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Teoría Psicoanalítica

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Teoría Psicoanalítica (en general, de Freud)

Este elemento es una profundización de los cursos y guías de Lawi. Ofrece hechos, comentarios y análisis sobre este tema.

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En inglés: Psychoanalytic theory.

El psicoanálisis (véase sobre el enfoque de Sigmund Freud, el padre del psicoanálisis, el psicoanálisis en la filosofía, el modelo de psicoanálisis, la teoría del psicoanálisis, la psicología y la terapia psicoanalítica) fue fundado por Sigmund Freud (1856-1939). Freud creía que la gente podía curarse haciendo conscientes sus pensamientos y motivaciones inconscientes, obteniendo así una mejor comprensión.

El objetivo de la terapia psicoanalítica es liberar las emociones y experiencias reprimidas, es decir, hacer consciente al inconsciente. Es solamente teniendo una experiencia catártica (es decir, sanando) que la persona puede ser ayudada y “curada”.

Historia de la Teoría Psicoanalítica Americana

El psicoanálisis (véase sobre el enfoque de Sigmund Freud, el padre del psicoanálisis, el psicoanálisis en la filosofía, el modelo de psicoanálisis, la teoría del psicoanálisis, la psicología y la terapia psicoanalítica) se estableció en Estados Unidos entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial, cuando los estadounidenses viajaron a Europa para aprovechar las oportunidades de entrenamiento psicoanalítico. La única perspectiva terapéutica importante que fue trasplantada a los Estados Unidos fue la psicología del ego, basada centralmente en The Ego and the Id de Sigmund Freud (1923) y The Problem of Anxiety (1936), seguida por Ego and the Mechanisms of Defense de Anna Freud (1936) y Psychoanalysis and the Problem of Adaptation de Heinz Hartmann (1939). Esta perspectiva del psicoanálisis (véase sobre el enfoque de Sigmund Freud, el padre del psicoanálisis, el psicoanálisis en la filosofía, el modelo de psicoanálisis, la teoría del psicoanálisis, la psicología y la terapia psicoanalítica) fue dominante en Estados Unidos durante aproximadamente 50 años hasta la década de 1970. Mientras tanto, en Europa se han desarrollado varios enfoques teóricos.

En 1971, el libro de Heinz Kohut, The Psychology of the Self, inauguró una nueva perspectiva teórica en el psicoanálisis (véase sobre el enfoque de Sigmund Freud, el padre del psicoanálisis, el psicoanálisis en la filosofía, el modelo de psicoanálisis, la teoría del psicoanálisis, la psicología y la terapia psicoanalítica) estadounidense. Poco después, el enfoque de desarrollo de Margaret Mahler fue adoptado por algunos, y comenzó una creciente diversificación de los enfoques terapéuticos en las escuelas americanas de psicoanálisis.

Enfoques actuales del tratamiento psicoanalítico

Hoy en día, la psicología del ego que fue dominante en el pensamiento psicoanalítico americano durante tantos años ha sido significativamente modificada y también está actualmente fuertemente influenciada por el punto de vista relacional en desarrollo. Las diversas escuelas de enfoque terapéutico actualmente operativas en América incluyen influencias de los relacionistas de objetos británicos, de los “freudianos modernos”, de las teorías de Klein y Bion, de la autopsicología, de los lacanianos, y de otros. Verdaderamente, un caleidoscopio de enfoques está ahora disponible en las instituciones psicoanalíticas de los Estados Unidos. Muchos psicoanalistas creen que la experiencia humana puede explicarse mejor por una integración de estas perspectivas.

