Este texto se ocupa de la Eliminación de residuos. Desde el año 2010 en adelante, los académicos que se dedican a los estudios sobre el descarte -un colectivo interdisciplinario de geógrafos, antropólogos, estudiosos de las humanidades y otros- se han preocupado principalmente por la vida social de los descartes de residuos. Las teorías antropológicas sobre los residuos han contribuido a dar forma al debate sobre cómo pensar, hablar y reaccionar ante los residuos. A medida que el plástico, los metales pesados y los contaminantes químicos circulan por los cuerpos humanos, los océanos y las cadenas alimentarias, los estudios sobre los desechos han retomado las ideas antropológicas de los años sesenta y setenta. Parte de la literatura sostuvo que los residuos, la suciedad y la contaminación son el producto de clasificaciones sociales que hacen que ciertos objetos, personas e ideas sean externos o estén fuera del ámbito de las relaciones sociales. Términos como desechos, desperdicios y basura a menudo llevan consigo una connotación coloquial de ser desordenado, sucio, repugnante o contaminante. No obstante, la teorización de los desechos o los descartes como “materia fuera de lugar” ha sido criticada por su preocupación “por proyectar valor social en los objetos e invertir poder en ellos” a expensas de ignorar la contaminación ambiental resultante de los tipos contemporáneos de desechos, como la basura electrónica. Sobre la base de estas críticas, los estudios sobre el descarte se centran en las diversas formas en que los seres humanos y no humanos son cada vez más dependientes de los residuos y se ven afectados por ellos.