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Teoría Marxista de la Alienación

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Teoría Marxista de la Alienación

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Teoría de Marx sobre la Alienación

Los escritos de Marx posteriores a 1844 -incluyendo todas las obras que lo hicieron famoso- son reelaboraciones, modificaciones, desarrollos y ampliaciones de los temas de los Manuscritos económicos y filosóficos. El número y el volumen de estos escritos hacen imposible discutir adecuadamente cada obra. Se comenzará trazando el desarrollo de la concepción materialista de la historia, que el propio Marx describió como el “hilo conductor de mis estudios”, y Engels, en su oración fúnebre junto a la tumba de Marx, aclamó como el principal descubrimiento de Marx, comparable con el descubrimiento de Darwin de la teoría de la evolución.

Esto ocupará este texto y otro de la presente plataforma digital. Aquí, y en otras partes de esta plataforma online se considera las obras económicas de Marx, principalmente, por supuesto, El Capital. Dado que El Capital fue escrito sólo después de que Marx llegara a la concepción materialista de la historia, la desviación del orden cronológico en esta sección será leve. Será mayor en la siguiente y última de estas secciones expositivas, que reunirán a partir de pasajes de diversa cosecha los pensamientos de Marx sobre el comunismo y sobre los principios éticos que subyacen a su preferencia por una forma de sociedad comunista en lugar de capitalista.

La alienación como teoría de la historia

El primer libro publicado de Marx -y, por cierto, la primera obra en la que participó Engels- atacaba los artículos publicados en la Gaceta Literaria General (Allgemeine Literatur-Zeitung), una revista editada por el antiguo amigo y profesor de Marx, Bruno Bauer. Como el hermano de Bauer era coeditor, el libro se tituló burlonamente “La Sagrada Familia”. El mejor comentario al respecto lo hizo Engels: “la soberana burla que concedemos a la Gaceta Literaria General contrasta con el considerable número de páginas que dedicamos a su crítica”. Sin embargo, algunos pasajes de La Sagrada Familia son interesantes porque muestran a Marx en la transición entre los Manuscritos económicos y filosóficos y las declaraciones posteriores de la concepción materialista de la historia.

Una sección es una defensa del socialista francés Proudhon y sus objeciones a la propiedad privada. Marx sigue pensando en términos de alienación:

“La clase propietaria y la clase del proletariado representan la misma autoalienación humana. Pero la primera se siente cómoda y confirmada en esta autoalienación, sabiendo que esta alienación es su propio poder y poseyendo en ella la apariencia de una existencia humana. El segundo se siente arruinado en esta alienación y ve en ella su impotencia y la actualidad de una existencia inhumana”.

Luego viene un pasaje en el que se ven claramente los contornos de una embrionaria teoría materialista de la historia:

“En su movimiento económico, la propiedad privada es conducida hacia su propia disolución, pero sólo a través de un desarrollo que no depende de ella, del que es inconsciente, que tiene lugar contra su voluntad, y que es provocado por la naturaleza misma de las cosas -creando así el proletariado como proletariado, esa miseria espiritual y física consciente de su miseria, esa deshumanización consciente de su deshumanización y que por lo tanto se trasciende a sí misma…

No se trata de lo que tal o cual proletario o incluso todo el movimiento proletario imagina momentáneamente como objetivo. Se trata de lo que el proletariado es y de lo que, en consecuencia, está obligado a hacer históricamente. Su objetivo y su acción histórica están prescritos, irrevocable y evidentemente, en su propia situación de vida, así como en toda la organización de la sociedad civil contemporánea.” (Traducción mejorable)

La estructura de este pasaje y de los que lo rodean es hegeliana. La propiedad privada y el proletariado se describen como “antítesis”, los dos lados de una contradicción hegeliana. Se trata de una contradicción necesaria, que no podía ser de otro modo, ya que para mantener su propia existencia la propiedad privada debe mantener también la existencia de la clase obrera sin propiedades necesaria para hacer funcionar las fábricas. El proletariado, por otra parte, se ve obligado a abolirse a sí mismo debido a su miserable condición. Esto requerirá la abolición de la propiedad privada. El resultado final será que tanto la propiedad privada como el proletariado “desaparecen” en una nueva síntesis que resuelve la contradicción.

Aquí tenemos una versión temprana de la teoría materialista de la historia. La base del movimiento dialéctico que describe Marx son los imperativos económicos que se derivan de la existencia de la propiedad privada. El movimiento no depende de las esperanzas y los planes de la gente. El proletariado toma conciencia de su miseria y, por lo tanto, trata de derrocar la sociedad capitalista, pero esta conciencia sólo surge debido a la situación del proletariado en la sociedad. Este es el punto que Marx y Engels iban a plantear más explícitamente en un famoso pasaje de La Ideología Alemana: “La conciencia no determina la vida, sino que la vida determina la conciencia”.

