Este texto se ocupa del buen samaritano, que abarca aspectos del derecho penal, o la doctrina en Derecho Marítimo, por ejemplo. Es en este caso una doctrina del derecho común según el cual: Una persona que asume voluntariamente un deber por otro y luego incumple ese deber beomes responsable ante quien se lesiona como resultado de la violación. Una estrategia prometedora consiste en combinar los relatos tradicionales para “tapar las lagunas” descritas. Un punto de vista que persigue esta estrategia es el samaritanismo de Wellman, que combina elementos del juego limpio y de la tradición del deber natural. En lugar de un deber natural rawlsiano de apoyar instituciones justas, Wellman se basa en el deber natural de ayudar a otros en peligro (de ahí el nombre de “samaritanismo”). La idea es la siguiente: todos tenemos el deber natural de ayudar a otros en peligro cuando no es irrazonablemente costoso hacerlo. En consecuencia, si obedecer un conjunto de leyes no es irrazonablemente costoso y ayuda a aliviar a otros del peligro (por ejemplo, los peligros del estado de naturaleza), entonces sería moralmente incorrecto que no lo hiciéramos a causa de nuestro deber samaritano, incluso cuando no sea independientemente moralmente incorrecto realizar la conducta prohibida en sí misma. Sin embargo, dado que todos tenemos este deber samaritano, es por tanto injusto que uno se niegue a soportar esta carga de obedecer que otros han soportado al cumplirlo. Uno estaría aprovechándose del esfuerzo de los demás. Por lo tanto, es moralmente injusto que uno desobedezca las leyes en cuestión, incluso si su desobediencia no tiene ningún efecto discernible de socavar la institución en cuestión. Varios autores afirman que cada ciudadano tiene el deber de obedecer la ley como parte que le corresponde de la tarea política colectiva.