▷ En este Día de 2 Mayo (1889): Firma del Tratado de Wichale
Tal día como hoy de 1889, el día siguiente a instituirse el Primero de Mayo por el Congreso Socialista Internacional, Menilek II de Etiopía firma el Tratado de Wichale con Italia, concediéndole territorio en el norte de Etiopía a cambio de dinero y armamento (30.000 mosquetes y 28 cañones). Basándose en su propio texto, los italianos proclamaron un protectorado sobre Etiopía. En septiembre de 1890, Menilek II repudió su pretensión, y en 1893 denunció oficialmente todo el tratado. El intento de los italianos de imponer por la fuerza un protectorado sobre Etiopía fue finalmente frustrado por su derrota, casi siete años más tarde, en la batalla de Adwa el 1 de marzo de 1896. Por el Tratado de Addis Abeba (26 de octubre de 1896), el país al sur de los ríos Mareb y Muna fue devuelto a Etiopía, e Italia reconoció la independencia absoluta de Etiopía. (Imagen de Wikimedia)

Cualquiera que sea la perspectiva teórica que un psicoanalista emplee, los fundamentos del psicoanálisis (véase sobre el enfoque de Sigmund Freud, el padre del psicoanálisis, el psicoanálisis en la filosofía, el modelo de psicoanálisis, la teoría del psicoanálisis, la psicología y la terapia psicoanalítica) están siempre presentes: una comprensión de la transferencia, un interés en el inconsciente y la centralidad de la relación psicoanalista-paciente en el proceso de curación.

Autor: Black

Las tópicas de Freud

Una cuestión bastante popular en el psicoanálisi. Tal y como aclaran Jean Laplanche y Jean-Bertrand Pontalis en su “Diccionario de Psicoanálisis” Tópica hace referencia a una “Teoría o punto de vista que supone una diferenciación del aparato psíquico en cierto número de sistemas dotados de características o funciones diferentes y dispuestos en un determinado orden entre sí, lo que permite considerarlos metafóricamente como lugares psíquicos de los que es posible dar una representación espacial figurada. Corrientemente se habla de dos tópicas freudianas, la primera en que se establece una distinción fundamental entre inconsciente, preconsciente y consciente, y la segunda que distingue tres instancias: el ello, el yo, el superyó”.[Jean Laplanche & Jean-Bertrand Pontalis]

Primera tópica: consciente, preconsciente e inconsciente

La conciencia es la cualidad momentánea que caracteriza las percepciones externas e internas dentro del conjunto de los fenómenos psíquicos. El término inconsciente se utiliza para connotar el conjunto de los contenidos no presentes en el campo actual de la conciencia. Está constituido por contenidos reprimidos que buscan regresar a la conciencia o bien que nunca fueron conscientes y su cualidad es incompatible con la conciencia. El ‘preconsciente’ designa una cualidad de la psique que califica los contenidos que no están presentes en el campo de la conciencia pero pueden devenir en conscientes. Los estados reprimidos son aquellos que no se les puede acceder sin una hipnosis, generalmente son revelaciones a través de imágenes retenidas durante el tiempo de vida de cada individuo.

Segunda tópica: el Ello, el Yo y el Superyó

Diagrama del modelo estructural de tres instancias (Ello, Yo y Superyó) y de su superposición con el modelo espacial de la psique en la primera tópica de S. Freud (consciente, preconsciente, inconsciente).

El Ello es la instancia más antigua y original de la personalidad y la base de las otras dos. Comprende todo lo que se hereda o está presente al nacer, se presenta de forma pura en nuestro inconsciente. Representa nuestros impulsos o pulsiones más primitivos. Constituye, según Freud, el motor del pensamiento y el comportamiento humano. Opera de acuerdo con el principio del placer y desconoce las demandas de la realidad.

El Superyó es la parte que contrarresta al ello, representa los pensamientos morales y éticos recibidos de la cultura. Consta de dos subsistemas: la “conciencia moral” y el ideal del yo. La “conciencia moral” se refiere a la capacidad para la autoevaluación, la crítica y el reproche. El ideal del yo es una autoimagen ideal que consta de conductas aprobadas y recompensadas.

El Yo es una parte del ello modificada por su proximidad con la realidad y surge a fin de cumplir de manera realista los deseos y demandas del ello de acuerdo con el mundo exterior, a la vez que trata de conciliarse con las exigencias del superyó. El yo evoluciona a partir del ello y actúa como un intermediario entre éste y el mundo externo. El yo sigue al principio de realidad, satisfaciendo los impulsos del ello de una manera apropiada en el mundo externo. Utiliza el pensamiento realista característico de los procesos secundarios. Como ejecutor de la personalidad, el yo tiene que medir entre las tres fuerzas que le exigen: las del mundo de la realidad, las del ello y las del superyó, el yo tiene que conservar su propia autonomía por el mantenimiento de su organización integrada.