Según el relato posterior de Engels sobre la relación entre la filosofía alemana y la concepción materialista de la historia, “el primer documento en el que se deposita el brillante germen de la nueva concepción del mundo” no es La Sagrada Familia, sino las “Tesis sobre Feuerbach” que Marx anotó en la primavera de 1845. Estas “Tesis” consisten en once breves observaciones en las que Marx distingue su propia forma de materialismo de la de Feuerbach. Debido a su forma epigramática se han convertido en uno de los escritos más citados de Marx. Debido a que Engels los publicó en 1888, mucho antes de que aparecieran otros escritos inéditos de Marx, también se encuentran entre los más incomprendidos.

A pesar de los elogios de Engels, las “Tesis” recapitulan en gran medida los puntos que Marx había planteado antes. Atacan a Feuerbach y a los materialistas anteriores por adoptar una visión pasiva de los objetos y de nuestra percepción de ellos. Los idealistas, como Hegel y Fichte, subrayaron que nuestras actividades conforman la forma en que vemos el mundo. Pensaban en la actividad mental. Un niño ve una pelota roja, en lugar de un círculo rojo plano, sólo cuando ha captado mentalmente la idea de espacio tridimensional. Marx quiere combinar el lado activo y dialéctico del pensamiento idealista con el materialismo de Feuerbach: de ahí el “materialismo dialéctico”, como lo llamaron los marxistas posteriores (aunque el propio Marx nunca utilizó esta frase).

▷ En este Día de 23 Abril (1906): Leyes Fundamentales Rusas
El zar ruso Nicolás II promulga las Leyes Fundamentales, que marcan el fin de la autocracia ilimitada, pero no alcanzan las reformas prometidas en el Manifiesto de Octubre, en el contexto de la primera revolución rusa. A partir de entonces, ninguna ley podía aprobarse sin la aprobación del Consejo de Estado y la Duma Estatal. Los miembros de la Duma eran elegidos por cinco años. El Consejo de Estado y la Duma podían legislar sobre asuntos no contemplados en las Leyes Fundamentales. La principal innovación fue la inclusión en las Leyes Fundamentales de artículos que garantizaban los derechos de identidad y las libertades civiles, en concreto la protección de la identidad y la residencia, la libertad de residencia, actividad, movimiento, protección de posesiones, libertad de expresión, prensa, sindicatos, reunión y religión. Los derechos y libertades declarados no incluían a los judíos, para quienes seguían existiendo restricciones residenciales y restricciones en los puestos de la función pública. A pesar de estas concesiones, el zar conservaba un enorme poder. Sobre el Congreso de los Zemstvos en la Revolución de 1905 y las reformas del zar, véase aquí.

Por el lado activo del materialismo, Marx entendía la actividad humana práctica. Marx pensaba que la actividad práctica era necesaria para resolver los problemas teóricos. Hemos visto ejemplos de ello. En “Sobre la cuestión judía”, Marx escribió que el problema del estatus de los judíos, que Bauer había visto como un problema de la conciencia religiosa, sería abolido mediante la reorganización de la sociedad para abolir el regateo. En “Hacia una crítica de la filosofía del derecho de Hegel: introducción”, Marx sostuvo que la filosofía no puede “actualizarse” sin el arma material del proletariado. Y en los Manuscritos económicos y filosóficos, Marx se refirió al comunismo como “el enigma de la historia resuelto”. Este “enigma de la historia” es, por supuesto, un problema teórico, un enigma filosófico. En la transformación de Marx, las contradicciones de la filosofía hegeliana se convierten en contradicciones de la condición humana. Son resueltas por el comunismo.

Las “Tesis sobre Feuerbach” son la fuente principal de la célebre doctrina marxista de “la unidad de la teoría y la práctica”. Algunos consideran que esta unidad consiste en garabatear la filosofía marxista durante los momentos de tranquilidad en las barricadas. Otros la entienden como que uno debe vivir de acuerdo con sus principios teóricos: los socialistas comparten su riqueza, por ejemplo. El trasfondo intelectual de las “Tesis” deja claro que Marx no tenía ninguna de estas ideas en mente. Para Marx la unidad de la teoría y la práctica significaba la resolución de los problemas teóricos mediante la actividad práctica. Es una idea que tiene poco sentido fuera del contexto de una transformación materialista de la filosofía de la historia mundial de Hegel.

