Este texto se ocupa de las consecuencias económicas de la Primera guerra Mundial. Todos los Estados estaban empobrecidos, pero todos los Estados habían contraído deudas con todos los demás Estados por la ayuda nacional en la guerra en la que eran aliados, y se habían impuesto fantásticas cargas de deuda a los vencidos. Aunque los Estados Unidos, en las últimas etapas de la guerra, habían sido antagonistas de Alemania y habían sufrido menos que cualquier estado europeo afectado, las municiones estadounidenses habían sido suministradas a precios exagerados a todos sus aliados, y Europa estaba ahora muy endeudada con América. El colapso monetario llegó primero a Rusia. Allí fue fomentado y acogido por el gobierno comunista. Se imprimieron rublos sin freno, y el cambio bajó y los precios subieron hasta que un huevo o una manzana se vendieron por 10.000 rublos y el campesino ya no tenía ningún aliciente para atesorar o trabajar para atesorar. La intención de los comunistas más estrictos era abolir toda compra y venta libre. El dinero debía carecer de valor. Las experiencias monetarias de Alemania fueron extremas, y dan el proceso general en su forma más completa. Incapaz de recaudar suficiente dinero por medio de los impuestos para hacer frente a sus obligaciones exteriores y a sus necesidades internas, el gobierno recurrió a la impresión de dinero. A medida que aumentaba la cantidad de marcos en circulación, el coste de la administración y el precio de las divisas necesarias para los pagos de reparación aumentaban, lo que obligó a recurrir de nuevo a la impresión de más dinero. En enero de 1923, el dólar, que a la par valía cinco marcos de oro, se había revalorizado hasta 7,260. Luego se produjo un rápido colapso. En febrero valía 21.210 marcos de papel. En julio superó el millón de marcos. A finales de año, valía 4.000 millones de marcos. Los efectos sociales de este fantástico cambio de dinero fiable a papel sin valor fueron profundos. Toda la clase de personas que vivían de inversiones con interés fijo, los jubilados, las viudas y los huérfanos con rentas vitalicias, etc., se vieron empobrecidos y abocados a los más abyectos expedientes para vivir; todas las actividades científicas, literarias y educativas que dependían de las dotaciones se detuvieron.