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La Guerra de los Treinta Años
Este elemento es una ampliación de los cursos y guías de Lawi. Ofrece hechos, comentarios y análisis sobre Guerra de los Treinta Años.
Guerra de los Treinta Años
La Guerra de los Treinta Años (1618-1648), bautizada así ya en 1645, fue un conflicto de alcance europeo, aunque también se la conoció como la “Guerra Alemana”. Para comprender lo que estaba en juego, hay que analizar los problemas y contradicciones de las sociedades de la época: el conflicto religioso entre católicos y protestantes (confesionalismo), las luchas por el poder en el contexto de la formación del Estado moderno, la oposición entre las tendencias absolutistas y otras fuerzas sociales, y las rivalidades entre potencias por el dominio en Europa: Por un lado la Casa de Habsburgo, Austria, sus aliados mayoritariamente católicos, el Sacro Imperio Romano Germánico y España (también Habsburgo), por otro la católica Francia, los príncipes protestantes del Imperio, las Provincias Unidas y Suecia.
El conflicto, circunscrito inicialmente a Bohemia y el Palatinado (1618-1623), se extendió con la intervención de Dinamarca (1625-1629) y Suecia (1630-1635) y se convirtió en una conflagración europea con la coalición franco-sueca (a partir de 1635). La Confederación no se vio directamente amenazada hasta la intervención sueca. Los combates tuvieron lugar principalmente en el Sacro Imperio Romano Germánico, pero también afectaron a los Países Bajos, Flandes, Alsacia, el Franco Condado, el norte de Italia y el este de Europa. Las negociaciones de Westfalia pusieron fin a la guerra en 1648 (ver Paz de Westfalia).
Suiza en vísperas del conflicto
En el siglo XVII, la Confederación era una estructura frágil. El dominio demográfico y económico de los cantones urbanos protestantes no se tradujo en un dominio político, ya que el sistema existente favorecía a los cantones católicos aliados de España y Austria, que tenían mayoría en la Dieta. Aunque la formación de bloques confesionales fue prácticamente completa tras la partición de Appenzell (1597), el intercambio de Biel (1599) y la recatolización del Valais, los conflictos continuaron en los Grisones y en los bailíos comunes, especialmente en Turgovia. Los cantones, que sólo podían actuar de común acuerdo si eran unánimes, estaban vinculados a estados extranjeros por un gran número de alianzas. Berna y Zúrich llevaron a cabo una activa política anti-Habsburgo; en 1605, mantuvieron conversaciones con los príncipes protestantes alemanes. En 1615, Berna concluyó una alianza con Saboya y Venecia para estabilizar su frontera occidental. En la Paz de St Julien (1603), Saboya garantizó la seguridad de Ginebra, pero la cesión del Pays de Gex a Francia (1601) había convertido a este país en vecino directo de la Confederación por primera vez.
Tal día como hoy de 1886, la violencia entre la policía y los manifestantes obreros estalló en el motín (llamado “asunto”) de Haymarket, en Chicago, que escenificó la lucha del movimiento obrero por su reconocimiento en Estados Unidos. El caso Haymarket tuvo un efecto duradero en el movimiento obrero de Estados Unidos. Los Caballeros del Trabajo (KOL), en aquel momento la mayor y más exitosa organización sindical del país, fueron culpados del incidente. Aunque la KOL también había buscado una jornada de ocho horas y había convocado varias huelgas para lograr ese objetivo, no se pudo demostrar su implicación en el motín. Sin embargo, la desconfianza pública hizo que muchos sindicatos locales del KOL se unieran a la recién creada y menos radical Federación Americana del Trabajo.
