Historia de las Relaciones Ruso-Japonesas
En 1855, después de un siglo de intentos infructuosos por establecer relaciones comerciales con Japón, se firmó el primer tratado ruso-japonés, que marcaba los límites de sus territorios. Se estableció una jurisdicción conjunta en la isla de Sajalín, que se mantuvo hasta 1875, cuando Japón intercambió sus derechos en Sajalín por la posesión de las islas Kuriles. Las relaciones amistosas continuaron hasta 1894, cuando Japón, en busca de un punto de apoyo en el continente, entró en guerra con China. Como vencedor en ese conflicto, Japón obtuvo en el tratado de paz de 1895, Formosa, la península de Liaotung en la que se encuentra Port Arthur, y el reconocimiento chino de la independencia de Corea. Rusia protestó inmediatamente por este tratado y, respaldada por Francia y Alemania, obligó a Japón a devolver a China la península de Liaotung y Port Arthur. Japón conservó Formosa y el control virtual de una Corea “independiente”. Los acontecimientos que siguieron condujeron directamente a la guerra ruso-japonesa de 1904. Tras la derrota, y el triunfo comunista en Rusia, el gobierno soviético, incapaz de hacer frente al poderío militar de Japón y confiado en que la población rusa se decantaría por Moscú frente a Tokio, ayudó en 1920 a la creación de un estado tapón en el este de Siberia conocido como la República del Lejano Oriente, que, para apaciguar a Japón, se acordó que tendría una administración no comunista.