Lamotte está en contacto con Pasteur, que conoce sus trabajos y se inspira en ellos. La competencia entre ambos fue feroz, pero la fama de Pasteur no debe ocultar el hecho de que Lamotte fue el verdadero descubridor de un proceso que no había dejado de mejorar desde 1850. Pasteur reconocería mucho más tarde lo que le debía a Lamotte, y también a Appert (el primero en demostrar que el tratamiento térmico permitía conservar los alimentos durante mucho tiempo), trabajos que no mencionó en su solicitud de patente. También hay que tener en cuenta que otros inventores de procesos similares estaban activos en la misma época, que fue muy poco antes de que se descubriera la importancia de los microorganismos en el deterioro y la infección de los alimentos, y la forma -incluido el calentamiento- de deshacerse de ellos. La competencia puede explicarse por lo mucho que estaba en juego.