Los deudores han sido objeto de un trato cruel a lo largo de la historia. La esclavitud por deudas, por ejemplo, en la que quienes debían dinero se convertían en esclavos de sus acreedores, que podían venderlos para recuperar su deuda, existía ya en el año 3000 a.C.39 Las primeras leyes romanas escritas -las Doce Tablas, que datan del siglo V a.C.- codificaban la práctica del «nexum», o servidumbre por deudas, en la que los prestatarios se ofrecían como garantía para los préstamos, lo que ponía fin a la esclavitud por deudas. Si los prestatarios no cumplían con sus obligaciones, se les perdonaba la deuda. Sin embargo, el «nexum» causó una gran agitación social y política, ya que el contrato favorecía en gran medida al acreedor, exigiendo a menudo el pago de la deuda hasta nueve veces, lo que suponía una vida de dificultades y penurias para el deudor. En el siglo IV a.C., Roma había prohibido la servidumbre por deudas en favor de un sistema de uso de la propiedad como garantía de los préstamos, aunque la servidumbre por deudas en diferentes formas continuó en otros lugares durante siglos. En la Edad Media, Europa comenzó a encarcelar a la gente hasta que pagara sus deudas, lo que dio lugar a sentencias largas e indefinidas, así como a la confiscación de bienes. Un acreedor podía obtener una sentencia judicial, lo que permitía a los alguaciles acudir al domicilio del deudor y quitarle sus bienes. El sistema dio lugar a un abuso generalizado, ya que los alguaciles confiscaban más de lo necesario para pagar la deuda y a menudo se llevaban objetos para sí mismos o exigían títulos de propiedad.