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Troya

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Troya

Este elemento es una profundización de los cursos y guías de Lawi. Ofrece hechos, comentarios y análisis sobre la ciudad de Troya y su historia.

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Troya

Fue un importante asentamiento, una Ciudad fortificada, de la Edad de Bronce tardía en el Helesponto.

Físico

Desde el principio, los asentamientos del emplazamiento de Troya estuvieron fortificados. Durante la Edad de Bronce, la línea costera estaba más cerca del montículo bajo del yacimiento y Troya mantuvo una ventaja marítima estratigráfica debido a su posición en la desembocadura del Helesponto. Troya también tenía acceso a una gran llanura costera fértil para la agricultura. En la época helenística, la línea costera se había desplazado debido al encenagamiento y la cercana ciudad de Alejandría Troas se hizo con la ventaja comercial marítima.

A principios de la Edad de Hierro, los colonos griegos repararon y aprovecharon las murallas de fortificación anteriores de la Edad de Bronce, y la ciudad permaneció relativamente pequeña durante los periodos Arcaico y Clásico. En el periodo helenístico, gran parte de la zona de asentamiento original se vio alterada por la construcción de un nuevo santuario de Atenea, un teatro, una palestra y la ampliación de las murallas de la ciudad.

La ciudad fue destruida en el 82 a.C. durante las Guerras Mitrídicas, pero reconstruida durante el reinado de Augusto (27 a.C.-14 d.C.). Las renovaciones romanas incluyeron la reconstrucción del santuario de Atenea y la adición del odeum, el bouleuterion y otros edificios.

Descripción

El asentamiento más antiguo de Troya se remonta a la Edad de Bronce temprana, hacia el 3000 a.C. 3000 a.C. Este pequeño asentamiento fortificado fue destruido por un incendio y fue seguido por Troya II (2500-2200 a.C.), que Schliemann creyó erróneamente que había sido la ciudad de Príamo. Los asentamientos continuaron durante toda la Edad de Bronce en el yacimiento. Los últimos niveles prehistóricos son Troya VI (1800-1275 a.C.) y Troya VII (1275-1100 a.C.) y los estudiosos debaten cuál de ellos representa la ciudad de Príamo y escenario de la Guerra de Troya.

Tras el final de la Edad del Bronce Tardío se produjo un paréntesis de 400 años en el yacimiento hasta que fue repoblado hacia el. 700 a.C. por colonos griegos, posiblemente de Lesbos o Ténedos. La ciudad de la Edad de Hierro Temprana (Troya VIII) se fundó con el nombre de Ilión y se creía entonces que era el emplazamiento de la Troya homérica. La ciudad tenía poco poder político, pero era simbólicamente importante. Estuvo bajo control persa desde el siglo VI a.C. hasta la liberación de Asia Menor por Alejandro Magno en 334 a.C.

En el 480 a.C. Jerjes se detuvo en Troya para sacrificar mil bueyes antes de cruzar el Helesponto hacia Grecia. En el 334 a.C. Alejandro fue a Troya inmediatamente después de cruzar a Asia Menor para hacer una ofrenda. Tras la muerte de Alejandro en el 323 a.C., su sucesor en Tracia hizo construir un nuevo templo de Atenea en la ciudad. Julio César, que se creía descendiente directo de Príamo, visitó la ciudad y le concedió inmunidad fiscal. En el reinado de Augusto, la ciudad y el santuario de Atenea se sometieron a un gran programa de reconstrucción. Constantino consideró Troya como posible emplazamiento para su nueva capital antes de elegir Bizancio, y en fecha tan tardía como el 355 d.C. el lugar fue visitado por el emperador Juliano. Sin embargo, en el siglo IV d.C., el emplazamiento era poco más que una pequeña comunidad agrícola y en el siglo XII d.C. estaba completamente abandonado.

