▷ Sabiduría mensual que puede leer en pocos minutos. Añada nuestra revista gratuita a su bandeja de entrada.

Género en la Comunicación Política Digital

▷ Regístrate Gratis a Nuestra Revista

Algunos beneficios de registrarse en nuestra revista:

  • El registro te permite consultar todos los contenidos y archivos de Lawi desde nuestra página web y aplicaciones móviles, incluyendo la app de Substack.
  • Registro (suscripción) gratis, en 1 solo paso.
  • Sin publicidad ni ad tracking. Y puedes cancelar cuando quieras.
  • Sin necesidad de recordar contraseñas: con un link ya podrás acceder a todos los contenidos.
  • Valoramos tu tiempo: Recibirás sólo 1 número de la revista al mes, con un resumen de lo último, para que no te pierdas nada importante
  • El contenido de este sitio es obra de 23 autores. Tu registro es una forma de sentirse valorados.

Género en la Comunicación Política Digital

Este elemento es una expansión del contenido de los cursos y guías de Lawi. Ofrece hechos, comentarios y análisis sobre la “Economía de los Medios de Comunicación”.

Nota: Consulte más información relativa a la Economía Política de la Comunicación en esta plataforma, la Comunicación Política Digital, y la “Economía de los Medios de Comunicación“, así como sobre algunos ejemplos de economía política de la comunicación y sus medios y los fracasos de los medios digitales.

Género en la Comunicación Política Digital: Web 2.0

Las plataformas de medios sociales no sólo ofrecen ventajas a los usuarios, sino también a las empresas que las poseen y a quienes controlan las conexiones a Internet: muchas aplicaciones de medios sociales son gratuitas para los usuarios, pero esta ventaja monetaria se produce a costa de que el contenido de los usuarios sea vigilado constantemente por las respectivas empresas con el fin de ofrecer publicidad a medida. Además, diversas autoridades estatales también pueden vigilar (y en casos especiales, cortar) las conexiones a Internet para identificar a los usuarios que producen contenidos que no interesan a las autoridades respectivas, o para impedir que los ciudadanos atraigan acciones conectivas (como han demostrado incidentes en países como China, Irán, pero también en el Reino Unido). Así pues, los medios sociales ofrecen simultáneamente posibilidades para las empresas y las autoridades estatales, así como para los distintos grupos de usuarios y sus necesidades comunicativas.

Algunos autores han considerado que Internet y sus diferentes formas de comunicación (como muchas innovaciones tecnológicas anteriores) ofrecen mayores oportunidades para remodelar la comunicación política, mientras que otros se han mostrado menos optimistas. Esta sección repasa la investigación sobre las posibilidades que ofrecen las plataformas de medios sociales a los “actores” clave de la comunicación política (políticos, ciudadanos) y cómo utilizan estos actores los medios sociales cuando atraen la comunicación política. A continuación, intentará dar una respuesta preliminar a la pregunta que subyace a las dos posturas aquí esbozadas, a saber, si los medios sociales proporcionan o no a los participantes de la comunicación política posibilidades comunicativas cualitativamente nuevas. Por este motivo, no se considerarán aquí los estudios que utilizan textos de medios sociales de otros contextos (como los foros de discusión de los medios de comunicación) para investigar temas “tradicionales” de la erudición crítica del discurso, como la comunicación racista o las cuestiones de identidad (social).

Las posibilidades de las plataformas de medios sociales de la Web 2.0 para la comunicación política

Las herramientas de comunicación a través de Internet (TIC) no se hicieron omnipresentes antes de la llegada de la World Wide Web a principios de los años noventa. Los primeros sitios web (sitios web personales o comerciales estáticos, o listas de preguntas frecuentes, FAQ) se volvieron más dinámicos e interactivos a finales de los 90 con la inclusión de foros de debate y otras herramientas que facilitaban la interacción de los usuarios con los propietarios de los sitios web. Por esa época, los blogs se convirtieron en los heraldos de lo que más tarde se denominó formas de comunicación Web 2.0, ya que facilitan la actualización frecuente y la fácil interacción entre los blogueros y su público. Aunque no está exento de polémica, el término “Web 2.0” se utiliza ampliamente para todas las aplicaciones de Internet que permiten a los usuarios crear y compartir fácilmente diversos contenidos (mensajes de texto, fotos, música, vídeos, etc.) y les permiten atraer actividades cooperativas (como los blogs, la contribución a los wikis y el etiquetado de contenidos con etiquetas elegidas individualmente;).

Hutchby (2001) ha denominado “affordances” (posibilidades) a los factores limitadores y facilitadores de las nuevas tecnologías de la comunicación, utilizando un concepto introducido por el psicólogo cognitivo James J. Gibson a finales de la década de 1970. Las affordances de las plataformas de medios sociales no pueden evaluarse independientemente de sus distintos grupos de usuarios, ni de los dispositivos de hardware en los que se ejecutan; por ejemplo, el uso de los medios sociales para organizar movimientos de protesta sólo fue posible gracias a la disponibilidad de dispositivos móviles en los que los activistas podían utilizar estos medios in situ. Así pues, los dispositivos y el software que se ejecuta en ellos representan agentes de red en el sentido de la teoría del actor-red de Latour que cambian activamente (y mejoran) las capacidades sociales, semióticas y cognitivas de los usuarios humanos. Considerar las plataformas de los medios sociales (utilizadas en diversos dispositivos) en términos de sus affordances permite una evaluación diferenciada de las prácticas comunicativas que ofrecen a los distintos grupos de usuarios y facilita el establecimiento de conexiones entre las concepciones de los politólogos sobre las acciones colectivas frente a las conectivas, las tecnologías específicas de los medios sociales y los géneros que los distintos grupos de usuarios realizan al utilizarlas.

