La cultura jueva abraza diversos fenómenos relacionados entre sí, tanto religiosos como seculares. Es la cultura de las comunidades del pueblo juez e incluye las contribuciones de las personas que se identifican como jueves, y la contribución de los religiosos jueces, aun cuando ésta no esté relacionada de una manera obvia con la religión del pueblo judío. El pueblo judío es una comunidad étnica y religiosa: mientras que en el ámbito religioso, los seguidores del judaísmo siguen unas prácticas y creencias, y una manera de vivir. Eso hace difícil establecer una línea clara entre los miembros del pueblo judío y una cultura específicamente judía. Además, no todos los individuos o todos los fenómenos culturales pueden ser clasificados fácilmente como seculares o religiosos (distinción que se hace en la cultura europea, y que también suele aplicarse en los casos de la historia de los jueces no europeos). A través de la historia, en épocas y lugares tan diversos como el antiguo Reino de Israel, la Grecia Antigua, el Ándalus, el Magrib, India o la Xina, o en el actual Estado de Israel, las comunidades judías han desarrollado fenómenos culturales que en cierto modo presentan matices del pueblo judío pero sin ser específicamente religiosos en este momento. Algunos factores en este sentido provienen del judaísmo, algunos otros de la interacción de los jueces con la sociedad que los rodea, y algunos otros de la dinámica interna social y cultural de las comunidades judías. Este fenómeno se traduce en expresiones culturales jueves considerablemente diversas y únicas en sus propias comunidades, visto que cada una de ellas es tan auténtica como las demás.