La undécima tesis sobre Feuerbach está grabada en la lápida de Marx en el cementerio de Highgate. Dice así: ‘Los filósofos sólo han interpretado el mundo de diversas maneras; la cuestión es, cambiarlo’ (T 158). Esto se lee generalmente como una afirmación de que la filosofía no es importante; lo que importa es la actividad revolucionaria. No significa nada de eso. Lo que Marx está diciendo es que los problemas de la filosofía no pueden ser resueltos mediante la interpretación pasiva del mundo tal como es, sino sólo remodelando el mundo para resolver las contradicciones filosóficas inherentes a él. Es para resolver los problemas filosóficos que debemos cambiar el mundo.

La concepción materialista de la historia es una teoría de la historia del mundo en la que la actividad humana práctica, más que el pensamiento, desempeña el papel crucial. La exposición más detallada de esta teoría se encuentra en la siguiente obra importante de Marx y Engels, La ideología alemana (1846). Al igual que La Sagrada Familia, se trata de una polémica desmesurada contra pensadores rivales. Marx escribió más tarde que el libro fue escrito “para ajustar nuestras cuentas con nuestra antigua conciencia filosófica” (P 390).

Esta vez se incluye a Feuerbach en la crítica, aunque se le trata con más respeto que a los demás. Es en la sección sobre Feuerbach donde Marx y Engels aprovechan para exponer su nueva visión de la historia del mundo:

“La primera premisa de toda la historia humana es, por supuesto, la existencia de individuos humanos vivos… Los hombres pueden distinguirse de los animales por la conciencia, por la religión o por lo que se quiera. Ellos mismos comienzan a distinguirse de los animales en cuanto empiezan a producir sus medios de subsistencia, paso que está condicionado por su organización física. Al producir medios de subsistencia los hombres están produciendo indirectamente su vida material real…

En contraste directo con la filosofía alemana, que desciende del cielo a la tierra, aquí ascendemos de la tierra al cielo. Es decir, no partimos de lo que los hombres dicen, imaginan, conciben, ni de los hombres narrados, pensados, imaginados, concebidos, para llegar a los hombres de carne y hueso. Partimos de los hombres reales, activos, y sobre la base de su proceso vital real demostramos el desarrollo de los reflejos y ecos ideológicos de este proceso vital. Los fantasmas formados en el cerebro humano son también, necesariamente, sublimados de su proceso vital material, que es empíricamente verificable y está ligado a premisas materiales. La moral, la religión, la metafísica y todo el resto de la ideología y sus correspondientes formas de conciencia ya no parecen ser independientes. No tienen historia ni desarrollo. Más bien, los hombres que desarrollan su producción material y sus relaciones materiales alteran su pensamiento y los productos de su pensamiento junto con su existencia real. La conciencia no determina la vida, sino que la vida determina la conciencia”. (GI 160, 164)

Esta es una declaración tan clara de las líneas generales de su teoría como la que Marx iba a lograr. Trece años más tarde, resumiendo el “hilo conductor” de sus estudios, utilizó un lenguaje similar: “No es la conciencia de los hombres la que determina su existencia, sino que, por el contrario, su existencia social determina su conciencia”. Con La Ideología Alemana hemos llegado a la formulación madura de Marx del esquema del materialismo histórico (aunque no a la exposición detallada del proceso de cambio).

A la vista de esto, y de la descripción posterior de Marx de la obra como un ajuste de cuentas con su “antigua conciencia filosófica”, podría pensarse que su temprano interés por la alienación ha sido sustituido por un enfoque más científico. No es así. En lo sucesivo, Marx recurre más a los datos históricos y menos al razonamiento filosófico abstracto sobre cómo debe ser el mundo; pero su interés por la alienación persiste. La Ideología Alemana sigue describiendo el poder social como algo que en realidad no es otra cosa que la fuerza productiva de los individuos, y que, sin embargo, aparece a estos individuos como “ajeno y fuera de ellos” porque no comprenden su origen y no pueden controlarlo. En lugar de dirigirla ellos, la dirige ella. La abolición de la propiedad privada y la regulación de la producción en el comunismo aboliría esta “alienación entre los hombres y sus productos” y permitiría a los hombres “recuperar el control del intercambio, la producción y el modo de sus relaciones mutuas”.

Lo importante no es el uso de la palabra “alienación”. Se puede decir lo mismo con otras palabras. Lo importante es que la teoría de la historia de Marx es una visión de los seres humanos en estado de alienación. Los seres humanos no pueden ser libres si están sometidos a fuerzas que determinan sus pensamientos, sus ideas, su propia naturaleza como seres humanos. La concepción materialista de la historia nos dice que el ser humano está totalmente sometido a fuerzas que no comprende y que no puede controlar. Además, la concepción materialista de la historia nos dice que estas fuerzas no son tiranos sobrenaturales, siempre por encima y más allá del control humano, sino los poderes productivos de los propios seres humanos. Los poderes productivos humanos, en lugar de servir a los seres humanos, aparecen ante ellos como fuerzas ajenas y hostiles. La descripción de este estado de alienación es la concepción materialista de la historia.