La teoría de los géneros

Bajo una perspectiva lingüística, los géneros son abstracciones derivadas del análisis de textos (es decir, unidades comunicativas funcionales realizadas mono o multimodalmente) que se utilizan en un determinado tipo de situación comunicativa para alcanzar un mismo propósito o propósitos comunicativos. La mayoría de las teorías de género actuales coinciden en que los géneros son formas tipificadas e internamente estructuradas de acción semiótica social intencionada que utilizan y reconocen los miembros de “comunidades de práctica” y que surgen como respuestas retóricas situadas a “retos” comunicativos recurrentes. Este punto de vista implica que los géneros se conceptualizan a nivel de prácticas sociales sensibles al contexto, teniendo en cuenta las posiciones (y el posicionamiento) del productor y de la audiencia, los propósitos sociales y los modos semióticos de su producción. Los géneros suelen estar relacionados con determinados discursos (formas particulares de construir una materia) y se realizan a través de registros específicos (recursos semióticos adecuados a la situación para realizar un género). Las teorías de los géneros difieren, sin embargo, en la relevancia que asignan a sus aspectos estructurales (“intrínsecos”) o a los relacionados con la actividad social (“extrínsecos”). Para analizar los géneros en los nuevos medios, resulta más adecuado un enfoque orientado a la actividad, ya que permite centrarse en lo que la gente hace con un género en todos los medios y plataformas de comunicación. En las aplicaciones de comunicación de la Web 2.0, los géneros tradicionales pueden ser (a) simplemente reproducidos en la Web, o pueden ser (b) adaptados (es decir, pueden añadirse nuevas características específicas de los medios), o (c) pueden surgir nuevos géneros específicos de los medios.

El concepto de recontextualización (utilizado a partir de 2008) proporciona la herramienta teórica adecuada para investigar los efectos de los “viajes de género” de un contexto (mediático) a otro. Permite analizar los efectos de sacar unidades de acción social (por ejemplo, géneros) de su contexto original (en el que surgieron) y colocarlas en un nuevo contexto. El uso de un género en un nuevo contexto conlleva la pérdida de algunos rasgos originales, mientras que otros (y sus significados semióticos) se transfieren al nuevo contexto, donde pueden añadirse nuevos aspectos de significado específicos del contexto. Así pues, la recontextualización de las prácticas sociales siempre implica tanto una pérdida semiótica como un enriquecimiento semiótico.

Para la investigación de los géneros de la Web 2.0 en general, las consideraciones anteriores demuestran que sería mejor que los investigadores no se centraran en los géneros en un único contexto, sino en su viaje a través de diversos medios y plataformas de comunicación y en los efectos de recontextualización de este viaje. Para los estudiosos de la comunicación política en la Web 2.0 en particular, el corolario es que el uso de los géneros tradicionales de la comunicación política en los nuevos entornos mediáticos merece la misma atención que la aparición de nuevos géneros que se ven facilitados gracias a las asequibilidades de los medios sociales para determinados grupos de usuarios.

La comunicación política de la Web 2.0

Hasta ahora, la mayoría de los estudios sobre el uso de los medios sociales en la comunicación política no se han realizado dentro de un marco explícitamente lingüístico, analítico del discurso o pragmático, sino más bien en los ámbitos de la ciencia política y los estudios de comunicación. Sin embargo, la concepción de género orientada a la actividad propuesta anteriormente nos permite discutir los resultados de muchos de estos estudios bajo una perspectiva de género.

La siguiente sección se divide en dos partes. La primera parte trata del uso que hacen los políticos y los partidos políticos de los medios sociales en su comunicación con el público; la segunda parte se centra en el uso que hacen los ciudadanos de los medios sociales en las actividades políticas.

La comunicación digital entre políticos y ciudadanos: la campaña política

En la ciencia política, el uso de las herramientas de comunicación de la Web 2.0 en la comunicación entre políticos y ciudadanos se ha estudiado casi exclusivamente en el contexto de las democracias liberales occidentales. Dos hipótesis complementarias han proporcionado el marco general de estas investigaciones: la hipótesis de la innovación y la hipótesis de la normalización. Mientras que la hipótesis de la innovación parte de la base de que Internet (y especialmente las tecnologías Web 2.0) mejorarán las posibilidades de los políticos para difundir información y establecer y mantener el contacto con sus votantes, la hipótesis de la normalización espera que las estructuras organizativas y políticas fuera de línea también den forma a las estructuras de comunicación política en Internet; en otras palabras, que el uso por parte de los políticos de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación suponga “más de lo mismo” en lugar de dar lugar a una comunicación realmente nueva y (en cualquier sentido) “mejor” con su público.

▷ En este Día de 20 Mayo (1902): Independencia de Cuba
Tal día como hoy de 1902, Cuba consigue su independencia de Estados Unidos, que había tomado el control de la isla en 1899 tras derrotar a España en la guerra hispano-estadounidense. Bajo la nueva constitución cubana, Estados Unidos conservó el derecho a intervenir en los asuntos cubanos y a supervisar sus finanzas y relaciones exteriores. En virtud de la Enmienda Platt, Estados Unidos arrendó a Cuba la base naval de la bahía de Guantánamo. Justamente 100 años más tarde de la independencia cubana, Timor Oriental se independiza oficialmente. (Imagen de wikimedia: Izado de la bandera cubana en el Palacio del Gobernador General a mediodía del 20 de mayo de 1902).

