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Globalización Política

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Globalización Política

Este elemento es una ampliación de los cursos y guías de Lawi. Ofrece hechos, comentarios y análisis sobre este tema.

[rtbs name=”economia-global”]

La dimensión política de la globalización

Nota: Consulte más detalles acerca de la dimensión política de la globalización.

La globalización política se refiere a la intensificación y expansión de las interrelaciones políticas en todo el mundo. Estos procesos plantean un importante conjunto de cuestiones políticas relacionadas con el principio de la soberanía estatal, el creciente impacto de las organizaciones intergubernamentales y las perspectivas futuras de la gobernanza regional y mundial, los flujos migratorios globales y las políticas medioambientales que afectan a nuestro planeta. Evidentemente, estos temas responden a la evolución de los acuerdos políticos más allá del marco del Estado-nación, abriendo así nuevos caminos conceptuales e institucionales (consulte más sobre estos temas en la presente plataforma digital de ciencias sociales y humanidades). Al fin y al cabo, durante los dos últimos siglos, los seres humanos han organizado sus diferencias políticas en función de líneas territoriales que generaban un sentimiento de “pertenencia” a un determinado Estado-nación.

Esta división artificial del espacio social planetario en esferas “nacionales” y “extranjeras” corresponde a las identidades colectivas de las personas basadas en la creación de un “nosotros” común y un “ellos” desconocido (consulte más sobre estos temas en la presente plataforma digital de ciencias sociales y humanidades). Así, el sistema moderno de Estados-nación se ha apoyado en fundamentos psicológicos y supuestos culturales que transmiten una sensación de seguridad existencial y continuidad histórica, al tiempo que exigen a sus ciudadanos que pongan a prueba su lealtad nacional (consulte más sobre estos temas en la presente plataforma digital de ciencias sociales y humanidades). Alimentada por imágenes demonizantes de los “extranjeros”, la creencia de la gente en la superioridad de su propia nación ha suministrado la energía mental necesaria para la guerra a gran escala, al igual que las enormes capacidades productivas del Estado moderno han proporcionado los medios materiales necesarios para luchar en las “guerras totales” del siglo pasado.

Las manifestaciones contemporáneas de la globalización han llevado a una mayor permeabilidad de estas antiguas fronteras (véase qué es, su definición, o concepto jurídico, y su significado como “boundaries” en derecho anglosajón, en inglés) territoriales, suavizando también en el proceso las duras fronteras (véase qué es, su definición, o concepto jurídico, y su significado como “boundaries” en derecho anglosajón, en inglés) conceptuales y las líneas culturales de demarcación. Haciendo hincapié en estas tendencias, los comentaristas pertenecientes al bando de los globalizadores han sugerido que el período transcurrido desde finales de la década de 1960 se ha caracterizado por una desterritorialización radical de la política, la elaboración de normas y la gobernanza. Los escépticos, que consideran estas afirmaciones prematuras en el mejor de los casos y erróneas en el peor, no sólo han afirmado que el Estado-nación sigue siendo el contenedor político de la vida social moderna, sino que también han señalado la aparición de bloques regionales como prueba de nuevas formas de territorialización (consulte más sobre estos temas en la presente plataforma digital de ciencias sociales y humanidades). Algunos de estos críticos han llegado a sugerir que la globalización está acentuando el sentido de la nacionalidad de las personas. Como cada grupo de estudiosos de la globalización presenta diferentes evaluaciones del destino del Estado-nación moderno, también discuten sobre la importancia relativa de los factores políticos y económicos.

De estos desacuerdos han surgido tres cuestiones fundamentales que indagan el alcance de la globalización política. En primer lugar, ¿es realmente cierto que el poder del Estado-nación se ha visto reducido por los flujos masivos de capital, personas y tecnología a través de las fronteras (véase qué es, su definición, o concepto jurídico, y su significado como “boundaries” en derecho anglosajón, en inglés) territoriales? En segundo lugar, ¿las causas principales de estos flujos se encuentran en la política o en la economía? En tercer lugar, ¿estamos asistiendo a la aparición de nuevas estructuras de gobernanza mundial? Antes de responder a estas preguntas con más detalle, consideremos brevemente las principales características del sistema moderno de Estados-nación.