Revisor de hechos: Brian

Alienación en la Filosofía

El concepto de alienación (o sus equivalentes enajenación y extrañación) ha jugado un papel importante en los debates filosóficos contemporáneos al hilo de una recepción del pensamiento de Marx, en la que, al mismo tiempo, han quedado iluminadas facetas fundamentales de las filosofías de Hegel y Feuerbach. Indudablemente, la propia conformación de la obra de Marx invita y casi exige semejante lectura paralela, pues la génesis Hegel-Feuerbach-Marx configura un peculiar tipo de pensamiento en torno a la dialéctica de la emancipación. (Tal vez sea de interés más investigación sobre el concepto).

CONFIGURACIÓN DE LA TEORÍA DE LA ALIENACIÓN

Alienación, espíritu e historia

La relación de Marx con Hegel es una relación ambigua, salpicada de diversos malentendidos. Las referencias expresas no son muy abundantes. Respecto al problema de la alienación disponemos de las páginas contenidas en los Manuscritos de París. Ante todo, la alienación es un proceso necesario del devenir de la historia. Lo extraordinario de la Fenomenología de Hegel es haber captado la producción del hombre por sí mismo como un proceso de objetivación, extrañación y superación de la extrañación. (Tal vez sea de interés más investigación sobre el concepto). A través de dicho proceso se da un despliegue real y efectivo del hombre frente a sí mismo como especie, un despliegue de las facultades de la especie por el que la cooperación de todos los hombres aparece como resultado de la historia.Entre las Líneas En resumen, ” Hegel, a pesar de su abstracción, ve en el trabajo el acto por el que el hombre se produce a sí mismo; en el comportamiento consigo mismo como un ser extraño, en la activación de su propio ser como algo extraño ve la conciencia y la vida de la especie en acto de constituirse”.

El límite de Hegel, y ahí radica la crítica de Marx, consiste en que ofrece una expresión abstracta, lógica y especulativa de este proceso de la historia. La substancia humana aparece como enajenación del pensamiento, desde la identificación del ser humano con la conciencia de sí. “Toda la historia de la extrañación y toda la recuperación a partir de esta se reduce, por tanto, a la génesis del pensamiento abstracto (o sea absoluto), del pensamiento lógico-especulativo. De ese modo la enajenación, que es a lo que propiamente se refieren esta extrañación y su superación, consiste (…) en (…) la antítesis entre el pensamiento abstracto y la realidad sensible (o sensualidad real), pero sin salir del pensamiento>.

La enajenación humana es considerada como enajenación de la conciencia de sí, la coseidad, producto de su extrañamiento y el saber, forma en que existe la conciencia, único comportamiento objetivo. Hay un falso positivismo en Hegel, que si bien descubre que el mundo espiritual es la propia extrañación del hombre, vuelve a confirmarlo en esa forma extrañada. “Esta superación se refiere a algo pensado, de modo que la propiedad privada pensada se supera en los pensamientos morales. Y como el pensanúento se imagina ser directamente lo distinto de sí, realidad sensible, como tiene su acción por una acción también sensible y real, también la superación en el pensamiento, por más que deje intacto su objeto en la realidad, cree haberlo superado realmente” 2. Marx aboga por el giro epistemológico hacia el naturalismo consecuente o “humanismo, el único capaz de comprender la historia universal como acto, la historia como verdadera historia natural del hombre. Invirtiendo la relación, la conciencia de sí aparece como cualidad de la naturaleza humana, y frente a Hegel, que considera la coseidad como extrañación de la conciencia de sí, la objetividad es esencial al ‘hombre. Marx asume la concepción feuerbachiana del hombre como ser real, corpóreo y objetivo. El proceso de objetivación y extrañación de la especie como el proceso por el que se constituye el verdadero sujeto de la ,’historia.

Religión, alienación y vida social

. Feuerbach significa para Marx el único discípulo que mantiene una relación seria con la dialéctica hegeliana. En este sentido, su teoría de la alienación religiosa marca un importante paso a tener en cuenta por la propia teoría marxiana de la alienación. (Tal vez sea de interés más investigación sobre el concepto).

Basado en la experiencia de varios autores, mis opiniones y recomendaciones se expresarán a continuación (o en otros lugares de esta plataforma, respecto a las características y el futuro de esta cuestión):

Aviso

No obstante, la influencia de Feuerbach no se ciñe al aspecto de la crítica a la ‘religión que, por otro lado, supone un modelo de análisis caracterizado por la crítica desfetichizadora que Marx sigue en momentos importantes de su pensamiento, sino que abarca también aspectos fundamentales de su estrategia teórica como son el apoyo en una antropología de la finitud sensible y el giro epistemológico materialista a partir de una crítica del ‘idealismo hegeliano.

