Movimiento Antiglobalización
El espectacular crecimiento de la intensidad, el alcance y la visibilidad de la globalización (entendida aquí como la creciente interconexión de individuos, grupos, empresas y países) desde 1990 ha ido acompañado de un crecimiento paralelo de la antiglobalización, un término amplio utilizado para caracterizar un debate público sobre la configuración, la ralentización o el rechazo de la globalización. Impulsado por el crecimiento de la integración económica internacional y de los acuerdos institucionales internacionales, así como por la difusión de redes cada vez más densas de comunicaciones globales, desde la década de 1990 ha surgido un debate en torno a las preocupaciones sobre los beneficios distributivos de la globalización, la conveniencia y el impacto de los diferentes tipos de políticas, y la naturaleza y representatividad de las instituciones políticas que deciden sobre cuestiones de política global. La cara pública de este debate ha sido notable por el papel de alto perfil de los actores no estatales y por su enfoque en las deficiencias percibidas en los sistemas actuales de gobernanza global. El éxito del movimiento -y en particular de su corriente reformista- en la consecución del cambio se ha visto favorecido en gran medida por el multilateralismo del actual sistema internacional. Ha proporcionado enfoque y coherencia a grupos que de otro modo serían dispares y ha permitido pequeños avances en los intentos de crear una forma más equilibrada de gobernanza internacional.