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El sistema moderno de Estados-nación

Los orígenes del sistema moderno de Estados-nación se remontan a la evolución política del siglo XVII en Europa. En 1648, la Paz de Westfalia puso fin a un largo periodo de guerras religiosas entre las principales potencias europeas tras la Reforma Protestante. Basado en los nuevos principios de soberanía y territorialidad, el modelo resultante de estados autónomos e impersonales puso en tela de juicio el mosaico medieval de pequeños estados en los que el poder político tendía a ser local y personal pero seguía estando subordinado a una autoridad imperial mayor. Los siglos que siguieron a la Paz de Westfalia fueron testigos de una mayor centralización del poder político, de la expansión de la administración estatal, del desarrollo de la diplomacia profesional y de la exitosa monopolización de los medios de coerción en manos del Estado (consulte más sobre estos temas en la presente plataforma digital de ciencias sociales y humanidades). Además, los estados-nación también proporcionaron los medios militares necesarios para la expansión del comercio, lo que, a su vez, contribuyó a la difusión de esta forma europea de gobierno político por todo el mundo.

El sistema moderno de estados-nación encontró su expresión madura al final de la Primera Guerra Mundial en los famosos “Catorce Puntos” del presidente estadounidense Woodrow Wilson, basados en el principio de autodeterminación nacional. Pero el supuesto de Wilson de que todas las formas de identidad nacional debían tener su expresión territorial en un “Estado-nación” soberano resultó ser extremadamente difícil de aplicar en la práctica (consulte más sobre estos temas en la presente plataforma digital de ciencias sociales y humanidades). Además, al consagrar el Estado-nación como la cúspide ética y legal de su propuesta de sistema interestatal, otorgó involuntariamente cierta legitimidad a las fuerzas etnonacionales radicales que empujaron a las principales potencias del mundo a la Segunda Guerra Mundial. La otra idea de Wilson, la de una “Sociedad de Naciones” que diera a la cooperación internacional una expresión institucional, acabó haciéndose realidad con la fundación de las Naciones Unidas en 1945 (consulte más sobre estos temas en la presente plataforma digital de ciencias sociales y humanidades). Aunque están profundamente arraigadas en un orden político basado en el sistema moderno de Estados-nación, la ONU y otras organizaciones intergubernamentales incipientes también sirvieron de catalizadores para la extensión gradual de las actividades políticas más allá de las fronteras (véase qué es, su definición, o concepto jurídico, y su significado como “boundaries” en derecho anglosajón, en inglés) nacionales, afirmando y socavando así simultáneamente el principio de soberanía nacional.

A medida que las tendencias de la globalización se fortalecían durante las décadas de 1970 y 1980, se hizo evidente que la sociedad internacional de Estados separados se estaba convirtiendo rápidamente en una red global de interdependencias políticas que desafiaba las formas convencionales de soberanía nacional.

En 1990, al comienzo de la Primera Guerra del Golfo, el Presidente de Estados Unidos, George H. W. Bush, anunció el nacimiento de un “nuevo orden mundial” cuyos dirigentes ya no respetaban la idea de que los actos ilícitos transfronterizos eran un asunto que sólo concernía a los Estados afectados. ¿Significaba esto que el sistema moderno de Estado-nación, basado en la soberanía y la autonomía nacionales, ya no era viable?

¿La desaparición del Estado-nación?

Los globalizadores responden a esta pregunta afirmativamente (consulte más sobre estos temas en la presente plataforma digital de ciencias sociales y humanidades). Al mismo tiempo, estos observadores consideran que la globalización política es un mero fenómeno secundario impulsado por fuerzas económicas y tecnológicas más fundamentales. Sostienen que la política ha quedado casi impotente ante un imparable monstruo tecnoeconómico que aplastará todos los intentos gubernamentales de reintroducir políticas y regulaciones restrictivas. Dotando a la economía de una lógica interna distinta y superior a la política, estos comentaristas esperan una nueva fase de la historia mundial en la que el papel principal del gobierno será servir de superconductor del capitalismo global.