La tragedia de Haymarket inspiró a generaciones de líderes sindicales, activistas de izquierda y artistas, y se ha conmemorado en monumentos, murales y carteles de todo el mundo, especialmente en Europa y Latinoamérica. En 1893 se erigió el Monumento a los Mártires de Haymarket en un cementerio del barrio de Forest Park, en Chicago. Una estatua dedicada a los policías asesinados, erigida en Haymarket Square en 1889, fue trasladada a la academia de formación del Departamento de Policía de Chicago a principios de la década de 1970, después de que fuera dañada repetidamente por radicales de izquierda. En 2004 se instaló en el lugar de los disturbios un monumento conmemorativo oficial, el Haymarket Memorial. Véase una cronología de las protestas sociales. (Imagen de Wikimedia)
La querella religiosa y los innumerables pactos, a veces contradictorios, fueron una causa constante de fricciones y crisis en el seno de la Confederación. Pero la limitada capacidad de acción de los cantones individuales fomentó una política de compromiso y neutralidad, y tendió a estabilizar las relaciones internas. La Confederación gozaba de una buena posición económica, por lo que escapó a las revueltas populares que se produjeron en otros lugares de Europa a principios del siglo XVII.
La Confederación y la guerra
A pesar de su situación central y de las numerosas crisis internas (una disputa sobre la jurisdicción matrimonial y los derechos de patronazgo en los bailíos comunes en 1630-1631, el asunto Balsthal Cluse en 1632-1633, el asunto Kesselring en 1633-1634), la Confederación pudo evitar en gran medida el conflicto armado. Pero se vio afectada políticamente, ya que las potencias beligerantes no podían ignorar este espacio neutral en medio de Europa y al mismo tiempo intentaron aprovechar sus recursos económicos y militares. Para reforzar su influencia en Suiza, cada potencia envió agentes y consiguió el apoyo de personalidades locales, generalmente oficiales del servicio exterior, que intentaron influir a su favor en la política interior de los cantones, como Jean Louis d’Erlach, Jörg Jenatsch, Johann Rudolf Wettstein, Beat Zurlauben y Sebastian Peregrin Zwyer von Evibach. Pero ninguno de ellos consiguió establecerse, como demuestra el intento fallido del rey sueco Gustavo Adolfo en 1631. Aunque las rutas alpinas (pasos del Gotardo y de los Grisones) que unían los teatros de operaciones alemán e italiano eran de vital importancia, sobre todo para los Habsburgo, todos los estados dispuestos a pagar podían aprovecharse de la Confederación como reserva de mercenarios, alimentos, caballos y material bélico.
Además de estas razones materiales, la política de no intervención de los confederados y su inquebrantable determinación, reconocida por las potencias extranjeras, de defenderse de todos los ataques hicieron que los acontecimientos militares sólo afectaran marginalmente a su territorio. Los Grisones se vieron arrastrados a la guerra ya en 1620 (Problemas de los Grisones) porque no hicieron las mismas concesiones a todos los beligerantes. Los Habsburgo y Francia estaban interesados en la Valtellina, la ruta directa entre el Milán español y el Tirol austriaco. La ofensiva del general Gustav Karlsson Horn contra Constanza vía Stein am Rhein (1633) y las acciones del duque Bernardo de Sajonia-Weimar (estacionamiento de tropas en el obispado de Basilea, cuya parte norte sufrió graves daños entre 1635 y 1639; ataque al Fricktal austriaco a través del territorio neutral de Basilea en 1637-1638) fueron amenazas para la paz en la Confederación. Berna y Zúrich prepararon planes de campaña, y los cantones católicos renovaron sus alianzas con Saboya y España. La ofensiva sueca en el lago Constanza (1646) impulsó a los confederados a emprender una acción conjunta en forma de la Wil Defensional (1647). Los intereses individuales de los cantones impidieron una política global, pero las autoridades consiguieron limitar los daños causados por estas peligrosas zonas de conflicto. El obispado de Basilea y la región de Vaud tuvieron que hacer frente a una afluencia de refugiados procedentes de Alsacia y de la región del Franco Condado. Después de la guerra, los suizos se trasladaron a las zonas despobladas, sobre todo a Montbéliard y al sur de Alemania.
