Infantería
Un combatiente es alguien a quien se le reconoce el derecho a luchar. Estos actores de la guerra pueden ser regulares o irregulares, ya que a los civiles que toman las armas en caso de invasión -soldados irregulares y miembros de la resistencia- se les reconoció el derecho a la fuerza armada: ante la diversificación de los conflictos durante el siglo XX, el derecho de la guerra (jus in bello) aceptó la legalidad de las tropas irregulares. Los combatientes son, en consecuencia, los que “hacen la guerra”. Todas las guerras -ya sean guerras mundiales, guerras civiles, guerras de descolonización o guerras de coalición- se reducen en última instancia a individuos que matan o son matados, ya que los humanos son los que “componen la realidad” en el combate, como señaló el coronel del Segundo Imperio Ardant du Picq, en la segunda mitad del siglo XIX. Ser combatiente implica, pues, enfrentarse a la violencia y al miedo, así como a la sociabilidad y al tiempo de permiso. La historiografía al respecto se centró en un primer momento en la convicción de la implicación, explorando la cuestión del consentimiento/limitación, y después se centró en la vida cotidiana y material de los soldados. El Derecho Internacional ha establecido tradicionalmente una distinción entre: a) combatientes, a quienes el Derecho Internacional faculta para tomar parte en la lucha y realizar actos de hostilidad; se encuentran protegidos por las leyes de la guerra y tienen derecho al trato de prisioneros de guerra si caen en poder del enemigo, y b) población civil, que debe abstenerse de todo acto de hostilidad contra el enemigo, pero que, por el hecho de no participar en la lucha, ha de ser respetada por el enemigo, sin perjuicio de la represión penal a que haya lugar si hubiera cometido actos de beligerancia, estando sujeta al castigo que el beligerante (véase qué es, su concepto jurídico; y también su definición como “belligerent” en el derecho anglosajón, en inglés) perjudicado decida en contra suya.