Mérito

En palabras de Marx, el mérito de Feuerbach consiste en: a) Haber demostrado que la filosoffa no es más que la religión traspuesta en conceptos y así desarrollada, otra forma y figura de la enajenación del ser humano y por tanto igualmente reprobable; b) Haber fundado el verdadero materialismo y la ciencia real, al convertir la relación social del hombre con el hombre en el principio fundamental de la teoría; c) Haber opuesto a la negación de la negación, que se pretendía lo absolutamente positivo, otro positivo basado en sí mismo y fundamentado positivamente por sí mismo’.

Pronto Marx constata los límites de la propia propuesta de Feuerbach. La versión feuerbachiana de la relación social del hombre con el hombre, se reduce al amor y a la amistad. No entra en una crítica de las relaciones sociales realmente existentes. De ahí resulta una antropología abstracta, del hombre también abstracto, que Marx considera insuficiente. Feuerbach parte de la autoenajenación religiosa, del desdoblamiento del mundo en un mundo religioso, imaginario, y otro real; quiere disolver el mundo religioso en su base terrenal (cuarta Tesis sobre Feuerbach), pero no penetra en esta base terrenal y en sus propias contradicciones.Entre las Líneas En otra expresión, Feuerbach diluye la esencia religiosa en la esencia humana (tesis 6″), pero no se atiene a esta esencia real, por lo que hace abstracción de la trayectoria histórica y presupone un individuo humano abstracto y aislado.

El mundo de la vida social no es considerado como mero objeto de relación teórica contemplativa, sino que incluye ineludiblemente un componente subjetivo, activo. Marx avanza en su propia concepción de la vida social como praxis. Feuerbach “sólo concibe las cosas, la realidad, la sensoriedad bajo la forma de objeto o de contemplación, pero no como actividad sensorial humana, no como práctica, no de un modo subjetivo” (tesis 1 °). ” La vida social es, en esencia, práctica. Todos los misterios que descarrían la teoría hacia el misticismo, encuentran su solución racional en la práctica humana y en la comprensión de esta práctica” (tesis 8°).

La actividad humana prototípica es el trabajo, componente ineludible de la vida social. Por ello, ya en los Manuscritos de París, dirige su atención a un primer análisis del fenómeno de la alienación-en el mundo del trabajo.

Alienación del trabajo

El texto clásico que tiene como centro el concepto de alienación es el conocido como Manuscritos de Economía y Filosofía, escrito en París en 1844. Allí Marx expone por vez primera su concepción del trabajo alienado, en una vigorosa y original síntesis de aspectos de Hegel, Feuerbach y A. Smith. Al hilo de una lectura crítica de lo que denomina Economía nacional en sus conceptos fundamentales: ‘propiedad privada, distinción entre trabajo, capital y tierra, distinción entre salario, beneficios y renta; división del trabajo, competencia, valor de cambio, etc., Marx presenta un esbozo de sus teorías de la sociedad y de la historia, donde el sujeto adquiere la forma del trabajador según el modo de producción capitalista, en una especie de epopeya del sufrimiento humano. No falta en esa concepción, y esto constituye uno de sus rasgos esenciales, el análisis de la perspectiva de la superación de la enajenación, como pone de manifiesto el apartado “Propiedad privada y comunismo”.

La imagen del hombre total, desarrollada en los Manuscritos, remite a una concepción antropológica presente en la teoría social y económica de la alienación del trabajo, de manera que resulta difícil separar los aspectos de la esencia del hombre, su situación alienada en la sociedad capitalista y la perspectiva de superación de esta alienación en una sociedad comunista futura.Entre las Líneas En todo ese desarrollo (esbozo de una filosofía de la historia) subyace una “antropología de inspiración romántica, basada en el modelo del artista y la relación entre su actividad y su obra. Al mismo tiempo, esta epopeya del sufrimiento no deja de ser una visión del trabajo industrial y, a través de él, de la sociEdad Moderna, subrayando sus patologías fundamentales y la vacuidad de todo discurso que no dé cuenta de las mismas. Por eso, la apertura teórica a un pensamiento del comunismo, tiene como fin encontrar un marco adecuado en sentido materialista para una perspectiva teórica de la emancipación. (Tal vez sea de interés más investigación sobre el concepto).Entre las Líneas En el desarrollo más pormenorizado del concepto de alienación, al final del primer Manuscrito, Marx distingue cuatro formas o aspectos de la alienación del trabajo: las que afectan:

a) al objeto del trabajo, b) a la propia actividad productiva, c) a la esencia genérica del hombre, d) a su relación con otros hombres.

Vamos a verlo brevemente.

