▷ Sabiduría mensual que puede leer en pocos minutos. Añada nuestra revista gratuita a su bandeja de entrada.

Cristeros

▷ Regístrate Gratis a Nuestra Revista

Algunos beneficios de registrarse en nuestra revista:

  • El registro te permite consultar todos los contenidos y archivos de Lawi desde nuestra página web y aplicaciones móviles, incluyendo la app de Substack.
  • Registro (suscripción) gratis, en 1 solo paso.
  • Sin publicidad ni ad tracking. Y puedes cancelar cuando quieras.
  • Sin necesidad de recordar contraseñas: con un link ya podrás acceder a todos los contenidos.
  • Valoramos tu tiempo: Recibirás sólo 1 número de la revista al mes, con un resumen de lo último, para que no te pierdas nada importante
  • El contenido de este sitio es obra de 23 autores. Tu registro es una forma de sentirse valorados.

Cristeros (de México) o Movimiento Cristero

Este elemento es una ampliación de los cursos y guías de Lawi. Ofrece hechos, comentarios y análisis sobre este tema.

✅ Ciencias Sociales y Humanas » Inicio de la Plataforma Digital » C » Cristeros

Cristeros (de México), o Conflicto o Movimiento Cristero en las Ciencias Sociales Latinoamericanas

Origen del término: Se llamó cristeros en son de burla, a los participantes del movimiento que se desarrolló en México entre 1926 y 1929, y más tarde entre 1935 y 1940. El nombre deriva del grito “¡Viva Cristo Rey!” que aquéllos usaron en la batalla, como contraseña y como expresión de júbilo.

El término no se menciona en la International Encyclopedia of the Social Sciences, de David L. Sills (ed.) (The MacMillan Company and the Free Press, 1968), el Diccionario de Sociología de Henry Pratt Fairchild (ed.) (Fondo de Cultura Económica, México, 1971, cuarta edición), A Dictionary of the Social Sciences de Julius Gould y William L. Kolb (eds.) (UNESCO, Londres, 1964) o el Dictionary of Social Sciences de John T. Zadrozny (Public Affairs Press, Washington, de la era común, 1959). Aparece, en tanto, en el Diccionario de Mejicanismos de Francisco J. Santamaría (Ed. Porrúa, México 1 1959, p. 312) donde los cristeros se definen como “los miembros del partido clerical, reaccionario, conservador o retrógrado […] de entre los cuales surgieron numerosas huestes que en los años de 1926 a 1929 se alzaron en armas contra el gobierno del general Calles y de su sucesor interino el licenciado Portes Gil”.

La guerra cristera comenzó el 31 de julio de 1926 y duró hasta 1929; más tarde resurgió en 1935, extendiéndose hasta 1940 en lo que se llamó “la Segunda” (es decir, la segunda cristiana).

A menudo se ha descrito a los cristeros como “católicos fanáticos” (por ejemplo, en La Rebelión de los Cristeros, de Silvano Barba González, México, 1967) y “rancheros ignorantes, sencillos y fanáticos” manipulados por la Iglesia Católica para defender sus propios intereses en contra de la administración del presidente Plutarco Elías Calles (como lo hace el general Cristóbal Rodríguez, testigo de los acontecimientos en La Iglesia Católica y la Rebelión Cristera en México (1926-1929), Ed. La Voz de Juárez, México, 1960). Relacionarlos de esta manera con la Iglesia es ignorar el verdadero carácter del movimiento cristero; de la misma manera es erróneo afirmar que los cristeros fueron utilizados por la Liga Nacional de la Defensa de la Libertad Religiosa para lograr sus fines, y quitar importancia a la cristiana deformando su imagen diciendo, por ejemplo, que “adquirió desde el mismo comienzo no un carácter nacional […] sino un carácter provincial local”, que los cristeros estaban motivados “por el odio de clase hacia el campesinado trabajador y el proletariado”, y que el movimiento tuvo “carácter bandidesco” (Nicolás Larín, La Rebelión de los Cristeros, Ediciones Era, México, 1968, p. 162, 172, 209). Preferimos la tesis que presenta Jean Meyer (La Cristiada, siglo XXI, México, 1973) quien enfatiza sobre el carácter autónomo del movimiento en cuanto a la guerra, la organización e ideología, admitiendo no obstante que hubo continuas interferencias.Entre las Líneas En los primeros días de 1926 el presidente Calles puso en vigencia la Ley Reglamentaria del Artículo 130 de la Constitución de 1917 por la cual le correspondía al poder ejecutivo Ejercer en materia de culto religioso”, imponiendo penas a las infracciones cometidas en esa esfera. Como consecuencia, el Comité Episcopal, con la aprobación papal suspendió el culto público el 31 de julio de ese mismo año, sin imaginar, como tampoco lo vislumbró el Estado, cual sería la reacción del pueblo. Guarido ésta se produjo, los representantes de la Iglesia e:qlortaron a los fieles a la resistencia no violenta, se opusieron al movimiento armado, no se comprometieron con la guerra, y llegaron a negar su ayuda y a reprobar a los cristeros.

