Política de Población

Política de Población

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Política de Población en las Ciencias Sociales Latinoamericanas

El término “política de población”, en su actual connotación, es relativamente nuevo. Tal vez por esta razón no se encuentra consignado sino en muy pocas enciclopedias: International Encyclopedia of the Social Sciences, 17 Vols., The MacMillan Company & The Free Press, 1968 (V. 12, pp. 381388), Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo Americana, Madrid, Espasa Calpe, 1964 (T. XLV), Enciclopedia Británica, 1964 (V. 18, pp. 234235), Der Grosse Brockhaus, Sechzehnte VOlling Neubearbeitete Auflage in zwolf binden, Zweiter Band, F. A. Brockhaus Wiesbaden, 1953 (Band 2, pp. 78-79), Sowjetsystem und Demokratische Gesellschaft, Bine Vergleichende Enzyclopiidie, 1966 (Band 1, pp. 1101-1106).Entre las Líneas En el Diccionario Demográfico Multilingüe, publicado por las Naciones Unidas, el término “política de población (104M2) apenas si es mencionado, a propósito de las teorías de la población.

Se denomina comúnmente “política de población” al conjunto de medidas encauzadas a modificar el estado de una población de acuerdo con intereses sociales determinados. Dicha modificación se refiere tanto a los cambios en el volumen y en ritmo de crecimiento (o decrecimiento) de la población, como a la distribución y densidad de ésta dentro de un territorio dado, así como también a su composición cualitativa y cuantitativa referida a actividades específicas.Entre las Líneas En cuanto a los intereses sociales, éstos consisten en hacer cada vez más extensivas la participación de los grupos sociales mayoritarios en los beneficios del desarrollo económico y social. Tal participación se pondría de manifiesto en la medida en que estos grupos fueran teniendo acceso, de una manera sistemática, a las fuentes de empleo, a los programas de salud pública, al sistema educativo, etc.

Una política de población, en consecuencia, evalúa su eficiencia en función de los logros obtenidos en la ampliación de los beneficios sociales (lo cual constituye su fin) y no en la modificación misma del estado de la población (que constituye solamente un medio), lo cual no quiere decir, sin embargo, que no pueda darse el caso que el fin se encuentre en la modificación misma de algún aspecto de la población, en cuyo caso sería posible que la implantación de medidas para alcanzar este propósito constituyeran el medio. Asimismo, vemos que una política de población no puede formularse ni ponerse en práctica aisladamente, es decir, que siempre debe pensarse como parte integrante de una estrategia de desarrollo global en el que, además de la de población, estén contempladas y especificadas otras políticas de tipo económico, social, político, cultural, etc. No se puede hablar de beneficio social si, por ejemplo, a un crecimiento de la población determinado (mediante alguna política de población), corresponde un crecimiento menor en el proceso de creación de fuentes de empleo (debido a la inexistencia de una política económica); en otras palabras, no se puede hablar del cumplimiento cabal de los objetivos de toda política de población si ésta se sustrae a la participación conjunta enfatizada. Por lo demás, esto no hace sino expresar el hecho de que, si se considera que la población es el sujeto que realiza todas las actividades sociales, las modificaciones que llegue a sufrir vía una política de población se reflejarán necesariamente en todas las esferas de la sociedad.

