notas

  1. Basado en una definición de cambio de Cambó

Véase También

Bibliografía

  • Información acerca de “Cambio” en el Diccionario de Economía y Empresa, Manuel Ahijado Quintillan y otros, Ediciones Pirámide, Madrid, España
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