▷ En este Día de 4 Mayo (1886): Asunto de Haymarket
Illustration of Haymarket square bombing and riot Tal día como hoy de 1886, la violencia entre la policía y los manifestantes obreros estalló en el motín (llamado “asunto”) de Haymarket, en Chicago, que escenificó la lucha del movimiento obrero por su reconocimiento en Estados Unidos. El caso Haymarket tuvo un efecto duradero en el movimiento obrero de Estados Unidos. Los Caballeros del Trabajo (KOL), en aquel momento la mayor y más exitosa organización sindical del país, fueron culpados del incidente. Aunque la KOL también había buscado una jornada de ocho horas y había convocado varias huelgas para lograr ese objetivo, no se pudo demostrar su implicación en el motín. Sin embargo, la desconfianza pública hizo que muchos sindicatos locales del KOL se unieran a la recién creada y menos radical Federación Americana del Trabajo. La tragedia de Haymarket inspiró a generaciones de líderes sindicales, activistas de izquierda y artistas, y se ha conmemorado en monumentos, murales y carteles de todo el mundo, especialmente en Europa y Latinoamérica. En 1893 se erigió el Monumento a los Mártires de Haymarket en un cementerio del barrio de Forest Park, en Chicago. Una estatua dedicada a los policías asesinados, erigida en Haymarket Square en 1889, fue trasladada a la academia de formación del Departamento de Policía de Chicago a principios de la década de 1970, después de que fuera dañada repetidamente por radicales de izquierda. En 2004 se instaló en el lugar de los disturbios un monumento conmemorativo oficial, el Haymarket Memorial. Véase una cronología de las protestas sociales. (Imagen de Wikimedia)

Exploración

Troya fue descubierta y excavada por primera vez por H. Schliemann a finales del siglo pasado. Los trabajos fueron continuados por Dörpfeld y después por C. Blegen.

Revisor de hechos: Karile

(Si se quiere más información de la historia griega en los siglos posteriores, véase, por ejemplo, más acerca de la guerra del Peloponeso en la antigua Grecia, que enfrentó especialmente a Atenas y Esparta, y las causas de la guerra del Peloponeso en la antigua Grecia. Nota: Sobre la democracia en la antigua Grecia, la primera democracia del mundo, la de Atenas, véase aquí (incluye las características e instituciones de la democracia ateniense); también sobre Esparta. Acerca de la hegemonía ateniense, aquí; que dió paso a su imperio, tras las guerras médicas o persas, victoriosamente, contra el imperio persa. En la Edad de Oro se produjeron cambios sin precedentes en muchos ámbitos de la vida de los atenienses, pero al mismo tiempo permanecieron inalterados aspectos centrales de la sociedad ateniense (véase mucho más). Todo ello se reflejaba en la vida en la antigua Grecia.)

SCHLIEMANN

El mejor modo de pagar a nuestro contemporáneo Enrique Schliemann los enormes servicios que nos ha prestado reconstruyendo la civilización clásica, creo que es incluirle entre sus protagonistas, como él mismo mostró desear ardientemente, eligiendo, en pleno siglo XIX, a Zeus como Dios, elevando a él sus oraciones, poniendo de nombre Agamenón a su hijo, Andrómaca a su hija, Pélope y Telamón a sus servidores, dedicando a Homero toda su vida y su dinero.

Era un loco, pero alemán, o sea organizadísimo en su vesania, que la buena fortuna quiso recompensar. La primera historia que, cuando tenía cinco o seis años, le contó su padre no fue la de Caperucita Roja, sino la de Ulises, Aquiles y Menelao. Tenía ocho años cuando anunció solemnemente en familia que se proponía redescubrir Troya y demostrar, a los profesores de Historia que lo negaban, que esa ciudad había existido realmente. Tenía diez cuando escribió en latín un ensayo sobre este tema. Y dieciséis cuando pareció que toda esta infatuación se le había pasado del todo. Efectivamente, se colocó de dependiente en una droguería, donde con seguridad no había descubrimientos arqueológicos que realizar, y a poco embarcó no hacia la Hélade, sino hacia América, en busca de fortuna.

Tras pocos días de viaje, el buque se fue a pique y el náufrago fue salvado en las costas de Holanda. Quedóse allí, viendo en aquel episodio una señal del destino, y dedicóse al comercio. A los veinticuatro años era ya un comerciante acomodado, y a los treinta y seis un rico capitalista, del cual nadie había sospechado jamás que entre un negocio y otro hubiese seguido estudiando a Homero. Debido a su profesión se había visto precisado a viajar mucho. Y había aprendido la lengua de todos los países donde estuvo. Sabía, además del alemán y el holandés, francés, inglés, italiano, ruso, español, portugués, polaco y árabe. Su Diario está redactado, efectivamente, en la lengua del país donde sucesivamente está fechado.Si, Pero: Pero en la que siempre seguía pensando era el griego antiguo.
De improviso cerró Banco y tienda y comunicó a su mujer, que era rusa, su propósito de ir a establecerse en Troya. La pobre mujer le preguntó dónde estaba aquella ciudad de la que jamás había oído hablar y que, en realidad, no existía. Enrique le mostró en un mapa dónde suponía que estaba, y ella pidió el divorcio. Schliemann no hizo objeciones y puso un anuncio en un periódico pidiendo otra esposa, a condición de que fuese griega. Y de entre las fotografías que le llegaron eligió la de una muchacha que tenía veinticinco años menos que él. Se casó con ella según un rito homérico, la instaló en Atenas en una villa llamada de Belerofonte, y cuando nacieron Andrómaca y Agamenón, la madre tuvo que sudar tinta para inducirle a bautizarlas. Enrique se avino a ello solo a condición de que el cura, además de algún versículo del Evangelio, leyese durante la ceremonia alguna estrofa de la Ilíada. Sólo los alemanes son capaces de estar locos hasta tal punto.

