Unión de Naciones Suramericanas

La Unión de Naciones Suramericanas (Unasur)

Este elemento es una ampliación de los cursos y guías de Lawi. Ofrece hechos, comentarios y análisis sobre este tema.

Títulos alternativos (en inglés y otros idiomas): South American Community of Nations, União das Nações Sul-Americanas, UNASUR, Unie van Zuid-Amerikaanse Naties, Union of South American Nations.

Organización sudamericana creada en 2008 para impulsar la integración regional en temas como la democracia, la educación, la energía, el medio ambiente, las infraestructuras y la seguridad, y para eliminar la desigualdad y la exclusión social. Se inspiró y modeló en la Unión Europea. Los miembros de UNASUR son Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay y Venezuela. Panamá y México gozan de la condición de observadores.

UNASUR es la sucesora de la Comunidad Sudamericana de Naciones (CSN), creada cuando 12 líderes sudamericanos firmaron la Declaración de Cuzco en la ciudad de Cuzco, Perú, en 2004. El CSN unió dos grupos comerciales -la Comunidad Andina y el Mercosur, que continuaron existiendo por derecho propio- con las adiciones de Chile, Guyana y Surinam.
Entre las Líneas
En las dos primeras cumbres anuales de la organización (en septiembre de 2005 en Brasilia, Brasil, y en diciembre de 2006 en Cochabamba, Bolivia), los líderes del CSN formularon sus objetivos y desarrollaron un plan estratégico.
Entre las Líneas
En la Cumbre Energética de América del Sur, celebrada en abril de 2007, cambiaron el nombre de la organización por el de Unión de Naciones Sudamericanas.

El 23 de mayo de 2008, representantes de cada país firmaron el Tratado Constitutivo de la Unión Sudamericana de Naciones en Brasilia. El tratado estableció una secretaría general en Quito, Ecuador, y un parlamento en Cochabamba. También convocó a una reunión anual de jefes de Estado, una reunión bianual de ministros de Asuntos Exteriores y una presidencia rotativa de un año. La presidenta de Chile, Michelle Bachelet, fue la primera presidenta de UNASUR. Dentro de UNASUR hay un Consejo de Defensa Sudamericano compuesto por los ministros de Defensa de los 12 países, así como un Consejo Sudamericano de Salud (consulte más sobre estos temas en la presente plataforma digital de ciencias sociales y humanidades). Algunos de los objetivos a largo plazo (véase más en esta plataforma general) de la alianza son crear una zona de libre comercio continental, una moneda única y una carretera interoceánica.

Autor: Black

Tratado Constitutivo

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El tratado constitutivo de la Unión de Naciones Suramericanas (‘Tratado’), también conocido como el Tratado de Brasilia, crea y regula la organización internacional de integración regional que es la Unión de Naciones Suramericanas (‘UNASUR’). Este tratado es de suma importancia en América del Sur, ya que constituye la materialización del mayor esfuerzo de integración regional de ese continente. El tratado es a la vez la fuente legal que encapsula los objetivos de este proceso de integración regional y también el acto a través del cual se crea y estructura la arquitectura institucional de la organización internacional.

Actualmente, UNASUR está compuesta por doce estados: Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay y Venezuela. Su principal objetivo, según el artículo 2 del Tratado, es establecer, de forma participativa y acordada, un espacio de integración y unión entre sus pueblos en los ámbitos cultural, social, económico y político, priorizando el diálogo político, social políticas, educación, energía, infraestructura, financiamiento y medio ambiente, entre otros, con miras a eliminar la desigualdad socioeconómica, para lograr la inclusión social y la participación ciudadana, fortalecer la democracia, y reducir las asimetrías en el marco del fortalecimiento de la soberanía y independencia de los estados que lo integran. El mandato de UNASUR difiere del de la Comunidad Andina, el MERCOSUR, la Alianza del Pacífico y el Proyecto Mesoamericano, entre otros, implementando un proceso de integración que se extiende más allá del ámbito exclusivamente económico, mientras que también comprende un mayor número de participantes y opera como una estructura donde se reúnen los mecanismos subregionales. Ello es asi, pues, mientras que los mecanismos subregionales solo apuntan a la integración económica, UNASUR tiene objetivos mucho más amplios, ya que es también el foro para el diálogo sudamericano, cuando los desafíos regionales lo demandan.