▷ En este Día de 19 Abril (1775): Comienzo de la Revolución Americana
Iniciada este día de 1775 con las batallas de Lexington y Concord, la revolución americana fue un esfuerzo de las 13 colonias británicas de Norteamérica (con ayuda de Francia, España y Holanda) por conseguir su independencia.

Mientras duró la cristiana el gobierno se empeñó en alejar a los sacerdotes de las zonas rurales, concentrándolos.Entre las Líneas En las ciudades, donde debían registrarse ante las autoridades. A esta política se unió la detención y la ejecución de sacerdotes que se consideraron responsables de agitar al pueblo y culpables de “conducta subversiva”.

Puntualización

Sin embargo, la participación directa de los sacerdotes en las acciones de guerra fue mínima ya que solo cinco combatieron junto a los cristeros, dos de ellos con el grado de general: Aristeo Pedroza y José Reyes Vega. Algunos (su número se calcula en cuarenta) se negaron a abandonar las parroquias, actuaron como capellanes de los cristeros y ayudaron en la organización y el desarrollo del movimiento, (Es indispensable consultar La Cristiada, de Jean Meyer, que se compone de tres tomos: el primero, La Guerra de ‘los Cristeros, que se refiere a su historia militar; el segundo, El conflicto entre la Iglesia y el Estado, y el tercero, Los Cristeros, que tratan de su organización e ideología. Jean Meyer presenta en esta obra una historia completa y un excelente análisis del fenómeno, basados en una extensa bibliografía, entrevistas y encuestas.)

En 1925 se creó la Liga Nacional de la Defensa de la Libertad Religiosa, organización que se compuso de elementos de la clase media urbana y agrupó a diferentes asociaciones entre las que se contaban la Acción Católica de la Juventud Mexicana (ACJM). (Sobre la participación de la ACJM escribió Antonio Ríus Facius en México Cristero. Historia de la ACJM 1925 a 1931. Editorial Patria, S. A., México 1966.) La Liga se manifestó en contra de los Estados Unidos, fuertemente nacionalista y defensora del catolicismo. Rápidamente adquirió ambiciones políticas y trabajó en la clandestinidad para concretarlas. Cuando se desató la guerra cristera la Liga trató de aprovecharla para alcanzar sus fines de manera rápida y fácil; como dice Jean Meyer (op. cit., tomo 1, p. 51) “Los levantamientos espontáneos que acompañaron la suspensión del culto dieron a los ligueros la esperanza de ver al pueblo derribar por una verdadera guerra santa al gobierno perseguidor, y decidieron organizar y dirigir un movimiento nacido al margen de ellos que podría darles el poder”.Si, Pero: Pero la acción de la Liga con relación a la guerra resultó ser perjudicial e inútil.Entre las Líneas En su afán por lograr el control de los cristeros, en lo cual fracasó al igual que en brindarles ayuda, se dedicó a destruir las organizaciones básicas del movimiento como la “U” y las ‘Brigadas Femeninas de Santa Juana de Arco o BB, que funcionaban en la clandestinidad, muchos de cuyos miembros terminaron muertos o encarcelados a raíz de la intervención de los ligueros.

