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Lealtad

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La Lealtad

Este elemento es una expansión del contenido de los cursos y guías de Lawi. Ofrece hechos, comentarios y análisis sobre la lealtad.

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Lealtad en Relación a Ética

En este contexto, a efectos históricos puede ser de interés lo siguiente: [1] Derivado de ley, al igual que legalidad, indica la cualidad interior de rectitud y franqueza, de fidelidad (véase, si se desea, más sobre este último termino en la plataforma general) a la palabra dada, a las personas e instituciones y aun al propio honor personal. Esta acepción del vocablo en las lenguas española y portuguesa tiene su correspondiente en el idioma inglés (loyalty).Entre las Líneas En la literatura francesa, el contenido ético del término en las relaciones entre personas es transferido, frecuentemente, hacia jidelité. Es precisamente bajo el vocablo equivalente de “fides” que la filosofía latina y la teología medieval trasmiten lo esencial de ese término.

Diferentes formas históricas

La lealtad se presenta en la historia a través de una extraordinaria polivalencia semántica. El «lealismo» es el fundamento de las instituciones y el alma del mundo feudal. Igualmente los regímenes monárquicos aprovechan la estabilidad de la lealtad del pueblo y, muy especialmente, de una minoría, de la nobleza unida a la dinastía por vínculos de «leal» servicio y vasallaje. Semejante «lealismo» está expuesto a diferentes riesgos de degradación, pudiendo degenerar en servilismo, en apego incondicional a personas, regímenes o facciones que no están al servicio del bier general.Entre las Líneas En cuanto cualidad ética, y no simple conformismo histórico-sociológico, la lealtad incluye capacidad de discernimiento, lucidez y coraje para rectificar la adhesión enraizándola en los valores humanos y sociales y no en organizaciones o personas que, eventualmente, las representan. Los momentos de crisis y de mutaciones de orden político o cultural ponen a prueba la autenticidad (véase qué es, su concepto; y también su definición como “authentication” en el contexto anglosajón, en inglés) de la lealtad. Son conocidas las vacilaciones del pensamiento monárquico frente al alcance de los ideales e instituciones republicanas. Igualmente los regímenes de inspiración nazi, fundados en una fidelidad incondicional al jefe, a veces confirmada por un juramento, representarán en el siglo XX como una especie de enloquecimiento de la actitud de lealtad. Ésta es invocada de manera contradictoria en situaciones dramáticas como, p. ej., en la Francia ocupada en la II Guerra mundial, dividida entre dos gobiernos y balanceándose, por tanto, entre «dos espacios antagónicos de lealismo».

▷ En este Día de 27 Abril (1960): Independencia de Togo y luego de Sierra Leona
Location of Togo El 27 de Abril de 1960: Tras varios años como república autónoma de la Unión Francesa (1946-1958), Togo, país de África Occidental, se independizó. Las ganas de independencia ya se respiraba en los barrios de la capital. Exactamente un año más tarde, Sierra Leona -que durante años había sido colonia y protectorado británico- alcanzó la independencia dentro de la Commonwealth británica; Sir Milton Margai fue el primer primer ministro. Un 27 de abril (en este caso, de 1296), otros perdían la independencia: El rey Eduardo I de Inglaterra, en busca de la soberanía sobre los escoceses, invadió Escocia y trasladó la piedra de coronación de Scone a la abadía de Westminster, en Inglaterra.

Reflexión ética

Semejantes situaciones históricas han estimulado la reflexión sobre los diferentes temas éticos, entre los que se encuentra la lealtad. Algunas corrientes del existencialismo (véase, si se desea, más sobre este último termino en la plataforma general) exaltaron la libertad absoluta como respuesta dialéctica a la alienación de la civilización técnica o de los regímenes totalitarios.Si, Pero: Pero esta exaltación de la libertad exige la correspondiente valoración de la fidelidad, del empeño en la acción, del apego a los auténticos valores de la civilización o de la tradición.Entre las Líneas En este contexto surge la reflexión del filósofo norteamericano J. Royce (Philosophy of loyalty) en el clima espiritual de inquietud derivado de la I Guerra mundial. Esta filosofía procura poner en evidencia las exigencias éticas de una adhesión lúcida, generosa y ponderada a las grandes causas, a los movimientos históricos que las encarnan, a fin de que el individuo pueda realizarse, superando el egoísmo que se manifiesta en el abstencionismo y en las formas más depuradas de la autosatisfacción. Semejante reflexión, en armonía con la filosofía de los valores (véase en esta plataforma: sCHELER), pone de manifiesto que la elevación y el perfeccionamiento espirituales del hombre no son frutos de doctrinas puramente abstractas, sino que requieren instituciones enraizadas en la historia, capaces de influenciar el presente y preparar el futuro en una línea de continuidad coherente.Entre las Líneas En Francia, la reflexión en torno al tema de la fidelidad es continuada por G. Marcel (véase, si se desea, más sobre este último termino en la plataforma general), que refiriéndose a la obra de Royce, procura profundizar el análisis fenomenológico de esa actitud espiritual. No sólo apunta sus defectos, sino que establece, como fundamento de la auténtica existencia, la exigencia radical de fidelidad, que es considerada como «la primera virtud» (G. Gusdorf), en la medida en que «cada destino individual se caracteriza como la afirmación del hombre a través del tiempo».