Una revisión de la literatura muestra que son muchos más los estudios que parecen apoyar la hipótesis de la normalización, y que los usos innovadores de las herramientas de comunicación tanto de la Web 1.0 como de la 2.0 por parte de los políticos parecen ser la excepción. Los estudios revisados muestran, sin embargo, diferencias geográficas bastante marcadas en cuanto al uso de las herramientas de comunicación de internet. En el sistema político estadounidense, Internet se utiliza desde hace más de una década, aunque para objetivos comunicativos más bien tradicionales, como dirigirse a simpatizantes y activistas, en lugar de persuadir a los votantes indecisos. La campaña electoral de Obama de 2008, que se ha hecho famosa internacionalmente por su uso de las tecnologías de la comunicación por internet (aunque más bien “tradicionales”, como los informes de campo por correo electrónico para voluntarios y periodistas), marca así sólo la punta de un iceberg del uso de las TIC por parte de los políticos estadounidenses.

En Europa, se ha informado de una división norte-sur en la medida en que los políticos de los países del norte de Europa (incluidos el Reino Unido y Alemania) tienden a utilizar las herramientas de comunicación de Internet con más frecuencia (aunque no de forma extensiva) que los políticos del sur de Europa (incluida Francia). De forma similar al caso estadounidense, el uso de las técnicas tradicionales de la red (como los sitios web y el correo electrónico) parece ser más frecuente que la adopción de las tecnologías de comunicación de la Web 2.0. Este estilo de comunicación ha sido acuñado como uso de la “Web 1.5” en 2009. Los estudios muestran que las características de la audiencia (es decir, el “lado del consumidor” de la comunicación entre políticos y ciudadanos) también apoyan la hipótesis de la normalización, ya que principalmente las personas (más jóvenes) (en EE.UU. y en Europa) que están atraídas por las actividades políticas fuera de línea utilizan Internet para adquirir información política adicional.

Existe una distinción entre las lógicas de acción “colectiva” y “conectiva”. La primera se refiere a las acciones colectivas convencionales que se basan en características sociales generales (por ejemplo, clase, género, raza, etc.) y están organizadas por instituciones tradicionales basadas en la afiliación. Las segundas se basan en cuestiones concretas y en desafectos individuales similares, más que en características colectivas compartidas. La amplia verificación de la hipótesis de la normali-sación sugiere por tanto que las organizaciones (y actores) políticos tradicionales, siguiendo una lógica de acción colectiva, mostrarán un comportamiento comunicativo tradicional en la Web 2.0.

Los estudios sobre el uso general de las herramientas de comunicación en Internet por parte de los políticos dejan abiertas cuestiones como si existen diferencias en cuanto a las herramientas de comunicación utilizadas, las características de los políticos que utilizan las herramientas de comunicación en Internet y los objetivos comunicativos para los que se utilizan. En cuanto a la primera cuestión, Larsson descubrió en una serie de estudios que (al menos suecos y noruegos) los políticos utilizan el microblogging (es decir, Twitter) con más frecuencia que Facebook. Este resultado está en consonancia con las investigaciones realizadas en otros países que demuestran que Twitter es una plataforma de comunicación que utilizan principalmente las élites, donde el término “élites” puede referirse a grupos bastante diferentes como políticos, periodistas, famosos, etc. Los análisis de las redes sociales muestran que, aunque los usuarios ordinarios suelen ser los que más mensajes aportan a las interacciones en Twitter, los políticos (y los periodistas) tienden a ser los centros (nodos) de las redes de comunicación de Twitter. En cuanto al uso que hacen los políticos de los mensajes de Twitter, Jackson y Lilleker (2011) descubrieron que los pocos (es decir, el 7,9%) políticos del Reino Unido que utilizan Twitter (en 2007) en absoluto son en su mayoría más jóvenes (35-54 años), mujeres parlamentarias de los tres partidos mayoritarios, y la mayoría de sus mensajes están claramente dirigidos a la gestión de la impresión personal.

En un estudio que recopiló datos de Twitter de diputados al Parlamento Europeo (MEPs) en 2013 (Larsson 2013) se encontraron características de los remitentes bastante diferentes. Aunque este estudio también descubrió que los políticos más jóvenes utilizaban Twitter con más frecuencia que los de más edad, la variable del género no era relevante en este caso. Más bien, los eurodiputados que estaban integrados en redes de Twitter más densas (es decir, que tenían más seguidores, pero también seguían a otros) tendían a ser más activos que los demás. Además, el estudio no respaldó las afirmaciones anteriores de que los políticos de democracias consolidadas utilizarían más los medios de comunicación de la Web 2.0 que los de democracias más jóvenes. Larsson (2013) concluye que (al menos en lo que respecta al uso de Twitter) los políticos más jóvenes e “innovadores” de todos los países europeos que están bien integrados en las redes de comunicación por Internet utilizan Twitter como medio de comunicación con aquellos miembros de su electorado que comparten con ellos estas características (es decir, ser jóvenes y ardientes usuarios de las herramientas de comunicación por Internet de la Web 2.0). Otro estudio centrado en Noruega y Suecia demostró que los políticos que no ocupan cargos centrales, sino más bien intermedios en sus respectivos partidos, tienden a ser los usuarios más activos de Twitter.

La mayoría de los estudios aquí reseñados investigaron el uso de Twitter por parte de los políticos en el plano de la integración en la red y la actividad, es decir, no exploraron el contenido de los mensajes y/o las actividades que realizaban y, por tanto, dejan abierta la cuestión de qué géneros se emplean en el uso de Twitter por parte de los políticos.

Mientras que el uso de Twitter por parte de los políticos ha recibido cierta atención académica (aunque principalmente en el nivel “macro” descrito anteriormente), el uso de Facebook por parte de los políticos apenas se ha estudiado. En un estudio sobre el uso de Facebook por parte de los candidatos al Congreso estadounidense durante las elecciones de 2006 y 2008, Williams & Gulati (2013) realizaron un análisis de contenido de las páginas de Facebook de los políticos. Los resultados muestran un gran aumento del uso de Facebook por parte de los políticos durante el periodo investigado (de aproximadamente un 16% de uso en 2006 a un 72% en 2008). Además, sus resultados revelan que los demócratas utilizaron esta red social más que los republicanos, y que los aspirantes y candidatos en contiendas por distritos competitivos con un electorado más instruido utilizaron Facebook antes que los demás. La adopción temprana, sin embargo, no se correlacionó con la frecuencia de uso (es decir, la actualización), lo que significa que, mientras que los aspirantes tienden a ser los primeros en adoptar las redes sociales en las campañas políticas, los titulares (que cuentan con más apoyo organizativo y financiero) las utilizan con más frecuencia y de forma más profesional.

