Rescates Financieros en Norteamérica
Este elemento es una ampliación de los cursos y guías de Lawi. Ofrece hechos, comentarios y análisis sobre los Rescates Financieros en Norteamérica. Puede verse una descripción acerca de los fondos de rescate, de “Rescate Financiero” en general, y del “Programa de Rescate de Activos en Dificultades“.
Rescates Financieros en Norteamérica
Un rescate financiero consiste en proporcionar ayuda financiera a una empresa o a la economía en general durante un periodo de dificultades.
Finalización del plan de rescate financiero en 1986 para México
En el mismo momento en que el presidente Miguel de la Madrid abogaba por la causa mexicana en Washington, los bancos centrales y los bancos acreedores de México daban los últimos toques a un préstamo puente de 1.500 millones de dólares, que ofrecía un respiro antes de que pudieran concluir las laboriosas negociaciones para la puesta en marcha de un plan de rescate financiero de 12.000 millones de dólares, según se anunciaba a fines de julio de 1986. Mientras que los bancos estadounidenses, los más implicados, han estado desde el principio “disparando a toda máquina”, como dijo un negociador, para concluir el acuerdo lo antes posible y cumplir las expectativas de la FED, los banqueros europeos se mostraron inicialmente mucho menos entusiastas. El principio es que la Reserva Federal estadounidense, una cincuentena de bancos acreedores y los bancos centrales miembros del BPI (Banco de Pagos Internacionales) contribuirán cada uno con 500 millones de euros a este préstamo puente, cuya duración prevista es de seis meses, y posiblemente más.
La Ciudad de México esperaba, en agosto de 1986, con impaciencia este préstamo. No sólo se espera que un tramo inicial de 750 millones de dólares se libere muy rápidamente para reponer las menguantes reservas de México. Sino que también representará el primer compromiso concreto de los acreedores privados de este país, cuya deuda se acerca a los 100.000 millones de dólares. Este era el temor de los banqueros que, sin hacerse ilusiones sobre la capacidad de resistencia del país, temían “meter el dedo en el engranaje” que más tarde les llevaría a aportar 6.000 millones de dólares a la vasta operación de rescate puesta en marcha por el gobierno mexicano y el Fondo Monetario Internacional. La subida de los precios del petróleo tras el reciente acuerdo de la OPEP tiende a tranquilizarles en un punto. El mecanismo previsto por el FMI para compensar a México por cualquier pérdida de ingresos petroleros en caso de que los precios del petróleo caigan por debajo de 9 dólares el barril tiene hoy menos posibilidades de aplicarse que hace un mes, y obligaría a los bancos acreedores a contribuir a un esfuerzo internacional suplementario. Dado que este mecanismo prevé una aceleración de los reembolsos mexicanos en caso de que los precios del petróleo superen los 14 dólares el barril, la situación actual del petróleo es incluso una fuente de alivio para el mundo bancario.
Crisis de 1995 en México
En enero de 1995, Estados Unidos anunció podría poner hasta 40.000 millones de dólares “sobre la mesa” para garantizar la transformación de la deuda a corto plazo de México en deuda a más largo plazo. Este tratamiento del problema más urgente que amenaza a México tranquilizó a los mercados.
La Casa Blanca, que ha echado toda la carne en el asador, ha conseguido así convencer por el momento a los mercados de la necesidad de centrar su ayuda en lo que considera una “crisis de liquidez a corto plazo”. De los 28.000 millones de dólares en “tesobonos” (letras del Tesoro denominadas en dólares) emitidos por México para cubrir sus necesidades de financiación a corto plazo, 17.000 millones están en manos de extranjeros -principalmente estadounidenses-, 10.000 millones vencen en el primer trimestre de 1995 y 4.000 millones en las próximas cuatro semanas. El temor creciente a una devaluación del peso había provocado, durante el año pasado, un cambio espectacular de los “cetes” (bonos denominados en pesos mexicanos) a los “tesobonos”.
Frente a la inflación a la argelina de una enorme burbuja de reembolsos en divisas fuertes que la situación de México ya no le permite honrar, el objetivo declarado de Ciudad de México y Washington es transformar una deuda a corto plazo en una deuda a más largo plazo, asegurando así una especie de “reperfilamiento”. El objetivo inmediato de la ayuda propuesta por Estados Unidos es evitar que los inversores se retiren sin aumentar la deuda externa de México (que era en torno a 150.000 millones de dólares), ofreciéndoles una garantía de reembolso en el momento en que sus “tesobonos” lleguen a su vencimiento (o su conversión en otra forma de valor, que deberá detallarse en el plazo de una semana). Sólo en diciembre, la inversión extranjera en México cayó un 29,5%, según datos de la Bolsa de Valores de México del viernes.