Teniendo en cuenta la convergencia de las diferentes corrientes filosóficas en torno al valor, a la acción, a la autenticidad, se pueden destacar los siguientes elementos constitutivos de la virtud de la lealtad. Primeramente expresa la necesaria adhesión de la persona humana a un otro, particularmente a la patria, a los jefes, a los grupos, a los movimientos, en cuanto éstos representan un conjunto de valores dentro de la historia. La lealtad significa inicialmente, pues, la superación del individualismo, y engendra un vínculo interior correspondiente a los lazos externos designados por la legalidad, de la cual la lealtad es como su alma. De esa forma se caracteriza como un triunfo sobre el tiempo, perennizando amistades e instituciones, a pesar de las tribulaciones y de las crisis por las que puedan pasar. Para realizar este ideal de persistencia en la fidelidad, la lealtad no asume el carácter de un fanatismo incondicional, sino que por el contrario reviste el aspecto de una participación activa dotada de sentido crítico (se puede estudar algunas de estas cuestiones en la presente plataforma online de ciencias sociales y humanidades). Frente a los desvíos de un partido, de un movimiento o de un jefe, el hombre leal evita la traición a través de una colaboración que incluye el reconocimiento y una denuncia de los errores cometidos por los propios amigos o partidarios. Se distinguen, por consiguiente, dos grandes aspectos o dos modalidades: por un lado, la lealtad como vínculo interpersonal, y como adhesión de naturaleza espiritual, uniendo persona a persona, en un tipo de promesa de fidelidad más o menos explícita. La ruptura de este vínculo constituye una traición o desprecio de la palabra dada de manera recíproca.

Otros Elementos

Por otro lado, en el dominio social, la lealtad establece una vinculación interior, una adhesión propiamente humana, es decir, consciente, constructiva y permanente a la sociedad, a los regímenes, a las instituciones y a los guías que las orientan. La lealtad inspira la franqueza en el lenguaje y la rectitud en los comportamientos. Y tiene, finalmente, afinidad con la «participación activa» que la moderna doctrina social católica reconoce como una exigencia universal en el plano profesional, económico, social y político (cfr. especialmente Juan XXIII, enc. Maten et Magistra y Pacem in terris). [rtbs name=”etica”]

Basado en la experiencia de varios autores, mis opiniones y recomendaciones se expresarán a continuación (o en otros lugares de esta plataforma, respecto a las características y el futuro de esta cuestión):

Sagrada Escritura

La profunda realidad designada por la lealtad es subyacente a toda la historia bíblica, que presenta la Revelación (véase, si se desea, más sobre este último termino en la plataforma general) divina bajo la modalidad de una Alianza (véase, si se desea, más sobre este último termino en la plataforma general) entre Dios y su pueblo. Los estudios bíblicos manifiestan con precisión creciente la importancia de ese esquema, en que el leal vasallaje corresponde a la soberanía absoluta de Dios. De una y otra parte la lealtad resplandece en la fidelidad a las promesas. Dios como comprometiéndose da su palabra, e igualmente el pueblo de la Alianza se empeña en guardar lealmente el pacto con el Señor.Entre las Líneas En el Antiguo Testamento la predicación profética ilumina constantemente esa dimensión ética de la Alianza, la reciprocidad de relaciones expresada en la célebre fórmula: «Yo seré tu Dios y tú serás mi pueblo». El Deuteronomio, particularmente en sus exhortaciones y discursos, representa como una condensación de esta enseñanza profética proyectada sobre las instituciones y la historia de Israel. El atributo divino fundamental hesed, que significa la bondad misericordiosa, reviste en este contexto un matiz de lealtad, de fidelidad constante al designio de salvar al pueblo escogido, que debe, igualmente, dar prueba de lealtad, hasta tal punto que el programa trazado por los oráculos proféticos puede ser sintetizado en estos términos: «Es lealtad lo que yo quiero, no los sacrificios; el conocimiento de Dios, no los holocaustos» (Os 6,6) (cfr. J. L’Hour, o. c. en bibl., 37 ss.).

En el Nuevo Testamento se pone en evidencia que Jesucristo vino a dar pleno cumplimiento a la fidelidad divina y a realizar todas las promesas de la Alianza, lo cual lleva consigo una inspiración ética profunda y constante, la lealtad delante de Dios y de los hombres, la coherencia y la fidelidad en la observancia del compromiso asumido en el bautismo. Particularmente, en los escritos apostólicos se desarrollan los aspectos morales incluidos en este compromiso cristiano fundamental; las epístolas pastorales, p. ej., describen en términos de honestidad, de probidad y, particularmente, de lealyad, esas exigencias de la adhesión al Evangelio y que son ilustradas por diferentes comparaciones, tales como la lealtad en la guarda de un depósito o en las competiciones deportivas. El cristiano no transige, se conforma al Evangelio sin deformarlo jamás. Esta actitud básica se traduce en toda una serie de comportamientos de los que la lealtad es la motivación.Entre las Líneas En el plano propiamente humano, la lealtad inspira una coherente fidelidad a las personas y a las instituciones, en la medida en que éstas encarnan los valores auténticamente humanos y particularmente los valores evangélicos.

