Comunicación Asertiva o Empática
Este elemento es una expansión del contenido de los cursos y guías de Lawi. Ofrece hechos, comentarios y análisis sobre este tema.
En inglés: Assertive Communication.La comunicación asertiva implica declaraciones claras y honestas sobre las creencias, necesidades y emociones humanas. Piense en ella como un saludable punto medio entre la comunicación pasiva y la agresiva. Cuando se comunica de forma asertiva, comparte las opiniones humanas sin juzgar a los demás por las suyas. Ser asertivo no significa ser agresivo (véase más abajo). Otra cosa que no es la asertividad es la comunicación pasiva.
Algunas cuestiones que pueden interesar:
¿Qué es la asertividad y por qué es importante?
La asertividad puede ayudarle a controlar el estrés y la ira y a mejorar las habilidades de afrontamiento. Reconozca y aprenda el comportamiento y la comunicación asertivos. Por el personal de Mayo Clinic Ser asertivo es una habilidad de comunicación fundamental.
¿Ser asertivo significa ser agresivo?
No. Puede que sigan respondiendo mal -su asertividad no garantiza que los demás no sean agresivos-, pero al menos se sentirá bien sabiendo que hizo todo lo posible y utilizó una comunicación asertiva. Otra cosa que no es la asertividad es la comunicación pasiva.
La gente suele confundir la asertividad con la agresividad, porque implica dar la cara. Pero en realidad las dos son bastante diferentes.
Por ejemplo, imagínese que está en la cola del banco y alguien empuja delante de usted.
Una respuesta agresiva podría ser agarrarles por el hombro y decirles en voz alta “¡Oye! ¿Qué te hace tan importante para no tener que esperar en la cola como el resto de nosotros?”.
Esto podría hacerle sentir mejor a corto plazo, pero probablemente también pasará el resto de la hora sintiéndose molesto por la interacción.
Quizá la otra persona le devuelva los gritos y la situación empeore aún más, dejándole de muy mal humor.
Una respuesta más asertiva podría ser tocar suavemente a la persona en el hombro y decirle con voz clara pero respetuosa: “Disculpe, en realidad hay una fila aquí. Sería mejor que esperara su turno como el resto de nosotros”.
Lo más probable es que obtenga una respuesta más positiva a esto – quizás la otra persona se disculpe y se ponga al final de la fila, o puede que le explique la razón por la que quiere empujar y usted se sienta feliz de hacerle este favor.
Puede que sigan respondiendo mal – su asertividad no garantiza que los demás no sean agresivos – pero al menos se sentirá bien sabiendo que ha hecho todo lo posible y que ha utilizado una comunicación asertiva.
¿Hay personas que son asertivas por naturaleza?
Algunas personas parecen ser asertivas por naturaleza. Pero si usted no es una de ellas, puede aprender a ser más asertivo. Como la asertividad se basa en el respeto mutuo, es un estilo de comunicación eficaz y diplomático.
¿Qué es la comunicación asertiva en las relaciones?
Los investigadores señalan los siguientes elementos que son clave para la comunicación asertiva en las relaciones: 1. Expresar las necesidades, los sentimientos y los pensamientos con honestidad y comodidad 2. Un equilibrio de poder equitativo 3. Ambas personas sienten que pueden defenderse por sí mismas.
Revisor de hechos: Mix
Habilidades de comunicación asertiva
Comunicarse y actuar de forma asertiva es una habilidad interpersonal que ayuda a las personas a mantener relaciones sanas, a resolver conflictos interpersonales y a evitar que se repriman o ahoguen las propias necesidades. La asertividad puede entenderse como un estilo relacional que recorre un camino intermedio entre ser pasivo y ser agresivo.
La asertividad es una manera de comunicarse y un estilo relacional que utilizan los individuos para expresar sus necesidades con confianza, abiertamente y de manera positiva. Actuar con asertividad es una habilidad interpersonal que ayuda a las personas a mantener relaciones sanas, a resolver conflictos interpersonales y a evitar que las propias necesidades sean sofocadas o reprimidas.
La asertividad se entiende mejor como un conjunto de comportamientos. Algunos ejemplos de comportamiento asertivo son decir “no”, rechazar peticiones poco razonables, pedir a otra persona que se comporte de forma diferente, comunicar claramente cómo le ha hecho sentir un acontecimiento o una situación (positiva y negativa), expresar una opinión o perseguir sus objetivos personales.
Las personas que experimentan dificultades emocionales suelen tener dificultades para actuar de forma asertiva, y los bajos niveles de comportamiento asertivo pueden reforzar esos problemas. Las personas que experimentan ansiedad pueden mostrarse sumisas durante las interacciones sociales, tal vez por temor a las consecuencias de expresar sus necesidades o perseguir sus objetivos personales. Una consecuencia no intencionada de tal comportamiento puede ser la supresión o minimización de sus propias necesidades (ver más sobre la comunicación en esta plataforma online). Ser incapaz de actuar en interés propio tiene un impacto en las situaciones y relaciones sociales (Peneva y Mavrodiev, 2013), y los bajos niveles de asertividad se asocian con una baja satisfacción en las relaciones y una baja autoestima (Speed, Goldstein y Goldfried, 2018). Un individuo puede expresar que no puede interactuar de forma satisfactoria con los demás y que evita las situaciones sociales. También pueden tener dificultades para iniciar y mantener relaciones satisfactorias, o informar de un patrón de interacciones problemáticas o perjudiciales con otras personas.