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Basado en la experiencia de varios autores, mis opiniones y recomendaciones se expresarán a continuación (o en otros lugares de esta plataforma, respecto a las características en 2024 o antes, y el futuro de esta cuestión):
Panorama
El hecho de que Suiza haya seguido siendo “un oasis de paz y prosperidad”, como dice Hans Jacob Christoph von Grimmelshausen en su Simplicissimus, se debe en parte a la habilidad de los confederados para mantener un equilibrio entre las ambiciones internas y las influencias extranjeras, y en parte a un consenso mínimo que se alcanzó a pesar de todas las divisiones confesionales, políticas y sociales. En el momento de la Paz de Westfalia, Suiza pudo mejorar su situación política, ya que Wettstein logró obtener la confirmación formal de la separación de hecho del Imperio. Las experiencias de la guerra llevaron los temas de la neutralidad, la defensa nacional y la tolerancia religiosa a la conciencia de las élites y del pueblo.
Pero lo que finalmente llevó a las potencias a reconocer jurídicamente la independencia de Suiza y a no arrastrarla a la guerra no fue la propia fuerza de la Confederación, sino los beneficios que obtenían de ella. Permitiéndoles reclutar mercenarios, intentaron mantener a sus adversarios fuera del país. La experiencia de su relativa impotencia llevó a los suizos a darse cuenta de que la tolerancia religiosa era una condición política para la supervivencia de la Confederación. Las diferencias sociales y religiosas, que habían permanecido bajo control durante la Guerra de los Treinta Años, volvieron a aflorar en la Guerra de los Campesinos de 1653 y en la primera Guerra de Villmergen en 1656.
Respecto a la primera, se llama la “(Gran) Guerra de los Campesinos Suizos” para distinguirla de la Guerra de los Campesinos Alemanes de 1525, la sublevación de los súbditos rurales en partes de los cantones de Lucerna (Entlebuch), Berna (Emmental), Soleura y Basilea en 1653 fue conocida como la “Gran Guerra de los Campesinos Suizos”.
Respecto a la primera Guerra de Villmergen en 1656, se trata de un conflicto armado entre los cantones protestantes de Zúrich, Berna y Schaffhausen y los cinco cantones católicos de Lucerna, Uri, Schwyz, Unterwalden y Zug. Comenzó con la declaración de guerra de Berna y Zúrich el 6 de enero de 1656 y terminó con la conclusión de la Tercera Paz Nacional en Baden el 7 de marzo de 1656.
Revisor de hechos: Helv
Batalla de Rocroi (Historia)
Batalla de Rocroi, combate que tuvo lugar el 19 de mayo de 1643, en el periodo final de la guerra de los Treinta Años, y por el cual el ejército francés al mando del duque de Enghien derrotó a las tropas españolas dirigidas por el gobernador interino de los Países Bajos, Francisco de Melo, que sitiaban la ciudad de Rocroi (en el norte de Francia). La batalla, a la que tradicionalmente se ha venido aludiendo como hecho referencial del fin de la hegemonía de la infantería española en Europa, cortó a España la posibilidad de presionar, de nuevo, sobre los dominios franceses. El gobierno de Felipe IV se encontró, en los años siguientes, ante el doble problema de la posición de Francia, dueña de Tréveris, Alsacia y Lorena, y el indiscutido dominio holandés en el canal de la Mancha y el mar del Norte. El denominado ‘camino español’ quedaba, de esta forma, bloqueado y la consecuencia, a medio plazo, fue la pérdida de Gravelinas (1644), Hulst (1645) y Dunkerque (1646). [1]
Consideraciones Jurídicas y/o Políticas
[rtbs name=”politicas”]Guerra de los Treinta Años (Historia)
Guerra de los Treinta Años, nombre que recibe el conjunto de los conflictos bélicos europeos que tuvieron lugar desde 1618 hasta 1648, en los cuales participaron la mayoría de los países de Europa occidental, y que en su mayoría se libraron en el centro de Europa.
Recursos
[rtbs name=”informes-jurídicos-y-sectoriales”][rtbs name=”quieres-escribir-tu-libro”]Notas y Referencias
- Información sobre batalla de rocroi de la Enciclopedia Encarta
Véase También
Otra Información en relación a Batalla de Rocroi
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1 comentario en «Guerra de los Treinta Años»