Aunque uno podría rastrear el proceso de integración sudamericana consolidado por UNASUR en la Carta de Jamaica de 1815 de Simón Bolívar, y su Congreso de 1826 en el que se firmó el fallido Tratado de Unión Perpetua, Liga y Confederación, sus antecedentes más cercanos son otros instrumentos de derecho blando o derecho indicativo (“soft law” en inglés) del primer siglo que allanaron el camino para la constitución del UNASUR, como la Declaración de Cuzco de 2004, la Declaración de Brasilia de 2005, la Declaración de Cochabamba de 2006 y la Declaración de Margarita de 2007, que fueron el resultado de una serie de cumbres diplomáticas en las que los estados americanos acordaron los términos de las aspiraciones integracionistas, así como sobre la infraestructura institucional necesaria para sostener las discusiones y finalmente implementar acuerdos.

En 2004, la Declaración de Cusco estableció la Comunidad Sudamericana de Naciones (‘Comunidad’), que es predecesora directa de UNASUR. La Comunidad permitió que el proceso de integración regional lograra su propia identidad a partir de las experiencias y con el apoyo de los mecanismos más legítimos y efectivos de integración subregional que existían en ese momento, a saber, la Comunidad Andina y el MERCOSUR.

Puntualización

Sin embargo, la Comunidad se consideraba más un mecanismo de diálogo, coordinación y cooperación que una verdadera organización de la integración, debido a que no tenía la intención de crear una nueva personalidad jurídica -ni órganos ejecutivos- con voluntad propia. capaz de actuar independientemente de sus Estados miembros.

A pesar de la falta de un verdadero carácter integracionista, el establecimiento de la Comunidad era esencial para Sudamérica, porque se creía que era una oportunidad para renovar el multilateralismo regional, teniendo en cuenta los intentos de integración que anteriormente no tuvieron éxito.

Una Conclusión

Por consiguiente, las consecuencias jurídicas que se producirán serán simplemente el resultado de un acuerdo político alcanzado a través del mecanismo diplomático de la Comunidad.

Más tarde, en 2005, la Declaración de Brasilia lanzó una estructura institucional preliminar, estableciendo órganos de toma de decisiones, una agenda de trabajo y compromisos para el logro de la integración regional de este lado del mundo. La Declaración de Cochabamba de 2006 profundizó los compromisos previos, identificando los fundamentos de la integración regional sudamericana como un proceso institucional distinto basado en los principios fundamentales de solidaridad, cooperación, soberanía, paz, democracia, pluralismo y protección del medio ambiente.

Por último, la Declaración de Margarita de 2007 se centró en la integración energética de la región, ya que se consideró como el primer paso hacia el establecimiento de la futura integración económica (Declaración de Margarita: Construyendo la Integración Energética del Sur). También dibujó los principios de la identidad social y política de América del Sur, y solicitó la creación de la UNASUR, con una secretaría permanente en Quito, Ecuador. Se creó una comisión política para redactar el Tratado, que luego se aprobó en 2008 en Brasilia y entró en vigor el 11 de marzo de 2011.

Contexto

El Tratado se adopta en el contexto de la historia compartida de la región, enraizada en los movimientos de independencia del siglo XIX contra los poderes imperiales. Su objetivo es integrar la región en múltiples niveles, incluida la construcción de una ‘identidad y ciudadanía sudamericana’ que desarrolle un espacio regional en las dimensiones política, económica, social, cultural, ambiental, energética e infraestructura, como viene a decir una parte de su Preámbulo.

Una Conclusión

Por lo tanto, a pesar de las diferencias entre las observaciones empíricas sobre lo que realmente ha logrado UNASUR, el propósito mayor de la organización parece ser el reemplazar la cooperación y lograr una región integrada.

Este acuerdo institucional fue creado no solo para fortalecer el multilateralismo y el estado de derecho, sino también para abordar colectivamente los desafíos globales que los Estados miembros consideran que solo pueden ser tratados por el continente a través de la integración, como el desarrollo sostenible, la pobreza persistente, la exclusión y desigualdad social, como también se refleja en el Preámbulo, cuando aluden a que la integración sudamericana y la unidad sudamericana son necesarias.