La ansiedad social también puede estar asociada a la ira, la agresividad y la hostilidad. El individuo puede informar de su frustración por no poder satisfacer sus necesidades, una acumulación de resentimiento contra otras personas y arrebatos explosivos o discusiones. Adoptar un estilo de comunicación asertivo puede ayudar a reducir la agresividad en situaciones sociales, y se ha demostrado que mejora la autoestima, el locus de control interno y disminuye la hostilidad (Speed, Goldstein y Goldfried, 2018).
Teorías sobre la asertividad
La teoría psicológica ha intentado normalmente dar cuenta de la falta de asertividad, o explicar por qué los individuos no son capaces de ser asertivos.
Las teorías conductuales proponen que las respuestas poco asertivas se aprenden durante el desarrollo y se trasladan a la edad adulta: son moldeadas por las consecuencias negativas de seguir un comportamiento asertivo. Dichas consecuencias negativas pueden incluir castigos, objetivos frustrados o rechazo (Salter, 2002; Wolpe, 1990). Los enfoques conductuales proponen que el déficit puede abordarse con un entrenamiento conductual específico (Heimberg y Becker, 1981) y que pueden entrenarse conductas como el contacto visual, la postura, el tono de voz o respuestas verbales específicas. Estos comportamientos requieren un entrenamiento específico porque son independientes unos de otros. Por ejemplo, la investigación apoya ampliamente la observación de que el entrenamiento del contacto visual no se generalizará automáticamente a la postura o al tono de voz (Heimberg y Becker, 1981). Una vez entrenados estos comportamientos, se espera que se refuercen positivamente en el entorno natural y, por tanto, se mantengan (Heimberg & Becker, 1981).
Las teorías cognitivas proponen que el comportamiento no asertivo surge de creencias poco útiles que impiden a un individuo ser asertivo durante situaciones específicas (Heimberg & Becker, 1981), y que las situaciones sociales pueden desencadenar creencias y valoraciones poco útiles. Los individuos no asertivos pueden tener creencias negativas sobre sí mismos (por ejemplo, “no soy digno de ser amado”, “no soy lo suficientemente bueno”) y asunciones disfuncionales (por ejemplo, “si digo que no, no me gustarán”, “si digo lo que quiero, me castigarán”). Tales creencias afectan a la forma en que el individuo valora las situaciones, dando lugar a pensamientos automáticos negativos como “Se van a ir” o “Está enfadado conmigo”, lo que daría lugar a sentimientos de ansiedad, incertidumbre sobre cómo actuar y la inhibición de respuestas asertivas.
La asertividad como respuesta equilibrada
La asertividad puede entenderse como un estilo relacional que recorre un camino intermedio entre ser pasivo y ser agresivo (Linehan, 2014; Butler y Hope, 1995). Una persona con un estilo relacional pasivo cede a las peticiones y se pliega a las decisiones o acciones con las que no está de acuerdo: da prioridad a complacer a los demás y a ser agradable. Sin embargo, esto puede dar lugar a que se sienta impotente e incapaz de introducir cambios. La supresión de sus propios deseos puede provocar sentimientos de irritación, molestia y frustración. Como resultado, el comportamiento pasivo también puede incluir el llanto, el mal humor y el intento de engatusar o persuadir indirectamente a las personas para que hagan cosas (por ejemplo, “Soy terrible en esto, tú eres mucho mejor”). Esto crea sentimientos negativos en otras personas, ya que encuentran el comportamiento pasivo agotador y contradictorio. Un estilo relacional agresivo significa que el individuo no escucha los puntos de vista de los demás. Puede desestimar las necesidades, los objetivos y los sentimientos de los demás y las peticiones se expresan como órdenes (por ejemplo, “Baja esto ahora, no importa lo que pienses sobre ello”). Este estilo de relación crea sentimientos negativos en los demás y a menudo hace que la petición sea rechazada o no se cumpla. Como resultado, un individuo que utiliza un enfoque agresivo puede acabar sintiéndose frustrado o aislado.
La asertividad incluye tanto comportamientos verbales como no verbales. Al utilizar la comunicación verbal asertiva, un individuo es capaz de describir la situación actual, expresar lo que necesita y quiere, considerar explícitamente la perspectiva de la otra persona, reafirmar sus propios objetivos y considerar compromisos mutuamente aceptables que puedan conducir a una resolución. La comunicación no verbal asertiva incluye la adopción de una postura erguida y segura, un tono de voz claro y tranquilo y el uso del contacto visual directo, especialmente cuando se solicita o se rechaza.
La adopción de estos comportamientos demuestra claramente que la persona no es sumisa. Para complementar esto, los comportamientos de escucha activa evitan que el estilo relacional se vuelva agresivo. Como mínimo, la escucha activa combina la retroalimentación para mostrar que se está escuchando a la otra persona (asentir con la cabeza, verbalizaciones mínimas como “mm hmm” y “sip”), así como resumir y reflejar lo que la otra persona ha dicho sin emitir juicios (“así que sientes que…”, “me has explicado que….”, “me has dicho…”).
Revisor de hechos: Wilei
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[rtbs name=”informes-jurídicos-y-sectoriales”][rtbs name=”quieres-escribir-tu-libro”]Véase También
Antropología Lingüística, Comunicación, discursos, Etnografía, Lenguaje
La comunicación es mucho más que hablar y gesticular. Escuchar, comprender e interpretar forman parte de la comunicación tanto como las palabras – verbales, escritas o gestuales. Los comunicadores empáticos muestran un mayor nivel de transparencia y autenticidad, lo que les ayuda a ser mejores comunicadores.
Ser capaz de escuchar activamente es una importante habilidad comunicativa. Saber cuándo hacer una pausa para permitir que la otra persona hable es una habilidad importante.