Bajo el lema “Salud para todos para el año 2000″, la OMS y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) se propusieron llevar a la práctica su visión de la mejora de la salud. [rtbs name=”derecho-a-la-salud”] Se enfrentaron a varios retos críticos. Entre ellos figuraban la definición de la atención primaria de salud (APS) y su puesta en práctica, la elaboración de marcos para traducir la equidad en acciones, la experiencia tanto del potencial como de las limitaciones de la participación comunitaria para ayudar a lograr la definición de salud de la OMS, y la búsqueda de la financiación necesaria para apoyar la transformación de los sistemas de salud. Estos desafíos fueron asumidos por programas mundiales, nacionales y de organizaciones no gubernamentales en un esfuerzo por equilibrar la visión de la APS con las realidades de la prestación de servicios de salud. La implementación de estos programas tuvo diversos grados de éxito y fracaso. En el futuro, la APS deberá abordar preocupaciones críticas, la primera de las cuales es cómo abordar los apremiantes problemas de salud de principios del siglo XXI, incluidos el cambio climático, el control de las enfermedades no transmisibles, las emergencias sanitarias mundiales y el costo y la eficacia de la ayuda humanitaria a la luz de los crecientes disturbios violentos y las cuestiones relacionadas con la gobernanza mundial. El segundo es cómo la APS influirá en las políticas que surjan de la comprensión cada vez mayor de que las intervenciones sanitarias deben llevarse a cabo en un contexto de complejidad y no como soluciones lineales y previsibles.