Desde la distinción entre objetivación y enajenación, la conversión del trabajador en mercancía se traduce en que, “el objeto producido por el trabajo, su producto, se le opone como algo extraño, como un poder independiente del productor. El producto del trabajo es el trabajo fijado en un objeto, convertido en una cosa, es la objetivación del trabajo. La realización del trabajo es su objetivación. (Tal vez sea de interés más investigación sobre el concepto). Esta realización del trabajo aparece en un estado de economía política como irrealidad del trabajador, la objetivación como pérdida del objeto y esclavitud bajo él, la apropiación como enajenación, como extrañación”‘.

El objeto del trabajo se le convierte a su creador en una existencia externa, extraña, independiente, ajena, en un poder autónomo frente a él mismo. Finalmente el trabajador se hace esclavo de su objeto. Marx se hace eco de la paradoja de que la riqueza creada a través del trabajo tiene como contrapunto la pobreza y el envilecimiento del trabajador.

La alienación afecta también al propio acto de la producción. (Tal vez sea de interés más investigación sobre el concepto). El trabajo le resulta externo a su propietario, no pertenece a su ser. “Por lo tanto, el trabajador no se afirma a sí mismo en su trabajo, sino que se niega; no se siente bien, sino a disgusto; no desarrolla una libre energía física e intelectual, sino que mortifica su cuerpo y arruina su mente. De ahí que el trabajador no se sienta suyo hasta que no sale del trabajo, y en el trabajo se siente enajenado. Cuando no trabaja, se siente en casa; y cuando trabaja, fuera”‘.

Interpretando que la alienación del objeto es una pérdida de la relación del hombre con la naturaleza, y desde la alienación de su propia función activa, se sigue para Marx que la vida de la especie se convierte para el trabajador en un medio para la vida individual. “De modo que el trabajo enajenado, arrebatándole al hombre el objeto de su producción, le priva de su vida de especie, de su objetividad real como especie, y convierte su ventaja sobre el animal en su contrario: la pérdida de su cuerpo anorgánico, la naturaleza. Del mismo modo el trabajo enajenado, al degradar a un medio la actividad propia y libre, convierte para cada hombre la vida de su especie en medio de su (individual) existencia física. 0 sea que la enajenación transforma la conciencia que el hombre tiene de su especie hasta el punto de que la vida como especie se le convierte en un medio” .

Como consecuencia de los aspectos anteriores, la propia sociabilidad, la relación de unos hombres con otros queda también afectada por la alienación. (Tal vez sea de interés más investigación sobre el concepto). < Cuando el hombre se opone a sí mismo, se le opone también el otro hombre. Lo que vale de la relación del hombre con su trabajo, del producto de su trabajo consigo, vale también de la relación del hombre con el otro hombre, con el trabajo de este y con el objeto de su trabajo”‘.

Con la enajenación de la sociabilidad, Marx da cuenta de la introducción de una escisión básica en la sociedad, que muestra la existencia de otro hombre que es ajeno, hostil, poderoso, y que introduce la autoridad, la coacción y el yugo.Entre las Líneas En este sentido, el desarrollo de este aspecto de la alienación ha de verse en coincidencia con la teoría del poder social extraño, presente en La ideología alemana y con la caracterización de la falsa universalidad y racionalidad encanadas en el Estado moderno. Por ello, el análisis de la alienación encuentra su continuidad en la teoría del fetichismo de la mercancía, en un capítulo esencial del Capital.

El fetichismo de la mercancía

Con el fetichismo de la mercancía, Marx pretende explicar el peculiar carácter que procede de la forma misma de la mercancía, por el que los productos del trabajo se presentan en el intercambio como poseedores de una igualdad de materialidad de valor, formando entre sí una relación social, puesto que dichos caracteres proceden de la igualdad de trabajos y de las relaciones mismas entre productores respectivamente. Devuelve a los productores la imagen de los caracteres sociales de su trabajo como si fuese carácter material de los productos, de manera que las relaciones sociales entre sus trabajos privados se les aparecen como relaciones materiales entre las personas y como relaciones sociales entre las cosas. Con todo ello, las formas de las mercancías se presentan como formas naturales de la vida social y como inmutables.

Frente a este aparente carácter natural e inmutable, Marx subraya la procedencia de la materialidad de valor desde el trabajo humano, y en concreto el tiempo de trabajo socialmente necesario para la elaboración de los productos del trabajo, como medida de valor.Entre las Líneas En ese sentido, los productos del trabajo no son sino expresiones cosificadas del trabajo humano gastado en su producción. (Tal vez sea de interés más investigación sobre el concepto).

Marx se apoya en los descubrimientos de la Economía política sobre la magnitud de valor y el contenido oculto en la forma de la mercancía; pero, a diferencia de aquella, señala que el fetichismo propio de la forma mercancía pertenece a una determinada formación social en la que el proceso de producción domina a los hombres y se impone a la conciencia como una necesidad natural, por eso vincula la caída del velo místico nebuloso con que aparece la mercancía a un proceso social de la vida, producto de hombres libremente puestos en sociedad y que lo someten a su control consciente bajo un plan.

LUGAR Y VALIDEZ ACTUAL DE UNA TEORÍA DE LA ALIENACIÓN

Alienación, ciencia y dialéctica

En el desarrollo del marxismo del siglo XX, el problema de la alienación ha jugado un importante papel en cuanto, por un lado, ha puesto de manifiesto los aspectos antropológicos subyacentes y presentes en otros temas más clásicos del pensamiento de Marx, como la concepción de la historia o la teoría de la plusvalía; por otro lado, plantea el problema de la articulación del indudable discurso científico de Marx con su faceta igualmente destacable de pensamiento de la emancipación. (Tal vez sea de interés más investigación sobre el concepto).Entre las Líneas En torno a la recepción de uno u otro aspecto se han configurado buena parte de los más destacados intérpretes del marxismo. Cabe ahora recordar dos figuras representativas de esa recepción. (Tal vez sea de interés más investigación sobre el concepto).

Al principio de los años 20, Lukács presenta una de las interpretaciones más originales y de mayor influencia, al hilo de una lectura que subraya los aspectos metódicos del marxismo, interpretado como prolongación de la dialéctica hegeliana y heredero de su polémica antidualista y antiformalista con el kantismo, entendido ahora como prototipo de la moderna filosofía burguesa.Entre las Líneas En ese contexto, el análisis del fetichismo de la mercancía es reconocido por Lukács como un aspecto focal de la crítica al formalismo inherente a las formas de objetividad y subjetividad de la sociedad burguesa. A través de ello, Lukács reconoce el lugar central de la teoría de la enajenación presente en la concepción de Marx, lo que tiene el mérito añadido en el hecho de que por esa fecha no se hubieran publicado los Manuscritos de París.

Althusser

En los años sesenta, Althusser se constituyó en el centro de una de las polémicas teóricas de mayor impacto de las últimas décadas, al proponer una lectura antihumanista del marxismo que subrayaba su lado científico y, por tanto, su incompatibilidad epistemológica con un discurso antropológico centrado en el tema de la alienación, como múltiples intérpretes de la época (E. Fromm entre ellos) venían a proponer.Entre las Líneas En apoyo de esa incompatibilidad epistemológica, Althusser propone una lectura de la génesis histórica de la conformación del discurso de Marx como discurso prototípico que ha de dejar atrás, por medio de una ruptura epistemológica, la etapa humanista y antropológica, una de cuyas manifestaciones más propias sería la de la teoría de la alienación formulada en los Manuscritos de 1844.

Alienación y teoría crítica

En la reflexión teórica más reciente sobre la problemática de la alienación, en cualquier caso, se tiende a reconocer el lugar central que esta problemática ocupa en el pensamiento de Marx. Desde la perspectiva de un planteamiento de Teoría crítica, A. Honneth ha vuelto sobre el problema de la peculiaridad del marxismo, no reconociendo que esta consista ni en una determinada tesis sociológica, ni en un peculiar método ~o una forma de ruptura epistemológica, sino en una perspectiva filosófico-histórica en la que se analiza la evolución social desde la lucha por el reconocimiento’.Entre las Líneas En ese sentido, el paradigma (modelo, patrón o marco conceptual, o teoría que sirve de modelo a seguir para resolver alguna situación determinada) del marxismo tendría como concepto central el de trabajo social, como el único que permite una peculiar estructura que vincula análisis de la sociedad con teoría de la emancipación, y en el que la teoría de la alienación permite un diagnóstico crítico normativo de la época. El concepto de trabajo social se presenta como condición constitutiva y decisiva de la sociedad, encerrando, además, un significado emancipatorio, vinculado fundamentalmente al componente expresivo inherente al mismo, y que Marx habría formulado en una inspiración, vía Hegel, en las teorías del romanticismo sobre la actividad del artista. Precisamente, los intentos contemporáneos de crítica salvadora del marxismo presentan la desventaja, frente al paradigma (modelo, patrón o marco conceptual, o teoría que sirve de modelo a seguir para resolver alguna situación determinada) criticado, de que no logran una articulación entre los aspectos teórico-analíticos y práctico-emancipatorios peculiares a su estructura. La base de ese fracaso radica en no haber encontrado (en sus propuestas alternativas de teoría de acción colectiva, teoría de la cultura y teoría del poder) un sustituto del trabajo social que permita dar cuenta de esa doble dimensionalidad.

