Tratado de Fusión
Cuando se negociaron los Tratados de Roma se decidió que las tres Comunidades compartirían el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas (TJCE) y la Asamblea Parlamentaria. En 1957 no se creó una Comisión única porque los negociadores querían evitar que se reabrieran los debates sobre las competencias de la Alta Autoridad. Por cierto, la Asamblea empezó a llamarse Parlamento Europeo en marzo de 1962. El 8 de abril de 1965, los representantes de los seis Estados miembros (Bélgica, Francia, República Federal de Alemania, Italia, Luxemburgo y Países Bajos) de las Comunidades Europeas firmaron el “Tratado por el que se constituye un Consejo único y una Comisión única de las Comunidades Europeas”. El objeto principal del tratado es sustituir los órganos ejecutivos de las tres Comunidades, es decir, las Comisiones de la Comunidad Económica Europea (C.E.E.) y de la Comunidad Europea de la Energía Atómica (EURATOM) y la Alta Autoridad de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (C.E.C.S.) por una única Comisión Europea.