En un estudio comparativo, Larsson y Kalsness (2014) estudiaron el uso de Twitter (véase más arriba) y Facebook por parte de los políticos suecos y noruegos durante sus actividades políticas rutinarias. Su estudio también descubrió que los políticos en posiciones retadoras utilizaban ambos servicios con más frecuencia que los titulares. En una investigación adicional realizada el mismo año, compararon el uso de Facebook de los políticos suecos y noruegos durante las elecciones. Descubrió que los políticos de partidos marginados (es decir, pequeños o políticamente aislados) y los políticos menos conocidos tendían a utilizar esta plataforma de medios sociales con más frecuencia que los políticos de grandes partidos (probablemente para superar un sesgo mediático que privilegia a los actores políticos centrales). Sus publicaciones también gustaban y eran compartidas con más frecuencia por los usuarios, lo que Larsson interpreta como una especie de reflejo del mayor uso de la plataforma mediática por parte de los políticos.

Al igual que los estudios sobre Twitter comentados anteriormente, las escasas investigaciones sobre el uso de Facebook por parte de los políticos sólo proporcionan información limitada sobre las actividades (y, por tanto, los géneros) para los que los políticos utilizan esta plataforma de medios sociales.

Los sitios web (tanto de partidos políticos como de políticos individuales), aunque a primera vista son formas de comunicación típicas de la “Web 1.0”, incluyen cada vez más elementos interactivos (como foros de debate, chats, enlaces a medios sociales, etc.) y se han estudiado bajo una perspectiva que permite interpretar sus resultados en términos de uso de géneros. El marco aplicado ofrece una amplia clasificación de las actividades comunicativas que permite un sitio web: La “información” comprende todas las actividades comunicativas tradicionales que se espera que los políticos y los partidos ofrezcan a sus votantes; las actividades de “participación” se refieren a las características del sitio web que permiten a los usuarios interactuar entre sí o con un representante del partido (es decir, foros de debate, chats en directo, etc.); las actividades de “conexión” integran un sitio web en el contexto de otros actores en línea (es decir, proporcionan enlaces externos a sitios web de otras organizaciones y/o individuos relevantes); a través de las actividades de “movilización”, un sitio web ofrece a los usuarios las oportunidades de apoyo y activismo fuera de línea. Estos cuatro tipos de actividades comunicativas implican el uso de distintos géneros.

Aunque parece plausible que los partidos minoritarios confíen más en su presencia en la web (ya que las actividades en línea son más baratas que las campañas fuera de línea), la mayoría de los estudios han constatado que los grandes partidos ofrecen sitios web más sofisticados, que facilitan una mayor variedad de actividades comunicativas. Esto es probablemente el resultado de sus superiores recursos financieros y organizativos.

Aparte de estas conclusiones globales, algunos estudios investigaron la relación entre la orientación ideológica de los partidos y las funcionalidades de los sitios web. Los análisis de los sitios web de los candidatos durante la campaña de las elecciones presidenciales francesas, así como una investigación de los sitios web de los partidos italianos durante las elecciones parlamentarias, mostraron que los partidos de derechas tienden a proporcionar más material informativo en sus sitios web, mientras que los partidos de izquierdas ofrecen más oportunidades de participación y movilización. En un estudio de los sitios web de los partidos suecos durante un año electoral, Larsson (2011) informa de resultados similares. Aunque las actividades “informativas” fueron las más empleadas por todos los partidos analizados y alcanzaron su punto álgido durante el periodo electoral, los partidos de centro y centro-derecha fueron los que menos incluyeron características de implicación y movilización en sus sitios web, mientras que los partidos de izquierdas (y el partido pirata, experto en tecnología) hicieron un mayor uso de estas características. Estos resultados parecen indicar que las diferencias ideológicas se traducen en los distintos estilos comunicativos de los partidos en cuanto a las actividades discursivas en las que se involucran con sus votantes: los partidos de derechas parecen aplicar un estilo de comunicación más “descendente”, mientras que los partidos de izquierdas emplean más estilos de comunicación de base.

En un estudio de las páginas web personales de los candidatos en las elecciones al Parlamento Europeo de 2009, Hermans y Vergeer (en 2013) se centraron en las actividades “informativas” (y, por tanto, en la actividad comunicativa partidista más tradicional). Distinguieron tres dimensiones temáticas (“profesional”, “preferencias personales”, “hogar y familia”), que permitían interpretaciones diferenciadas de las páginas web de los candidatos. Los resultados muestran que la mayoría de los candidatos al PE proporcionaron información sobre temas relacionados con la profesión, el hogar y la familia, pero muy poca información sobre preferencias personales. Los candidatos de los países poscomunistas obtuvieron las puntuaciones más altas en las dos primeras dimensiones, mientras que los candidatos de países con tradiciones democráticas más largas recibieron las puntuaciones más bajas. Aunque admiten que su medición de las estrategias de personalización era básica, sus resultados son, en algunos aspectos, paralelos al estudio de Jackson y Lillekers (2011) sobre el uso de Twitter de los diputados británicos, ya que ambos estudios sugieren que los políticos tienden a utilizar los servicios de la red para la gestión de la impresión personal.