Por su parte, J. Habermas ha planteado la contextualización del concepto marxiano de alienación en la problemática de la praxis. Desde la vinculación entre actividad productiva y racionalidad, la praxis es entendida como el motor de la autogeneración de la especie y encierra tres aspectos, el primero de los cuales es el estético-expresivo, caracterizado por la autorrealización creadora, la actividad autónoma. Se apoya en el modelo normativo de la exteriorización y reapropiación de las fuerzas propias, interrumpido por el trabajo alienado.Entre las Líneas En segundo lugar, la praxis incluye un elemento moral, presente en el análisis de la autorrealización del capital en el proceso de intercambio de la fuerza de trabajo por salario.

Detalles

Por último, en cuanto actividad crítico-revolucionaria, se refiere a la acción histórica autoconsciente con que los trabajadores rompen el hechizo del trabajo muerto y se apropian de las fuerzas esenciales.

Las dificultades teóricas que determinados contenidos tienen para mantenerse proceden, con relación al aspecto estético-expresivo, en el alejamiento de este modelo por parte del trabajo industrial, y por la no explicación de la conexión entre la racionalidad con arreglo a fines y la racionalidad como actividad autónoma. La autorrealización de capital se basa en la oposición abstracta entre trabajo muerto y trabajo vivo, que no da cuenta de la diferenciación estructural entre sistema económico y Estado.

Detalles

Por último, la actividad crítico-revolucionaria se apoya en una teoría de la revolución que opera una desfiguración de relaciones sociales muy complejas.

Dadas las dificultades que afectan al concepto de praxis, a juicio de Habermas no es posible seguir manteniendo una teoría de la alienación en los términos planteados por Marx. Praxis y alienación se insertan en el paradigma (modelo, patrón o marco conceptual, o teoría que sirve de modelo a seguir para resolver alguna situación determinada) de la producción y, por tanto, dentro de la filosofía del sujeto, dominada por la presencia del modelo de relación de sujeto y objeto, cortada bajo el patrón de la relación objetivante con la naturaleza. Para dar cuenta de otras dimensiones de la racionalidad que no sean la meramente instrumental, es preciso dar paso al paradigma (modelo, patrón o marco conceptual, o teoría que sirve de modelo a seguir para resolver alguna situación determinada) de la comunicación, en el que sería posible una explicación de la distinción entre reglas técnicas y reglas sociales. Ya desde ese modelo, el análisis de las relaciones entre Mundo de la vida y Sistema permite una especie de reformulación de la teoría de la alienación, ahora en términos de colonización del mundo de la vida.

CONSIDERACIONES PARA LA PRAXIS

La crisis general del marxismo en las últimas décadas ha afectado también al concepto y a la teoría de la alienación, cuyo aspecto de análisis científico-empírico, vinculado a una teoría de la sociedad, ha sido a menudo cuestionado desde el punto de vista económico. Por su parte, el aspecto de crítica a la sociedad burguesa encerrado en la alienación del trabajo, ha perdido parte de su aguijón crítico, certeza y dramatismo, en cuanto las nuevas formas del trabajo y el Estado de bienestar pudieran amortiguar, en parte, los aspectos más escandalosos de la situación del trabajador del siglo XIX descrito por Marx.

Explotación del tiempo de trabajo

Por otro lado, el nuevo lugar del tiempo de ocio y el enorme desarrollo del desempleo en las sociedades occidentales también ha coincidido en debilitar el aspecto negativo de la explotación del tiempo de trabajo subrayada por Marx. Las patologías de la sociEdad Moderna tienden a pluralizarse y ya difícilmente pueden todas ellas hacerse derivar, en última instancia, de la procedente del mundo del trabajo. Todo ello ha contribuido a restar centralidad al potencial crítico, tanto teórico como práctico, de la teoría de la alienación. (Tal vez sea de interés más investigación sobre el concepto).

Por otra parte, la teoría de la alienación de Marx se apoya en una antropología del hombre rico, total que, como modelo normativo, no ha dejado de tener presencia renovada en la filosofía contemporánea, por ejemplo en la contraposición entre ser y tener, desarrollada por E. Fromm. Hay una referencia histórica, en esa teoría, al romanticismo de autores como Herder (…). En ese sentido, la teoría de la alienación viene a plantear una reflexión sobre el concepto de persona, en cuanto propone un modelo de hombre antípoda del desarrollado por la sociedad burguesa, dominada por el homo economicus.

Fuente: A. Prior Olmos, Diccionario de Pensamiento Contemporáneo, Madrid, 1997

Recursos

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Véase También

CAPITALISMO Y NEOCAPITALISMO, COLECTIVISMO, IDEOLOGÍA, OPRESIÓN, RELIGIÓN

Bibliografía

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1 comentario en «Teoría Marxista de la Alienación»

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