Movimiento Poscolonial

Movimiento Poscolonial

Este elemento es una expansión del contenido de los cursos y guías de Lawi. Ofrece hechos, comentarios y análisis sobre el movimiento poscolonial. Véase tambien acerca de las “Políticas Poscoloniales“.

Movimiento Poscolonial y Antirracista

Los enfoques poscoloniales han criticado durante mucho tiempo las imágenes negativas o ignorantes asociadas a los países y pueblos antiguamente colonizados. El libro de Edward Saïd, Orientalismo, es un hito en este sentido (Saïd, 1978); su análisis de la forma en que el Occidente imperialista ha representado Oriente desde la Edad Media contribuyó a abrir el camino a los estudios poscoloniales. Pero los críticos contemporáneos pueden tomar otra dirección.

En Estados Unidos, a raíz de las investigaciones de una académica feminista, Kimberlé Crenshaw, desde principios de la década de los noventa se están produciendo corrientes especialmente dinámicas que abogan por situar la “interseccionalidad” 11 en el centro del análisis de la discriminación racial. Detrás de este concepto, que se ha convertido en un grito de guerra para diversas tendencias críticas, se encuentra la idea de que la investigación debe situarse en el punto en el que la perciben quienes acumulan la discriminación. Desde esta perspectiva, la “intersección” o la superposición de diferentes formas de injusticia, de exclusión, de violencia vivida, de falta de respeto de todo tipo, es algo más que la simple suma de dificultades relativas a ciertas personas y ciertos grupos: ser mujer, homosexual, pobre y de color, por ejemplo, supone una acumulación de características que conforman una situación que no puede reducirse a la mera suma de sus partes.

A partir de ahí se desarrollan debates, a veces acalorados, sobre todo en las universidades. El tema aparece en el discurso del movimiento “Black Lives Matter” (Las vidas de los negros importan), pero aunque este movimiento también actúa en defensa de los homosexuales, se moviliza principalmente contra el “encuadramiento” de los negros estadounidenses por parte de la policía y contra la violencia dirigida contra los negros, ya sea por parte de la policía o de otras fuentes. Se centra principalmente en el racismo clásico, en los ámbitos en los que las tendencias abiertas a la “interseccionalidad” o a la superposición de formas de discriminación desarrollan perspectivas diferentes, en particular las más abiertas a los temas poscoloniales.

En el Reino Unido, donde la “interseccionalidad” también está de moda, y donde algunos movimientos pretenden actuar en nombre de Black Lives Matter (Las vidas de los negros importan), una iniciativa originada en el University College (Londres) reivindicaba: #¿PorQuéMiCurrículoEsTanBlanco? Este movimiento cuestionaba la dominación blanca tal y como se manifiesta en la enseñanza, en particular, de la historia y la literatura. En septiembre de 2016, nueve militantes de Black Lives Matter se encadenaron en la pista de aterrizaje del aeropuerto de la ciudad de Londres. Explicaron a la BBC que sólo una pequeña élite podía viajar “desde el aeropuerto London City. En 2016, 3.176 migrantes murieron ahogados o desaparecieron en el Mediterráneo… Los negros son los primeros en morir y no los primeros en volar. La crisis del calentamiento global es una crisis racista. Reduzcamos las emisiones de gases de efecto invernadero. Abramos las fronteras.”

En Francia, en agosto de 2016, un “campamento de verano decolonial” no abierto a los blancos, un festival “afrofeminista” organizado en mayo de 2017 y un curso de formación sindical organizado por Sud-éducation93 fueron temas que suscitaron controversia y polémica, ya que ofrecían actividades a las que se accedía, aunque fuera parcialmente, sobre una base étnica y racial. Este enfoque se oponía al “racismo de Estado”, a veces calificado de “racismo institucional”. Hablaban en términos de categorías que, hasta entonces, eran inéditas en el debate en Francia, como “racializado” y “blanqueado”. Se trataba ante todo de organizar una campaña en la que aquellos que estaban, o se sentían, “racializados” empezaran a pensar en la acción antirracista y luego, posiblemente, a participar en ella, sobre la base de esta “racialización”. Se estaban constituyendo como sujetos no en función del color de su piel, o de cualquier otro atributo racial, sino en función de la percepción de la sociedad que los había racializado. En este caso, la “raza” es una construcción social y no un atributo natural. Según este planteamiento, la lucha contra el racismo y la discriminación exige una reflexión que se supone que sólo pueden aplicar adecuadamente quienes la han experimentado realmente. El racismo, en palabras de Sihame Assbague, uno de los organizadores del “campamento de verano decolonial”, “tiene sus raíces en la esclavitud y el colonialismo”. Desde esta perspectiva, sólo quienes han sido víctimas de la discriminación pueden analizarla adecuadamente. Por esta razón, algunas actividades o grupos y talleres se reservaron a los “racializados” “completamente solos, sin tutor, sin observadores y sin intérprete”, dijo Assbague; el principio se ha comparado a veces con el pensamiento que subyace a la organización de “Alcohólicos Anónimos” o “Weight Watchers”.

El desafío se refiere también a las concepciones de la enseñanza que siguen impregnadas de una antigua dominación a la vez racial, blanca y colonial o posiblemente occidental y eurocéntrica. Nos hemos referido al movimiento “Rhodes Must Fall” al describir estos desafíos en Sudáfrica.

La protesta se dirige contra el universalismo occidental, que se considera una forma más de dominación poscolonial. Forma parte de los enfoques en los que se entrelazan las dimensiones local, nacional, regional y mundial y que, cuando son académicos, o en la universidad, pueden asociarse a disciplinas académicas. Los economistas piden que se tengan en cuenta enfoques distintos de los dominantes; los sociólogos y antropólogos sociales abogan por que se valore la contribución del Sur Global en las ciencias sociales; los filósofos e historiadores intervienen por derecho propio. Con la ayuda de la “interseccionalidad”, en este discurso, la raza se superpone e interactúa con otros temas, empezando por los de género y los estudios feministas, por un lado, y la pobreza y la injusticia social, por otro.

Así, los mundos de la enseñanza superior y de la investigación son terrenos destacados para protestas y desafíos de intención antirracista que tienen como objetivo, entre otros, el propio funcionamiento de la Universidad. De ahí que Boaventura de Sousa Santos, uno de los pioneros de la promoción de la idea del “Sur Global”, profesor de la Universidad de Coimbra en Portugal (de Sousa Santos, 2018b) hable de Descolonizar la Universidad. 12

Un análisis de las transformaciones del sistema universitario y de su apertura en los años setenta y ochenta a los recién llegados procedentes de comunidades más discriminadas que otras podría arrojar aquí una luz útil; las decepciones y las dificultades económicas son agudas para quienes, procedentes de estos medios, tienen hoy dificultades o ya no pueden esperar acceder a la enseñanza superior como estudiantes, investigadores o profesores. Esto explica su radicalidad; la sociología conservadora o reaccionaria la describiría como “frustración relativa”.

La crítica al universalismo es con frecuencia la fuerza motriz del antirracismo poscolonial y constituye la base de su enfoque del racismo. Se dice que el universalismo, entendido como un modo de dominación de Occidente sobre el resto del mundo, de los blancos sobre los pueblos de color o de los hombres sobre las mujeres, impide la existencia de formas de pensamiento tradicionales, indígenas o precoloniales. En palabras elocuentes de Rajeev Bhargava, conduce a la “injusticia epistémica”,13 es decir, al acceso desigual al conocimiento y a las posibilidades de difundirlo; y es un agudo recordatorio de la injuria infligida a aquellos a los que priva del acceso al pasado precolonial y a sus recursos culturales, literarios, filosóficos e históricos. Esta crítica podría percibirse como una llamada a la apertura intelectual del tipo que personifica el economista Amartya Sen cuando explica que Occidente no tiene el monopolio de la invención de la democracia ni el de la justicia. 14 Podría ser entonces una fuente de enriquecimiento cultural para las sociedades que se abren a las tradiciones de otros lugares. Pero también puede convertirse en cierre identitario, repliegue, rechazo de los llamados valores occidentales y caída en el oscurantismo.

Cuanto más radical es la crítica, más tiende al relativismo. Cuando el antirracismo alcanza esta fase, contribuye a procesos de fragmentación y al repliegue de grupos o naciones sobre sí mismos sin comunicación, o cada vez menos, con los demás, sobre todo si éstos son occidentales, “blancos”, estadounidenses, etc.