La revisión de los estudios sobre el uso que hacen los políticos (y los partidos políticos) de los medios sociales y de las facilidades de la Web 2.0 integradas en sitios web muestra con bastante claridad que (1) estos actores sociales son bastante lentos a la hora de adoptar las herramientas de comunicación de la Web 2.0; (2) parecen transferir las estrategias y actividades comunicativas offline derivadas de una lógica de “acción colectiva” a su uso de los medios sociales; y (3) sus preferencias de uso no coinciden con las preferencias del público al que pretenden representar. Los políticos prefieren el servicio “elitista” de Twitter y utilizan Facebook con mucha menos frecuencia, mientras que los patrones de uso de su público son inversos. Así pues, los políticos y los políticos tradicionales aprovechan las posibilidades comunicativas de las herramientas de comunicación de la Web 2.0 que les permiten extender a Internet el uso de sus géneros comunicativos tradicionales. Además, los resultados de los estudios aquí presentados muestran que los partidos de izquierdas y de derechas parecen utilizar las herramientas de comunicación de internet para estrategias de comunicación diferentes y, por tanto, emplean géneros distintos.

Basado en la experiencia de varios autores, mis opiniones y recomendaciones se expresarán a continuación (o en otros lugares de esta plataforma, respecto a las características en 2024 o antes, y el futuro de esta cuestión):

Comunicación de ciudadano a ciudadano

Desde principios de la década de 1980, se ha considerado que las herramientas de comunicación de internet ofrecían nuevas posibilidades para la participación política y la autoorganización de los ciudadanos, lo que acabaría conduciendo a una nueva era de democracia deliberativa en un sentido habermasiano. Las expectativas relativas al primer aspecto se han visto en gran medida defraudadas, como demuestra la panorámica de estudios presentada en la página 414. Esta sección se ocupará de las posibles contribuciones de los medios sociales a los procesos de autoorganización de los ciudadanos en el sentido de un concepto de “acción conectiva”.

En una visión general de los primeros estudios que abordan el uso de las herramientas de comunicación de Internet por parte de los nuevos movimientos sociales, Garrett (2006) identifica tres factores relevantes de los movimientos sociales en los que pueden influir las tecnologías de la comunicación: las estructuras movilizadoras, las estructuras de oportunidades y los procesos de encuadre. El primer factor se refiere a las posibilidades de que las herramientas de comunicación de Internet proporcionen un acceso rápido y generalizado a la información política relevante para las personas a las que les preocupa una determinada cuestión política. En términos de actividades comunicativas, las posibilidades de “movilización” de las herramientas de comunicación por internet se asemejan a las actividades de comunicación política tradicionales, aunque implican a distintos actores sociales: en la comunicación política tradicional, los partidos políticos proporcionan información a sus simpatizantes en sus sitios web, mientras que las herramientas de comunicación por internet permiten a los activistas proporcionar y difundir sus propias opiniones personales e información relativa a cuestiones relevantes para el movimiento, lo que puede dar lugar a una rápida difusión de los movimientos sociales más allá de las fronteras geográficas.

El segundo de los factores de Garrett, las estructuras de oportunidad, se refiere principalmente a factores tecnológicos de accesibilidad y disponibilidad de las TIC, por lo que no es directamente relevante para una perspectiva de comunicación-actividad. El último factor, los procesos de encuadre, se refiere a las oportunidades que las herramientas de comunicación de Internet ofrecen a los nuevos movimientos sociales para propagar sus propios relatos sobre cuestiones relevantes, sin depender de los guardianes tradicionales en el público y en los medios de comunicación tradicionales. El marco de Garrett proporciona una metaperspectiva útil a partir de la cual se pueden agrupar y comparar los estudios sobre el uso de los medios sociales por parte de los nuevos movimientos sociales; se utilizará para organizar la siguiente visión general.

Aunque las plataformas de medios sociales brindan a los ciudadanos la oportunidad de expresar públicamente sus opiniones sobre diversos problemas sociales y políticos sin depender de los guardianes de los medios, la expresión de comentarios políticos individuales a menudo equivale a una “autorrepresentación mediada” (es decir, a la representación pública de la identidad), más que a un compromiso político participativo duradero. En un estudio de corpus de publicaciones en cinco blogs, Myers (2010) descubrió una abundancia de marcadores de postura personal en las publicaciones de los blogs en comparación con un corpus de referencia del Corpus Nacional Británico. Este resultado, argumenta Myers, refleja los intentos de los blogueros de desarrollar una postura propia original dentro de una discusión, en lugar de contribuir a una argumentación. Van Zoonen et al. (2007) han informado de resultados comparables en su investigación de un tablón de anuncios en la página web de un popular programa de entrevistas de la televisión estadounidense y en el estudio de Valera Ordaz (2012) de discusiones políticas en páginas de Facebook de políticos españoles. Sus resultados muestran que la mayoría de los participantes contribuyeron con una sola publicación, y que la mayoría de estas publicaciones apoyaban (o incluso exageraban) la opinión de los políticos sobre el tema debatido.

El post muestra algunos rasgos bastante característicos del género del comentario personal: el autor utiliza una gama considerable de léxico evaluativo (“idiotas crédulos”, “locos”, “nos hemos vuelto locos”) y muchos marcadores del habla informal (por ejemplo, el elevado número de contracciones (clíticos)). Además, el mensaje sólo es vagamente argumentativo en la medida en que las cláusulas 2-8 (que presentan caracterizaciones negativas explícitas e implícitas de ETA) pueden entenderse como respaldos de la declaración evaluativa de la cláusula 1. El contraste retórico entre las cláusulas 11 y la cláusula final 12 sirve entonces de refuerzo para la valoración positiva de tres políticos (incluida la propietaria de la página, Rosa Díez) a los que el autor obviamente no califica de “idiotas” o “locos”.