[rbts name=”religion”]

Obligaciones recurrentes fiduciarias de lealtad en Europa

El reto central para el tratamiento jurídico de las obligaciones recurrentes (véase más detalles) es el inevitable y racional carácter incompleto del acuerdo de las partes. En primer lugar, la estrecha relación entre las partes de una obligación recurrente puede requerir deberes especiales de lealtad mutua para alcanzar los objetivos del contrato, aunque no se hayan establecido acuerdos expresos al respecto. Los sistemas de derecho privado de la Europa continental, influidos por la tradición del derecho romano y su doctrina de la buena fe, pueden tener en cuenta la interdependencia no sólo intermitente sino a menudo intensa de las partes de una obligación recurrente aplicando la norma de la buena fe. Esta norma exige que las partes observen un grado razonable de lealtad y cooperación (>obligation de loyauté/obligation de coopération). Sin embargo, el derecho anglosajón, que suele ser más reacio a aplicar una doctrina de la máxima buena fe en el derecho contractual (véase Interfoto Picture Library Ltd contra Stilletto Visual Programmes Ltd 1989 1 QB 433, 439), también se acomoda a las particularidades de ciertas obligaciones recurrentes proporcionándoles reglas y normas a medida. Por ejemplo, en la relación entre agente y principal, los deberes fiduciarios exigen que el agente sea leal a los intereses legítimos de su principal (véase también el deber del acreedor hipotecario, Downsview Ltd contra First City Corp Ltd 1993 AC 295, 312). Las jurisdicciones de Europa continental, por el contrario, no atribuyen automáticamente un deber amplio de tener en cuenta los intereses de la otra parte a ningún tipo de obligación continuada. Por lo tanto, a pesar de las diferencias en los enfoques doctrinales, las diferencias en los resultados son limitadas. Esto es tanto más cierto cuanto que en casi todas las jurisdicciones las obligaciones recurrentes más sensibles (como los arrendamientos y los contratos de trabajo) forman parte de regímenes legales específicos que persiguen objetivos similares de política pública.

La incertidumbre sobre la evolución futura inherente a las relaciones contractuales a largo plazo explica por qué las partes racionales, que buscan minimizar los costes de transacción, son reacias a hacer provisiones específicas para cada eventualidad concebible. En caso de que se produzcan tales circunstancias imprevisibles y, por tanto, no cubiertas contractualmente, la mayoría de los sistemas jurídicos de Europa continental permiten la modificación del contrato contingente incompleto sobre la base del principio de buena fe y del (presunto) interés de las partes. Al menos conceptualmente, el derecho anglosajón puede utilizar los términos implícitos para tratar los términos contractuales incompletos. Sin embargo, la doctrina de los términos implícitos se aplica de forma bastante restrictiva. Sólo se aplica cuando los fines económicos del contrato no podrían alcanzarse sin la disposición de un término implícito, o cuando dicho término da efecto a la intención manifiesta pero no expresada de las partes (por ejemplo, Mosvolds Rederi A/S v Food Corp of India 1986 2 Lloyd’s Rep 68; Associated Japanese Bank (International) Ltd v Crédit du Nord SA 1989 1 WLR 255, 263). Sin embargo, si es correcto que estos criterios también se aplican de forma acumulativa y complementaria, el resultado sigue siendo un sistema relativamente flexible para redondear marcos contractuales incompletos, que produce resultados similares a los obtenidos en los regímenes pertinentes de las jurisdicciones de Europa continental. Sólo es de importancia secundaria si estas modificaciones son realmente el resultado de una interpretación de las disposiciones contractuales basada en la voluntad real pero no expresada de las partes o si constituyen más bien una adición normativa al contrato. Otra forma en que la ley puede reaccionar ante el carácter incompleto de las disposiciones contractuales relativas a la evolución futura es el principio del cambio fundamental de las circunstancias.

Revisor de hechos: Mix

Recursos

Notas y Referencias

  1. Basado parcialmente en el concepto y descripción sobre lealtad en la Enciclopedia Rialp (f. autorizada), Editorial Rialp, 1991, Madrid

Véase También

FIDELIDAD; AMISTAD

Bibliografía

CICERÓN, De olticüs, lealtad 1, n. 23, París 1965, 115; S. ToMÁS DE AQUINO, Sum. Th. 2-2 gll0 a3 ad5; CAYETANO, Comm. 2-2, 113,2,4-5; J. L’HoUR, La morale de l’Alliance, París 1966; J. RorcE, Philosophy ol Loyalty, Nueva York 1916; M. NEDONCELLE, De la fidélité, París 1953; G. MARCEL, Étre et Avoir y Homo Viator; G. GUSDORF, Traité de 1’Existence Morale, París 1949.

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