Es el proceso por el cual la calidad de la Tierra empeora y sus valiosos elementos naturales son despojados a través del uso excesivo, la sequía o la fertilización inadecuada. La degradación del suelo es la pérdida de la calidad o productividad del suelo que suele ser el resultado de actividades humanas, como las prácticas agrícolas, la deforestación, la minería, la eliminación de residuos y los vertidos químicos. La degradación se atribuye a los cambios en el estado de los nutrientes del suelo, la biota, la pérdida de materia orgánica, el deterioro de la estructura del suelo y la toxicidad debida a la acumulación de materiales naturales o antropogénicos (hechos por el hombre). Los efectos de la degradación del suelo incluyen la pérdida de productividad agrícola, los impactos negativos sobre el medio ambiente y la estabilidad económica, y la explotación de tierras marginales o vírgenes. La erosión eólica del suelo desprotegido puede inducir el desarrollo de condiciones similares a las del desierto (desertificación). Es evidente que este proceso estuvo implicado en la desaparición de varias civilizaciones antiguas, como las culturas Harappan (India occidental), Mesopotámica (Asia occidental) y Maya (América Central). La desertificación sigue siendo un problema en África, Kazajistán, Uzbekistán y el norte de China. La degradación del suelo puede afectar no sólo al clima regional, sino también al global.