Este ejemplo y los estudios antes mencionados parecen sugerir que al menos algunas de las facilidades de comunicación de la Web 2.0 han estimulado la expresión política personal sin preocuparse por una audiencia y, por tanto, sólo sirven como válvulas de escape de la presión de los ciudadanos frustrados.

Una visión similar, en parte pesimista, del papel de los contenidos autoproducidos por los ciudadanos para los nuevos movimientos sociales puede encontrarse en el estudio de Thorson et al. (2013) sobre los vídeos de YouTube del movimiento Occupy. Los autores investigaron el contenido de los vídeos de YouTube sobre el movimiento Occupy y rastrearon las prácticas de intercambio de vídeos que vinculan a YouTube y Twitter (es decir, enlaces tuiteados a vídeos de YouTube, etc.) para analizar qué papel desempeñan los medios sociales en los nuevos movimientos de protesta. Analizaron todos los vídeos con palabras clave relacionadas con Occupy, así como los vídeos que estaban vinculados a tuits relacionados con Occupy durante noviembre de 2011. Los resultados de Thorson et al. muestran que, aunque la mayoría de los vídeos de su corpus eran secuencias de las protestas, los vídeos tuiteados (es decir, recomendados por un usuario de Twitter a sus seguidores) y vistos a menudo eran más o menos producidos profesionalmente (“cut and mix”), mientras que los auténticos vídeos amateur recibían poca atención. A partir de este último resultado, los autores concluyeron que las plataformas de medios sociales como YouTube (que se promocionan como sitios para compartir contenidos) también se utilizan con fines de archivo individual. Los resultados de Thorson et al. son interesantes en dos sentidos. En primer lugar, el evidente uso archivístico de YouTube demuestra que las posibilidades de una plataforma de medios sociales pueden (al menos para determinados usuarios) diferir del uso principal para el que se promociona. En segundo lugar, su conclusión de que fueron principalmente los vídeos editados (semi) profesionalmente de las protestas de Occupy los que se hicieron virales (es decir, se difundieron por varias plataformas de medios sociales y fueron vistos con frecuencia) previene contra el entusiasmo prematuro sobre el acceso directo que un público más amplio puede tener a los documentos de testigos presenciales de primera mano de los ciudadanos de a pie a través de las plataformas de intercambio de contenidos.

Todos los estudios mencionados muestran que, en términos de procesos de encuadre (véase más arriba), las plataformas de medios sociales parecen facilitar la aparición de nuevos géneros de expresiones políticas ciudadanas (publicaciones en blogs, documentos en vídeo), pero que estos géneros (1) pueden no estar (aún) óptimamente desarrollados para el propósito social que pretenden cumplir, o que estos géneros (2) pueden reflejar formas cualitativamente nuevas de expresión política ciudadana que no son compatibles con el sistema político actual de las democracias occidentales modernas.

En los estudios reseñados hasta ahora, las actividades web de los ciudadanos acompañaban (o comentaban) acontecimientos políticos de la vida real, lo que puede ser responsable de la desconexión entre las actividades en línea y fuera de línea. Sin embargo, los acontecimientos políticos que tienen lugar íntegramente en la red pueden dar lugar a una dinámica diferente debido a los efectos movilizadores que proporcionan las herramientas de comunicación de Internet. En un estudio de los vídeos de YouTube que reaccionaron a un notorio vídeo antiislámico producido y distribuido a través de Internet por un político populista holandés de derechas, van Zoonen et al. (2010) identificaron tres géneros de expresiones de protesta ciudadana: jamming, cut and mix y vlogging (es decir, videoblogging). Mientras que los vídeos jamming explotaban la función de etiquetado de YouTube para complicar la búsqueda del vídeo original y expresar el desacuerdo con el político-productor del vídeo, los vídeos cut-and-mix aplicaban la sátira o la argumentación racional para contrarrestar el mensaje del vídeo original. En el género vlog, los ponentes (en su mayoría representantes de organizaciones o vloggers frecuentes) proporcionaron argumentaciones racionales contra la película original. Los autores concluyen que estos tres géneros de vídeo construyen diferentes formas de ciudadanía virtual de los productores y proyectan diferentes audiencias. Sostienen además que sus resultados demostrarían que los medios sociales pueden servir de plataformas para la participación y la interacción política sin fronteras, y presentarían así pruebas contrarias a la visión pesimista adoptada en los estudios anteriores mencionados. Como van Zoonen et al. no presentan una investigación sistemática sobre el número de espectadores que atrajeron los vídeos de su corpus, esta interpretación puede ser, sin embargo, prematura y ambas posturas (la pesimista y la optimista) podrían ser defendibles.

📬Si este tipo de historias es justo lo que buscas, y quieres recibir actualizaciones y mucho contenido que no creemos encuentres en otro lugar, suscríbete a este substack. Es gratis, y puedes cancelar tu suscripción cuando quieras:

Pruebas de la influencia directa de las actividades en línea de los ciudadanos en la acción política fuera de línea parece aportarlas el estudio de Harlow (2012) sobre un movimiento de protesta guatemalteco desencadenado por el asesinato de un abogado. Harlow identificó varios géneros (“marcos de acción” en su terminología), que se utilizaron en los grupos de Facebook creados inmediatamente después del incidente. Los géneros más frecuentes fueron las llamadas a la acción y la transmisión de información. Estas actividades en línea estimularon protestas masivas fuera de línea. Sin embargo, como informa Harlow, tres meses después, tanto las protestas fuera de línea como las actividades en línea en los grupos de Facebook habían disminuido sustancialmente. Por lo tanto, el estudio de Harlow, aunque aporta pruebas de que las actividades políticas en línea pueden dar lugar a acciones políticas fuera de línea, también parece sugerir un cierto efecto flash de estas actividades.