▷ Lo último (2024)
Lo último publicado esta semana de abril de 2024:

La Liga jamás llegó a ofrecer al Movimiento cristero una dirección centralizada que brindara un punto de apoyo en las ciudades. Desgarrada por las intrigas y la ambición no hizo sino obstaculizar la acción de los cristeros con los cuales no se sentía identificada. La Iglesia suspendió el culto, pero no cerró los templos; el gobierno, en tanto, decidió no devolver las iglesias a los comités relacionados con el clero y hacer un inventario en los edificios anexos a ellas para darlos luego a comités designados por las autoridades. No se había calculado que el pueblo reaccionaría volcándose a la defensa activa de sus iglesias y de su religión, que veían amenazadas. Al principio se acudió a la acción pacífica para modificar la actitud del gobierno: peregrinaciones, penitencias públicas, asambleas, pero una vez que las autoridades empezaron a actuar se produjo el conflicto violento que llevaría a la guerra.Entre las Líneas En el mismo mes de agosto, inmediatamente después de la suspensión del culto comenzaron a sucederse motines y levantamientos en varios estados de la República a los que siguió la represión del ejército.

Pueblos enteros se levantaron con su gente precariamente armada y a veces desarmada.Entre las Líneas En respuesta se imponía el estado de sitio en estos pueblos, y se perseguía y fusilaba a los rebeldes. Cuando la resistencia a la acción del ejército, que había llegado a considerar suya la guerra antirreligiosa, se tornó imposible, al principio el año 1927 se acudió a la violencia como último recurso. Para entonces el ejército se había movilizado, y el gobierno había armado a los agraristas y confiscado armas y caballos, provocando mayor intranquilidad en la población. (Tal vez sea de interés más investigación sobre el concepto). Este panorama no parecía apoyar la afirmación de la Secretaría de Guerra en noviembre de 1926, que aseguraba que no había problemas militares en la República y que solo se registraba la actividad de grupos de fanáticos rebeldes. Uno de los métodos empleados para lograr el control fue el de las “concentraciones” de la población, según el cual se ordenaba el traslado de los habitantes de una zona dentro de cierto límite de tiempo a áreas determinadas, bajo amenaza de ejecución si no se obedecía, amenaza que de hecho se cumplió.Entre las Líneas En el curso de estos procedimientos, los campesinos perdieron las cosechas y el ganado, destruidos o robados por el ejército, y se vieron reducidos una situación miserable; muchos de los desarraigados terminaron uniéndose a las filas cristeras.

Basado en la experiencia de varios autores, mis opiniones y recomendaciones se expresarán a continuación:

Durante 1927 la rebelión se difundió rápidamente, cuando todavía carecía de organización y dirección. (Tal vez sea de interés más investigación sobre el concepto). A mediados de ese año las fuerzas de los cristeros ascendían a 20.000 hombres. La insurrección se propagaba en la región de los Altos y en el sur de Jalisco, Guerrero, en las cercanías de la ciudad de México, Puebla, Guanajuato, Oaxaca, Michoacán, Zacatecas, Durango, la región de los volcanes de Colima. El ejército federal alcanzó a sofocar los levantamientos aislados de 1926 y a controlar los que se produjeron en 1927 en Los Altos de Jalisco y en Sierra Gorda. A mediados de 1927 el movimiento terminó de afirmarse y la falta de dirección se vio por fin solucionada cuando la Liga contrató como mercenario al general Enrique Gorostieta, quien logró organizar civil y. militarmente los estados de Jalisco, Aguascalientes, Querétaro, Nayarit, Zacatecas y Guanajuato, y llegó a identificarse con la causa cristera. Para 1928 se distinguían tres zonas en las cuales el movimiento se había consolidado, sin contar la existencia de focos rebeldes en los estados que no quedan abarcados en ellas: la del norte con Durango, el sur de Sinaloa, Zacatecas, el norte de Nayarit; Los Altos de Jalisco, Guanajuato, Querétaro y Aguascalientes componían: otra región controlada por el general Gorostieta, y por último, el área bajo la dirección del general Degollado, que comprendía el oeste y el sur de Jalisco, el oeste de Michoacán, Colima y el sur de Nayarit. Dada esta situación el ejército federal solo pudo desarrollar una acción lenta ya que se hallaba en desventaja frente a los cristeros, que actuaban mediante la táctica de guerrillas, conocían el terreno y estaban protegidos por la población local. El ejército federal, indisciplinado, mal pagado, compuesto de elementos reclutados por el sistema de leva, con un alto Índice de deserciones, dependiente de la ayuda norteamericana en armamento, no estaba en situación de ganar esta larga guerra, pero hizo posible que el gobierno llegara a concertar una paz conveniente.