Se alcanza un punto de inflexión en estos procesos cuando las víctimas del racismo, o sus portavoces, se presentan en la esfera pública como ‘racializados’, y no sólo como individuos o ciudadanos. La ‘raza’ se vuelve ahora contra los opresores. Esta “personificación” de la raza, (o auto-racistización) para quienes desean defender los valores universales del derecho y la razón, puede constituir una invitación a repensar estos valores, a convertirlos en derechos humanos y a asociarlos a una lucha por la emancipación sin la cual podrían servir efectivamente de legitimación a diversas modalidades de dominación. Pero al mantener una imagen racial y étnica de la vida comunitaria, como había sido el caso de su propio grupo, esta “encarnación de la raza” o auto-racistización, puede igualmente desembocar en una “guerra racial”, reavivando la perspectiva de enfrentamientos graves o violentos derivados de la Rassenkampf descrita por Ludwig Gumplowitz en 1883. Si los grupos humanos se definen a sí mismos en términos raciales y ya no en términos sociales, culturales o políticos, esto acabará desembocando en un enfrentamiento racial.

El antisemitismo actual no es ajeno a estas tendencias (véase más información), especialmente cuando el odio a los judíos es el resultado de críticas que van mucho más allá de la política del gobierno israelí. Así, adoptó la forma de antisionismo radical cuando se expresó en septiembre de 2001 en Durban durante la Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y la Intolerancia. Simétricamente, las instituciones judías han desarrollado enfoques hipercomunitarios que han contribuido a la fragmentación de las sociedades.

En otro orden de cosas, en relación a las políticas poscoloniales, el re-membramiento encapsula las consistentes y complejas impugnaciones, resistencias y luchas contra el desmembramiento (véase más detalles) que adoptaron el formato no sólo de iniciativas dirigidas a la contra-auto-creación, auto-definición, recuperación y restauración de la humanidad negada, sino también de la auto-reescritura sistemática de los negros de vuelta a la historia de la humanidad.

Revisor de hechos: Elleh

Estudios transcoloniales

Desde principios del siglo XXI, los estudiosos de la raza y el imperio se han volcado en explorar los vectores horizontales que se extienden a través y entre las formaciones imperiales, desplazando el eje vertical de las relaciones Norte-Sur tomado como característico de la primera teoría poscolonial. Como marco analítico que pretende captar la relacionalidad del imperio y los modos transversales de resistencia contra él, los estudios transcoloniales ofrecen una metodología para aprehender la colonialidad del presente. El término transcolonial se acuñó en la década de 1990, pero las relacionalidades horizontales que describe son tan antiguas como el propio imperio. Las empresas coloniales europeas fueron relacionales desde el principio, impulsadas por la competencia por la hegemonía sobre mares y tierras y modeladas a semejanza de imperios pasados y presentes. Del mismo modo, la resistencia a la conquista y el gobierno coloniales tomó forma en relación con las luchas de liberación en otros lugares y se inspiró en revueltas anteriores y actuales en Haití, Argelia, Vietnam y Palestina. Los movimientos por la justicia racial y la descolonización que han seguido la estela del imperio están igualmente arraigados en prácticas de solidaridad que abarcan posiciones de sujeto sin confundirlas, desde Standing Rock hasta Gaza y Black Lives Matter. Estas solidaridades inesperadas entre sujetos heterogéneamente racializados y colonizados y sus aliados mayoritarios trabajan para deshacer las identidades cosificadas producidas en el discurso colonial y racial, socavando el modelo identitario competitivo inaugurado por los métodos de divide y vencerás del alto colonialismo. Describir estas alianzas como transcoloniales es también reconocer que la modernidad eurocolonial sigue dando forma al presente supuestamente poscolonial. El prefijo trans es tanto temporal como geográfico y político.

Revisor de hechos: Ruth

Recursos

Véase También

Colonialismo, Descolonización, Enciclopedia del Colonialismo e Imperialismo Europeos, Geopolítica, Guía Abc de Descolonización y Tercer Mundo, Guía Abc de la Guerra Fría y la Descolonización, Guía Completa del Período Post-Colonial y las Diásporas, Guía de la Historia Africana, Independencia Colonial, Teoría Poscolonial
Tercer Mundo
Bandung
Revista Lotus
Souffles-Anfas
Palestina
estudios postcoloniales
Estudios Coloniales
estudios indígenas

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