Tomando en cuenta lo anterior, decimos que una política de población puede ser formulada en atención al desarrollo mismo de la población, es decir, cuando en virtud de un determinado estado de la población se hace necesaria su adopción y su realización, con lo cual vendría a adquirir un carácter de política ex post; o bien puede ser concebida ex ante, es decir, como una medida de prevención que, en relación a la población, atendiera a eventualidades futuras más o menos previsibles.Si, Pero: Pero ya sea que se formule de una o de otra forma, una política de población es un asunto que, en primer lugar, concierne en particular a cada país, ya que es a partir de condiciones de población específicas que una política de población adquiere significado y cobra sentido, y que es claro que tales condiciones son diferentes según se trate de un país o de otro; en segundo lugar, una política de población, por lo general, es puesta en práctica por aquel grupo o grupos del sector público calificados jurídicamente para tomar decisiones al respecto. Es el gobierno, esto es, la parte dirigente del Estado, el que, a través de sus múltiples instituciones, plantea la consecución de los intereses sociales en general, y la de los intereses asociados a una política de población en particular. Esto no significa que, en colaboración con el gobierno, o actuando por cuenta propia, no existan organismos internacionales inmiscuidos directamente en prácticas que conducen a modificaciones en el estado de la población. (Tal vez sea de interés más investigación sobre el concepto). Como afirma armen Miró, demógrafa destacada: “… A fines de 1969 existían en la región (se refiere a América Latina) más de 1. 000 clínicas anticonceptivas, de las cuales el 72 por ciento operaba en servicios gubernamentales (“Política de población: ¿Qué? ¿por qué? ¿Para qué? ¿cómo?”, Conferencia Regional Latinoamericana de Población, 1970).Entre las Líneas En resumen, no puede hablarse de una política de población en abstracto, por cuanto que siempre se encuentra referida a una situación concreta y determinada, así como tampoco es posible llevarla a cabo si no es a través de conductos oficiales. Una política de población comprende medidas de índole diversa pero que, en su conjunto, conducen hacia la modificación “deseada” del estado de la población. (Tal vez sea de interés más investigación sobre el concepto). Así, por ejemplo, un programa de salud pública puede estar formando parte, junto con otras medidas (educación sobre prevención de enfermedades, mejoramiento de las condiciones de vivienda, de trabajo, etc.), de una política tendente a disminuir la acción de la mortalidad sobre la población. (Tal vez sea de interés más investigación sobre el concepto). Por otra parte, si tenemos en cuenta que las: componentes fundamentales de las cuales depende el cambio (en el más amplio sentido) de la población son la mortalidad, la fecundidad y la migración, y que éstas se encuentran en interrelación constante, puede asegurarse que cualquier influencia que produzca alguna modificación en dichas componentes tendrá que reflejarse, con mayor o menor rapidez, en el estado mismo de la población.

De aquí que el conjunto de medidas mencionado pueda ser reconocido como parte sustantiva de una política de población; al mismo tiempo, observamos que, en este caso, el programa de salud ha servido de medio para la consecución de un objetivo, que es el de la disminución de los niveles de mortalidad de la población.
Así como los programas de salud van dirigidos fundamentalmente a lograr el abatimiento de los niveles de mortalidad, otro tipo de medidas son implantadas con miras a influir sobre el estado de la fecundidad y la migración de una población. (Tal vez sea de interés más investigación sobre el concepto).Entre las Líneas En efecto, algunos países han experimentado reducciones relativamente importantes de las tasas generales de fecundidad, ya a través de la legalización del aborto (como en el Japón moderno), ya por una aceptación tácita de una determinada edad para contraer matrimonio (como sucede actualmente en China Popular), ya mediante la puesta en práctica de diversas medidas que, siendo adoptadas por organismos oficiales, llegan a modificar el estado de Ta población y a lograr objetivos sociales. Igualmente puede pensarse en políticas migratorias, como la de migración internacional que permitió la salida de grandes masas de población europea, a principios de este siglo, y su utilización como mano de obra en el proceso de industrialización naciente en Estados Unidos por aquella época. Asimismo, la movilización de población dentro de las fronteras de un país, es decir, la migración interna, puede impulsarse mediante políticas migratorias adecuadas que tengan como objetivo, por ejemplo, la satisfacción de programas amplios de desarrollo regional.

Para que una política de población no se convierta en solo un remedio pasajero, ésta deberá sustentarse sobre la base de un conocimiento previo de la génesis, estado actual y efectos posibles del desarrollo histórico de la población; es decir, que deberá elaborarse sobre la base del conocimiento de las causas que provocaron la situación que se está intentando modificar por medio de su acción. (Tal vez sea de interés más investigación sobre el concepto). Ahora bien, el conocimiento de tales causas dependerá del grado de avance en que se encuentre la disciplina que atiende al estudio de la población, esto es la Demografía, quien deberá suministrar al analista el instrumental teórico metodológico para llevar a cabo tal tarea.

Las proyecciones de población (de la población total, de la población económicamente activa, de tasas de mortalidad, etc) juegan un importante papel en la constitución de la base teórica de las políticas de población, ya que a través de ellas es posible, con serias limitaciones, prever el curso que seguirá el desarrollo de la población, o algún aspecto particular de ella, de acuerdo con determinados supuestos hechos respecto de algunas otras variables demográficas.

Puntualización

Sin embargo, muchos autores coinciden en que la utilización de las proyecciones de población como parte del sustento teórico de alguna política de población, puede conducir a situaciones inesperadas que, inclusive, pueden llegar a empeorar lo que se intentaba mejorar. Esto significa que, idealmente, detrás de toda política de población deberá existir siempre una idea o, en el mejor de los casos, una teoría de la población que oriente inicialmente dicha política.

Para el caso de América Latina, si bien no puede pensarse en una política de población que atienda a las solicitudes de su desarrollo global como región, ya que solo tiene pertinencia para cada uno de los países que la integran, de todos modos puede decirse que ha existido, por parte de la mayoría de los gobiernos de esos países, una actitud más o menos uniforme respecto a la dinámica de la población, si consideramos el período abarcado por los años 1930 1960, en el que la población no recibía todavía especial atención, tal vez debido a que su desarrollo se había venido dando de una manera “silenciosa”, es decir, creciendo lentamente, como lo muestran las cifras disponibles en la actualidad; o en el que, cuando más, se había llegado a establecer, como algo comúnmente aceptado, la idea sintetizada en la frase “gobernar es poblar”.

A partir de la primera mitad de la década de los sesenta, se observa un cambio radical en esta actitud que los gobiernos. tenían hasta entonces respecto de la población. (Tal vez sea de interés más investigación sobre el concepto).Entre las Líneas En 1964, por ejemplo, se crea la División de Estudios de Población, en Colombia; la Sociedad para el Bienestar Familiar es fundada en Brasil en el año 1965 y, en fecha más reciente (1974) ha sido creado en México el Consejo de Población, integrado incluso por ministros del régimen actual. Esto evidencia la preocupación que los organismos oficiales han concedido en los últimos años a la problemática planteada por la dinámica de la población y que consiste, para la mayoría de los países latinoamericanos, en el relativamente rápido crecimiento de la misma.

Lo anterior no significa, desde luego, que las condiciones que está teniendo lugar este desarrollo peculiar de la población. (Tal vez sea de interés más investigación sobre el concepto). sean las mismas en todos, o en la mayoría, de los países latinoamericanos ni, como consecuencia, que las políticas de población. (Tal vez sea de interés más investigación sobre el concepto). existentes en la región presenten demasiados rasgos comunes. Mientras que el gobierno mexicano ha anunciado que un aspecto importante de la política de población debe ser, para el país, la reducción de los niveles de fecundidad y, por ende, del crecimiento de la población, Argentina, por su parte, ha reiterado,
y han impulsado recientemente su política oficial respecto de la población y que consiste, al contrario de la mexicana, en una serie de medidas tendentes a impulsar el crecimiento de la población. (Tal vez sea de interés más investigación sobre el concepto). La dinámica de la población cubana, para poner otro ejemplo, entraña situaciones desconocidas en la mayoría de los demás países latinoamericanos, como la escasez de fuerza de trabajo en algunos sectores de la economía.Entre las Líneas En “fin la formulación de políticas de población en los distintos países latinoamericanos, se encuentra en etapas diferentes y presenta características de una amplia variedad.Entre las Líneas En algunos de ellos existen programas de planificación (véase más en esta plataforma general) familiar aproximadamente desde 1965 (Barbados, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, República Dominicana, Ecuador, El Salvador, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Puerto Rico y Venezuela), aunque es necesario advertir que en cada país obedecen a fines a veces harto diferentes.Entre las Líneas En otros se utilizan comúnmente ciertos términos para designar sintéticamente a las políticas de población ahí existentes, como el de “paternidad responsable” en México, o como el más expresivo y directo de “control natal” que, si bien no designa rigurosamente una política de población, sí da cuenta de una situación real en la cual el estado de la población está siendo modificado a través del control de nacimientos.

Sirvan los ejemplos anteriores para ilustrar la diferenciación que existe, de país a país, entre las políticas de población que, de acuerdo con los criterios antes expresados, pueden considerarse propiamente tales (examine más sobre todos estos aspectos en la presente plataforma online de ciencias sociales y humanidades). Finalmente, es conveniente mencionar que, tanto los estudios sobre población que sirven de base a las políticas de población, y que son llevados a cabo por demógrafos, economistas, etc., así como la formulación y realización de las mismas, a cargo de las instituciones oficiales para ello designadas, dan lugar a pronunciamientos de tipo político y a que se expresen los términos de un debate, igualmente político que, por lo demás, proviene desde mediados del siglo XIX: malthusianismo versus marxismo. [1]

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Recursos

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Notas y Referencias

  1. Abelardo Hernández Millán (autor original), adaptado y corregido (por Lawi) de los términos latinoamericanos que debían formar parte del Diccionario de Ciencias Sociales en español de la UNESCO, publicado en 1975 bajo la dirección de Salustiano del Campo y al amparo del Instituto de Estudios Políticos. Es el resultado de la postura crítica y disidente del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) frente al diccionario de la UNESCO y su respuesta con la obra colectiva “Términos latinoamericanos para el Diccionario de Ciencias Sociales”, publicada en 1976.

Véase También

Bibliografía

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