Los cristeros dominaron el oeste entre marzo y mayo de 1929 e instalaron sus propias autoridades en la zona, preocupando al presidente Portes Gil que comenzó a pensar en la necesidad de llegar a un acuerdo con la Iglesia. Entonces se produjeron los arreglos” por los cuales en junio se suspendieron las hostilidades y hacia agosto se llevó a cabo el licenciamiento de los combatientes. Se reanudó el culto y los cristeros, reticentes, presionados por la Iglesia y la población civil, tuvieron que deponer las armas, actitud que consideraron como una rendición vergonzosa e injusta para un ejército que podía haber alcanzado el triunfo. No con esto terminaron las desventuras de los cristeros ya que entonces se vieron víctimas de la persecución y el asesinato; con el fin de prevenir un nuevo brote del movimiento se desató contra los jefes cristeros la ola de ejecuciones que se desarrolló desde mediados de 1929 hasta 1935.Entre las Líneas En el momento en que se dio por terminada la guerra las fuerzas cristeras reunían a 50. 000 hombres.

En los años que siguieron, hasta 1940, México atravesó por un período crítico en lo económico; uno de los aspectos de esta crisis fue la baja producción agrícola que trajo como consecuencia hambres severas en las zonas rurales. Parecía que para entonces la Iglesia y el Estado se habían reconciliado, pero la campaña anticlerical continuó y también el descontento popular. La Iglesia condenaba la violencia y a los rebeldes que seguían levantándose en señal de protesta. Se presentó otro problema entre 1934 y 1937, el de la educación socialista, que volvió a enfrentar a la Iglesia y el Estado.

Luego de intentos frustrados en 1932 y 1933, en 1935 recomenzó la guerra cristera, a pesar de que la Iglesia se había negado a brindarle su apoyo. No solo la Iglesia se manifestó en su contra sino también la mayoría del pueblo, que se encontraba en la miseria y que no tenía motivo para ayudarles una vez que se hubo reanudado el culto y que se superó el problema de la educación. (Tal vez sea de interés más investigación sobre el concepto). Los cristeros debieron enfrentarse entonces a un ejército bien preparado.

Sin medios, refugiados en las sierras en condiciones precarias, sin el apoyo de organizaciones urbanas, se lanzaron a una lucha desesperada.Entre las Líneas En 1935 participaban en la cristiana 7. 500 combatientes y cuatro años más tarde solo quedaban 2. 000.Entre las Líneas En nombre del Ejército de Liberación Popular se lanzaron los planes que, si bien se manifestaban en contra de la persecución religiosa, señalaban también otras metas: búsqueda de justicia, la reforma agraria, la democracia política, la eliminación de la explotación. (Tal vez sea de interés más investigación sobre el concepto). Y teniendo en cuenta estos objetivos, los cristeros se volcaron a las acciones terroristas. La actitud del presidente Lázaro Cárdenas (1934-1940) frente al problema llevó finalmente a la reconciliación entre Estado e Iglesia.Entre las Líneas En el campo, en tanto, se hacía sentir la influencia del sinarquismo y la causa cristera dejó de atraer a las masas campesinas.

