La constitución política de Austria-Hungría se produjo tras la exclusión de los emperadores austriacos de sus zonas tradicionales de influencia: Italia (1860) y Alemania (1866). El plan de Francisco José I era fortalecer su posición involucrando a la élite húngara en el poder. Este compromiso fue aceptado por la nobleza húngara porque perpetuaba la mayoría de sus privilegios feudales establecidos por la Bula de Oro del rey Andrés II en 1222. En 1867, Francisco José, ya emperador de Austria, fue coronado rey de Hungría en Budapest. Autócrata conservador pero pragmático, se apoyó en los factores de cohesión de la monarquía y su burocracia, la Iglesia católica, la aristocracia y el ejército. Su sobrino nieto le sucedió en 1916 como Carlos I de Austria y Carlos IV de Hungría. El Imperio de los Habsburgo se convierte así en una «monarquía dual», término reservado a Austria-Hungría. El águila bicéfala, un símbolo anterior a la Constitución, encajaba perfectamente. En 1908-1909, pese a las vehementes protestas de Serbia y una larga crisis internacional, el Imperio austrohúngaro se anexionó las dos provincias. Tras la crisis, Serbia prometió no permitir que se llevaran actividades subversivas en su territorio. El 28 de junio de 1914, en Sarajevo, capital de Bosnia, provincia del Imperio austrohúngaro, un serbo-bosnio de diecinueve años, Gavrilo Princip, disparó contra el archiduque Francisco Fernando, heredero del trono austríaco, y contra su esposa, la duquesa de Hohenberg, causándoles la muerte. Fue la chispa de la Gran Guerra.