Estudios Culturales Feministas
En los años ochenta y principios de los noventa, una serie de estudios abordaron las diferencias de género en la redacción y la creencia generalizada de que los artículos de los hombres se consideraban (estos estudios utilizaban estudiantes universitarios) más creíbles y precisos que los atribuidos a las mujeres. Por ejemplo, en los experimentos en los que se comparaban las respuestas a las historias cuando el primer nombre de un titular se asociaba claramente con mujeres u hombres (por ejemplo, Christine frente a Christopher) se descubrió que, al menos cuando el tema se asociaba de forma estereotipada ni con hombres ni con mujeres, los estudiantes consideraban la historia más precisa, informativa y creíble cuando pensaban que la había escrito un hombre, pero más interesante cuando pensaban que la había escrito una mujer; los hombres eran más extremistas en su confianza en los estereotipos. También en el caso de las columnas políticas sindicadas, los titulares generales no afectaban significativamente a la credibilidad, pero los estudiantes hombres confiaban más en los titulares masculinos que en los femeninos. Las suposiciones sobre el género siguen siendo importantes, desde el reportaje de guerra (donde el estrés de poner los cuerpos en juego está marcado por los problemas en las relaciones íntimas y el abuso de sustancias entre hombres y mujeres) hasta la caricatura política (donde, las mujeres siguen siendo menos del 5 por ciento de los empleados). Estos problemas se entrecruzan con otros problemas estructurales y económicos que agravan la probabilidad de explotación de las mujeres.