Este texto se ocupa del ayuno intermitente. El ayuno intermitente consiste en no comer durante un periodo de tiempo cada día o semana. Nestros cuerpos han evolucionado para poder pasar sin comer durante muchas horas, o incluso varios días o más. En la prehistoria, antes de que los humanos aprendieran a cultivar, eran cazadores y recolectores que evolucionaron para sobrevivir -y prosperar- durante largos períodos sin comer. Tenían que hacerlo: La caza y la recolección de frutos secos y bayas requerían mucho tiempo y energía. Incluso en los años 70 era más fácil mantener un peso saludable. No había ordenadores y los programas de televisión se apagaban a las 11 de la noche; la gente dejaba de comer porque se iba a la cama. Las raciones eran mucho más pequeñas. Más gente trabajaba y jugaba al aire libre y, en general, hacía más ejercicio. Hoy en día, la televisión, Internet y otros entretenimientos están disponibles las 24 horas del día. Permanecemos despiertos durante más horas para ver nuestros programas favoritos, jugar y chatear en línea. Estamos sentados y picando todo el día. Incluso un único intervalo de ayuno en los seres humanos (por ejemplo, durante la noche) puede reducir las concentraciones basales de muchos biomarcadores metabólicos asociados a enfermedades crónicas, como la insulina y la glucosa, dice la literatura. Por ejemplo, los pacientes deben ayunar entre 8 y 12 horas antes de las extracciones de sangre para alcanzar niveles de ayuno estables para muchos sustratos metabólicos y hormonas. Una cuestión clínica y científica importante es si la adopción de un régimen de ayuno intermitente regular es una estrategia poblacional viable y sostenible para promover la salud metabólica. Además, se necesitan investigaciones clínicas controladas y con la potencia adecuada para comprobar si los regímenes de ayuno intermitente pueden complementar o sustituir a la restricción energética y, en ese caso, si pueden facilitar las mejoras metabólicas a largo plazo y el control del peso corporal. Los puntos del resumen están respaldados por la evidencia actual.
Nota: Este texto se ha elaborado teniendo en cuenta algunos trabajos científicos publicados en revistas reconocidas, y con la revisión de dos doctores nutricionistas.