El Tratado comienza constituyendo explícitamente a UNASUR y otorgándole personalidad jurídica internacional. [Artículo 1] En sí mismo, esto constituía la renovación del multilateralismo en una región donde no había habido nada más que desacuerdo, con la excepción de grupos de Estados focalizados que se habían establecido sobre bases comunes de entendimiento a través de mecanismos subregionales de integración.

Posteriormente, el Tratado especifica las diferentes áreas en las que se logrará la integración sudamericana, haciendo especial referencia al diálogo político común, el desarrollo humano, el reconocimiento regional de estudios y diplomas, y la integración de energía, carreteras, finanzas, industria y producción. (Tal vez sea de interés más investigación sobre el concepto). También hace referencia a la cooperación multinivel y sectorial. [Artículo 3] Vale la pena señalar que, en lugar de crear estructuras supranacionales que conduzcan a la integración, el Tratado más bien proporciona una plataforma para la cooperación, revelando una aparente contradicción entre su propósito y la maquinaria institucional.

El Tratado establece cuatro órganos, el Consejo de Jefes de Estado y de Gobierno («Consejo de Jefes de Estado»), el Consejo de Ministros de Asuntos Exteriores («Consejo de Ministros»), el Consejo de Delegados y la Secretaría General. [Art. 4] Mientras que el Consejo de Jefes de Estado establece pautas de política, planes de acción, programas y proyectos, el Consejo de Ministros implementa las decisiones, dando a los delegados el poder de preparar y llevar a cabo el trabajo de decisión -organización de órganos mediante la redacción de decisiones, resoluciones y reglamentos. [Artículos 6, 8 y 9].

La Secretaría General, con sede permanente en Quito, Ecuador y dirigida por un Secretario General, debe ejecutar los mandatos que le han sido conferidos por los órganos, con especial énfasis en los deberes técnicos y la logística. [Art. 10] También tiene una Presidencia “pro tempore”, que convoca y preside las reuniones de los órganos, y representa a la institución en eventos internacionales. [Art. 7] La estructura, como tal, no es en absoluto nueva, sino que se asemeja al amplio marco institucional de la mayoría de las organizaciones intergubernamentales, en particular los mecanismos subregionales como la Comunidad Andina y el MERCOSUR.

Como consecuencia de las competencias otorgadas a los órganos por el Tratado, los actos que UNASUR está facultado para llevar a cabo incluyen decisiones del Consejo de Jefes de Estado, resoluciones del Consejo de Ministros y disposiciones del Consejo de Delegados. Todos los pronunciamientos de este tipo deben adoptarse por consenso, siempre que sea posible, pero solo son vinculantes una vez que se han incorporado al ordenamiento jurídico interno de cada Estado miembro, de conformidad con los procedimientos internos respectivos de cada uno. [Art. 12] Este requisito puede indicar una falta de poderes supranacionales genuinos y por qué, a pesar de su mandato explícito inicial, UNASUR podría considerarse una organización internacional más centrada en la cooperación regional que en la integración.

La adhesión de nuevos miembros es decidida por el Consejo de Jefes de Estado previa recomendación del Consejo de Ministros. Solo pueden recomendarse los Estados Asociados que hayan mantenido este estado por un mínimo de cuatro años. Mientras tanto, solo los estados de América Latina y el Caribe pueden convertirse en Estados Asociados, tras la aprobación del Consejo de Jefes de Estado. [Artículos 19 y 20]

La solución de las controversias derivadas de la interpretación o aplicación del Tratado será decidida finalmente por el Consejo de Ministros, en caso de que una recomendación anterior emitida por el Consejo de Delegados no haya tenido éxito. Todas las disputas se deben tratar inicialmente a través de la negociación directa. [Artículo 21]

Finalmente, el Tratado tiene disposiciones técnicas, que incluyen un régimen de privilegios e inmunidades, financiamiento y reglas de validez y entrada en vigor. [Arts. 16, 24 y 26]

Renovado Multilateralismo Sudamericano

UNASUR ha sido recibido como la máxima expresión del renovado multilateralismo sudamericano; una organización donde se superan las debilidades, incoherencias y desacuerdos entre sus miembros en un esfuerzo por superar los defectos de los intentos fallidos anteriores y actuales de integración subregional y regional. UNASUR es también donde la política y las identidades de América del Sur están alineadas con el fin de proporcionar los medios diplomáticos apropiados para resolver las disputas regionales a través de la negociación bilateral. La UNASUR mantiene un diálogo continuo y una relación de complementariedad con los mecanismos subregionales de integración económica, a saber, la Comunidad Andina y el MERCOSUR, así como con las organizaciones y programas pertenecientes al sistema de las Naciones Unidas.