Algunos estudios se han centrado en el uso de las tecnologías de la comunicación de la Web 2.0 durante las actividades políticas. Theocharis (2013) y Earl et al. (2103) estudiaron diversos aspectos del uso de Twitter durante las protestas. En su estudio de las redes sociales, Theocharis descubrió que los grupos de estudiantes, durante las ocupaciones universitarias de 2010 en el Reino Unido, crearon deliberadamente redes de cuentas de Twitter vinculadas horizontalmente sin centros claros para mantener intactas sus líneas de comunicación, incluso cuando se cerraban nodos individuales. De este modo, los manifestantes aprovecharon activamente las posibilidades de la plataforma de comunicación para perseguir sus objetivos políticos.

En países como España, Egipto y Grecia, las plataformas de medios sociales desempeñaron un papel sustancial en la interconexión de las actividades de los nuevos movimientos sociales durante las protestas en las plazas públicas. Las actividades dieron lugar a espacios híbridos compuestos por representaciones y comunicaciones multimodales en diferentes plazas ocupadas. Sin embargo, los efectos políticos y sociales de estas prácticas de recontextualización distan mucho de ser evidentes y claros. Sería necesario investigar más las diferentes reinterpretaciones locales de las imágenes y vídeos compartidos para estimar cómo asumen estos signos los actores en los distintos lugares.

El reenvío de mensajes relevantes a los seguidores (“retweeting”) parece haberse convertido en una nueva práctica comunicativa apoyada por la tecnología en el uso que los ciudadanos hacen de los medios sociales. Los autores pretendían identificar los principales papeles participantes de los flujos de información de microblogging en las revoluciones de la Primavera Árabe en Túnez y Egipto, pero como subproducto, encontraron un elevado número de retweets en sus datos. El retweet, por tanto, es un género candidato (emergente) en el que convergen las necesidades comunicativas y las asequibilidades tecnológicas.

Earl et al. (2013) analizaron el contenido de los tuits enviados durante las protestas contra la reunión del G20 celebrada en Pittsburgh en 2009. Examinando los temas de los tuits, así como aplicando una clasificación aproximada de géneros (tuits de “información” frente a “opinión” frente a “pregunta”), sus resultados muestran un claro pico de actividad en Twitter durante las protestas y una concentración en la emisión de información (principalmente relacionada con la ubicación). En los tuits relativos a la policía, el componente informativo prevaleció durante las protestas, mientras que después alcanzaron su punto álgido los tuits relacionados con la opinión. Un análisis en profundidad de los tuits relacionados con la policía demostró que los manifestantes seguían de cerca las actividades y el equipo policial con el fin de desarrollar tácticas en tiempo real para adelantarse a las acciones policiales. Los resultados de Earl et al. demuestran que los manifestantes pueden utilizar servicios como Twitter para mejorar sus estructuras de movilización en línea, lo que a la larga puede suponer una amenaza para el monopolio informativo de las autoridades durante las protestas y los disturbios. Esta ventaja, sin embargo, sólo dura mientras las estructuras de oportunidad estén intactas, es decir, mientras las herramientas de comunicación por Internet estén disponibles y no sean vigiladas por las autoridades. Como han demostrado los acontecimientos durante las revueltas en Egipto (donde las autoridades cerraron servicios como Twitter, aunque con un éxito limitado), en Irán y en Gran Bretaña tras los disturbios de 2011 (donde las autoridades utilizaron datos de Twitter para identificar y procesar a figuras clave de las protestas), o la situación en China (donde Internet está constantemente vigilado por las autoridades), los poderes del Estado son muy conscientes de las oportunidades que las herramientas de comunicación de Internet brindan a los manifestantes y utilizan sus propias capacidades tecnológicas para contrarrestar las contraacciones de los manifestantes. Los resultados de Theocharis, sin embargo, muestran que los nuevos movimientos de protesta pueden intentar conscientemente sortear las debilidades potenciales de las herramientas de comunicación que utilizan.

Las investigaciones sobre el uso por parte de los ciudadanos de los medios sociales y las herramientas de comunicación de internet para su participación y organización política revisadas anteriormente muestran resultados dispares. Las herramientas de comunicación de internet facilitan la rápida difusión y el intercambio de información, lo que ofrece ventajas a los participantes durante las protestas y les permite compartir experiencias entre movimientos sociales dispersos geográficamente. Sin embargo, como advierten Earl et al. (2013), las autoridades son muy conscientes de las ventajas que obtienen los manifestantes a través de las herramientas de comunicación por internet y, a su vez, pueden utilizar características de las nuevas tecnologías para impedir las protestas y/o identificar y neutralizar a figuras u organizaciones clave. Además, no todos los contenidos compartidos internacionalmente “se hacen virales”. Las condiciones políticas y sociales para adoptar mensajes, lemas, imágenes, etc. en nuevos contextos (es decir, los términos locales de la recontextualización) pueden potenciar o dificultar la adopción local de contenidos políticos compartidos a través de los medios sociales. Los resultados presentados también muestran que la disponibilidad, a menudo alabada, de testimonios oculares de primera mano sobre acontecimientos políticos facilitados a través de los medios sociales debe considerarse con cautela; los vídeos que atrajeron a un público más amplio fueron producidos de forma más o menos profesional, mientras que los testimonios oculares auténticos no recibieron mucha atención. Compartir información (de varios tipos y en diferentes modos semióticos), que a menudo se considera la ventaja clave que los nuevos movimientos sociales obtuvieron de las tecnologías de la Web 2.0, resulta ser así sensible a las prácticas de recontextualización locales, así como a las prácticas de producción (más o menos) profesionales. Además, como demuestra el estudio de Harlow, los movimientos sociales pueden desencadenarse rápidamente mediante el uso de las herramientas de comunicación de Internet, pero también pueden desaparecer con la misma rapidez.

