La Oficina Federal de Investigaciones (FBI) es una agencia federal de investigación criminal, inteligencia y el principal brazo investigador del Departamento de Justicia de los Estados Unidos (DOJ). En la actualidad, el FBI tiene jurisdicción investigativa sobre las violaciones de más de 200 categorías de delitos federales, lo que convierte al FBI en el principal organismo de hecho encargado de hacer cumplir la ley del gobierno de Estados Unidos. El lema de la oficina es “Fidelidad, Valentía, Integridad”.
A partir de 1908 como Oficina de Investigación (BOI), el FBI no recibió su nombre actual hasta 1935. J. Edgar Hoover, el primer director del FBI, continuando su mandato en el BOI, fue el director del FBI con más años de servicio hasta la fecha. También es responsable de muchos de los avances y cambios que hicieron posible que se convirtiera en una de las principales agencias de investigación del mundo. El edificio J. Edgar Hoover, la Academia del FBI y el Complejo de Servicios de Información de Justicia Criminal sirven como las principales oficinas de apoyo para cada una de las oficinas de campo que se encuentran en todo el país. El FBI tiene actualmente archivados muchas decenas de millones de tipos de huellas dactilares, la mayor colección del mundo. Por ello, el FBI es capaz de funcionar como agencia nacional de datos de identificación criminal y elementos identificativos de personas desaparecidas. >Después del 11 de septiembre de 2001, la misión principal del FBI pasó de la lucha contra la delincuencia a la protección contra los ataques terroristas. La Oficina tenía un historial de promover el miedo a los inmigrantes, comunistas y otros extranjeros supuestamente peligrosos. En la actualidad, el FBI se encuentra en el cenit de sus facultades, utilizando la preocupación por la seguridad nacional y la lucha contra el terrorismo para atacar a los forasteros pero sin respetar las garantías estadounidenses de garantías procesales y libertad de expresión. (Tal vez sea de interés más investigación sobre el concepto). La mala gestión del FBI en los primeros tiempos condujo al nombramiento de Robert Mueller como director del FBI, que fue confirmado unánimemente una semana antes de los ataques del 11 de septiembre. Pero Mueller cambió poco. El acoso general a las comunidades musulmanas, los ataques a organizaciones de negros, nativos americanos y asiáticos americanos, así como a “ecoterroristas” provocaron miedo y estigmatización, mientras que los grupos neonazis y otros extremistas blancos atrajeron poca atención. (Tal vez sea de interés más investigación sobre el concepto). La Oficina acumuló información inútil para ser examinada por agentes inexpertos mientras que los expertos internos fueron ignorados. Las atrocidades americanas contra los prisioneros pusieron en peligro a los soldados americanos y alienaron a los aliados. En lugar de imponer restricciones, el Congreso aprobó las tácticas del FBI; la Ley Patriota de los Estados Unidos le dio al FBI más autoridad con menos límites. Esta acusación es inquietante pero no es probable que no sorprenda a la mayoría de los lectores informados. Todo ello en el contexto de la política de seguridad y la reforma de la aplicación de la ley.