Los papeles específicos desempeñados de las entidades ello, yo y superyó no siempre son claros, se mezclan en demasiados niveles. La personalidad consta según este modelo de muchas fuerzas diversas en conflicto inevitable.

En Psicoanálisis

Método original inventado por Freud para facilitar la verbalización de lo que es inaccesible para el
sujeto en tanto está reprimido.

Hay que ver en ella una descripción de los medios que se ponen en práctica efectivamente en la
conducción de una cura y no la codificación a priori de procedimientos tendientes a ritualizarse.

El descubrimiento freudiano supone la existencia de un psiquismo inconciente que nos determina
sin saberlo nosotros, inconciente que no es una simple ausencia de conciencia sino el efecto
estructural de una represión. (Tal vez sea de interés más investigación sobre el concepto). Y establece que numerosas dificultades propias del sujeto,
numerosos síntomas, no pueden desaparecer a no ser que la represión sea levantada al menos
parcialmente y que el sujeto tenga acceso a lo que de ordinario es inaccesible. Hay a partir de allí
una paradoja que parece difícilmente superable. ¿Cómo puede el sujeto tomar conciencia de lo
que por definición es inconciente en sí mismo? El proyecto parece irrealizable, a menos que se
promueva un método enteramente particular, una técnica apropiada para vencer la represión. (Tal vez sea de interés más investigación sobre el concepto).
Asociación libre y atención flotante. La primera técnica utilizada por Freud, en la cual, por otra
parte, hay que ver más bien un procedimiento preanalítico, otorga un lugar predominante a la
hipnosis, ya empleada por J (examine más sobre estas cuestiones en la presente plataforma online de ciencias sociales y humanidades). Breuer en el tratamiento de Bertha Pappenheim, designada en los
Estudios sobre la histeria con el seudónimo de Anna O.Si, Pero: Pero Freud no estaba cómodo en la
posición de hipnotizador, demasiado aleatoria y expuesta a menudo a la oposición de los
pacientes. El abandono de la hipnosis, al que tuvo que decidirse, acentuó la paradoja incluida en
el proyecto original: ¿cómo acceder a lo inaccesible privándose de un medio aparentemente
apropiado para el objetivo buscado (al menos por la semejanza supuesta entre el estado que
produce la hipnosis y la parte del psiquismo que se encuentra inaccesible)?

Basado en la experiencia de varios autores, mis opiniones y recomendaciones se expresarán a continuación (o en otros lugares de esta plataforma, respecto a las características en 2024 o antes, y el futuro de esta cuestión):

Fueron las histéricas, esas enfermas brillantes que constituyeron la primera clientela de Freud,
las que sugirieron la solución. (Tal vez sea de interés más investigación sobre el concepto). Ya Anna O. había puesto en evidencia que lo esencial del método
empleado por Breuer residía en la verbalización: talking cure, decía, cura por la palabra, o
también chimney sweeping, limpieza de chimenea (examine más sobre estas cuestiones en la presente plataforma online de ciencias sociales y humanidades). Breuer dio a este método el nombre más noble
de catharsis (véase catártico (método)). Fue otra paciente, Emmy von N., de la que Freud nos
habla en los Estudios sobre la histeria, la que lo incitó a Freud a confiar en las leyes que rigen
esta palabra: cuando los obstáculos ordinarios, como la preocupación por la decencia y los
modos de pensamiento constreñidos por una «racionalidad» demasiado estrecha, no impiden el
funcionamiento de la asociación libre, se presentan otros pensamientos que poco a poco van a
ligar -se, a tomar sentido y a dar una idea de los contenidos inconcientes que representan. Pero,
para permitir su emergencia, es necesario incitar al sujeto a respetar lo que debía aparecer como
la regla fundamental del psicoanálisis, o sea, a decir todo lo que se le presenta a la mente, en el
momento mismo en que se presenta, aun cuando le parezca sin importancia, sin relación con lo
que habla o embarazoso para decir por la razón que sea: en resumen, incitarlo a abstenerse de
toda crítica, de toda selección.

