Moralidad de la Clase Política
Este texto se ocupa de la moralidad de la clase política, en el contexto del comportamiento político y su ética, incluyendo la corrupción política. El debate del texto demuestra que nuestras definiciones provisionales iniciales de los conceptos de moral y política necesitan ser revisadas. La literatura ha sugerido que las moralidades son sistemas de normas éticas que priorizan los valores de diferentes maneras; son relativamente explícitas y se aplican en todos los contextos, guiando las acciones, el discurso y el pensamiento, facilitando la coordinación y la cooperación social, y movilizando sentimientos morales reconocibles. En cuanto al concepto de lo político con el que empezamos, ahora debería quedar claro lo “irreal” que es. Porque, en primer lugar, considera que el campo de la política es conflictivo en esencia y de carácter puramente estratégico y táctico, ocupado por titulares y desafiantes en la búsqueda de sus intereses, y asume que los valores e ideales no pueden motivar directamente la acción y trata las justificaciones en términos morales como racionalizaciones. O, en segundo lugar (y en cierta tensión con esta primera concepción), sugiere que siempre que las consideraciones morales parecen motivar la acción, sirven a los intereses de los poderosos y se configuran dentro de las relaciones de poder. Pero en tercer lugar, y lo más fundamental, ninguna de las dos concepciones da cabida a que el agente viva y actúe, como dijo Spinoza, “como le dicta su propia naturaleza y su juicio” -en otras palabras, como podríamos decir (no incontrovertiblemente), en su “interés real”. Y excluir esto es excluir la identificación de las operaciones de lo que he llamado la “tercera dimensión” del poder sobre la base supuestamente realista de que tales intereses “reales” no pueden existir.