La transformación de África en el siglo XX no ha podido ser más total. En menos de cien años, el colonialismo consumió el continente y fue derrotado por una ola de resistencia que supuso la liberación de cientos de millones de personas y la creación de decenas de nuevos países. En un siglo, el mapa social, político y cultural de África se redibujó por completo. Si el colonialismo fue el relato dominante de las experiencias africanas de finales del siglo XIX, la independencia y el poscolonialismo fueron la historia del siglo XX. Puede haber pocos paralelos en la historia en los que el equilibrio fundamental entre la gente y el lugar se haya alterado de forma tan intensa o violenta como en el continente africano. En Marruecos, España sostuvo una guerra interminable y derrochadora contra una insurrección que se acumulaba, equipada con armas europeas y americanas. Se produjeron catástrofes, retiradas y repliegues, y un tal Abd-el-Krim se alzó con el liderazgo de los rifeños. Mientras tanto, los franceses mantenían Fez y extendían y mantenían sus dominios al sur de las tribus rifeñas, absteniéndose de toda cooperación con los españoles hasta que en 1925 Abd-el-Krim volvió sus cañones y rifles contra ellos y abrió la perspectiva de una larga y peligrosa guerra.