Conviene además situar lo que corresponde a la regla fundamental del lado del psicoanalista.
Freud le recomienda que permanezca por su parte en un estado de receptividad, en una
apertura, en una disponibilidad tan grande como le sea posible hacia lo que el paciente pueda
decir.Entre las Líneas En el plano de la práctica cotidiana, esto implica que no debe privilegiar un tipo de
enunciado por sobre otro. Debe prestarle a todo la misma atención, lo que se designa, de una
manera sin duda un poco imprecisa, como «atención flotante». Notemos por otra parte que este
método instala del lado del psicoanalista una forma de pensamiento que se emparienta con la del
paciente, en cuanto trata de favorecer los procesos inconcientes al menos tanto como la
reflexión conciente. El terapeuta debe así, por ejemplo, para captar lo que se le ha dicho, fiarse
más de su «memoria inconciente» que de un esfuerzo voluntario de atención.
Por otro lado, uno podría sorprenderse de la importancia que Freud da a esta regla que propone
a los analistas, puesto que, en un texto como Consejos al médico sobre el tratamiento
psicoanalítico, 1912, no vacila en decir que todas las reglas que debe emplear el terapeuta
pueden reducirse a esta. Uno podría preguntarse por qué el consejo principal dado al analista
consiste en evitar lo que podría hacer obstáculo a su escucha, antes que darle medios positivos,
teóricamente fundados, para la comprensión del sentido de los síntomas o de las formaciones
del inconciente. Es verdad que Freud, por otra parte, pudo describir por ejemplo bastante
precisamente el método del que se servía para la interpretación de los sueños.Si, Pero: Pero la
interpretación de los sueños no constituye por sí misma lo esencial del psicoanálisis. Más aún, si
el analista se preocupa solo de ir lo más lejos posible en el análisis de cada sueño en particular,
se arriesga a contrariar el proceso de la cura en su conjunto, ya sea por privilegiar de manera
indebida un elemento intelectualmente interesante, ya sea por suscitar resistencias allí donde el
sujeto no está todavía dispuesto a admitir concientemente los deseos que su sueño vehiculiza.
El análisis de las resistencias y la crítica de Lacan. La noción de resistencia, justamente, ha sido
el centro de uno de los debates más vivos sobre la técnica psicoanalítica. Ya desde el principio,
Freud había reconocido que la represión tiene efectos en la cura misma. Cuando el análisis se
acerca mucho al «núcleo patógeno» del conflicto inconciente fundamental, el discurso del
paciente se hace más dificultoso o aun se interrumpe. Y casi siempre, en el momento en que ya
no puede enfrentarse con su propia verdad, traspone sus dificultades a la relación con su
analista, repitiendo en la trasferencia lo que no puede verbalizar en su discurso.

En el nivel descriptivo, nadie puede negar que la experiencia impone reconocer estas
dificultades. El problema se sitúa más allá, en el nivel de los deslizamientos de la teoría y de la
práctica que produjo lo que se llamó el «análisis de las resistencias».

Si la lectura de los textos de Freud permite plantear claramente, a pesar de algunas
ambigüedades, el origen de la resistencia en el nivel de las dificultades que encuentra el sujeto
para abordar lo real de sus conflictos inconcientes, no ocurre lo mismo con los planteos de los
analistas que lo siguieron. Insistiendo en lo que se manifiesta en el nivel de la trasferencia, estos
hicieron de la resistencia una dificultad de la relación de persona a persona, de yo a yo [moi à
moi] (véase yo) y, sobre todo, codificaron una técnica que buscaba en lo esencial analizar
predominantemente en ese plano. W. Reich, por ejemplo, que dirigió el seminario técnico de Viena
durante varios años, exigía que se analizaran las resistencias antes de analizar el «contenido»
de los conflictos constitutivos de la problemática del paciente. Si el analista no podía vencer la
agresividad del paciente (y antes que nada hacer manifiesta la agresividad latente), agresividad
dirigida contra aquel que intentaba llevarlo a reconocer sus pulsiones reprimidas, fracasaría
inevitablemente. Una interpretación dada antes de haber reconocido y vencido todas las
resistencias era inútil. Al proponerla, el analista no haría más que perder sus «municiones» en un
momento inadecuado, arriesgándose con ello a encontrarse escaso de argumentos en el
momento en que debiesen encararse las cosas más serias.

