Desde el comienzo mismo de la era espacial, la seguridad ha sido la preocupación crítica y primordial en el corazón de los regímenes de derecho internacional y del espacio interno. Es importante entender que Estados Unidos no puede darse por sentado. Esto es igualmente cierto si continúa, o intenta continuar, el papel que se estableció para sí mismo en el siglo XX o se convierte en un poder “normal”, como lo hizo el Reino Unido después de la Segunda Guerra Mundial. La rivalidad de superpoderes que vimos en el pasado era un cierto tipo de orden mundial. La arrogancia de una nación rica y poderosa, los Estados Unidos, es otra. Si Estados Unidos cambia sus prioridades, las naciones grandes y ricas del mundo pueden encontrar colectivamente la necesidad y la voluntad de crear otra forma de orden, en la que compartan la toma de decisiones y los costos (o costes, como se emplea mayoritariamente en España) de tomar las medidas necesarias. Si esto no ocurre, es probable que las potencias regionales dominantes brinden seguridad local, por muy escasa o brutal que sea. Las regiones del norte de África y Medio Oriente carecen de un candidato plausible para este papel y es probable que permanezcan en estado de agitación hasta que surja una. Podría haber una lucha entre los posibles contendientes, en esas y en algunas otras regiones, que se convierta en un conflicto más serio. Por lo tanto, una gran parte del mundo puede seguir desgarrada por la inestabilidad, con pocas personas voluntarias que intervienen en el futuro previsible. La pregunta que muchos se harán es si las regiones más estables, como Europa y América del Norte, se aíslan de esta inestabilidad. O bien, ¿la paz y la seguridad en el hogar requieren, como afirman los de Estados Unidos que favorecen la intervención en el extranjero, una participación militar extranjera constante? Teniendo en cuenta cuestiones como la crisis migratoria en Europa, que tiene sus raíces en la inestabilidad fuera de Europa, se enfoca realmente en estas cuestiones. Otra preocupación es la competencia entre las potencias regionales. Una vez que una nación gane el dominio local, ¿tendrá una tentación irresistible de expandirse como lo hizo Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial? Una vez más, esta pregunta nos lleva de nuevo al tema del ascenso de China. Con todo esto en mente, algunos pueden recordar “Pax Americana”, por todas sus fallas, como una era de paz y estabilidad.