Las actividades comunicativas de los partidos y de los ciudadanos

Los estudios sobre el uso de las TIC y las instalaciones de la Web 2.0 en la comunicación política han demostrado una clara diferencia entre las actividades comunicativas de los partidos y los políticos y los usos que los ciudadanos hacen de estas herramientas comunicativas. Mientras que la mayoría de los partidos políticos parecen utilizar la comunicación por Internet como una mera extensión de sus prácticas típicas de comunicación fuera de línea (es decir, proporcionando principalmente información en línea a sus simpatizantes), los políticos utilizan los medios sociales para diversos tipos de autopresentación. Así pues, ambos actores sociales parecen limitarse a trasladar los géneros tradicionales de la comunicación política de los entornos de comunicación offline a los entornos de comunicación online.

La revisión de los estudios sobre el uso por parte de los ciudadanos de los medios sociales y las herramientas de comunicación de Internet para comunicarse sobre y durante los acontecimientos políticos revela resultados dispares. Mientras que los estudios que se centran en las actividades de comentario de los ciudadanos sobre acontecimientos políticos (blogs, foros de debate, intercambio de documentos de vídeo) parecen indicar un predominio de las prácticas de autopresentación mediada sobre las auténticas actividades de debate político, los estudios que investigan el uso por parte de los ciudadanos de las herramientas de los medios sociales durante los acontecimientos políticos muestran la aparición de “géneros” realmente nuevos de comunicación política de los ciudadanos (por ejemplo, el intercambio de información sobre la ubicación y el equipo de la policía durante las manifestaciones, el desarrollo de tácticas en línea para adelantarse a las acciones policiales). Desde un punto de vista más abstracto, estos resultados parecen indicar que la participación política de los ciudadanos a través de las herramientas de comunicación de la Web 2.0 no mejora los procesos de encuadramiento de los nuevos movimientos sociales, sino sus estructuras de movilización (aunque aún no se ha demostrado la sostenibilidad de los movimientos basados exclusivamente en la movilización a través de las TIC). Bajo una perspectiva de género, la revisión ha demostrado que mientras en la comunicación político-ciudadana prevalece la recontextualización de los géneros tradicionales en nuevas formas comunicativas, en la comunicación política ciudadano-ciudadana surgen géneros genuinamente nuevos.

No obstante, la interpretación de los resultados de los estudios en términos de géneros de la comunicación política debe tomarse con cautela, ya que la mayoría de los estudios aquí revisados no se realizaron dentro de un marco lingüístico y analítico del discurso y, por lo tanto, sólo proporcionan unos pocos puntos de apoyo para una interpretación bajo una perspectiva de género. La mayoría de los estudios lingüísticos sobre la comunicación en la Web 2.0 aplican un enfoque lingüístico de corpus, que no permite escudriñar las actividades comunicativas (géneros) realizadas en y a través de las herramientas de comunicación de los medios sociales. Además, sólo en contadas ocasiones se ha tenido en cuenta el papel de las empresas de medios sociales que proporcionan las plataformas para -e influyen en- la arquitectura de software utilizada en las prácticas comunicativas (aunque no en las prácticas político-comunicativas). La escasez de estudios sobre la comunicación política de la Web 2.0 bajo una perspectiva de género puede deberse a las dificultades metodológicas-tecnológicas de la adquisición de datos suficientes para las necesidades de la investigación analítica del discurso, pero estas dificultades pueden verse superadas por las perspectivas de las prácticas comunicativas que conforman cada vez en mayor medida muchos aspectos de nuestra vida cotidiana.

Otro campo prometedor para la investigación bajo una perspectiva de género representa el “sistema de medios híbridos”. Este término se refiere a los nuevos formatos mediáticos (redes de género) que combinan géneros de los medios electrónicos tradicionales con géneros de los medios sociales (por ejemplo, los flujos en directo de Twitter que sirven de entrada a los debates políticos televisivos en directo). Investigar estas redes de géneros híbridos (en las que los límites entre la comunicación política y la mediática se vuelven cada vez más difusos) requiere, sin embargo, herramientas y habilidades metodológicas y técnicas aún más sofisticadas que el estudio de los géneros de los medios sociales por separado. En general, este repaso a la investigación ha demostrado que la comunicación política en los medios sociales ofrece a los estudiosos y estudiantes del discurso oportunidades ricas y prometedoras para futuras investigaciones.

Revisor de hechos: Galdini

[rtbs name=”economia-politica”] [sc name=”estudios-de-comunicacion”][/sc] [sc name=”medios-de-comunicacion”][/sc] [rtbs name=”comunicacion-humana”]

Recursos

[rtbs name=”informes-jurídicos-y-sectoriales”][rtbs name=”quieres-escribir-tu-libro”]

Véase También

Economía de la Regulación, Estudios Mediáticos, Medios de Comunicación Social, periódicos, Periodismo, REVISTAS; RADIODIFUSIÓN Y TELEVISIÓN; Cine, Digitalización, Era Digital, Gobernanza de la información, Industria Informática, Innovación, Internet, Medios Digitales, Privacidad de Datos Personales, Protección de Datos, Políticas Digitales, comunicación política, digitalidad, lógicas mediáticas, poder, campañas, activismo, periodismo, elaboración de noticias, tecnologías

▷ Esperamos que haya sido de utilidad. Si conoce a alguien que pueda estar interesado en este tema, por favor comparta con él/ella este contenido. Es la mejor forma de ayudar al Proyecto Lawi.

1 comentario en «Género en la Comunicación Política Digital»

Foro de la Comunidad: ¿Estás satisfecho con tu experiencia? Por favor, sugiere ideas para ampliar o mejorar el contenido, o cómo ha sido tu experiencia:

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Descubre más desde Plataforma de Derecho y Ciencias Sociales

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo