Alternancia en el Poder
Este elemento es una ampliación de los cursos y guías de Lawi. Ofrece hechos, comentarios y análisis sobre este tema.
Término francés (alternance politique) que se ha asociado (véase qué es, su concepto jurídico; y también su definición como “associate” en derecho anglo-sajón, en inglés) con el traspaso de poder de una parte a otra en varios lugares del mundo, pero sobre todo en partes del África occidental francófona, y en especial, en la historia política del Senegal. Hacia el final de los cuarenta y un años en que la Unión Progresista Senegalesa (que más tarde pasó a llamarse Partido Socialista) ocupó el cargo, los dirigentes de la oposición y algunos grupos de la sociedad civil sostuvieron que un país no puede llamarse democracia si se caracteriza por el dominio continuo de un partido político, incluso si funciona con un sistema multipartidista.Entre las Líneas En este entendimiento, la voluntad del gobierno de aceptar la derrota y permitir la alternancia es la verdadera medida de la democracia.[rtbs name=”democracia”] El Senegal experimentó su primer traspaso de poder a través de las urnas en 2000, cuando la coalición SOPI (cambio) de Abdoulaye Wade asumió el poder con el 58% de los votos en una segunda vuelta contra Abdou Diouf del Partido Socialista.
El diccionario INEP lo describe de la siguiente forma:
Es el fenómeno político de que ninguna persona o grupo tiene el monopolio del poder en forma permanente, sino que es ostentado por diferentes personas y grupos con diferentes ideologías, programas o intereses, que se suceden en él por períodos. Se aplica especialmente al Poder Ejecutivo como el desempeño sucesivo del gobierno por personas distintas, pertenezcan o no al mismo partido. Es una característica de los regímenes republicanos, en los cuales los cargos públicos se ocupan temporalmente conforme a periodos previamente determinados por la ley, sin que pueda prolongarse dicho lapso; se trata de que mediante la renovación periódica de los puestos públicos por medio de elecciones, la ciudadanía tenga oportunidad de ejercer control sobre sus gobernantes y de que todos los ciudadanos puedan tener alguna oportunidad de ocuparlos.
La alternancia se limita cuando existe la posibilidad de reelección; pero aun en este caso, se restringe el número de veces en que una persona puede ser reelecta para el mismo puesto, por ejemplo, en Estados Unidos, el Presidente solo puede aspirar a una reelección.
La alternancia en el poder es un elemento fundamental de la democracia porque aun en el caso hipotético de que la permanencia en el gobierno sea producto de elecciones libres, ajenas a la coacción o al fraude, el continuismo indefinido tiende a generar personalismos y autocracias que más temprano que tarde amenazarán los comicios libres y usarán todos los medios a su alcance para perpetuarse en el poder. Por eso para algunos, la mera sustitución de personas en los cargos gubernamentales no es una verdadera y plena alternancia, si no existe un cambio del partido en el poder, ya que de otro modo se prolongan los mismos intereses en el gobierno, pese a que no exista la reelección.
En consecuencia, la alternancia requiere de la existencia de un régimen democrático que permita la competencia real y equitativa de los partidos políticos, así como la expresión periódica de la voluntad ciudadana mediante un sistema electoral eficaz, objetivo e imparcial.
Asimismo, exige el establecimiento de un servicio civil o de un sistema similar de profesionalización de la burocracia, para dar estabilidad a la administración del gobierno y para evitar que los puestos, recursos, servicios, concesiones, etc., se conviertan en botín (véase qué es, su concepto; y también su definición como “booty” en el derecho anglosajón, en inglés) de los partidos triunfantes, con grave perjuicio para la eficiencia, moralidad e imparcialidad del gobierno, que debe gobernar para todos, así como para la democracia, porque fomenta el clientelismo.
Sin embargo, la alternancia es solo el primer paso para la consolidación de la democracia, pero no es suficiente. Históricamente, construir una democracia ha sido un proceso continuo, con frecuencia sangriento, largo, lento y difícil, de cambios y equilibrios tan incesantes como la dinámica de las sociedades y de los problemas que enfrentan para su desarrollo y sobrevivencia.
Home Page ImageEstablecer una democracia es un proceso que requiere que un compromiso permanente de pluralismo político permee a toda la sociedad, a la cultura, a la economía, y no solo a las estructuras gubernamentales, de modo que el mayor número de actores con una mentalidad y fé democráticos participe en la vida política y cívica, dentro de una amplia dispersión del poder político, económico, cultural y social.
De ahí que autores como López Rosas, señalen la necesidad de una “consolidación democrática” que es un “sistema concreto de instituciones que, bajo condiciones políticas y económicas dadas, se convierte en el único concebible y nadie se plantea la posibilidad de actuar al margen de ellas; por lo tanto, los perdedores solo quieren volver a probar suerte en el marco de las mismas instituciones en cuyo contexto acaban de perder”.
A pesar de que hoy la democracia parece ser universalmente reconocida como el sistema ideal de gobierno, es la más débil, confusa, amenazada y compleja de las instituciones humanas; está siempre en peligro, aun en los países desarrollados en donde la pugna por establecerla ha terminado, más en los países pobres, como México, en los cuales la lucha por la democracia todavía tiene que ganar muchas batallas.
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Véase También
Bipartismo
Centralismo Democrático
Multipartidismo
Pronunciamiento
Voto de sanción
Sistema Político