Ese nuevo paquete de ayuda estadounidense difiere de los acuerdos de canje (9.000 millones de dólares) concedidos a la Ciudad de México por Washington como parte de los 18.000 millones de dólares de ayuda internacional al Fondo de Estabilización del Peso… y tiene la ventaja de no costar nada en términos prácticos al contribuyente estadounidense (salvo accidente): la garantía estadounidense, que sólo entraría en juego en caso de impago mexicano, será pagada por los mexicanos en una cuenta bloqueada y estará a su vez garantizada en caso de utilización por los futuros ingresos petroleros de México. A cambio de esta operación financiera, Estados Unidos obtiene también ciertas ventajas económicas, como una mayor apertura del mercado mexicano y la aceleración del proceso de privatización bancaria, que entonces debería poder abrirse al 100% al capital extranjero.
Sin embargo, la magnitud de la operación estadounidense de rescate de la economía mexicana demuestra que, desde el punto de vista de Washington, México era entonces mucho más que un mercado para los exportadores estadounidenses, según muchos expertos. Parte integrante del TLCAN (Tratado de Libre Comercio de América del Norte) desde enero de 1994, México estaba íntimamente ligado al futuro económico – y político – de Estados Unidos.
El miedo a la inmigración
Una de las verdaderas incógnitas y preocupaciones en aquella época para Washington es si, en un país donde casi la mitad de la población (40 millones de mexicanos) vivía por entonces por debajo del umbral de la pobreza, la crisis desembocará en una crisis social que podría adquirir proporciones catastróficas, no sólo para el propio México, sino también para Estados Unidos. Una crisis social más amplia que el levantamiento de Chiapas provocaría a fortiori una retirada masiva de los inversores internacionales, lo que desestabilizaría aún más a un gobierno muy dividido (el PRI, Partido Revolucionario Institucional). Estados Unidos, que comparte una frontera de 3.000 kilómetros, está decidido a evitar tal desenlace: los costes políticos y financieros de una inmigración masiva en Estados Unidos serían inconmensurables con los 40.000 millones de dólares en garantías actualmente previstos.
Sin embargo, la mejora perceptible en los mercados el viernes deberá confirmarse en los próximos días y semanas si se quieren frenar las repercusiones de esta crisis financiera sobre el crecimiento de la economía real: la devaluación del peso y la duplicación de los tipos de interés ya están penalizando a muchas empresas. Es para apoyar este crecimiento vacilante (1,5% en 1995 frente al 4% previsto antes de la devaluación) por lo que el FMI concluirá dentro de unos días un acuerdo de crédito stand-by con Ciudad de México, y por lo que el Banco Interamericano de Desarrollo anunció el sábado un programa de desarrollo de 3.000 millones de dólares. En cuanto a los representantes del Grupo de los Siete, se reunirán en Ottawa los días 23 y 24 de enero para intentar extraer las lecciones de la crisis mexicana.
Rescates financieros durante la recesión de 2008-2009
Durante la crisis económica mundial de 2008-2009 se llevaron a cabo numerosos rescates financieros. En septiembre de 2008, las principales empresas de servicios financieros estadounidenses se hundieron. En respuesta, los bancos centrales inyectaron varios billones de dólares de liquidez en el sistema financiero. El gobierno estadounidense también introdujo políticas fiscales destinadas a rescatar a la alicaída economía estadounidense. Se trata de la mayor desaceleración económica de Estados Unidos desde la Gran Depresión de los años treinta. Véase una descripción sobre recesión económica.
El gobierno canadiense y el Banco de Canadá también están respondiendo a la crisis financiera mundial con medidas que podrían calificarse de “rescate financiero”. Además de apoyar a sectores como los bancos y la industria automovilística, están tomando medidas dirigidas a la economía en su conjunto. Por ejemplo, el gobierno está renovando su apoyo al Banco de Desarrollo Empresarial de Canadá y a Export Development Canada. Por su parte, el Banco de Canadá está bajando su tipo de interés básico de más del 4% a menos del 1%. El efecto de estas medidas es reducir la carga de intereses de los hogares, las empresas y las administraciones públicas canadienses.
