Políticas de Medicalización del Consumo de Sustancias
Este texto se ocupa de la medicalización del consumo de sustancias. La medicalización y los diversos servicios de tratamiento para consumidores de drogas que emanan de ella suelen considerarse un mecanismo benévolo de emancipación. Al mismo tiempo, puede verse igualmente como una herramienta de control social para los pobres y marginados. En alianza con el sistema de justicia penal, la industria del tratamiento apoya y administra sus propias formas de intervención punitiva y coercitiva en las vidas de las usuarias. Vacilando entre los discursos de elección y de enfermedad, la medicalización da autoridad a las construcciones patologizantes de las consumidoras de drogas dependientes que se utilizan para justificar su castigo y responsabilización. Las sociólogas feministas han argumentado que la esfera médica es una institución patriarcal que mantiene la desigualdad social de las mujeres. Las construcciones médicas de la enfermedad se han utilizado para controlar y regular los cuerpos de las mujeres, especialmente a través del embarazo y la salud sexual. La tecnología de la medicalización, basada en el modelo de enfermedad de la adicción, proporciona legitimidad al tratamiento punitivo e intrusivo de las consumidoras de drogas, que son construidas como más patológicas y de voluntad más débil que los consumidores masculinos. Las consumidoras dependientes son situadas como inmorales, hedonistas, egoístas, de voluntad débil, malas tomadoras de decisiones o como clientes psicopatológicos de médicos o enfermeras “expertos” que tienen el conocimiento/poder médico para “curarlas”. En este texto se explora cómo las usuarias navegan por los discursos de la enfermedad y la elección y construyen sus identidades. Se ofrece aquí una visión general de las tendencias recientes en las políticas y prácticas de tratamiento de la drogodependencia, cómo se sitúan las consumidoras de drogas en relación con éstas y el impacto que tienen en sus vidas en Europa y Norteamérica. Esto incluye un debate sobre el ascenso de la minimización de daños en relación con la pandemia del VIH/SIDA, el mantenimiento con metadona, el enfoque actual en la “recuperación” y el tratamiento coercitivo. También se exploran algunas de las repercusiones negativas de la medicalización en las consumidoras, incluida la forma en que se ha desplegado para facilitar y reforzar los regímenes de castigo, la ampliación de la red de control social y cómo no aborda los problemas sociales a los que se enfrentan las consumidoras.