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Esquema de Astronáutica

Ice Pattern, Sea of Okhotsk (NASA, International Space Station, 04/14/14)

Hacia finales de los años 80 surgieron dudas sobre la utilidad de las estaciones. Decidida en el momento del colapso de la URSS, más por razones políticas y para evitar que los ingenieros ex soviéticos comerciaran con sus conocimientos en países indeseables que por motivos científicos, la Estación Espacial Internacional (ISS), cuya construcción comenzó en 1998, parece ahora más una reliquia de la Guerra Fría que un proyecto prometedor. Es cierto que, al reunir a dieciséis países, se trata del mayor programa de cooperación espacial internacional de la historia. Como tal, tiene un valor simbólico, sobre todo después de la Guerra Fría, cuando la rivalidad estaba a la orden del día, pero la inversión parece excesiva dada su incierta finalidad. A los interrogantes planteados por el I.S.S. hay que añadir los problemas del transbordador. Sus contratiempos, como el desastre del Columbia en 2003 y el vuelo del Discovery en 2005, han restado credibilidad al sistema. También hay que recordar que el transbordador sigue siendo un medio de acceso al espacio muy caro. En cualquier caso, su destino quedó sellado en enero de 2004 con el discurso del Presidente George Bush en el que expuso su visión del espacio estadounidense: dijo que veía la retirada del transbordador en 2010 y la finalización de la construcción del I.S.S., lo que llevaría al fin del servicio en 2016. Al mismo tiempo, dio una nueva orientación a los vuelos espaciales tripulados, dando prioridad al regreso del hombre a la Luna antes de 2020. En 2004 surgieron nuevas perspectivas. En Estados Unidos se tomaron varias iniciativas para que el espacio fuera accesible al mayor número posible de personas. Hacia 2009-2010, se prevé el despegue del turismo espacial. En un primer momento, se tratará de llevar a personas adineradas al borde mismo de la atmósfera y del espacio, es decir, a 100 kilómetros de altitud, y permitirles disfrutar de unos minutos de ingravidez. Así pues, sigue habiendo grandes esperanzas de que el siglo XXI sea el siglo en el que la humanidad penetre en el sistema solar más profundamente y a mayor escala.

Astronáutica

Ice Pattern, Sea of Okhotsk (NASA, International Space Station, 04/14/14)

Hacia finales de los años 80 surgieron dudas sobre la utilidad de las estaciones. Decidida en el momento del colapso de la URSS, más por razones políticas y para evitar que los ingenieros ex soviéticos comerciaran con sus conocimientos en países indeseables que por motivos científicos, la Estación Espacial Internacional (ISS), cuya construcción comenzó en 1998, parece ahora más una reliquia de la Guerra Fría que un proyecto prometedor. Es cierto que, al reunir a dieciséis países, se trata del mayor programa de cooperación espacial internacional de la historia. Como tal, tiene un valor simbólico, sobre todo después de la Guerra Fría, cuando la rivalidad estaba a la orden del día, pero la inversión parece excesiva dada su incierta finalidad. A los interrogantes planteados por el I.S.S. hay que añadir los problemas del transbordador. Sus contratiempos, como el desastre del Columbia en 2003 y el vuelo del Discovery en 2005, han restado credibilidad al sistema. También hay que recordar que el transbordador sigue siendo un medio de acceso al espacio muy caro. En cualquier caso, su destino quedó sellado en enero de 2004 con el discurso del Presidente George Bush en el que expuso su visión del espacio estadounidense: dijo que veía la retirada del transbordador en 2010 y la finalización de la construcción del I.S.S., lo que llevaría al fin del servicio en 2016. Al mismo tiempo, dio una nueva orientación a los vuelos espaciales tripulados, dando prioridad al regreso del hombre a la Luna antes de 2020. En 2004 surgieron nuevas perspectivas. En Estados Unidos se tomaron varias iniciativas para que el espacio fuera accesible al mayor número posible de personas. Hacia 2009-2010, se prevé el despegue del turismo espacial. En un primer momento, se tratará de llevar a personas adineradas al borde mismo de la atmósfera y del espacio, es decir, a 100 kilómetros de altitud, y permitirles disfrutar de unos minutos de ingravidez. Así pues, sigue habiendo grandes esperanzas de que el siglo XXI sea el siglo en el que la humanidad penetre en el sistema solar más profundamente y a mayor escala.

Cinematografía

Medio Ambiente

Las películas de Hollywood representan más de la mitad y, a veces, más de dos tercios del total de los recibos de taquilla en los principales mercados. Las películas que triunfan en el mercado estadounidense también tienden a triunfar en los mercados extranjeros (y, en buena parte gracias a nelflix, lo inverso también está teniendo lugar). Esto sugiere que se puede estar produciendo una convergencia del gusto popular, aunque en muchos países este fenómeno también ocurre en un contexto de competencia cultural. Hollywood ha sido un éxito en parte debido a las ventajas competitivas incomparables que se concentran en su base de operaciones, en parte debido a su extensa red de distribución y los esfuerzos del gobierno de los EE. UU. A pesar de su estatus como el principal centro mundial (o global) de la industria cinematográfica, la globalización también enfrenta a Hollywood con muchos nuevos desafíos. La India, Nigeria y Corea son ejemplos de las nuevas amenazas.