Críticas
Los detractores del rescate financiero argumentan que obstaculiza el proceso que el economista Joseph Schumpeter denomina “destrucción creativa”. La destrucción creativa sostiene el capitalismo estimulando a las empresas productivas y obligando a las menos competitivas a adaptarse o cerrar. Este proceso anima a las empresas ineficaces y al capital a trasladarse a otros sectores en los que pueden ofrecer un valor más tangible. El gobernador del Banco de Canadá, Stephen Poloz, ha descrito la destrucción creativa como un efecto inevitable del crecimiento de la economía digital canadiense.
Sin embargo, en las últimas décadas, los gobiernos han recurrido cada vez más a los rescates para hacer frente a posibles crisis financieras. Esto sugiere que el rescate financiero se está convirtiendo en una herramienta económica habitual, especialmente para las grandes empresas, instituciones y sectores. Véase su impacto en otras
empresas y, en general, una descripción sobre recesión.
Revisor de hechos: Mix
Algunos Aspectos sobre el Rescate Financiero
Un rescate financiero es el rescate de una entidad económica (“la entidad rescatada”) de una insolvencia, o bancarrota, en derecho (véase qué es, su concepto jurídico; y también su definición como “insolvency” o su significado como “bankruptcy”, en inglés) potencial o real, y el rescate es realizado por otra entidad económica (“el rescatador”).
Políticas de rescate financiero
Los rescatadores han utilizado diversas políticas de rescate. Tal vez las políticas más comunes son los préstamos directos o las garantías de préstamos de terceros (privados) a la entidad rescatada. Los préstamos directos suelen ser en condiciones favorables para la entidad rescatada. Se pueden proporcionar subsidios directos a la entidad rescatada.
Además, puede haber una relajación temporal de las regulaciones que restringen la contabilidad y/o el comportamiento de la entidad rescatada.
Alternativas al rescate financiero
La primera y más obvia alternativa a un rescate es evitar la intervención del gobierno y “dejar que el mercado funcione”. Según esta estricta alternativa orientada al mercado, en los Estados Unidos, la empresa insolvente estaría sujeta a la “quiebra del capítulo 7” y sería liquidada. Una situación similar existe en otros países.
Una segunda alternativa es adoptar políticas macroeconómicas generales. En una crisis sistémica, las políticas macroeconómicas convencionales deben probarse antes de cualquier rescate. Incluso si se adopta un rescate, debe complementarse con esas políticas.
Una tercera alternativa está disponible en los Estados Unidos como “bancarrota del capítulo 11” y en algunos otros países con otro nombre. La empresa pierde cierta autonomía pero sigue existiendo. La gran ventaja de esta alternativa, es que la empresa tiene un incentivo para salir de la protección de la quiebra; porque la quiebra, bancarrota, o insolvencia, en derecho (véase qué es, su concepto jurídico; y también su definición como “insolvency” o su significado como “bankruptcy”, en inglés) es costosa para la empresa (costos directos de los servicios jurídicos y de otro tipo, pérdida de clientes, condiciones desfavorables de los proveedores, etc.). Otra ventaja es que los contribuyentes no soportan ningún costo.
Revisor de hechos: Mix
En el Contexto de: Planificación
Véase una definición de plan de rescate decreciente en el diccionario y también más información relativa a plan de rescate decreciente. [rtbs name=”planes-y-planificacion”] [rtbs name=”politica-economica”]
Recursos
[rtbs name=”informes-jurídicos-y-sectoriales”][rtbs name=”quieres-escribir-tu-libro”]Véase También
- País tercero
- Crisis bancaria
- Crisis monetaria
- Crisis financiera
- Arquitectura financiera internacional
- Fondo Monetario Internacional (FMI)
- Condicionalidad del Fondo Monetario Internacional
- Vigilancia del Fondo Monetario Internacional
- Crisis de la deuda latinoamericana
- Prestamista de última instancia
bancarrota, economía de
derecho de quiebra, economía de la empresa y personal
crisis bancarias
Déficit Público
Fondo Monetario Internacional
fallo de mercado
Análisis de fusiones (Estados Unidos)
simulaciones de fusiones
fusiones, endógenas
riesgo moral
Eficiencia de Pareto
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