J. Lacan iba a oponerse firmemente a esta técnica que después de la Segunda Guerra Mundial
había alcanzado universal aceptación. (Tal vez sea de interés más investigación sobre el concepto). Mostró que todo análisis de la resistencia en el nivel de la
relación imaginaria con el analista, toda interpretación que situase los problemas en el nivel del
ego, del yo, no podía sino incrementar las dificultades porque no hacía sino reforzar las
reacciones de prestancia, de celos, de amor o de odio, al analizarlas en este plano. El análisis no
es una relación de yo a yo, supone siempre un tercero, aunque más no sea el discurso mismo.
El acto psicoanalítico. Tal toma de posición tiene efectos inmediatos y constantes en la práctica.

Por ejemplo, sobre la interpretación: interpretar no consiste en proponer al sujeto un sentido que
vaya contra lo que cree comprender, y sobre todo no consiste en intentar imponerse a su
aceptación conciente, a su yo oficial, sino más bien en hacer jugar el enigma que la propia
enunciación vehiculiza. De este modo, la escansión, la detención de la sesión fuera de la
jurisdicción del reloj, no solo permite que surja en el discurso algún término esencial que así
recorta: impide también al sujeto, descaminado por lo que ha podido decir, reasegurarse en su
completud imaginaria, pone fuera de juego la resistencia, antes que combatirla o analizarla. Todo
esto no es posible evidentemente si se considera que las reglas técnicas de Freud son las
prescripciones, deducidas de una vez para siempre, de una ciencia acabada. Freud mismo decía
por otra parte que su técnica solo era un instrumento, un instrumento adaptado a su mano, pero
que otros quizá podrían servirse de otros instrumentos. De este modo, ninguna regla técnica
dispensa al analista de asumir a su manera la responsabilidad de su acto.

Fuente: Diccionario del Psicoanálisis

Teoría Psicoanalítica de Freud

Sobre la teoría psicoanalítica de Freud, véase también:

teoria psicoanalitica de freud etapas
teoria psicoanalitica de la personalidad
teoria psicoanalitica de freud powerpoint
historia del psicoanalisis
teoria psicoanalitica de freud ello yo superyo
sigmund freud
teoria psicoanalitica de freud fases
caracteristicas del psicoanalisis.

Definición de Teoría Psicoanalítica en Psicología

[sc name=”home-psicologia”][/sc]Teoría Psicoanalítica es una palabra clave en psicología. Se puede señalar lo siguiente sobre su concepto: Nombre general para las teorías de Sigmund Freud referentes a la personalidad, conducta desadaptada y psicoterapia. (Véase algunos tecnicismos de psicología en esta plataforma)

Fuente: Autor desconocido

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2 comentarios en «Teoría Psicoanalítica»

  1. Sobre las topicas de Freud conviene examinar lo siguiente: segunda topica de freud consciente preconsciente inconsciente, teoría psicoanalitica de Freud, aparato psiquico Freud, teoría de Freud, consciente, preconsciente e inconsciente. Asimismo, aunque parezca algo repetido, el inconsciente preconsciente y consciente ejemplos, teoria psicosexual de freud yo ello superyó, asi como el ello el yo y el superyó.

    Responder
  2. Recuerde, el psicoanálisis es tanto una terapia como una teoría. El psicoanálisis se utiliza comúnmente para tratar la depresión y los trastornos de ansiedad.

    En psicoanálisis (terapia) Freud hacía que un paciente se recostara en un sofá para relajarse, y se sentaba detrás de ellos tomando notas mientras le contaban sus sueños y recuerdos de la infancia. El psicoanálisis sería un proceso largo, que implicaría muchas sesiones con el psicoanalista.

    Responder

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