El entorno empresarial externo está formado por los sectores económico, político y jurídico, demográfico, social, competitivo, global y tecnológico. El entorno empresarial ayuda a identificar las oportunidades de negocio, aprovechar los recursos útiles, ayuda a la planificación y mejora el rendimiento general, el crecimiento y la rentabilidad de la empresa. Hay varios tipos de entorno empresarial, como el microentorno y el macroentorno. Los directivos deben entender cómo está cambiando el entorno y el impacto de esos cambios en la empresa. Cuando la actividad económica es fuerte, las tasas de desempleo son bajas y los niveles de ingresos aumentan. El entorno político está determinado por el grado de intervención del gobierno en los asuntos empresariales, los tipos de leyes que aprueba para regular las empresas nacionales y extranjeras, y la estabilidad política general de un gobierno. La demografía, o el estudio de las estadísticas vitales de las personas, está en el centro de muchas decisiones empresariales. Las empresas de hoy en día tienen que lidiar con las preferencias únicas de las diferentes generaciones, cada una de las cuales requiere diferentes enfoques de marketing y diferentes bienes y servicios. La población es cada vez más diversa: en la actualidad, por ejemplo, las minorías representan más del 38% de la población total de Estados Unidos, y esa cifra seguirá aumentando en las próximas décadas. El poder adquisitivo de las minorías también ha aumentado significativamente, y las empresas están desarrollando productos y campañas de marketing dirigidas a diferentes grupos étnicos. Los factores sociales -nuestras actitudes, valores y estilos de vida- influyen en qué, cómo, dónde y cuándo se compran los productos. Son difíciles de predecir, definir y medir porque pueden ser muy subjetivos. También cambian a medida que las personas pasan por diferentes etapas de la vida.