Basado en la experiencia de varios autores, mis opiniones y recomendaciones se expresarán a continuación (o en otros lugares de esta plataforma, respecto a las características en 2024 o antes, y el futuro de esta cuestión):

En 1870 se encontraba en aquel asolado y sediento rincón noroeste del Asia Menor donde Homero afirmaba, y todos los arqueólogos negaban, que Troya se hallaba sepultada. Necesitó un año para obtener del gobierno turco permiso para iniciar las excavaciones en una ladera de la colina de Hisarlik. Pasó el invierno, con un frío siberiano, practicando hoyos con su mujer y sus excavadores. Tras doce meses de esfuerzos inútiles y de gastos delirantes, como para desanimar a cualquier apóstol, un buen día un pico chocó con algo que no era la piedra de costumbre, sino una caja de cobre que, al ser abierta, reveló a los ojos exaltados de aquel fanático lo que él llamó enseguida «el tesoro de Príamo»: miles y miles de objetos de oro y plata.

El loco Schliemann despidió a los excavadores, llevó toda aquella fortuna a su barraca, encerróse en ella, adornó a su mujer con los collares, los confrontó con la descripción de Homero, convencióse de que eran aquellos con que se habían pavoneado Helena y Andrómaca, y telegrafió la noticia a todo el mundo.

No le creyeron. Dijeron que fue él quien llevó allí toda aquella mercancía, tras haberla acopiado en los bazares de Atenas. Tan solo el gobierno turco le dio crédito, pero al objeto de procesarlo por apropiación indebida.

Puntualización

Sin embargo, algunas lumbreras más escrupulosas que las demás, como Doerpfeld, Virchow y Burnouf, antes de negar, quisieron investigar sobre el terreno. Y, por muy escépticos que fuesen, tuvieron que rendirse a la evidencia. Continuaron las excavaciones por cuenta propia y descubrieron los restos, no de una, sino de nueve ciudades. La única duda que permaneció en sus mentes no era si Troya había existido, sino cuál de las nueve era aquella que el pico había desenterrado.

Mientras tanto, el loco estaba devanando con su habitual lucidez el lío jurídico en que se había enzarzado con el gobierno turco. Convencido de que en Constantinopla iban a malograr sus preciosos descubrimientos, mandó a escondidas el tesoro al Museo del Estado de Berlín, que era el más calificado para custodiarlo debidamente. Pagó daños y perjuicios al gobierno turco, que tenía más interés por el dinero que por aquella quincalla. Después, armado del más antiguo de todos los Baedeker, el Periégesis, de Pausanias, quiso demostrar al mundo que Homero no solo había dicho la verdad acerca de Troya y de la guerra que en ella se había desarrollado, sino sobre sus protagonistas. Y con gran entusiasmo se puso a buscar, entre las ruinas de Micenas, la tumba y el cadáver de Agamenón.

Nuevamente el buen Dios, que siente debilidad por los lunáticos, le compensó de tanta fe, guiando su pico por los sótanos del palacio de los descendientes del rey Atreo, en cuyos sarcófagos fueron hallados los esqueletos, las máscaras de oro, las alhajas y la vajilla de aquellos monarcas que se consideraba no habían existido más que en la fantasía de Homero. Y Schliemann telegrafió al rey de Grecia: Majestad, he hallado a sus antepasados. Después, seguro ya de su camino, quiso dar el golpe de gracia a los escépticos del mundo entero y, sobre las indicaciones de Pausanias, fuese a Tirinto, donde desenterró las murallas ciclópeas de palacio de Proteo, de Perseo y de Andrómaca.
Schliemann murió casi setentón en 1890, tras haber trastornado desde los fundamentos todas las tesis e hipótesis sobre las que hasta entonces se había basado la reconstrucción de la prehistoria griega, inclinada a exiliar a Homero y a Pausanias en los cielos de la pura fantasía.Entre las Líneas En el hervor de su entusiasmo, acaso demasiado apresuradamente, atribuyó a Príamo el tesoro descubierto en la colina de Hisarlik y a Agamenón el esqueleto hallado en el sarcófago de Micenas. Sus últimos años los pasó polemizando con los que dudaban de ello, y en estos litigios aportó más violencia que fuerza persuasiva.Si, Pero: Pero el hecho es que él se consideraba contemporáneo de Agamenón y trataba a los arqueólogos de su tiempo desde la altura de tres milenios. Su vida fue una de las más bellas, afortunadas y plenas que un hombre haya vivido jamás. Y nadie podrá negarle el mérito de haber aportado la luz en la oscuridad que envolvía la historia griega antes de Licurgo.

Las excavaciones que, siguiendo su ejemplo, fueron emprendidas por Wace, Waldstein, Müller, Stamatakis y muchos más en Fócida y Beocia, en Tesalia y en Eubea, han demostrado que era cierto lo que Schliemann aprendiera de Homero: a saber, que contemporáneamente a la de Creta, e independientemente de ésta, se había desarrollado una civilización en el continente griego, aunque menos avanzada, que tuvo sus centros en Argos y Tirinto. Se llamó micénica por la ciudad que fue capital. La construyó Perseo dieciséis siglos antes de Jesucristo, y no se sabe a qué raza adscribir su población. (Tal vez sea de interés más investigación sobre el concepto). Sólo se sabe que en aquella época Grecia se componía de numerosos Estados: Esparta, Egina, Eleusis, Orcómenes, Queronea, Delfos, etc. Y sus habitantes se llamaban genéricamente pelasgos, que significaría «pueblo del mar», acaso porque por mar habían llegado, probablemente del Asia Menor. Tuvieron contactos con Creta y algo copiaron de su cultura, sin conseguir, empero, emularla. Tuvieron industria, pero no tan desarrollada como lo fuera en Gurnia.Entre las Líneas En cuanto a su lengua, no se sabe nada, como de la de Creta; solo que nada tiene que ver con el griego.
El griego vino después de la invasión de los aqueos, una tribu del Norte que se puso en movimiento hacia el Peloponeso en el siglo XIII, lo sometió, lo unificó e implantó aquellos reinos, de cuyas cortes Homero fue el trovador vagabundo. Él no nos habla de tal invasión, que representa tan solo una hipótesis. Su historia comienza después de haber producido aquélla, y hasta antes de Schliemann su relato fue considerado pura fantasía e imaginarios los protagonistas.

Mas ahora, tras los descubrimientos del loco alemán, no tenemos ya derecho a poner en duda la realidad histórica de Agamenón, de Menelao, de Helena o de Clitemnestra, de Aquiles y de Patroclo, de Héctor y de Ulises, aunque sus aventuras no hayan sido exactamente las que Homero describió, elevándolas de tono. Schliemann ha enriquecido la historia, y ha empobrecido la leyenda con algunas decenas de personajes de primer término. Gracias a él, algunos siglos que antes permanecían en las tinieblas han entrado en la luz, aunque no sea más que la incierta del alba. Y solo llevados de su mano podemos explorarlos.

Fuente: Indro Montanelli, 1959.

Primera Edad del Bronce, Edad de Bronce Media, Edad del Bronce tardía, Período Arcaico, Período Clásico, Helenística, Período Romano

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8 comentarios en «Troya»

  1. Reencaminamiento y referencia desde el contenido de la Edad Oscura Griega (Explicado): Hay un término para las familias interrelacionadas que componen la gente de una aldea.Entre las Líneas En dórico, el término es damos; pero normalmente uso la ortografía y pronunciación jónica más común, que es demos. Los lazos familiares con las demostraciones, que surgieron porque las familias vivían y luchaban juntas, fueron reemplazando gradualmente los lazos más remotos con las tribus.Entre las Líneas En la Edad Media, había literalmente cientos de estos pueblos separados y muy unidos, dispersos por todo el Egeo (consulte más sobre estos temas en la presente plataforma digital de ciencias sociales y humanidades). Dentro de las aldeas, gradualmente surgieron subdivisiones territoriales locales adicionales. Hombres de diferentes secciones de la aldea lucharon juntos en bandas dentro del ejército más grande. Para eso, formaron clubes militares. Los miembros del club no solo luchaban como una unidad, sino que llevaban a cabo ritos religiosos para asegurar la ayuda divina en la guerra. Estos clubes, que son subdivisiones de los demos, se denominan phratriai, fraternidades o cofradías. (Véase también acerca de Troya).

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