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Historia de las Relaciones Ruso-Japonesas

En 1855, después de un siglo de intentos infructuosos por establecer relaciones comerciales con Japón, se firmó el primer tratado ruso-japonés, que marcaba los límites de sus territorios. Se estableció una jurisdicción conjunta en la isla de Sajalín, que se mantuvo hasta 1875, cuando Japón intercambió sus derechos en Sajalín por la posesión de las islas Kuriles. Las relaciones amistosas continuaron hasta 1894, cuando Japón, en busca de un punto de apoyo en el continente, entró en guerra con China. Como vencedor en ese conflicto, Japón obtuvo en el tratado de paz de 1895, Formosa, la península de Liaotung en la que se encuentra Port Arthur, y el reconocimiento chino de la independencia de Corea. Rusia protestó inmediatamente por este tratado y, respaldada por Francia y Alemania, obligó a Japón a devolver a China la península de Liaotung y Port Arthur. Japón conservó Formosa y el control virtual de una Corea “independiente”. Los acontecimientos que siguieron condujeron directamente a la guerra ruso-japonesa de 1904. Tras la derrota, y el triunfo comunista en Rusia, el gobierno soviético, incapaz de hacer frente al poderío militar de Japón y confiado en que la población rusa se decantaría por Moscú frente a Tokio, ayudó en 1920 a la creación de un estado tapón en el este de Siberia conocido como la República del Lejano Oriente, que, para apaciguar a Japón, se acordó que tendría una administración no comunista.

Relaciones Anglo-Americanas antes de 1939

Este texto se ocupa de las relaciones anglo-americanas antes de 1945. Las relaciones entre Estados Unidos y Gran Bretaña en 1934-1938 habían alcanzado un grado de cordialidad que hasta ahora sólo se había logrado, si acaso, en el breve período de participación activa de Estados Unidos en la Guerra Mundial. Esta situación contrasta fuertemente con la de hace una década antes, cuando, durante la conferencia naval de Ginebra y después de su colapso, las dos naciones estaban en serio desacuerdo sobre los métodos para limitar el tonelaje de las naves de guerra auxiliares. Aunque las relaciones angloamericanas mejoraron un poco durante la administración Hoover, volvieron a sufrir un revés en 1933, cuando la negativa del presidente Roosevelt a considerar la estabilización de la moneda provocó la ruptura de la Conferencia Monetaria y Económica Mundial de Londres. El acercamiento de las dos grandes naciones de habla inglesa había sido inducido, en parte, por la creciente amenaza a sus ideales democráticos y a sus intereses materiales que presentaba el creciente poder de los estados totalitarios en Europa y la agresión de Japón en el Extremo Oriente. Aunque seguína pendientes cuestiones tan controvertidas como el impago de la deuda de guerra y los asuntos relacionados con el próximo acuerdo comercial, se creía en 1935-1937 que la perspectiva de que puedan resolverse a satisfacción de ambos países se veía reforzada por el deseo, especialmente en Gran Bretaña, de aclarar las diferencias restantes para consolidar aún más las relaciones angloamericanas y proporcionar una base firme para un entendimiento general más estrecho en el futuro. La relación de Gran Bretaña con Estados Unidos cambió fundamentalmente en el periodo de 1939 a 1945. Gran Bretaña fue superada por Estados Unidos como primera potencia económica del mundo, pasó a depender de él para alcanzar sus objetivos de política exterior de mantener el equilibrio de poder en Europa y su imperio colonial en el extranjero, y cedió la hegemonía cultural.