▷ Lo último (2024)
Lo último publicado esta semana de abril de 2024:

Pronunciando el surgimiento de un “mundo sin fronteras”, los globalizadores tratan de convencer al público de que la globalización implica inevitablemente el declive del territorio delimitado como concepto significativo para entender el cambio político y social. En consecuencia, sugieren que el poder político se localiza en las formaciones sociales globales y se expresa a través de redes globales en lugar de a través de estados con base territorial. De hecho, sostienen que los Estados-nación ya han perdido su papel dominante en la economía global. Como las divisiones territoriales son cada vez más irrelevantes, los Estados son aún menos capaces de determinar la dirección de la vida social dentro de sus fronteras. Por ejemplo, dado que el funcionamiento de los mercados de capitales realmente globales empequeñece su capacidad para controlar los tipos de cambio o proteger su moneda, los Estados-nación se han vuelto vulnerables a la disciplina impuesta por las decisiones económicas tomadas en otros lugares, sobre las que los Estados no tienen ningún control práctico.

El grupo de escépticos de la globalización no está de acuerdo, y destaca en cambio el papel central de la política en el desencadenamiento de las fuerzas de la globalización, especialmente a través de la movilización exitosa del poder político. En su opinión, la rápida expansión de la actividad económica mundial no puede reducirse ni a una ley natural del mercado ni al desarrollo de la tecnología informática. Más bien, se originó con las decisiones políticas tomadas por los gobiernos nacionales neoliberales en los años 80 y 90 para levantar las restricciones internacionales al capital. Una vez aplicadas esas decisiones, los mercados globales y las nuevas tecnologías se pusieron en marcha. La clara implicación de esta perspectiva es que el territorio nacional sigue siendo importante. De ahí que los escépticos de la globalización insistan en la continua relevancia de las unidades políticas convencionales, que operan en forma de estados-nación modernos o de ciudades globales vinculadas a unidades nacionales.

Los argumentos de los globalizadores y de los escépticos siguen enredados en una versión especialmente enojosa del problema del huevo y la gallina (consulte más sobre estos temas en la presente plataforma digital de ciencias sociales y humanidades). Al fin y al cabo, las formas de interdependencia económica son puestas en marcha por decisiones políticas, pero estas decisiones se toman, no obstante, en contextos económicos particulares. Como hemos señalado, los aspectos económicos y políticos de la globalización están profundamente interconectados. Por ejemplo, se ha hecho mucho más fácil para el capital escapar de los impuestos y de otras restricciones políticas nacionales. En 2016, los “Papeles de Panamá” -un conjunto filtrado de casi 12 millones de documentos confidenciales- revelaron cómo los individuos ricos (incluidos los funcionarios del gobierno) lograron evadir los impuestos nacionales sobre la renta ocultando sus activos en empresas offshore panameñas (consulte más sobre estos temas en la presente plataforma digital de ciencias sociales y humanidades). Además, los mercados mundiales suelen socavar la capacidad de los gobiernos para establecer objetivos políticos nacionales independientes e imponer sus propias normas nacionales. Por ello, es difícil no reconocer el declive del Estado-nación como entidad soberana y la consiguiente devolución del poder estatal a los gobiernos regionales y locales, así como a diversas instituciones supranacionales.

Globalización política y migración

Por otra parte, el relativo declive del Estado-nación no significa necesariamente que los gobiernos se hayan convertido en espectadores impotentes ante el funcionamiento de las fuerzas globales. Los Estados aún pueden tomar medidas para que sus economías sean más o menos atractivas para los inversores mundiales (consulte más sobre estos temas en la presente plataforma digital de ciencias sociales y humanidades). Además, han seguido manteniendo el control sobre la educación, las infraestructuras y la política exterior. Pero la intensificación de los movimientos de población en la era de la globalización ha puesto en entredicho algunos de los poderes más cruciales de los Estados-nación: el control de la inmigración, el registro de la población y los protocolos de seguridad (consulte más sobre estos temas en la presente plataforma digital de ciencias sociales y humanidades). Aunque en 2016 sólo el 2% de la población mundial vivía fuera de su país de origen, el control de la inmigración se ha convertido en una cuestión central en la mayoría de las naciones avanzadas. Muchos gobiernos tratan de restringir los flujos de población, especialmente los que se originan en los países pobres del Sur global. Incluso en Estados Unidos, las entradas anuales de alrededor de un millón de inmigrantes permanentes legales durante la década de 2010 son inferiores a los niveles registrados durante las dos primeras décadas del siglo XX.

