Este texto se ocupa del establecimiento, como equivalente, en algunos casos, a una unidad productora de bienes o servicios (como fábricas, talleres, hoteles). La palabra establecimiento (que en algunos pocos casos puede confundirse con «asentamiento») es un término que engloba diversos conceptos. Por ejemplo, la palabra se refiere al lugar geográfico donde una persona decide establecerse. Por ejemplo, un Convenio Europeo de Establecimiento facilita la entrada en el territorio de los firmantes del Convenio para una estancia temporal que les permite circular libremente. Se han celebrado convenios bilaterales con este fin. La palabra también se utiliza para designar una acción por la que una o varias personas se comprometen, definen una situación u organizan una actividad. Se refiere a la redacción de un contrato o una carta, a la elaboración de un plan de acción o a la redacción de un testamento o un inventario. Sin embargo, la palabra también se refiere a una entidad estructural a la que su(s) fundador(es) ha(n) decidido dedicar un tipo de actividad, especialmente en el ámbito económico o artístico, religioso, profesional o incluso educativo (instituciones sanitarias, escuelas o universidades, establecimientos industriales o comerciales). Esta noción es independiente del sector en el que los gestores del establecimiento consiguen el objetivo para el que fue creado.