Aa pesar de todas las advertencias, limitaciones, riesgos y oclusiones, la diferenciación jurídica aporta importantes dividendos. Permite un diagnóstico más claro de cuál es la naturaleza de los retos de la sociedad moderna, y previene contra la generalización de perspectivas a través de sistemas o esferas, donde una determinada lógica de acción puede malinterpretar o violar dominios comunicativos que están estructurados de manera que impiden la transferencia de significado a través de las fronteras. Este análisis ha rastreado cómo se genera el significado a niveles más profundos, donde surgen racionalidades diferentes y parciales para hacer frente al aumento de la complejidad social, y donde las soluciones lineales, unidireccionales o uniformes resultan inadecuadas o peligrosas. Donde la diferenciación funcional nombra una heterarquía de sistemas y lógicas de acción allí donde las formas anteriores de diferenciación instauraban jerarquías, los peligros se unen a la generalización de una única lógica de acción -política, económica, científica, jurídica, etc.- en detrimento de otras, de forma que las asimetrías resultantes podrían conducir a la subyugación, el desplazamiento o la sustitución de esos otros campos variablemente diferenciados.