Basado en la experiencia de varios autores, mis opiniones y recomendaciones se expresarán a continuación:

Para ilustrar los crecientes problemas de los Estados-nación para hacer frente a los crecientes flujos migratorios transfronterizos, consideremos un ejemplo reciente que ha demostrado ser especialmente difícil: la crisis de los refugiados sirios. Comenzó en marzo de 2011 cuando, como parte de los levantamientos árabes más amplios que se extendieron por la región de Oriente Medio desde Túnez hasta los Estados del Golfo, estallaron en Siria protestas en favor de la democracia que desafiaban el gobierno autoritario del presidente Bashar al-Assad y su Partido Baath (consulte más sobre estos temas en la presente plataforma digital de ciencias sociales y humanidades). Al principio, Assad pareció ceder a la creciente presión extranjera para que celebrara elecciones libres y respetara los derechos humanos básicos. Sin embargo, una vez que el presidente ruso Vladimir Putin le dio su apoyo, el dictador sirio se embarcó en un curso de confrontación con los manifestantes pro-democracia a los que vilipendió como “fuerzas rebeldes”. El país se sumió rápidamente en una guerra civil total que mató a más de 250.000 personas en los cinco años siguientes.

Los incesantes combates desencadenaron una crisis humanitaria de proporciones verdaderamente épicas. En 2016, casi 6 millones de sirios -de una población total de 23 millones- habían sido desplazados internamente. Cerca de 5 millones de personas habían huido del país en busca de seguridad personal y oportunidades económicas (véase el mapa 4). La mayoría de los refugiados sirios acabaron en campamentos en los países vecinos de Jordania, Líbano, Irak y Turquía, donde recibieron cierta ayuda humanitaria de los gobiernos locales, de ONG internacionales como Mercy Corps y World Vision, y de instituciones mundiales como la ONU. Sin embargo, en la mayoría de los casos, los flujos masivos de refugiados que salían de Siria ponían a prueba los recursos materiales disponibles de las comunidades de acogida y también creaban importantes tensiones culturales con las poblaciones nacionales que veían a estos “forasteros” como una fuga de los recursos económicos de su país.

Revisor de hechos: Hammer

Globalización Política y medio ambiente

Además del comercio y la inversión extranjera directa, la literatura reciente sobre economía política internacional y el medio ambiente también examina más recientemente cómo las organizaciones internacionales pueden afectar la política ambiental y los resultados ambientales (consulte más sobre estos temas en la presente plataforma digital de ciencias sociales y humanidades). Algunos estudios analizan cómo la membresía del país en organizaciones internacionales en su conjunto afecta la calidad del entorno de un país determinado. Otros estudios se centran más en organizaciones específicas, como la Organización Mundial del Comercio (OMC), y evalúan, por ejemplo, si en las disputas comerciales sobre estándares ambientales prevalecen las preocupaciones económicas o ambientales.

Organizaciones internacionales y el medio ambiente

La literatura existente hipotetiza que las membresías en organizaciones internacionales tienden a mejorar tanto el desempeño ambiental como la probabilidad de unirse a tratados internacionales sobre medio ambiente (Bernauer et al., 2010; Spilker, 2012, 2013; Ward, 2006). Con respecto a la ratificación de un tratado ambiental, Bernauer y sus colegas (2010) proporcionan evidencia de que los países que ya son parte de una red más grande de organizaciones internacionales también se comportan de manera más cooperativa cuando se trata de la ratificación de un tratado ambiental. Como los organizaciones internacionales tienden a desalentar el comportamiento ambientalmente perjudicial, permiten la mediación y la resolución de problemas, el intercambio de información y la generación de normas y confianza, los países que son miembros de organizaciones internacionales más generales tienden a unirse a más tratados ambientales. Spilker y Koubi (2016), por otro lado, muestran que la membresía de organizaciones internacionales no afecta la ratificación del tratado.

Con respecto a los resultados ambientales, Ward (2006) examina si los países que son más centrales para la red de regímenes ambientales internacionales actúan de manera más sostenible a nivel nacional (consulte más sobre estos temas en la presente plataforma digital de ciencias sociales y humanidades). Al utilizar el análisis de redes sociales, descubre que los países que son más centrales también se preocupan más por la calidad ambiental nacional.

Otros Elementos

Además, parece que la membresía en organizaciones internacionales afecta la capacidad de los países en desarrollo para mejorar su desempeño ambiental al permitir la transferencia de información y tecnología. Este canal de influencia es especialmente importante ya que los países en desarrollo a menudo carecen de los recursos y las tecnologías necesarios para mitigar la degradación ambiental (Dasgupta et al., 2002, Porter, Brown y Chasek, 2000). Spilker (2012, 2013) apoya esta opinión y afirma que la membresía en organizaciones internacionales puede mejorar el desempeño ambiental de los países en desarrollo, vinculando diferentes cuestiones, promoviendo la idea general de sostenibilidad ambiental y proporcionando un canal a través del cual estos países reciben tecnología y recursos necesarios para reducir la contaminación. [rtbs name=”contaminacion”] Entre los ejemplos de organizaciones internacionales que difunden información y tecnología que también benefician al medio ambiente figuran, por ejemplo, el Banco Mundial, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y la Organización Mundial de la Salud (OMS). Por ejemplo, el Banco Mundial como parte de su estrategia general de “enverdecimiento” creó el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM), que proporciona a los países en desarrollo subvenciones y asistencia técnica para abordar problemas ambientales como el cambio climático, el agotamiento del ozono, la pérdida de biodiversidad (o diversidad biológica, la variabilidad de los organismos vivos, como los ecosistemas y los complejos ecológicos) y contaminación del aire y del agua (El-Ashry, 1993).

Organización de Comercio Mundial

Una de estas organizaciones, la Organización Mundial del Comercio (OMC), ha recibido especial atención en el contexto del debate sobre el comercio y el medio ambiente. Esto se debe a dos razones.Entre las Líneas En primer lugar, algunas reglamentaciones ambientales de los países miembros de la OMC han sido impugnadas a través del mecanismo de solución de diferencias (DSM) de la OMC debido a sus efectos inhibidores del comercio.Entre las Líneas En segundo lugar, la literatura se ha centrado en si las disputas ambientales en la OMC son más difíciles de resolver en relación con otras disputas, por ejemplo, disputas sobre barreras arancelarias o subsidios.

La OMC y su predecesor, el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT), se han establecido para promover la liberalización del comercio entre los países miembros. Se basa, entre otras cosas, en el principio del “trato nacional”. Esto implica que los países miembros de la OMC no pueden discriminar contra los productos de otros países miembros en función de su origen nacional.

Puntualización

Sin embargo, existen algunas excepciones a esta regla general, que son importantes para el contexto ambiental, ya que los países miembros pueden justificar las barreras comerciales con referencia a una variedad de preocupaciones basadas en políticas públicas (Kelemen, 2001; Kelly, 2003).Entre las Líneas En particular, las restricciones comerciales, siempre que no representen una discriminación arbitraria o injustificable y que de este modo sean barreras comerciales encubiertas, pueden justificarse con referencia a la protección de la vida y la salud de las personas y los animales (Artículo XX [b] del GATT) y la conservación de los recursos naturales agotables (Artículo XX [g] del GATT).

En el transcurso de su existencia, el DSM del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio / OMC tuvo que lidiar con una serie de disputas comerciales sobre cuestiones ambientales.Entre las Líneas En la primera de una serie de importantes disputas medioambientales y comerciales, Tuna-Dolphin I, México, impugnó una prohibición de importación de atún estadounidense motivada por la regulación estadounidense para evitar la matanza de delfines en el contexto de la pesca del atún. Esta diferencia difiere de las disputas anteriores del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio en varias cuentas (Kelemen, 2001). Fue la primera disputa en la que el país demandado, en este caso los Estados Unidos, intentó proteger una especie a nivel mundial, y no un recurso doméstico.

Otros Elementos

Además, los Estados Unidos tenían la intención de influir en la política ambiental de otro país, en este caso, el uso de redes de pesca con fines dolphin safe.

Otros Elementos

Además, hubo mucha atención pública. El panel de disputas se pronunció a favor de México y afirmó que el embargo comercial de los Estados Unidos no estaba justificado porque (i) el reglamento estaba dirigido a los procesos de producción, y no a un producto; y (ii) la regulación destinada a cambiar las regulaciones de otro país (Kelemen, 2001).

Si bien la mayoría de las disputas comerciales y ambientales que siguieron a Tuna-Dolphin I también se decidieron a favor de la liberalización del comercio, se cree que el DSM del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio y la OMC se volvió más “respetuoso del medio ambiente” con el tiempo (Kelemen, 2001; Kelly, 2003; Young, 2005). Por ejemplo, en Tuna-Dolphin II, que se inició solo un año después de Tuna-Dolphin I, el panel de disputas cambió ligeramente la dirección del primer fallo de disputa al establecer que las barreras comerciales pueden justificarse en términos de tratar de influir en el medioambiente de otro país. regulación si se basan en un acuerdo ambiental internacional.Entre las Líneas En una de las siguientes disputas ambientales-comerciales, Shrimp-Turtle, que fue similar a las disputas atún-delfín, el DSM de la OMC volvió a emitir una norma general de liberalización a favor del comercio, pero introdujo otros principios proambientales (Kelemen, 2001;, 2003).Entre las Líneas En primer lugar, el panel apoyó la idea, ya presentada en Tuna-Dolphin II, de que un país puede usar restricciones comerciales para proteger un recurso ambiental fuera de sus fronteras.Entre las Líneas En segundo lugar, el panel dictaminó que no solo la regulación ambiental basada en estándares de productos puede ser la base de las restricciones comerciales, sino también la regulación que apunta a los procesos de producción. (Tal vez sea de interés más investigación sobre el concepto). Y tercero, el panel permitió la presentación de informes por parte de actores no gubernamentales, como ONG y grupos empresariales.

▷ Noticias internacionales de hoy (abril, 2024) por nuestros amigos de la vanguardia:
Una Conclusión

Por lo tanto, si se diseñan adecuadamente, es decir, al no discriminar entre los diferentes Estados Miembros de la OMC, los países tienen, en principio, cierto margen de maniobra para establecer o mantener políticas ambientales que tengan, simultáneamente, efectos de restricción del comercio.

Además de estas disputas puramente ambientales, el DSM de la OMC se pronunció sobre varias disputas relacionadas con medidas sanitarias y fitosanitarias (SPS), es decir, sobre cuestiones relacionadas con la salud humana, vegetal y animal (Kelly, 2003).Entre las Líneas En el contexto del acuerdo MSF de la OMC, la OMC permite restricciones comerciales si se basan en una evaluación científica del riesgo (Bernauer, 2003; Kelly, 2003). Solo una de estas disputas, Amianto, hasta ahora se ha dictado a favor del país demandado, en ese caso Francia. Más precisamente, se mantuvo la medida ambiental, una prohibición a la importación de amianto.Entre las Líneas En todas las demás disputas, por ejemplo, Canadá c (consulte más sobre estos temas en la presente plataforma digital de ciencias sociales y humanidades). Australia sobre salmón, Estados Unidos c. Japón sobre productos agrícolas y Estados Unidos c. La UE sobre hormonas de carne de vacuno y sobre cultivos genéticamente modificados, el panel falló en contra del acusado (persona contra la que se dirige un procedimiento penal; véase más sobre su significado en el diccionario y compárese con el acusador, público o privado) y por lo tanto, la medida ambiental debido a cuestiones relacionadas con la evaluación de riesgos. Probablemente el más famoso de estos casos, Beef-Hormones, el panel criticó que la prohibición de la UE sobre la carne tratada con hormonas carecía de una base científica (Bernauer, 2003; Kelly, 2003).

En general, parece que el libre comercio no prevalece consistentemente sobre el medio ambiente en las disputas de la OMC, como a muchos críticos les gusta señalar. Los estudios sobre disputas comerciales y ambientales en el Tribunal de Justicia Europeo (TJCE) han llegado a conclusiones similares (por ejemplo, Kelemen, 2001). Si bien los críticos tienen razón en el sentido de que muchas disputas comerciales y ambientales se han gobernado a favor de la liberalización del comercio, el DSM de la OMC ha establecido principios comerciales y ambientales más estrictos a lo largo del tiempo. Mientras las medidas ambientales no discriminen “arbitraria o injustificablemente entre productores que operan en condiciones similares o que constituyen restricciones encubiertas al comercio” (Kelly, 2003, p.136), la OMC y el TJCE tienden a considerarlos legítimos, incluso si implican barreras comerciales.

Además, a diferencia de lo que los críticos de la OMC a menudo señalan, las disputas sobre cuestiones ambientales son claramente una minoría de todas las disputas (Kelly, 2003; Sattler & Bernauer, 2011; Young, 2005). Como lo muestran Bernauer y Sattler (2006), estas disputas ambientales son aún menos probables que otras disputas para escalar del primer paso del proceso de disputa, consultas entre las partes contendientes, el segundo paso del proceso de disputa, el procedimiento del panel oficial.

Puntualización

Sin embargo, una vez que estas disputas escalan a la etapa de panel, es menos probable que se resuelvan con éxito que otros tipos de disputas.

Autor: Henry Davis

Régimenes de Regulación Internacional

¿Ha diluido la globalización el poder de los gobiernos nacionales para regular sus propias economías? ¿Son las organizaciones internacionales gubernamentales y no gubernamentales las que debilitan el alcance de los Estados-nación en los programas reglamentarios mundiales? Muchos observadores lo piensan.Si, Pero: Pero en toda la política es global, Daniel Drezner argumenta que esta opinión es errónea (consulte más sobre estos temas en la presente plataforma digital de ciencias sociales y humanidades). A pesar de la globalización, los Estados–especialmente las grandes potencias-todavía dominan los regímenes reguladores internacionales y los objetivos reglamentarios de los Estados son impulsados por sus intereses internos.

Para otros, el tamaño del Estado todavía importa. Las grandes potencias–los Estados Unidos y la Unión Europea- siguen siendo los actores clave en la redacción de las reglamentaciones mundiales, y su poder se debe al tamaño de sus mercados económicos internos. Si están de acuerdo, habrá una gobernanza global eficaz. Si no están de acuerdo, la gobernanza será fragmentada o ineficaz. Y, paradójicamente, las fuentes más poderosas de las preferencias de gran potencia son los elementos menos globalizados de sus economías.

Los Estados conservan claramente la capacidad de influir y dirigir la economía mundial. Él forma su argumento con puntos claros y convincentes que se aplica a las áreas que van desde las finanzas internacionales a Internet (consulte más sobre estos temas en la presente plataforma digital de ciencias sociales y humanidades). A pesar de la globalización, argumenta, los deseos y las capacidades de los Estados nacionales continúan definiendo los contornos del orden económico mundial.

Recursos

[rtbs name=”informes-jurídicos-y-sectoriales”][rtbs name=”quieres-escribir-tu-libro”]

Véase También

Inversión extranjera directa, Globalización, Comercio, Organizaciónes Internacionales, Medio ambiente, Economía Política Internacional

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1 comentario en «Globalización Política»

  1. Esta entrada cuidadosa sobre la globalización será relevante para todos aquellos interesados en entender la interacción de los mercados internacionales y la política internacional.

    Probando este modelo revisionista de la gobernanza regulatoria global en una variedad amplia de casos, incluyendo Internet, las finanzas, los organismos genético modificados, y los derechos de propiedad intelectual, se podría defender porqué hay tal disparidad en la fuerza de regulaciones internacionales.

    Responder

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