Puntualización

Sin embargo, la relación con organizaciones regionales bien establecidas, como el Sistema Interamericano de Derechos Humanos o la Organización de Estados Americanos, no es tan clara, porque a veces se perciben como exclusivas y competitivas.

Más allá de su estructura institucional relativamente simple, no hay duda de que el impacto más fuerte de UNASUR radica en el propósito que cumple en las relaciones internacionales (más detalles sobre relaciones internacionales y las tensiones geopolíticas en nuestra plataforma) de América del Sur; dado que tanto sus miembros como sus contrapartes lo ven, o lo pueden ver, como un vehículo a través del cual los intereses y puntos de vista sudamericanos se consolidan como una unidad.

Sin embargo, vale la pena señalar que UNASUR se parece más a una organización internacional de amplia cooperación que a una de integración. (Tal vez sea de interés más investigación sobre el concepto) (consulte más sobre estos temas en la presente plataforma digital de ciencias sociales y humanidades). A pesar de su nombre -unión- y aunque tiene el objetivo explícito de integración, UNASUR, tal como existe en la actualidad, actúa más como una plataforma regional para el diálogo político y la concertación que como una estructura institucional para la integración sudamericana.
Entre las Líneas
En la actualidad, UNASUR carece de las características distintivas de la integración económica, como un mercado común, unión aduanera, libre circulación de bienes y servicios o moneda común; esencialmente porque, a este respecto, hace uso de los avances realizados por los mecanismos subregionales.

También podría argumentarse que UNASUR no está actuando como una organización para la integración debido a la ausencia de un órgano con el poder de tomar decisiones contra la voluntad de los estados reacios. Dado que todas las decisiones se adoptan por consenso y no por mayoría, por lo tanto, siempre pueden equipararse con la voluntad individual de todos sus Estados miembros. Del mismo modo, UNASUR no parece tener un carácter supranacional, ya que sus decisiones solo adquieren fuerza legalmente vinculante después de su aprobación dentro de las directivas nacionales de los Estados miembros y mediante procedimientos legislativos ordinarios.

Una Conclusión

Por lo tanto, las decisiones de UNASUR no parecen ser diferentes de la legislación nacional; la única diferencia parece ser que su contenido se promueve y debate en foros regionales.

Sin embargo, UNASUR ofrece a las instituciones de cada estado la oportunidad de organizar reuniones sectoriales, a través de las cuales pueden llevar a cabo la cooperación planificada en diferentes campos que incluyen, pero van más allá, de lo exclusivamente económico. La UNASUR también cuenta con mecanismos para impulsar sus líneas de cooperación, a través de canales (véase qué es, su definición, o concepto, y su significado como “canals” en el contexto anglosajón, en inglés) provistos por mecanismos subregionales de integración, como la Comunidad Andina o el Mercosur, promoviendo de este modo la complementariedad institucional en la región.

A pesar de las limitaciones integracionistas de UNASUR, se cree que el Tratado ha establecido la estructura para una posible institución supranacional integrada, aunque aún no esté completamente desarrollada. La unidad actual en el nivel del diálogo político y la concertación puede ser solo el primer paso hacia la integración real.

Desarrollo Posterior

El Tratado fue seguido por la adopción del Protocolo Adicional sobre el Compromiso con la Democracia (Protocolo Adicional al Tratado Constitutivo de UNASUR sobre Compromiso con la Democracia) (‘Protocolo’), firmado en Georgetown, Guyana el 26 de noviembre de 2010. El Protocolo, que integra el Tratado, establece las medidas que debe tomar el Consejo de Jefes de Estado cuando se impugnan las instituciones democráticas y constitucionales de cualquiera de los territorios de los Estados miembros.

El Tratado también fue ampliado por el Reglamento General de UNASUR (Reglamento General de UNASUR), adoptado en Bogotá, Colombia el 11 de junio de 2012. El Reglamento General constituye el manual de operaciones para los órganos de UNASUR.

El desarrollo más reciente y actualmente debatido está representado por la propuesta bien recibida, pero aún no aprobada, de Ecuador para establecer un tribunal sudamericano de arbitraje de inversión que dependa de la estructura institucional de UNASUR. Según la propuesta, este mecanismo de solución de controversias liberará a los estados sudamericanos de mecanismos como el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones, donde generalmente se considera que las preferencias favorecen a los inversores.

Actualmente, UNASUR trabaja a través de tres agendas diferentes: a saber, social, económica y política. Con respecto a su agenda social, cabe mencionar lo siguiente: la publicación reciente del Manual de Riesgo de Desastres de UNASUR (Manual de Cooperación para la Asistencia Conjunta contra Desastres en los Estados Miembros de UNASUR), publicado en colaboración con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, cuyo objetivo es proporcionar directrices regionales para que los estados enfrenten los desafíos del cambio climático; el establecimiento de un fondo para iniciativas comunes, cuyo objetivo es apoyar proyectos sociales en los Estados miembros; y la apertura de la Biblioteca Gabriel García Márquez, que busca promover la literatura sudamericana.

La agenda económica se centra en el desarrollo de proyectos de infraestructura en la región, en particular el impulso de la interconexión vial y ferroviaria; el fortalecimiento de la ciencia y la tecnología, así como la conectividad, también son prioridades.

La agenda política ha sido avanzada por un acuerdo sobre una política común para enfrentar el problema mundial (o global) de las drogas. Recientemente se lanzó una Escuela de Defensa Sudamericana.

No cabe duda de que UNASUR es, por lo menos actualmente, la plataforma más sólida para la cooperación multinivel en América del Sur, con el potencial institucional para desarrollar procesos de integración apropiados.

Unión de las Naciones Sudamericanas (UNASUR) (Organización)

Como organización supranacional e intergubernamental, basada en el modelo de la Unión Europea (UE), Unasur pretende convertirse en un proyecto de integración regional global; es decir, construir de manera participativa y consensuada un espacio de unión tanto en lo económico (una zona de libre comercio) como en lo que afecta al resto de ámbitos de la vida pública: cultura, política, sociedad, entre sus dirigentes.

Para ello utiliza el diálogo político y la implementación de medidas políticas sociales de todo tipo (que abarcan ámbitos como la energía e infraestructuras, la educación, el medio ambiente o la financiación), con vistas a la eliminación progresiva de la desigualdad socioeconómica entre países y ciudadanos; al logro de la inclusión social y la participación ciudadana, y al fortalecimiento de la democracia.

Antecedentes y desarrollo

Las cumbres entre presidentes de América del Sur comenzaron con el encuentro de Brasilia (Brasil) del año 2000. En la segunda reunión, celebrada en 2002 en Ecuador, se logró el Consenso de Guayaquil sobre Integración, Seguridad e Infraestructura para el Desarrollo. Finalmente, la Declaración de Cuzco, adoptada el 8 de diciembre de 2004 en la III Cumbre de Presidentes de América del Sur, fue la piedra fundacional de la Comunidad Sudamericana de Naciones (CSN), basada en el entendimiento político y la integración económica y social de los pueblos de América del Sur.

La CSN celebró dos cumbres como tal, en Brasil (2005) y en Bolivia (2006). En la primera se declaró como objetivo político que la asociación recíproca de los Estados Partes del Mercosur y de la Comunidad Andina de Naciones (CAN), así como la asociación de Surinam, Guyana y Chile, son esenciales para la conformación de la CSN, con miras a la finalidad última de la unión sudamericana.

En la segunda cumbre se adoptó la Declaración de Cochabamba (2006), que establecía como prioridades la superación de las asimetrías entre países y sus regiones; la integración energética para mejorar el aprovechamiento de los recursos; el desarrollo de infraestructuras de transportes y telecomunicaciones para interconectar los pueblos; la cooperación económica y comercial para avanzar en el proceso de convergencia; la integración de mecanismos financieros, así como la integración industrial y productiva. También se incluye la cooperación ambiental y en materia de defensa.

Todo ello según un Nuevo Contrato Social Sudamericano, consistente en una integración con rostro humano articulada con la agenda productiva y con metas definidas de desarrollo social (consulte más sobre estos temas en la presente plataforma digital de ciencias sociales y humanidades). A largo plazo se avanzaría hacia una ciudadanía sudamericana, mediante el reconocimiento progresivo de los derechos civiles, políticos y laborales de los nacionales de un Estado en cualquiera de los países miembros.

En la I Cumbre Energética Suramericana, celebrada el 16 de abril de 2007 en Isla Margarita (Venezuela), los gobernantes de los Doce aprobaron renombrar la CSN como Unión de Naciones Suramericanas (Unasur). Se designó una Secretaría Permanente con sede en Quito (Ecuador) —su primer secretario ejecutivo fue el expresidente ecuatoriano Rodrigo Borja Cevallos—, y se encomendó a los ministros de Exteriores el proyecto de Acuerdo Constitutivo de Unasur, que sería presentado en la III Cumbre, a celebrar el 23 mayo de 2008 en Brasilia. En julio de 2007 se iniciaron las reuniones del Consejo de Delegados de Unasur para crear los órganos de funcionamiento.

En enero de 2008 los cancilleres de los países miembros acordaron en Cartagena (Colombia), las bases del proceso de integración, su naturaleza, el alcance y la estructura institucional de Unasur. Pero la reunión de presidentes, prevista para marzo siguiente en Colombia, fue anulada tras la crisis diplomática desatada por la incursión militar colombiana del 1 de marzo contra un campamento de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en territorio de la República del Ecuador.

Las bases del tratado constitutivo de Unasur, que fue finalmente presentado y firmado el 23 de mayo de 2008 en Brasilia, preveía el proceso de integración mediante:

1) concertación y coordinación política
2) acuerdo de libre comercio
3) integración física, energética y en comunicaciones
4) armonización de políticas en desarrollo rural y agroalimentario
5) cooperación en tecnología, ciencia, educación y cultura
6) integración entre empresas y sociedad civil

El ministro de Defensa de Brasil, Nelson Jobim, propuso la creación de un Consejo de Defensa para Sudamérica, que no se inspira en las alianzas militares “clásicas” ya existentes, como la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), y pretendía articular la confianza, la transparencia y la seguridad de los países miembros. También se diseñó la estructura jerárquica y organizativa del organismo, con un Consejo de Jefes de Estado y de Gobierno, un Consejo de Ministros de Relaciones Exteriores y un Consejo de Delegados. Con el tiempo, ha ido acogiendo nuevas instituciones, como el Banco del Sur; el Instituto Suramericano de Salud; los Consejos de Salud Suramericano (CSS); de Defensa Suramericano (CDS); de Energía Suramericano (CES); Electoral de UNASUR; y los Consejos Suramericanos de Desarrollo Social (CSDS), de Infraestructura y Planeamiento (COSIPLAN), de Educación, Cultura, Ciencia, Tecnología e Innovación (COSECCTI), de Lucha contra el Narcotráfico (CSCLN), y de Economía y Finanzas (CSEF).

La primera presidencia pro tempore de Unasur —mandato de un año de duración— fue encargada a la entonces presidenta de Chile, Michelle Bachelet. El primer secretario general de Unasur con plenos poderes fue el expresidente argentino Néstor Kirchner (4-V-2010), nombrado a tal efecto en la Cumbre extraordinaria celebrada en Campana (provincia de Buenos Aires, Argentina), por un periodo de dos años. Se decidió también que la sede del Parlamento Sudamericano sería la ciudad de Cochabamba (Bolivia).