▷ Noticias internacionales de hoy (abril, 2024) por nuestros amigos de la vanguardia:

La mayoría de los cristeros combatientes fueron de extracción rural y no eran propietarios de tierras; participaron en la guerra medieros, trabajadores agrícolas, artesanos, obreros, peones de hacienda, indios y mestizos, hombres y mujeres, toda gente humilde con la cual colaboró un número muy escaso de hacendados y rancheros, ya que en general éstos se mostraron contrarios a la cristiana, y de parte del gobierno. De la misma manera, se observó la participación de poquísima gente de ciudad (según datos recogidos por Jean Meyer). El movimiento tuvo mayor fuerza en las zonas más modernizadas, relacionadas con la economía y la política nacional. Los cristeros lanzaron un movimiento autónomo que, provocado por el conflicto entre la Iglesia y el Estado, se originó de manera espontánea y agrupó de manera masiva a todo tipo de campesinos y trabajadores rurales (examine más sobre todos estos aspectos en la presente plataforma online de ciencias sociales y humanidades). Fue un movimiento de carácter popular y nacional, una reacción contra el gobierno en una época de transición cuando el Estado nacional estaba en manos de élites modernizantes que se hallaban en franco contraste con las comunidades campesinas que aún no se modernizaban.

Para describir este fenómeno bastan las palabras de Jean Meyer (op. cit., tomo 1, p. 387 ss.): “Podría decirse simplemente que la cristiana fue un movimiento de reacción contra “‘la revolución mexicana, una revolución que proseguía la empresa modernizante del porfiriato, resucitando la cuestión de las relaciones de la Iglesia; frente a un anticlericalismo radical, sumario, brutal, se levanta el pueblo católico del campo, que toma las armas para defender su fe [… ] hombres sin experiencia de la guerra, que no han participado en la revolución; y aquellos que han participado en ella [ … ] lo hacen ahora con otro ánimo, a menudo a modo de expiación. (Tal vez sea de interés más investigación sobre el concepto). La cristiana es, pues, doblemente contrarrevolucionaria, contra la revolución, la que triunfa con Carranza, Obregón y Calles, contra la revolución en el sentido mexicano, en el sentido de la ciencia política clásica (y no en el sentido marxista y progresista), en el sentido técnico y sociológico del término [:. ] Una conciencia radical emerge en el curso de la lucha, jefes importantes ponen a revisión el poder instituido, y el ejército de los cristeros toma el nombre de Ejército de Liberación Nacional [. : “] El ejército cristero no es un instrumento de dominación, como los ejércitos de la revolución mexicana. puesto que se encuentra en el seno del pueblo […] Si la resistencia armada pudo expresar fines, una ideología, fue en términos religiosos, y esto no es sorprendente puesto que se trata de la rebelión de un pueblo perseguido, que ha agotado la legalidad, que tiene una visión del mundo, una retórica religiosa.” [1]

Recursos

[rtbs name=”informes-jurídicos-y-sectoriales”][rtbs name=”quieres-escribir-tu-libro”]

Notas y Referencias

  1. (autor original), adaptado y corregido (por Lawi) de los términos latinoamericanos que debían formar parte del Diccionario de Ciencias Sociales en español de la UNESCO, publicado en 1975 bajo la dirección de Salustiano del Campo y al amparo del Instituto de Estudios Políticos. Es el resultado de la postura crítica y disidente del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) frente al diccionario de la UNESCO y su respuesta con la obra colectiva “Términos latinoamericanos para el Diccionario de Ciencias Sociales”, publicada en 1976.

Véase También

Bibliografía

▷ Esperamos que haya sido de utilidad. Si conoce a alguien que pueda estar interesado en este tema, por favor comparta con él/ella este contenido. Es la mejor forma de ayudar al Proyecto Lawi.

Foro de la Comunidad: ¿Estás satisfecho con tu experiencia? Por favor, sugiere ideas para ampliar o mejorar el contenido, o cómo ha sido tu experiencia:

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Descubre más desde Plataforma de Derecho y Ciencias Sociales

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo