Las universidades europeas se remontan a la fundación de la Universidad de Bolonia en 1088 o la Universidad de París (c. 1150-70). En los siglos XIX y XX, las universidades europeas se concentraron en la ciencia y la investigación, y sus estructuras y filosofías han dado forma a la universidad contemporánea. Las universidades medievales originales surgieron de las escuelas de la Iglesia Católica Romana. Sus objetivos eran la formación de profesionales, la investigación científica, la mejora de la sociedad y la enseñanza del pensamiento crítico y la investigación. Las influencias externas, como el humanismo renacentista (hacia mediados del siglo XIV), el descubrimiento del Nuevo Mundo (1492), la Reforma Protestante (1517), el Siglo de las Luces (siglo XVIII) y la recurrencia de la revolución política, potenciaron la importancia de los derechos humanos y el derecho internacional en los planes de estudio universitarios. La Escuela Politécnica francesa fue creada en 1794 por el matemático Gaspard Monge durante la Revolución, y se convirtió en una academia militar bajo Napoleón I en 1804. La universidad alemana -el modelo humboldtiano- se estableció más tarde en ese siglo y fue un modelo para Gran Bretaña. Un dilema social particular en Gran Bretaña, exacerbado por la mercantilización y la introducción de las tasas, es cómo evitar volver a una situación en la que las mejores universidades, que siguen manteniendo la «idea de la universidad» tradicional, son el coto de los privilegios sociales. ¿Qué políticas deberían aplicarse para preservar el acceso democrático a la mejor educación superior y para adecuar el talento individual a las oportunidades intelectuales?