A partir de esa Cumbre de Brasilia se inició el proceso de ratificación parlamentaria de la nueva organización por cada uno de los países firmantes, o al menos de nueve de ellos, que es la cifra que se consideró como requisito obligatorio para la entrada en vigor oficial de Unasur (consulte más sobre estos temas en la presente plataforma digital de ciencias sociales y humanidades). Así, Argentina, Perú, Guyana, Venezuela, Ecuador, Surinam, Chile y Bolivia fueron los primeros firmantes, hasta que hizo lo propio Uruguay, noveno país en aprobarla, con lo cual entró en plena vigencia. Su vida jurídica la cobró definitivamente el 11 de marzo de 2011. Desde entonces, Colombia se convirtió en la décima nación firmante, Brasil en la undécima y Paraguay en la duodécima y última hasta la fecha (11 de agosto de 2011) —aunque en la actualidad se encuentra suspendido por el resto de países miembros de Unasur a raíz de la pérdida del poder de su presidente, Fernando Lugo Méndez, en lo que esos países consideraron unánimemente como un golpe de Estado—. Finalmente, el 24 de octubre de 2011 Unasur obtuvo el estatus de observador en la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU), después de que su Comisión de asuntos jurídicos aprobara, también por unanimidad, su solicitud.

Cumbres de Unasur

La I Cumbre formal de Unasur fue la de Santiago de Chile, el 15 de septiembre de 2008, convocada por la presidenta, a la sazón, pro tempore de Unasur y de la propia Chile, con carácter de emergencia. En ella se trató la situación de crisis interna en Bolivia, entre el entonces gobierno de Evo Morales y algunos de los gobiernos regionales (consulte más sobre estos temas en la presente plataforma digital de ciencias sociales y humanidades). Acudió a ella también el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza Salinas. De ella salió una declaración de solidaridad y respaldo a Evo Morales y su gobierno. También se anunció la creación de una comisión investigadora sobre la Masacre de Pando (11-IX-2008).

La II Cumbre tuvo lugar en Quito el 10 de agosto de 2009. La principal cuestión a debate fue el acuerdo entre Colombia y los EE.UU. que autorizaba al gigante vecino del norte a utilizar las bases militares colombianas, lo que algunos países (Venezuela y Bolivia) habían considerado como un riesgo a la propia soberanía sudamericana. La presidencia pro tempore recayó también a partir del año corriente al presidente ecuatoriano, Rafael Correa. La III Cumbre tuvo lugar en Bariloche (Argentina) pocos días después, el 28 de agosto de 2009, y se debió a la voluntad de continuar con el debate sobre las cuestiones tratadas en Quito. La intervención de Brasil resultó clave a la hora de contener o paliar, aunque fuera en escasa medida, la tensión abierta entre Colombia y los países bolivarianos Venezuela y Bolivia.

La IV Cumbre tuvo como escenario Georgetown, la capital de Guyana, el 26 de noviembre de 2010. Se firmó un protocolo adicional al Tratado Constitutivo con vistas a una mayor democratización de la institución. La presidencia pro tempore pasó al presidente de Guyana, Bharrat Jagdeo. La V Cumbre tuvo lugar en Asunción (Paraguay) el 29 de octubre de 2011. La presidencia pro tempore pasó al presidente paraguayo, Fernando Lugo Méndez. Se firmó una Declaración en la que se instaba a profundizar en el proceso de integración y a dinamizar las tareas de los Grupos de Trabajo.

En la VI Cumbre, que tuvo como escenario Lima, la capital del Perú, y se realizó el 30 de noviembre de 2012, la presidencia pro tempore pasó al presidente peruano, Ollanta Humala. Del mismo modo sucedió en la VII Cumbre, que tuvo lugar en Paramaribo, la capital del Surinam, el 30 de agosto de 2013, en que la presidencia pro tempore pasó al presidente de esa nación, Dési Bouterse; en la VIII Cumbre, realizada en Guayaquil (República del Ecuador), el 4 de diciembre de 2014, en que la presidencia pro tempore pasó al entonces presidente de Uruguay, José Mujica, y en la IX Cumbre, en que la presidencia rotatoria pasó al presidente venezolano, Nicolás Maduro.

Cumbres o reuniones extraordinarias

Unasur ha celebrado también algunas reuniones con carácter especial, debido a cuestiones candentes. Por ejemplo, la reunión extraordinaria para la designación del primer secretario general, que tuvo lugar el 4 de mayo de 2010 en Los Cardales (Campana), en la provincia de Buenos Aires (Argentina), donde además de elegir a Néstor Kirchner para tal fin, se habló de la ayuda a Haití tras el gravísimo terremoto sufrido aquel año, así como a Chile, también por su propio terremoto, o la situación de Honduras, tras el derrocamiento del presidente José Manuel Zelaya Rosales. Otra Reunión extraordinaria tuvo lugar a raíz del intento de golpe de Estado en Ecuador contra el presidente Rafael Correa, llevado a cabo por sectores de la Policía; Buenos Aires fue la sede, el 30 de septiembre de 2010, de una reunión que resolvió por unanimidad las medidas que Unasur debía implementar —apoyo sin reservas a Correa, y establecimiento de sanciones generales para aquellos países que pusieran en riesgo la democracia y la estabilidad institucional—.

Otra Reunión especial tuvo lugar en Ciudad Mitad del Mundo (Ecuador), el 11 de marzo de 2011, para designar a un nuevo secretario general de la organización, cargo que recayó en la excanciller colombiana María Emma Mejía, y que tras dos años lo cederá al venezolano Alí Rodríguez Araque. Cabe mencionar que la denominada Ciudad Mitad del Mundo es un terreno propiedad de la prefectura de la provincia de Pichincha, situado al norte del distrito metropolitano de Quito, donde se está construyendo la que será sede oficial de Unasur. Una nueva Reunión extraordinaria fue convocada en Mendoza (Argentina) el 29 de junio de 2012 —coincidiendo con la cumbre de Mercosur— para tratar la situación política de Paraguay, tras la crisis abierta por la destitución del presidente Fernando Lugo Méndez y la subida a la presidencia del hasta entonces vicepresidente Federico Franco, algo que algunos sectores calificaron como golpe de Estado institucional. Se acordó suspender a Paraguay como miembro de Unasur ”hasta que se restablezca el orden institucional”, en cumplimiento de las sanciones acordadas en defensa de la democracia en la IV Cumbre oficial de Unasur celebrada en Georgetown. La presidencia pro tempore pasó al presidente de Perú, Ollanta Humala.

Una nueva Reunión del Consejo de cancilleres de Unasur tuvo lugar en Guayaquil (Ecuador) el 19 y 20 de agosto de 2012, coincidiendo con una reunión similar de los países de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), para tratar la cuestión de la orden de detenciónorden de detención (o arresto; véase qué es, su concepto jurídico; y también su definición como “Arrest Warrant” en derecho anglosajón, en inglés) por parte de la Justicia británica hacia el fundador de Wikileaks, Julian Assange; y su solicitud de asilo político en la embajada de Ecuador en Londres (Reino Unido). La declaración final del Consejo respaldó a Ecuador ante la “amenaza” que dice haber recibido del Reino Unido de irrumpir en su embajada en Londres para detener al fundador de WikiLeaks, y solicitaba diálogo para solucionar la situación. Manifestó su solidaridad y respaldo al país andino ante “la amenaza de violación del local de su misión diplomática”. En el texto también exhortaba a las partes a “continuar el diálogo y la negociación directa en procura de una solución mutuamente aceptable con arreglo al derecho internacional”.

La siguiente reunión extraordinarias fue la que se dio el 18 de abril de 2013, para considerar la situación crítica que atravesaba la República Bolivariana de Venezuela, y que tuvo lugar en Lima (Perú); terminó con una declaración de consenso de los jefes de Estado de Unasur, en la que expresaba “su felicitación al pueblo venezolano por la masiva participación y saluda al presidente Nicolás Maduro por los resultados” de las elecciones presidenciales, e instaba “a todos los sectores que participaron a respetar los resultados oficiales de las elecciones”, y remarcaba que “todo reclamo que solicite alguno de los participantes deberá ser canalizado dentro del ordenamiento jurídico presente”.

Tres meses después hubo una nueva reunión extraordinaria, el 4 de julio de 2013, a raíz del conflicto diplomático suscitado entre Bolivia y Europa a resultas de la retención del presidente boliviano, Evo Morales, en el aeropuerto de la capital austríaca, Viena, después de que tanto Francia, Italia como Portugal negaran el paso del avión presidencial boliviano por sus espacios aéreos, frente a la sospecha de que estuviera a bordo el exagente de inteligencia norteamericano Edward Snowden, buscado por la justicia de ese país. Unasur emitió un comunicado de solidaridad con el gobierno boliviano.

Autor: Cambó
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